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domingo, 6 de agosto de 2023

Rumbo a las Paso. Gestos que no dicen nada… @dealgunamaneraok...

 Rumbo a las Paso. Gestos que no dicen nada…


En ropa de combate. Patricia Bullrich. Dibujo: Pablo Temes.

Llega a su fin una campaña devaluada, en la que ya nada sorprende. Unos ignoran la realidad, otros privilegian la pelea fratricida.

© Escrito por Nelson Castro el sábado 05/06/2023 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

“No puedo pagar la luz”. El testimonio de un habitante del Conurbano Bonaerense que muestra ante las cámaras de televisión la factura que lo ha dejado estremecido se reproduce por miles. También entre los comerciantes de distintos puntos de la Ciudad de Buenos Aires. 

Algunos de ellos piensan en cerrar. En contraposición a esta realidad indiscutible y dura las mismas pantallas traen la palabra de la inefable portavoz presidencial Gabriela Cerruti, negando que ello sea así. Una vez más, kirchnerismo puro. Aquí no pasa ni ha pasado nada.

En esa misma dimensión cabalga la campaña de Sergio Massa. El candidato habla como si el ministro de Economía y el Gobierno fueran de otro. Por eso, evita al máximo posible su contacto con periodistas que no le responden. Cuando eso ocurre, la insustancialidad de sus respuestas queda expuesta sin tapujos y su malhumor se hace indisimulable. Se enoja y, entonces, a quien le formula preguntas y repregunta con agudez y fundamentos, lo único que atina a decirle es que le está faltando respeto. Es lo que pasó en Córdoba el jueves pasado. Vale la pena recordarle al ministro-candidato que el enojo, es algo propio de los necios. 

Es cada vez más difícil hacer encajar la realidad en el relato. No hay peor ciego que el que no quiere ver.   

Mientras tanto, el deterioro de la situación económica no se detiene. La euforia del anuncio del nuevo acuerdo con el Fondo Monetario Internacional tuvo la duración y el efecto de un leve suspiro. No cambió nada. En el Gobierno viven día a día o, mejor dicho, hora a hora. Nada se puede planificar en este torbellino de impericia. Nada se puede prever. El dólar blue sigue imparable. Ya nadie tiene dudas de que seguirá en ascenso hasta las elecciones. El cepo a las importaciones y la falta de reservas del Banco Central dan testimonio en ese sentido. No hay “¡Ah, pero Macri!” que alcance a parar esta debacle. Lo único a lo que recurre el Gobierno es a estrangular aún más el cepo con el consecuente aumento de las dificultades para la importación de insumos que son esenciales para el aparato productivo. Aún así, el Presidente y el gobernador de la provincia de Buenos Aires se solazan hablando de cifras de un crecimiento económico que nadie ve. Otra vez, ¡kirchnerismo puro!  

Un condimento extra alimenta la incertidumbre política. La cantidad de encuestas que pululan entre los diferentes candidatos no sorprende por la polarización entre los competidores, sino por arrojar resultados muy dispares entre sí con diferencias que, en algunos casos, llegan a los 10 puntos. Otro dato que abona la falta de certezas: en las elecciones provinciales que ya se han celebrado con un cronograma diferente del nacional hubo hasta el momento, más de un millón de votos en blanco y un aumento exponencial del ausentismo. La gente no está yendo a votar.   

En el oficialismo temen que un resultado que lo deje relegado al tercer puesto o una derrota contundente, dispare una incontenible inestabilidad política, económica y social derivada de la falta de poder real hasta las elecciones generales. Sergio Massa ya ha tomado nota de esta posibilidad y se prepara para cubrir cualquier escenario. Puertas adentro se sigue quejando por el fogoneo a la candidatura de Juan Grabois, que distintos sectores estimulan a modo de fuego amigo. El tigrense está convencido de que Máximo Kirchner y su madre, la vicepresidenta en funciones, están a la cabeza de ese movimiento. La explicación es sencilla: el relato no puede claudicar y la figura del actual ministro de Economía no puede crecer lo suficiente como para acumular un poder tal que le permita borrar de un plumazo lo que queda de kirchnerismo duro. CFK es experta en los juegos de poder y sabe que Sergio Massa no es confiable para su futuro inmediato. En este contexto, todo puede suceder. Incluso lo impensado: parece una burla del destino, pero el principal candidato presidencial de Unión por la Patria aún no pudo hacer pie con un acto en La Matanza, bastión histórico del peronismo en general y del kirchnerismo en particular. Sucede allí algo muy particular.

Una campaña sin sorpresas


En el Movimiento Evita perciben cierta inclinación del ministro por el intendente Fernando Espinoza, quien deberá competir en la interna municipal con Patricia Cubría, esposa de Emilio Pérsico, líder del movimiento. Massa prefiere no correr riesgos y dejar que Axel Kicillof siga negociando para llegar a buen puerto. La otra razón por la cual el candidato oficialista no hace pie en lo más profundo del Conurbano es la propia realidad: con base en datos oficiales se estimó que la pobreza fue en el primer trimestre de este año de 38,7%. Prácticamente 4 puntos porcentuales más arriba con relación al mismo período de 2022 (34,3%). Peor aún, cerca de 100 mil chicos cayeron en la indigencia en un año. 

“En la Argentina no hay hambre”, había dicho sin inmutarse unos días atrás la vocera presidencial quien, además minimizó el impacto  de la pobreza en los niños. Más de lo mismo. Es cada vez más difícil hacer encajar la realidad en el relato. No hay peor ciego que el que no quiere ver. 

Dentro de No tan Juntos por el Cambio no existe la paz. La ex orgullosamente bonaerense María Eugenia Vidal lo sabe muy bien. Apenas se pronunció públicamente a favor de Horacio Rodríguez Larreta, una catarata de críticas de sus correligionarios le cayó encima. Uno de los más vehementes fue el diputado nacional 
Cristian Ritondo, quien aseguró que la exgobernadora le había dicho que se mantendría neutral. Ritondo fue ministro de Seguridad en el gobierno de Vidal, pero parece que la ferocidad de la interna está por sobre los vínculos y las lealtades. Es tiempo de pronunciamientos. Al menos eso creen en la coalición opositora. Jorge Macri le venía pidiendo un gesto inequívoco a HRL, y ahora Patricia Bullrich hace lo propio con Mauricio Macri. ¿Es acaso más importante forzar una declaración de un “compañero de equipo” que salir a buscar con propuestas y sentido común el apoyo de los votantes? 

Ya nada sorprende en una campaña devaluada y llena de gestos que no dicen nada.
 



   

domingo, 16 de abril de 2023

Mala Dirigencia. Vivir de espaldas… @dealgunamaneraok...

 Mala Dirigencia. Vivir de espaldas… 


Migraña Larretiana. Dibujo: Pablo Temes.


Quienes deben sacar al país del estancamiento no reaccionan. 

© Escrito por Nelson Castro el sábado 15/04/2023 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argentina.   

Desde la recuperación de la democracia, la Argentina vivió la mayor parte del tiempo bajo el azote de la inflación. Este mal que complica y deteriora la vida de la gente se ha instalado a la manera de una enfermedad crónica que desnuda los males del país. Males que tienen en la dirigencia política una causa fundamental. Desde 1983 a la fecha se han sucedido en el poder diferentes enfoques ideológicos.

El denominador común es que todos fracasaron. Fracasó el Plan Austral. Fracasó el Plan Primavera que desembocó en la hiperinflación que acabó con el gobierno de Raúl Alfonsín. La Convertibilidad engendró una bomba de tiempo que le explotó al gobierno de Fernando de la Rúa dando paso a la brutal crisis de 2001/2002.

La compleja matriz económica de la Argentina representa un desafío al que la dirigencia vernácula no le ha encontrado la solución. El 7,7% de inflación de marzo es una muestra más de ello que sorprendió incluso al propio gobierno que no esperaba semejante escalada. Cuando se escucha la banalidad de los argumentos que esgrime el oficialismo para explicar las causas de tamaño descalabro, se entiende perfectamente el porqué de esta dramática realidad, que hace cada día más cuesta arriba la vida de la ciudadanía.

En caso de ser gobierno, la oposición no tiene margen para repetir errores.

A través de la inefable portavoz presidencial, Gabriela Cerruti se la atribuyó a la guerra en Ucrania y a la sequía. Basta recordar que, a pesar del impacto mundial de esa guerra, la inmensa mayoría de países tienen niveles bajísimos de inflación que, por otra parte, han comenzado a descender. Lo mismo vale para la sequía.

Esta inflación que a lo largo de los últimos cuarenta años ha afectado a la economía tiene una consecuencia palpable y dolorosa: el aumento de la pobreza. La Argentina de hoy muestra niveles de pobreza y de miseria muy superiores a los que tenía hace 40 años. Y lo notable es que la dirigencia no se hace cargo de ello. Y el problema es que esto va socavando los parámetros de la vida en democracia. No es lo mismo gobernar un país en el que la pobreza es mínima, a hacerlo en otro en que los niveles de pobreza se acercan al 50% con un fuerte componente estructural.

Estamos asistiendo al fiasco más estrepitoso que ha experimentado el peronismo desde 1983 a la fecha. El humo de Sergio Massa se va adelgazando a medida que la improvisación va haciendo sentir sus consecuencias. Las medidas que va ensayando tienen cada vez menos efectos. El dólar soja 3, precios justos, recompra de deuda, dispensas del Fondo Monetario Internacional, ayuda del gobierno de los Estados Unidos, ayuda del mundo árabe, ayuda de China y un largo etcétera han terminado en un chasco. Vale decir que nos vendió el cuento del salvador utilizando las mismas recetas perimidas del pasado.

Nada da resultados. Y esto no debería sorprender a nadie. Un gobierno dividido y lleno de contradicciones internas no puede generar sino incertidumbre y desconfianza. Un gobierno con exponentes de la talla de Aníbal Fernández o el secretario de Comercio Interior Matías Tombolini, no tiene posibilidades ni capacidad de evitar el colapso. El primero, no tuvo mejor idea que apelar a la extorsión para dar su veredicto en materia de inseguridad.


Claudicación kirchnerista


“Si gana Juntos por el Cambio, las calles estarán regadas de sangre y muertos”. ¿Y cómo están ahora? El segundo, al igual que la portavoz, le echó la culpa de la inflación a la sequía y agregó a los formadores de precios. Otra vez sopa, con funcionarios de una intrascendencia e incapacidad alarmante.

Atención: esto debería también ser tenido muy en cuenta por los líderes de No Tan Juntos por el Cambio, atrapados hoy en una pelea anacrónica por candidaturas que, como consecuencia, los aleja de la agenda de la sociedad. En el hoy de la oposición escasea la certidumbre y abunda la duda, algo que, con todas las letras, expresó el mundo empresarial que se dio cita para escuchar a Mauricio Macri el jueves pasado, durante el almuerzo organizado por el Consejo Interamericano del Comercio y la Producción (CICyP).

Un hombre de negocios que prefirió mantener en reserva su nombre expresó su desconcierto: “Salvo muy pocas excepciones, no veo las herramientas necesarias para atacar los problemas que tienen al país contra las cuerdas. Hay discursos políticos y decisión de los líderes opositores, pero cuando te juntás con quienes suenan para desempeñar cargos en Economía, o el Banco Central, notás que no pueden disimular el temor, la preocupación y hasta te diría, el espanto. Yo los entiendo, pero eso no nos da ninguna seguridad”.

En caso de ser gobierno la oposición no tiene margen para repetir errores. El diagnóstico inicial debe ser certero, realista y crudo. Claro que para eso deben dejar atrás de una vez por todas las luchas de poder interno. Aunque se cansen de repetir que son contrapuntos normales dentro de una coalición, lo que ocurrió esta semana fue lisa y llanamente una brutal pelea por el poder.

Horacio Rodríguez Larreta comprendió que no puede esperar nada de Mauricio Macri y, de una vez por todas, decidió destetarse de su líder político para sostener su alianza con una parte del radicalismo. Aún queda mucho camino por recorrer y, si siguen viviendo de espaldas a la gente, nada bueno podremos esperar de los encargados de sacarnos de este estancamiento.



  

domingo, 26 de marzo de 2023

Ellos son la Patria... @dealgunamaneraok...

Ellos son la Patria…

El Cámpora. Dibujo: Pablo Temes.

El componente fascista del kirchnerismo sigue en su camino hacia el sueño alocado del poder total.

© Escrito por Nelson Castro y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argentina.

Si alguien se enoja, vamos a elecciones y es la sociedad la que define” dijo Máximo Kirchner el viernes pasado en medio de la marcha del operativo clamor que, con la excusa de una nueva conmemoración del “Día de la Memoria por la Verdad y la Justicia” organizó La Cámpora, a la que nada le importó el reclamo de Estela de Carlotto que no se utilizara el 24 con una finalidad electoralista. Nada, absolutamente nada le importó a la agrupación que ahora lidera Lucía Cámpora, sobrina nieta del expresidente Héctor J. Cámpora.

Esta afirmación del diputado Kirchner representa una claudicación respecto de la exigencia de la expresidenta en funciones de desplazar a Alberto Fernández y evitar una interna.

Los voceros de esta campaña son no sólo el hijo de la vicepresidenta, sino también Andrés “Cuervo” Larroque, quien una vez por semana concede reportajes en los medios K y los medios públicos transformados en algo más parecido a una topadora, para demoler la figura del primer mandatario.


De persistir en su actitud, el Presidente le habrá asestado un duro golpe a Cristina Fernández de Kirchner, quien está ejerciendo toda la presión que le es posible para que Alberto Fernández decline su postulación a la Presidencia. Su criatura política lo disfruta en silencio y se ilusiona con dejar sin opciones a su mentora. El enfrentamiento es total.


Todo lo que viene haciendo el Gobierno en materia económica es fallido. “Si tengo que devaluar, renuncio”, se supo que dijo el ministro de Economía en medio de las presiones para que así lo hiciera. Lo curioso es que hay devaluaciones todos los días. Y son devaluaciones que ocurren no solo del dólar blue sino también del dólar oficial. Forma parte del humo que vende Massa en su presumido papel de “salvador” del Gobierno. La realidad lo viene castigando duro.


La medida adoptada esta semana de obligar a los organismos públicos a pesificar sus bonos en dólares es un manotazo de ahogado. Se sabe que el ministro de Economía consultó la medida con CFK quien, obviamente, dio su visto bueno. Es una demostración que a la vicepresidenta –una jubilada vip que con su doble pensión de privilegio se lleva más de $ 9 millones– mide las cosas con doble vara. Nada que sorprenda.


Si esta medida hubiera sido tomada por la oposición, la jubilada vip hubiera castigado a ese eventual gobierno en palabras y acciones.

El país estaría incendiado. Para la colección personal de los vaivenes del ministro de Economía quedan sus declaraciones públicas de archivo: “Soy el único que puede ir a un centro de jubilados y mirarlos a los ojos”. Habría que avisarle que esto ya no sería así.


Haga lo que haga el Gobierno en materia económica dispone de un horizonte que no va más allá del corto plazo. Cortísimo. La palabra clave es confianza. La polémica medida fogoneada por Massa que incluyó la venta de títulos en dólares del Fondo de Garantía de Sustentabilidad de la Anses –nadie escuchó a Fernanda Raverta quejarse al respecto– es un ejemplo claro de que importa más el “quién” que el “qué” o el “cómo”.


Un economista que conoce al dedillo cómo piensan en el mercado lo describe así: “Técnicamente la medida no fue incorrecta si lo que se busca es estabilizar los dólares financieros. El problema es que nadie confía en los actores de este gobierno y todo lo que se haga genera falta de confianza. En este contexto los efectos positivos resultan efímeros. Con suerte se puede ganar un mes de tiempo” –sentenció.


Nada más se puede esperar de un gobierno quebrado desde su génesis y que hoy ya no oculta el descontrol de su mala praxis empujada por el todos contra todos. De arriba hacia abajo y viceversa. No hay gestión. El plan se resume drásticamente a aguantar.


Alberto Fernández está decidido a perturbar a CFK con su candidatura. Ésta vive azuzándolo y tratándolo de “pelotudo” en privado. Aníbal Fernández envió fuerzas federales a la Provincia y le mojó la oreja a su par de Seguridad Sergio Berni y al propio gobernador Axel Kicillof, quien teme que Nación descubra el descalabro y los negocios que pululan entre las fuerzas bonaerenses.


La ministra de Trabajo Kelly Olmos le asestó un duro golpe a Wado de Pedro luego de la discusión por el otorgamiento de una suma fija a los trabajadores. Le dijo a su par de Interior que mejor ponga la mirada sobre los sueldos que cobran los municipales de la Provincia de Buenos Aires: “Es el sector salarial más retrasado”. Teléfono para Kicillof.


Para aportar un nuevo disparate a este verdadero todos contra todos, la vocera presidencial Gabriela Cerruti, habló de “depurar” al periodismo y a la Justicia luego de los hechos sucedidos durante la dictadura militar. Entre los sinónimos más comunes de ese vocablo se encuentran: purificar, limpiar, eliminar. La portavoz con sus comentarios y deseos de “depuración” no hace más que confirmar el enorme componente fascista que anida en el corazón del kirchnerismo.


Son ellos o el enemigo. Ellos son los mejores. Ellos son la Patria. El resto, somos objetos prescindibles en el camino al sueño alocado del poder total. Una idea y una fijación inaceptables para todo país que pretenda vivir en libertad y en democracia.



   


martes, 20 de diciembre de 2022

La Scaloneta volvió y tuvo a Argentina a sus pies: las fotos de un día glorioso… @dealgunamaneraok...

 La Scaloneta volvió y tuvo a Argentina a sus pies: las fotos de un día glorioso…

Entre 5 y 6 millones de personas se congregaron a lo largo del recorrido, inicialmente diseñado sobre unos 70 kms. Empezó lento en Ezeiza y finalizó en helicópteros. Buenos Aires fue una fiesta como nunca antes se vio.

© Publicado el martes 20/12/2022 por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argentina. 

Lionel Messi y la selección argentina campeona del mundo pasearon por aire y tierra sobre la Ciudad de Buenos Aires y alrededores para celebrar su título mundial con millones de hinchas. El momento culmine, esperado por millones, fue cuando la Scaloneta sobrevoló el Obelisco en helicópteros.

 

"Los Campeones del Mundo están sobrevolando todo el recorrido en helicópteros porque se hizo imposible seguir por tierra ante la explosión de alegría popular. Sigamos celebrando en paz y mostrándoles nuestro amor y admiración", escribió Gabriela Cerruti, portavoz de la Presidencia, en su cuenta Twitter.


La caravana había partido poco antes del mediodía desde el predio de la Asociación de Fútbol Argentino (AFA), en Ezeiza, y se proponía llegar al céntrico Obelisco, en la avenida 9 de Julio, epicentro natural de las celebraciones.

Pero después de casi cinco horas de muy lento recorrido, los jugadores con la Copa del Mundo tuvieron que renunciar a ese objetivo y subir a los helicópteros con los que sobrevolaron la ciudad.


"No nos dejan llegar a saludar a toda la gente que estaba en el Obelisco, los mismos organismos de Seguridad que nos escoltaban, no nos permiten avanzar. Mil disculpas en nombre de todos los jugadores Campeones. Una pena", escribió en Twitter Claudio 'Chiqui' Tapia, presidente de la AFA y que acompañó a los futbolistas.

 

Apenas se supo que los jugadores volarían en helicóptero, miles de personas que esperaban en el centro de Buenos Aires corrieron hacia la Plaza de Mayo pensando que aterrizarían allí para asomarse desde el balcón de la Casa Rosada, sede de la presidencia.

Pero el recorrido finalmente fue solo aéreo y ya los jugadores regresaron al predio de la AFA, su lugar habitual de concentración.

Un día inolvidable, que dejó imágenes para la historia