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domingo, 2 de abril de 2017

“Se cambió el eje de la cuestión Malvinas”… @dealgunamanera...

“Se cambió el eje de la cuestión Malvinas”…

Edgardo Esteban, periodista y Ex Combatiente de Malvinas. Foto: Edgardo Esteban, periodista y Ex Combatiente de Malvinas. Foto: http://www.laimposible.org.ar.

Edgardo Esteban advierte sobre el giro que se produjo durante la gestión de Mauricio Macri. En un nuevo aniversario del desembarco en las islas, el periodista y ex combatiente explicó que “vuelve esta idea castrense de reivindicación de la ‘gesta’ como relato único”. Remarcó que, además, “se perdió la idea de que Malvinas era parte de América latina”.


© Escrito por Fernando Cibeira el domingo 02/04/2017 y publicado por el Diario Página/12 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Audio de Edgardo Esteban.


En su condición de ex combatiente de Malvinas y periodista, a Edgardo Esteban le toca vivir hoy un 2 de abril diferente a los acostumbrados en años anteriores. Hoy, el presidente Mauricio Macri recibirá sólo a algunas agrupaciones de ex combatientes y de familiares, entre los que están quienes escracharon al premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel, a la madre de Plaza de Mayo Nora Cortiñas y al referente del Centro de Ex Combatientes de La Plata Ernesto Alonso a la vuelta de su reciente viaje a las islas Malvinas. En cambio, los sectores nucleados en la Mesa de Coincidencia de Malvinas –a la que pertenece– no fueron invitados y realizarán su propia actividad hoy a las 15.30 en la Plaza de Mayo. “La verdad que sorprende que esta gente que hace pocos días agredió e insultó a Pérez Esquivel y a Nora Cortiñas hoy sean recibidos en Olivos. Está claro que eso poco les importa y poco les interesa”, sostiene.

–¿En qué contexto se conmemorará este 2 de abril?
–Es una fecha que nos moviliza, se cumplen 35 años del conflicto. El contexto es especial. Por un lado vuelve esta idea castrense de reivindicación de la “gesta” como relato único, que es algo que ya tuvimos durante muchos años, sin respetar las otras miradas ni las otras construcciones colectivas. El tema Malvinas no le pertenece a nadie, pero es una cuestión de pertenencia de todos los argentinos en función de lo que significa esa vivencia. Hay tantas miradas de Malvinas como de argentinos, pero ahora se vuelve a avanzar en esa construcción de la “gesta” y de los “héroes” y no se hace cargo de todo lo que se planteó desde la mirada humana, de los derechos humanos y la situación difícil que vivieron algunos soldados. Por otro lado, esa construcción colectiva que consiguió que se entendiera que Malvinas no era sólo un reclamo argentino sino de la Patria Grande, de los países de la región, también se bajó. Se cambió con este acuerdo de septiembre pasado que firmó la Cancillería con la cuestión de los vuelos a terceros países, con los vínculos de la investigación científica y de cuestiones comerciales, y se quitó un eje que no tendría que pasar por quien sea el gobierno que ejerza en el poder de turno sino que es una cuestión de Estado.

–Con respecto al primer punto que plantea, ¿en qué cuestiones se ve que hoy prevalece esa mirada que llama “castrense” antes que la más “humana” que proponen ustedes?
–Hoy el Presidente convoca directamente a un sector que tiene un mensaje de reivindicación castrense explícita con referentes que han tenido vínculos con la dictadura. Es como si estuviéramos todos en la misma bolsa. Ya no prevalece el perfil de quienes venimos marcando los casos de abusos de autoridad, de los que estaquearon a los soldados. Hay otro perfil. Ya lo marcó el desfile del año pasado por el 9 de Julio con Aldo Rico y los carapintadas. Todos estamos juntos, en el mismo contexto, sin que se hagan cargo del rol que tuvieron durante la dictadura. Para nosotros no somos todos iguales. Hay gente que no dio explicación y hay denuncias en la Justicia por esos abusos. 

–¿Esas denuncias se siguen investigando?
–Sí, siguen. A pesar de que la Corte Suprema planteó la prescripción porque no eran delitos de lesa humanidad hay un requerimiento en la Corte Interamericana de Derechos Humanos con relación a esto. 

–¿Ustedes qué actitud van a tomar frente a esta nueva política del Gobierno?
–Seguir trabajando. Recientemente hicimos este viaje junto a la Comisión Provincial por la Memoria a Malvinas marcando nuestra posición respecto a los derechos humanos. También participamos del acto por el aniversario del 24 de Marzo en la Plaza de Mayo con un documento en el que quedó fijada nuestra posición respecto a las reivindicaciones históricas por Malvinas, pero fundamentalmente nuestra consigna que es Memoria, Verdad, Justicia y Soberanía. No olvidamos pero también reivindicamos a aquellos que actuaron en consecuencia con sus soldados. 

–¿Imaginaban que un sector podía manifestar un rechazo de ese tenor contra el viaje de la Comisión Provincial por la Memoria?
–Hay una situación de intolerancia que siempre existió. Yo siempre recibí mentiras, amenazas, insultos y ahora meten también a referentes como Pérez Esquivel o Nora Cortiñas. Puede que no estén de acuerdo con el viaje pero esto de ir a insultar a una Madre de Plaza de Mayo, decirle “hija de puta” a Nora Cortiñas, no puede ser parte de ninguna construcción colectiva. Es un tipo de violencia que resurge porque quieren volver a plantarse como el único relato y no permitir las distintas miradas. No voy a permitir que nos hagan callar sobre lo que hemos construido y sobre lo que sentimos que es la causa Malvinas. 

–¿Ese viaje cumplió el objetivo que se habían planteado? Pérez Esquivel y Cortiñas parecían un poco decepcionados por la poca recepción de los isleños.
–Los kelpers tienen buen trato, manejan bien la diplomacia, pero cuando uno quiere hablar de política, dialogar sobre lo que significan los derechos sobre Malvinas para los argentinos, ahí se ponen agresivos. La presencia de un referente como Pérez Esquivel sin dudas que le iba a provocar molestias porque saben que genera una repercusión a nivel internacional que a ellos no les gusta en función de lo que plantean en cuanto a su autodeterminación y a la situación tan especial de Malvinas, que es algo así como un paraíso fiscal. Yo estuve hace poco en Gibraltar, que es un territorio de siete kilómetros cuadrados donde viven 30 mil personas y el principal ingreso es el juego online, después recién vienen los barcos y el turismo. Todos los barcos que se ven amarrados en la Costa del Sol en España tienen bandera de Gibraltar. Hay en el medio una cuestión de dinero que se ve también en Malvinas donde por un lado hay una base militar desmesurada que llegó a tener un soldado por cada habitante y por el otro la cuestión de las regalías pesqueras que a los isleños les generó una ganancia de 150 mil millones de dólares desde 1983 hasta el 2015. Tienen la excusa de la autodeterminación pero ahí tienen todo el control marítimo de nuestra pesca, de la búsqueda de petróleo, de lo que significa a futuro la discusión de la Antártida. 

–Está la otra cuestión que planteaba, del abandono de la postura de mostrar Malvinas como un reclamo de la región. ¿En qué lo percibe?
–Mientras nosotros nos relajamos y permitimos que pasen cosas como que aterricen aviones militares británicos en Brasil o les damos la posibilidad de más vuelos a terceros países o que haya barcos brasileños o chilenos comprando los permisos para poder pescar en la zona de Malvinas, los kelpers siguen operando para llevar agua para su molino en lo que es el vínculo con el continente. Invitan a un ex presidente como el uruguayo Luis Lacalle, o a estudiante o a periodistas para hablar de los beneficios que tienen en las islas. En los últimos años se había planteado una política muy fuerte de integración, se veía un relato acerca de que Malvinas era parte de América Latina y no sólo de Argentina, y hoy se perdió. Hoy no se ve en los foros internacionales a nuestro país reclamando nuestro derechos soberano. Viajan comitivas oficiales al Reino Unido, se festeja el “Día del panqueque” como se hizo días atrás en la embajada argentina en Londres, buscando algún acercamiento cuando lo único importante es que alguna vez el Reino Unido se siente a dialogar de soberanía de Malvinas con Argentina como lo estableció una resolución de las Naciones Unidas hace más de 50 años. Eso este Gobierno lo olvidó, no le importa, no le interesa. Estamos regalando todo este tiempo de lucha y de construcción colectiva de algo que nos pertenece a todos los argentinos como parte de nuestra identidad. Acá puede haber grietas, pero la causa Malvinas, más allá de los matices, es el tema que nos une. Mirando hacia el futuro, todos esos recursos alimenticios y minerales que hay en nuestra plataforma marítima son fundamentales. 

–En el medio quedó el paso en falso de Macri asegurando que discutiría de soberanía con la primera ministra Theresa May. Ni siquiera se reunieron después.
–Hasta ese momento, Macri era un ídolo de los kelpers. Bastó que hablara de soberanía para que se le pusieran en contra, pero igual hacen distinciones. Si Cristina Kirchner compraba un helicóptero para las Fuerzas Armadas salía el Foreign Office a decidir que había que reforzar las defensas de las islas porque Argentina se preparaba para atacar. Ahora se está hablando de comprar armamento por dos mil millones de dólares y no hubo ni un comunicado del gobierno británico. Hay un vínculo y una construcción un tipo de alianza que es muy peligrosa, como eso que se dice sobre la posibilidad de una base norteamericana en el sur. Es muy peligroso relajarse en este tema porque estamos entregando cuestiones que tienen que ver con la soberanía.


domingo, 12 de abril de 2015

“Tenemos muchas diferencias pero vamos a avanzar”... @dealgunamanera

“Tenemos muchas diferencias pero vamos a avanzar”...


Histórico acercamiento de Cuba y Estados Unidos después de medio siglo de enfrentamientos. La frase de Raúl Castro resumió la actitud de amistad de su reunión con Barack Obama en la Cumbre de las Américas, la primera a la que asiste Cuba. Los dos mantuvieron que “hay diferencias”, pero que los países pueden hablar. El embargo y la inclusión de Cuba en la lista del terrorismo.

La palabra “histórico” fue de las más escuchadas durante estos días de Cumbre de las Américas, en Panamá. Pero es difícil encontrar una mejor manera de considerar el encuentro que Barack Obama y Raúl Castro mantuvieron ayer aquí, el primero en más de medio siglo entre un presidente de Estados Unidos y otro de Cuba, que sirvió para ratificar la normalización encarada en el vínculo bilateral. Con todo, ambos se encargaron de subrayar que eso no quiere decir que no sigan manteniendo diferencias en varios campos. “Hemos concluido que podemos concertar en un espíritu de respeto y civilidad.

Y, a lo largo del tiempo, juntos podremos dar vuelta la página e iniciar una nueva relación”, sostuvo Obama, con Castro sentado a su lado. “Es lo mismo que pensamos nosotros. Creo que todo se puede discutir y se hace con mutuo respeto a las ideas del otro”, avaló el presidente cubano.

El escenario del encuentro no tuvo nada de especial. Se hizo en uno de los austeros docks previstos por la organización de la cumbre para los encuentros bilaterales. Una silla de cada lado y una mesita redonda en el medio, con un florero con flores blancas como mudo testigo. El último encuentro por el estilo databa de 1958. Al otro año ganaba la revolución en Cuba, que en 1961 anunciaba su adhesión al socialismo y en 1962 era expulsada de la OEA.

“Obviamente hay profundas diferencias entre ambos gobiernos. Hablaremos sobre nuestras preocupaciones sobre democracia y derechos humanos, y ellos también hablarán de sus preocupaciones con respecto a la política estadounidense”, indicó ayer Obama. Con los traductores a un costado y sus colaboradores sentados a unos metros, los presidentes hablaron brevemente con la prensa. “No hay que hacerse ilusiones, tenemos muchas diferencias. La historia de nuestros países es complicada, pero estamos dispuestos a avanzar en la amistad de nuestros pueblos, en las reuniones que estamos llevando a cabo, abrir nuestras embajadas, visitarnos mutuamente”, consideró Raúl Castro.

El encuentro fue el corolario de un proceso que se inició en diciembre pasado cuando se anunció la reanudación del vínculo bilateral. Pocos días después, Panamá invitaba a Cuba a participar de la Cumbre de las Américas por primera vez en su historia. En la edición anterior, realizada tres años atrás en Cartagena de Indias, varios países habían advertido que no volverían a participar si no asistía Cuba. Desde diciembre, hubo tres reuniones de negociadores para avanzar en la normalización de la relación. Todavía falta mucho. Obama consideró ayer que espera que en algún momento puedan anunciar la apertura de la embajada estadounidense en La Habana y la cubana en Washington.

En los últimos días se trabajó en el bordado diplomático para llegar con éxito a la cumbre. Obama y Castro mantuvieron un diálogo telefónico el miércoles y sus encargados de Relaciones Exteriores, John Kerry y Bruno Rodríguez, se encontraron a la medianoche del jueves en Panamá, en un encuentro que ya de por sí era un hito. El cuidado continuó durante la sesión de ayer, donde ambos se refirieron muy respetuosamente al otro.

Sesión

Obama estuvo entre los primeros en hablar en la sesión de presidentes de la cumbre, realizada en el centro de convenciones Atlapa. Raúl Castro lo hizo inmediatamente después. El presidente norteamericano incluyó la normalización del vínculo con la isla como parte del “nuevo período” que prometió iniciar en su primera participación en estas cumbres a sólo tres meses de asumido, en 2009. “La idea es que Estados Unidos no será prisionero del pasado. Más que nada, miramos al futuro”, explicó. Esa intención de pasar por alto la pesada historia de intervenciones norteamericanas en la región fue criticada por varios presidentes, incluyendo Cristina Kirchner. Con todo, no podía ser de otra manera, la reanudación del vínculo de los dos países fue celebrada de manera unánime.

“Las nuevas relaciones entre Estados Unidos y Cuba crearán nuevas oportunidades en la región para la seguridad, prosperidad, salud y dignidad de nuestros pueblos”, evaluó Obama en su mensaje, en el que también mencionó las diferencias “significativas” (un término que el presidente norteamericano usa todo el tiempo) entre los dos países. “Nosotros seguiremos hablando de valores universales que para nosotros son importantes”, subrayó.

“Ya era hora”, dijo Raúl Castro cuando le dieron la palabra. Contó que le habían dicho que los presidentes tenían ocho minutos para hablar. “Pero me deben seis cumbres, así que seis por ocho cuarenta y ocho”, dijo. Lo dijo en broma pero lo cierto fue que habló 48 minutos. Hizo un repaso por la historia de Cuba, inseparable del hostigamiento norteamericano, que contó con varios detalles. Por ejemplo, reveló que a John Kennedy lo mataron el mismo día que había llamado a Fidel Castro para iniciar conversaciones. Colocó como un hito la Cumbre de las Américas de 2005 que rechazó el ALCA y consideró “una nueva etapa” en el continente la aparición de la Celac, en 2011, un organismo continental que, a diferencia de la OEA, no integran ni Estados Unidos ni Canadá.

En el racconto de la dura historia de agresiones norteamericanas, el presidente cubano se preocupó siempre de dejar a salvo a Obama. “Le pido disculpas porque el presidente Obama no tiene ninguna injerencia en todo esto. Hubo diez presidentes antes que él, todos tienen deudas con nosotros menos el presidente Obama”, lo rescató. Por momentos, el tono de Castro recordó al del uruguayo José “Pepe” Mujica. Contó que había leído dos libros biográficos sobre el jefe de la Casa Blanca. “No completos, eso lo haré con más calma”, comentó, generando la risas de sus pares. Dijo que consideraba a Obama “un hombre honesto” y que creía que eso se debía a su origen humilde, que era algo que siempre comentaba con los presidentes con quienes se reunía en La Habana. “Estas palabras las medité mucho para decirlas. Incluso las tuve escritas, las quité, las volví a poner y las volví a quitar. Y al final las dije, y estoy satisfecho”, concluyó. Obama miraba hacia abajo en ese momento.

Castro planteó los dos principales reclamos que mantienen contra Washington. Uno, que se elimine a Cuba de la lista de países que patrocinan al terrorismo. Se sabe que el Departamento de Estado ya emitió un informe al respecto y la decisión está en manos de Obama, aunque todavía espera el resultado de una ronda de consultas. El otro, “el bloqueo económico, comercial y financiero que se aplica con toda intensidad contra la isla”, definió. Pero no sólo le quitó responsabilidad a Obama por esto, sino que instó a “seguir luchando y apoyando” al presidente norteamericano en su intención, cuya decisión final está en manos de su Parlamento.

En un saloncito apartado de un centro de convenciones en Panamá, Barack Obama y Raúl Castro dieron ayer un primer paso. En ese rumbo, puede marcar un antes y un después en la historia del continente. Sí, repetirlo una vez más, “histórico”.

© Escrito por Fernando Cibeira el sábado 11/04/2015 y publicado por el Diario Página/12 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.