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jueves, 5 de julio de 2018

Florencia Arietto: “Quiero preso a Moyano”… @dealgunamanera...

Florencia Arietto: “Quiero preso a Moyano”…

Florencia Arietto. Fotografía: Juan Ferrari

La ex jefa de seguridad del Club Independiente participó del Ciclo de Entrevistas con los estudiantes de Periodismo de Perfil. Cargó contra el camionero y sus hijos. Y dijo que se alejó de Sergio Massa porque le pidieron "que se calle".

© Escrito el jueves 05/07/2018 por Fernando Martinez, Carla Manzo y Giuliana Salguero (Alumnos de Primer Año de Periodismo - Escuela de Comunicación de Editorial Perfil) y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Florencia Arietto estuvo en el ciclo de entrevistas de la Escuela de Comunicación de Perfil. Luego de su paso por el Frente Renovador de Sergio Massa, aseguró que fue “alejada" de ese espacio político por las denuncias que hizo contra el sindicalista Hugo Moyano, padre de Facundo, integrante del espacio político del tigrense

En la conferencia con los alumnos de primer año de la carrera de Periodismo de Perfil, Arietto, parte del equipo radial de Santiago del Moro, habló de todo y cargó contra el gremialista. “A Moyano lo quiero preso”, aseguro Arietto, que en el 2012 realizó su primera denuncia contra el líder camionero por supuestos vínculos con la barra brava de Independiente. También se explayó sobre su presente mediático, de su lucha contra los violentos en el fútbol, y cuestionó fuertemente al Ministro de Seguridad Bonaerense, Cristian Ritondo. “Es parte de la mafia de la política”, dijo sobre el funcionario.

-¿Por qué se alejó del Frente Renovador?

-Creí realmente que Massa, en cuyo espacio estuve tres años, podría ser esa persona que viniera a refrescar la política, que diera las batallas que hay que dar, entendiendo muchas de las complejidades del poder, y sabiendo que esas batallas  no se pueden dar todas juntas, porque sinó no llegas. Otra cosa es que  me pidan por ejemplo, que no denuncie a Moyano “porque nos va a financiar”. ¡Porque yo a Moyano lo quiero preso! Entonces cuando no te dan opción y te dicen que te apegues a las reglas o te calles. O hasta te nieguen la posibilidad de dar un debate interno sobre qué clase de partido querés conformar, y discutir la transparencia de ese espacio. Eso me resultó inadmisible. Decidí correrme, porque no iba a entregar mi legitimidad que es mi único capital. –

¿Facundo Moyano influyó en algún sentido?

-No, nunca tuve relación con Facundo, no nos dirigimos la palabra. Él es un producto del padre pero no logra arrancar. El problema es directamente con Hugo Moyano, que es el jefe de la banda y tiene que estar preso. Por robarles a los trabajadores, por fundir empresas Pymes extorsionándolas  con los camiones y por financiar bandas criminales para hacer negocios. Por consiguiente, también el problema es con Pablo, su otro hijo, que es su brazo ejecutor. Indefectiblemente el próximo en caer es Pablo Moyano. Por prácticas extorsivas, por financiar la destitución del anterior presidente del club y por lavado de dinero. La causa que tiene detenido al ex barra, Pablo “Bebote” Álvarez estuvo dos meses parada en la Cámara de Apelaciones de Lomas de Zamora, por una cantidad de artilugios procesales interpuestos por el Dr. Daniel Llermanos, abogado de Hugo Moyano, en un intento por hacer caer la figura de “asociación ilícita”. Por suerte la Cámara falló a favor. Que Pablo esté preso junto a  “Bebote” es sólo cuestión de tiempo.

-¿Y en el contexto presente qué te parece la de María Eugenia Vidal?

-Vidal me parece una figura atractiva. Es una persona joven, con ímpetu. Lo que no logro ver después de casi tres años, son cambios profundos en los nudos gordianos de corrupción y de mafia en la provincia. La Bonaerense sigue con las mismas estructuras, por más que veamos trabajando a asuntos internos, lo que están haciendo es tratar de salvar a las cabezas y entregar  policías de base. No se ha mejorado el salario ni se ha preparado a los policías. Tampoco hay un cambio considerable en la remoción de Fiscales y Jueces investigados por mal desempeño y que tienen pedido de juicio político, que son el gran problema en la provincia.


-¿Le quedaría grande el cargo de Presidenta de la Nación en el caso de que se postule?-

-No lo sé, hemos tenido incluso Presidentes de la Nación que han sido condenados por tráfico de armas. Creo que podría serlo tranquilamente. Pero me parece que hasta ahora Vidal no cumplió con lo prometido que era un desafío de avanzada. Por el momento no ha podido consolidar ni el 50% de su compromiso. Ir contra las mafias no es meter preso a un quinielero. En la provincia de Buenos Aires tenemos un problema grande de narcotráfico y de bandas organizadas de narcomenudeo. Esto último es más grave aún, la territorialización de la cocaína, del paco y de la marihuana, porque son muchas las bandas al estilo de “Los Monos” (en Rosario) que están operando en el territorio. Contra el crimen organizado se trabaja con una estructura más grande y compleja. Hay que tener fiscales a disposición, jueces a disposición y policías trabajando en equipo. Acá lo que se muestran son operativos aislados y sin planificación efectiva. Hay como cosas sueltas que en el marco del desastre que dejaron los demás hay que valorarlas, pero que insisto, por ahora la gobernadora está en deuda con los Bonaerenses.

-¿Cuál es el rol de Cristian Ritondo, ministro de Seguridad de la Provincia de Buenos Aires, en esto que decía de cuidar a las cabezas y entregar a los segundos mandos? –

Ritondo es parte del acuerdo que en su momento hizo Alejandro Granados, ex ministro de seguridad de la Provincia, a cambio de entregar una estructura de la policía. Yo creo que en esta complejidad del poder de la que hablaba antes, a lo mejor la gobernadora tuvo que acceder al principio a tenerlo como ministro para contener la gobernabilidad de la provincia. Pero mantenerlo… Ritondo pactó la continuidad de la política sciolista de seguridad y está muy lejos de combatir la mafia porque él mismo es parte. Ritondo es el pasado. A la larga la gente se lo va a cobrar, va a tener un costo político para Vidal. Porque ella representa el cambio y la esperanza para un montón de gente después del desastre que se hizo con la provincia.

-En el último tiempo usted abrió un abanico muy diverso de actividades más vinculadas a lo mediático y en la actualidad forma parte del ciclo “Todas las tardes” con Maju Lozano por Canal. La abogacía, la política o la televisión, ¿Cuál de estos roles le gustan más?

-Yo creo que en otra vida he sido actriz de Hollywood y hoy estoy buscando mi camino. Tengo un amor muy grande por los medios. No me considero periodista porque no estudié, me considero comunicadora. No sé cuál de estos roles me gusta más, pero si podría decirte que me gusta hacer todo lo que tenga que ver con un fin social, que las cosas que haga sirvan para algo. Por eso me gusta la política, aunque en este momento me tome unas vacaciones de ella. El problema que tiene la política es que es muy sucia.  



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martes, 9 de enero de 2018

Con y sin rumbo… @dealgunamanera...

Con y sin rumbo…

Ajuste perfecto. Mauricio Macri. Dibujo: Pablo Temes

Macri avanza en su plan, pero lo esperan obstáculos. Las dudas de Massa y Cristina.

El resultado victorioso que el Gobierno obtuvo en las elecciones del 22 de octubre pasado fue una bisagra. El mensaje de Mauricio Macri del 30 de octubre en el CCK lo hizo explícito: había llegado el momento de actuar y avanzar con medidas que necesitaban el envión y del sustento político que solo podía dar un triunfo electoral. Los que saben lo que pasa en los pasillos del poder cuentan que, a mediados de 2017, el Presidente había recibido un documento que contenía un diagnóstico de situación de la economía y una serie de decisiones que deberían adoptar en busca de las soluciones de fondo que demanda la compleja realidad argentina. Aparecía ahí como tema central el déficit fiscal y su principal efecto adverso, la inflación. Todos entendieron que ese plan de acción se podía ejecutar luego de la elección y –para ser precisos– solo en caso de ganarla.

Producido ese resultado, Macri supo que no había tiempo que perder. Consciente del impacto negativo que producirían algunas de esas medidas, actuó siguiendo las reglas del manual: las decisiones debían tomarse e implementarse en estos meses, a fin de aprovechar el impulso de la victoria electoral y de alejarlas lo máximo posible de las elecciones presidenciales de 2019. “Las resoluciones más duras las tienes que adoptar no bien comiences tu mandato”, es la frase que con acento madrileño le dijo el rey Juan Carlos I al Presidente pocas horas antes de comenzar su mandato. Por los hechos hasta aquí ocurridos, se ve que Macri no olvidó el consejo y se dispuso a actuar en consonancia con el consejo del hoy abdicado rey de España.

Como era previsible, todo esto –el recorte de las jubilaciones y los aumentos de combustibles y transporte– ha tenido un costo político que bien grafican las encuestas que muestran una caída de ocho puntos en la imagen positiva del Presidente. “Pasó lo mismo con las tarifas del gas”, recuerda una voz del Gobierno a la que Macri escucha con atención.

La economía está en el centro de las preocupaciones del Gobierno y de la sociedad. El combate contra la inflación es la prioridad y, como lo expresa el bolsillo de los ciudadanos, el éxito aún queda lejos. Después del cimbronazo que representó el desplazamiento del presidente del Banco Central, Federico Sturzenegger, de su rol central en la fijación de las metas de inflación, los remezones dentro del Gobierno no han cesado. De hecho, la semana terminó con rumores que hablaban sobre la incertidumbre existente acerca de la continuidad de Sturzenegger en el cargo.

Tan fuerte fue el rumor que hubo necesidad de que desde el Poder Ejecutivo se desmintiera la especie. Hay una norma de la política que dice que cuando hay que comenzar a ratificar a un funcionario es porque algo no anda bien.

Del paquete de medidas y leyes que el oficialismo trazó como hoja de ruta en el citado discurso presidencial del 30 de octubre pasado, queda la reforma laboral. La aspiración gubernamental es que esto sea tratado y aprobado por el Congreso en febrero venidero. La realidad es que, al día de hoy, esa posibilidad parece poco probable.

Palpitando la ley. 

Lo dijo con todas las letras y en voz bien alta el senador Miguel Ángel Pichetto. Sin la venia de Pichetto no hay ninguna posibilidad de que se aprueben las leyes que el Gobierno requiere del Congreso. Claro que, como casi siempre pasa en la Argentina, los imponderables juegan un papel importante en momentos cruciales. Algo de esto ha pasado en esta primera semana del año.

El caso Balcedo se inscribe en esa dinámica

La cinematográfica detención y las evidencias de una riqueza obscena de Marcelo Balcedo, secretario general del Sindicato de Obreros y Empleados del Minoridad y Educación (Soeme) y empresario periodístico, ha convulsionado el mundo sindical y ha puesto la lupa sobre los turbios manejos de muchos de sus dirigentes. Ni lerdos ni perezosos, desde la Casa Rosada han aprovechado para insistir con un proyecto que, de concretarse, podría ser explosivo: la obligación de hacer pública la declaración jurada de bienes de los dirigentes sindicales.

En ese universo conviven dirigentes honestos con otros que no lo son. Esto no es novedad. Lo que sería novedoso e impactante es que saliera a la luz la riqueza de muchos de ellos. Esto sumado a la ley que impidiera su reelección indefinida –proyecto que presentó y fogonea el diputado nacional Facundo Moyano– serían pasos gigantes para cambiar un modelo de conducción sindical carente de transparencia y favorecedor de la corrupción.

La primera semana de enero ha dejado la foto del flamante titular del peronismo bonaerense, Gustavo Menéndez, con Sergio Massa. La foto denota una cruda realidad: si el peronismo no se une, sus chances de triunfo son nulas. También Máximo Kirchner ha tomado nota de esta circunstancia. El principal problema existente para ello tiene nombre y apellido: Cristina Fernández de Kirchner. Hay cosas que no tienen retorno.

Es difícil imaginar una mancomunión entre Sergio Massa y la ex presidenta. El principal problema entre ambos no es una diferencia política, de las que son naturales en ese universo de contornos muchas veces difusos. Allí hubo algo más, mucho más: maltrato personal de CFK, un robo en la casa del ex intendente de Tigre y operaciones de inteligencia en su contra. Massa sabe, además, que nada tiene por ganar y sí mucho que perder con esa foto.

Ante estas movidas, en el Gobierno, donde todos estos movimientos se siguen con atención, alguien recordó una famosa frase de Sun Tzu: “Nunca interrumpas a un adversario cuando está cometiendo un error”.

Producción periodística: Santiago Serra.



domingo, 23 de abril de 2017

Factor Randazzo… @dealgunamanera…

Se lanza el ex ministro…
FLORECER. Florencio Randazzo. Dibujo: Pablo Temes.

Decidido a postularse, el ex funcionario K busca aprovechar la crisis del cristinismo y de Massa.

© Escrito por Nelson Castro el domingo 23/04/2017 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Al margen de las definiciones de la situación de Elisa Carrió, habrá que aguardar hasta mayo para que la dinámica electoral se expanda sobre la totalidad del arco político. Ese será el momento elegido por Florencio Randazzo para oficializar su intención de competir dentro del PJ como candidato a senador por la provincia de Buenos Aires. De acuerdo a sus allegados, la bandera de largada está cada vez más cerca. 

La semana que viene, Randazzo y sus colaboradores comenzarán a hacer territorio. Esto es, el inicio de reuniones con dirigentes justicialistas importantes de la geografía bonaerense y del resto del país. “Se trata de figuras del peronismo que traccionan en sus respectivas provincias, como De la Sota en Córdoba, Bordet en Entre Ríos y, más adelante, Uñac en San Juan”, adelantaron en el entorno del ex ministro K. 

Randazzo sabe que, más allá de la construcción territorial en su provincia, apuntalada por intendentes del Grupo Esmeralda, necesita conseguir el apoyo de dirigentes justicialistas de peso nacional. La ecuación es simple: si Daniel Scioli, o cualquier otro delfín impulsado por el cristinismo, finalmente se alza con la candidatura, la elección quedaría circunscripta al nivel local. Pero si CFK decide presentarse, nacionalizaría los comicios en el distrito más importante del país.

“Es hora de ir delineando el armado más general para luego volver a afinar los detalles con los intendentes y los líderes locales que han demostrado su acompañamiento, más allá de algún problema de cartel. No hay fisuras en el Grupo Esmeralda, ocurre que en ocasiones los intendentes están con las urgencias de sus distritos”, aseguran desde el randazzismo para alejar los fantasmas de una posible salida de ese espacio del intendente de Lomas de Zamora, Martín Insaurralde. 

También están trabajando tras Randazzo algunos referentes del Movimiento Evita. Y nadie descarta el “rescate” de figuras del massismo desencantadas con el devenir del Frente Renovador. Es que la polarización que se ha venido produciendo entre Cambiemos y el cristinismo ha dejado poco lugar a los grises. Hay quienes se reprochan el haber fogoneado la hasta aquí inconducente alianza de Sergio Massa con Margarita Stolbizer, en lugar de haber encarado un juego más agresivo. Olvidan tal vez que esa iniciativa se instrumentó con la idea de que la líder del GEN le aportara un manto de transparencia a un Massa golpeado por su pasado kirchnerista.

Por el lado del oficialismo se vive un presente que, desde lo electoral, parece lucir augural. Los daños colaterales producidos por la proliferación de paros docentes (nueve nacionales, 16 que afectaron a los alumnos bonaerenses –por la sumatoria con los nacionales– y siete específicamente contra la administración Vidal) terminaron por abrir grietas dentro de los gremios, algo que tanto Cambiemos como Randazzo podrían capitalizar. El hombre de Chivilcoy trabaja para sumar a sus filas al Sindicato Argentino de Docentes Privados (Sadop), ya que muchos de sus dirigentes intentan alejarse del kirchnerismo y sus extremos.  

El resultado de los últimos sondeos ha dado una grata sorpresa para ambas vertientes. En la Provincia, la figura del ministro de Educación nacional, Esteban Bullrich, mide mejor que lo esperado, dato que se maneja tanto en el oficialismo como en la oposición. Esto indicaría que el desgaste producido por la medida de fuerza y el perjuicio para padres e hijos que no concurrieron a clases terminó cayendo sobre las espaldas del sindicalismo. El hecho de que aún en sectores del Conurbano no tan cercanos a la Capital se vea con buenos ojos a Bullrich beneficia a Cambiemos, golpea a CFK por asociación directa con la medida de fuerza y abre una oportunidad a Randazzo.

Hablando de CFK, en la semana dedicó esfuerzos a fogonear el conflicto en el Incaa. Además, fruto de su obsecación, quedó otra vez expuesta al ridículo cuando por Twitter le quiso atribuir al Gobierno una supuesta iniciativa para arancelar las visitas a los museos para niños y jubilados. Las conductas patológicas de la ex presidenta son incorregibles.

Tensión sindical. 

Donde las cosas están revueltas es en la CGT, cuya conducción navega por aguas procelosas. Existe una mezcla de asuntos personales que se entrelazan con lo político en una lucha que tiene, como trasfondo, el poder de los sindicatos. Esto ocurrió en la primera reunión posterior al paro nacional del 6 de abril, organizada por el consejo ejecutivo de la CGT. Uno de sus triunviros, Héctor Daer, le reprochó a Facundo Moyano su divismo en lo referente a las apariciones mediáticas con Susana Giménez y Mirtha Legrand.

Los dirigentes que responden al moyanismo aseguran que, a pesar de la tensión, no habrá ruptura. Sin embargo, hubo una frase clave entre los reproches de Daer que dibuja parte de la trama por el poder: “Vos traicionaste el modelo sindical”, le dijo el dirigente de la Sanidad y diputado del Frente Renovador a Moyano Jr., su par de bancada y de partido.

Los presentes en ese encuentro supieron de lo que hablaba Daer: el proyecto de democracia sindical presentado por Moyano que abrió grietas en el gremialismo. Apunta a la posibilidad de alcanzar una democracia verdadera con alternancia y renovación de dirigentes. En el entorno moyanista se hace referencia a la necesidad de contar en cada gremio con estatutos democráticos que permitan la elección de sus líderes por votación directa de parte de los trabajadores. En la mayoría de los grandes gremios se eligen congresales, que son los que terminan votando la conducción.

Es una elección indirecta en la que unas 200 o 300 personas terminan decidiendo la suerte de más de 200 mil afiliados. Es la fórmula consagrada para que un dirigente pueda perpetuarse. “¿Por qué si estamos en una república donde hasta el propio presidente es elegido de manera directa por los ciudadanos, en los sindicatos la mayoría no puede hacerlo de esa manera?”, se pregunta Moyano, quien abrió la discusión para democratizar los sindicatos “desde adentro”.

En el final, Santa Cruz. 

Lo sucedido allí en la noche del viernes fue muy grave. Las dificultades de esta hora imponen la responsabilidad y la grandeza de la política con mayúsculas. ¿Las habrá?

Producción periodística: Santiago Serra.


jueves, 15 de diciembre de 2016

El balance que nadie hizo (y que a nadie importa)… @dealgunamanera...

El balance que nadie hizo (y que a nadie importa)…


Ahora que el gobierno nacional entendió que con buena onda y alegría se puede animar un cumpleaños pero que a los políticos les gusta más otro tipo de partuza, es más sencillo de realizar el balance del primer año de gestión de Mauricio Macri al frente de la presidencia argentina.

© Escrito en el Blog Relato del Presente de Nicolás Lucca el miércoles 14/12/2016 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Que sea sencillo no quiere decir que alguien tenga ganas de hacerlo: no es el laburo lo que cuesta, sino el hecho de tener que reconocer que son poquitos los colegas que han mantenido el decoro y la altura periodística a lo largo del año. El resto, reemplazó a los encuestadores en el fino arte de hablar sin saber, sin prepararse, sin entender y, de manera principal, sin reconocer errores. De más está decir que hay contadas excepciones en este grupo también: los que rosquearon a cuatro manos.

El principal escollo periodístico superado tras la salida del kirchnerismo fue el acceso a los funcionarios. La necesaria renovación de los medios quedó para otra oportunidad en buena parte gracias a que, nuevamente, la vieja escuela tuvo habilitada su histórica metodología laboral: levantar el teléfono, golpear una puerta, tomar un café. Los que tuvimos que adaptarnos a ejercer el periodismo sin nadie que te atienda el teléfono sin mandarte a la puta que te parió, no vemos nada que revolucione el laburo más allá de la cuestión humana.

De un modo que los psicólogos no se han animado a abordar, todavía abunda el análisis político de lo que sucede en la segunda mitad de la segunda década del siglo XXI con parámetros ideológicos del milenio pasado. Son los que siguen hablando de izquierdas, derechas, neoliberalismo, conservadurismo y demás conceptos en un país en el que siempre se hace lo que pinta y las ideologías son la marca impresa en el envoltorio.

Para qué analizar por qué la lucha contra la corrupción interna la realiza mucho mejor una diputada en sus ratos libres que la oficina destinada a tales fines si es más fácil culpar al cuco. Muchos explican la corrupción de un gobierno progre como un aprovechamiento de una ideología noble; de igual modo, también creen que la corrupción de un gobierno no progre es innata a la derecha.

Desde Europa –ese continente donde la democracia llegó un siglo después que en América pero al que buscamos siempre como ejemplo– siempre bajó la idea de que el populismo es sinónimo de derecha. Durante el kirchnerismo colapsaron las neuronas al ver un discurso de izquierda con un accionar social fascistoide, un enriquecimiento obsceno para una casta exclusivísima y terminaron dando por sentado que se trató de un desvío ideológico. Ante este dilema, se morían de ganas de tener un tipo que encarne todo lo que ellos ven como lo malo del mundo: alguien que tiene plata mediante ese sistema tan abstracto que consiste en capitalizar el dinero.

Podemos acusar a los del gobierno de pelotudo emocional, de boludos alegres, de inocentes políticos, de faltos de timing –no vean el video de Pato Bullrich haciendo trencito en el ministerio de Seguridad, repito: no lo vean– y de fanáticos de Osho, pero de ahí a dibujar conceptos populistas sólo porque cumplieron con un punto del manual del enemigo, es como mucho. El populismo se nutre del nacionalismo, la magnificencia, el fundacionalismo y la retórica. Afirmar que es populista un gobierno al que se le tiene que rogar que deje de abrazar a los cactus, es reducir el problema a su mínima expresión.

Podría decirse que los primeros beneficiados directos de la gestión Cambiemos son los fabricantes de camisas celestes, no así los que se dedican a elaborar corbatas o sacos. El problema de la falta de corbata es que muchas veces terminan haciendo esperpentos que nadie en su sano juicio llega a comprender. Es el síndrome Kicillof: como el pelo de Sansón pero alojado en ese retazo de seda que cubre los botones de la camisa y cierra el cuello.

Ya que hablamos de Kichi: he visto sujetos prometer desde la oposición cosas que no pueden cumplir desde el poder, pero lo que never in the puta life había visto es a un banana exigir desde la oposición cosas de las que se cagó de risa desde el poder, y encima pifiarle en los números. Es la famosa diferencia entre culpa y dolo del derecho penal. En el caso de la culpa, el hecho ocurre por negligencia o imprudencia. No sabían, boquearon, pensaron que podían y no pudieron, etcétera. Ahora, levantar la bandera luego de haber sido capo de la Anses y jefe de gabinete –como en el caso del compañero Sergio Tomás–, o de haber sido ministro de Economía –tovarich Axel–, sólo es posible de analizar desde el cinismo o la psiquiatría.

Básicamente, la cámara de diputados es una colección de pacientes psiquiátricos –recomiendo buscar algún video al azar de Sandra Mendoza, cualquiera sirve– y golpes de suerte. Y mientras sigamos con este sistema político, veremos muchos golpes de suerte: nadie sabe a quién está metiendo en el Congreso más allá del primer y segundo nombre de una lista electoral. 

Tal es el caso de María Teresa García, diputada por la provincia de Buenos Aires destacada por haber presentado el proyecto de declaración de interés general de un evento en Córdoba, o por haber repudiado la salida de Argentina de un canal venezolano. En sintonía con García viene su compañero provincial Leonardo Grosso, que si no tienen idea de quién es, obedece a que ocupó el puesto número 13 de la lista de candidatos a diputados en las últimas elecciones.

Su labor parlamentaria está plagada de declaraciones de preocupación por Dilma Rousseff, Hebe de Bonafini y una muestra de respeto por las instituciones republicanas cuando pidió que se declare de interés parlamentario una sentencia judicial que aún no se había dictado. Lo bueno es que estos analfabestias pasan desapercibidos gracias al mérito de grandes luminarias como Facundo Moyano, quien no tiene problemas en afirmar que un veto presidencial es un atentado institucional cuando, casualmente, es una facultad institucional facilitada por la Constitución Nacional. Imaginemos los que podemos esperar de quienes no tenemos la más puta idea de quiénes son.

Causa gracia verlos serios ante las cámaras de tevé, con cara mezcla de tristes y enojados con la vida, cuando unos minutos atrás los vimos cagarse de risa, abrazados en el recinto. ¿Cómo creerles que lo que hicieron fue por nosotros y no por berrinche de malcriado que se quedó sin juguete o por interés hiperpersonalísimo en la previa del año electoral?

Unos días después zanjaron la duda: afirmaron que “sólo es posible frenar” la modificación si el Gobierno arma una mesa de diálogo que incluya a la oposición y a los sindicatos. No les importan ni los trabajadores, ni el bolsillo de “lajente”, sólo querían sentarse cerca del calor del poder. Se ve que el café no tiene el mismo gusto fuera de la Rosada o que Boudou no dejó ni los sobrecitos de edulcorante en su paso por el Congreso.

No podemos pretender otra cosa de la inmensa mayoría de nuestra clase política. Si algo no cambió en la historia de occidente es a qué llamamos ciudadano: el individuo que se alza más allá de sus particularidades y se vuelve capaz de privilegiar –o al menos tolerar– el interés común de una sociedad. Antiguamente se educaba al individuo para que salga de su mundo y vea la constelación de particularidades que conforman el universo que lo rodea.

Los antiguos griegos, padres extraños de eso que impunemente aún llamamos democracia, enseñaban a argumentar, pero no para ganar por placer, sino para aproximarse a la verdad. Por contraposición, consideraban que no contaba con educación quien se comportaba de manera caprichosa y que sólo buscaba su bien propio. Ya que tanto hablamos de democracia, podríamos comenzar por dimensionar cuántos de nuestros representantes están a la altura de las circunstancias si siquiera nos animamos a afirmar que califican para ser ciudadanos.

En medio de ese peregrinaje al edén de la normalidad encarado por el Gobierno padecemos las muestras más visibles del gradualismo. Podríamos haber llegado extenuados, reventados, aunque rápido, pero optamos por un gradualismo tibio que no quedó bien con nadie: los principales beneficiados por el mantenimiento de políticas asistencialistas son los mismos que quieren empalarlos en la Plaza de Mayo. En la meta de cruzar el desierto en 40 días y que el Gobierno tuviera casi dos años de relax hasta las elecciones, nos tocó la interpretación antigua del evangelio y le estamos pegando a la caminata por cuarenta años con una lata de sardinas para calmar la sed.

El escollo del hipergradualismo es que si la temperatura baja de 40 grados a 38, voy a seguir chivando como Máximo en un gimnasio. O en tribunales. No pretendo que bajemos a 5 grados bajo cero y nos caguemos muriendo de una neumonía fiscal, pero algún punto medio tiene que haber para sentir algo de fresco.

Massa aprovechó el boleo de Ganancias para reposicionarse dentro de lo que él quiere: liderar a la oposición. Vio la oportunidad y la aprovechó. Luego le mandó una cartita abierta a Mauri pidiéndole de sentarse a dialogar, explicándole que le pegó por su culpa, que no quiso lastimarlo pero que lo obligó. Mientras el diputado está a un paso de colgar un pasacalles sobre Balcarce 50, hay que reconocer que el caso es imbatible: nadie quiere pagar ese mecanismo utilizado para empernar hasta la médula al que no tiene cómo evadir –no porque no lo desee, sino porque está en blanco– mientras nota que el déficit fiscal son los padres: 30 mil millones de pesos destinados a “tener las fiestas en paz” calmando a quienes ahora quieren más. Si hubieran utilizado la mitad de ese dinero para levantar a las familias que duermen en las calles, son gobierno hasta el 2550, o hasta que Cristina deje de pasear por Comodoro Py, lo que ocurra primero.

Sin embargo, el karma político de ganancias que tanto le jugó a favor al kirchnerismo hoy no tiene por qué funcionar de otro modo: vivimos en un país tan pobre que, con los salarios actuales, el margen de afectados es una porción que no mueve el amperímetro electoral. Por si fuera poco, lejos de unificar, Massa terminó por trasladar la grieta al corazón del peronismo, que a esta altura tendría que agradecer la existencia de la izquierda para no quedar cómo el partido récord en atomización: los gobernadores se calentaron para la mierda con el proyecto opositor, con la única excepción de Mario Das Neves. Por un lado quedó la mayoría del sindicalismo junto a los legisladores, por el otro los mandatarios provinciales. Los que ya tienen el Poder vs. los Wannabe.

El macrismo debería agradecer que Massa se mandó la voltereta aglutinadora de un mega Frente PJ –Frente Para Joder– y aprender de una vez por todas lo que le vienen marcando desde hace exactamente 366 días: que necesitan basar sus acciones más en la triste realidad y menos en Claudio María Domínguez.

En este contexto, podemos imaginar cómo resultará el debate legislativo por la regulación de los alquileres, un tema que afectará a millones de ciudadanos, pero en el que cualquier regulación es peor que el problema: quién en su sano juicio pondrá a alquilar una propiedad si no tiene la garantía jurídica de cobrar lo que desea cobrar.

Lo sorprendente es que, quien no culpó a Massa de traidor, tildó a Macri de inocente o prepotente –todo depende de la firma– por no haber pedido a los gobernadores que sus diputados no dieran quorum, por no haber levantado la sesión extraordinaria o por no haberse sentado a negociar lo que no le interesaba sacar de otra forma. O sea, cuestionan al Poder Ejecutivo que pregona el legalismo que no haya apelado a las trampas de la política vernácula. Redondeando: que la culpa es de Presidencia por haber usado una pollera demasiado corta.

Con este panorama, creer que llegará la lluvia de inversiones alguna vez es como fantasear con los abdominales para el verano mientras calmamos la angustia con una grande de provolone con fainá.

Mercoledí. Lo único que podría pasarse en limpio es que se comprobó que en Argentina sí se puede gobernar desde un escritorio. Desde arriba de un escritorio. Con un palo en la mano y un fajo de billetes en la otra.



martes, 21 de agosto de 2012

CKF 2015... De Alguna Manera...

Militantes de la re-re…

 
Medios para un mismo fin. Nicolás Maquiavelo. Dibujo: Pablo Temes.

CKF 2015. De Boudou a Moreno y de intendentes a gobernadores postulan un tercer mandato. Huellas de menemismo reciclado.

Más de dos períodos es monarquía. La definición de Fernando Henrique Cardoso, que Lula hizo propia, no es tenida en cuenta en el cristinismo. La recontrarreelección de Cristina ya se convirtió en el principal proyecto del Gobierno. Es el eje que articula cada movimiento. Todos los caminos conducen a Roma y a la eternización, tal como la soñó Diana Conti.

Amado Boudou no anduvo con vueltas: “La gente se muere de ganas de que siga Cristina”. El intendente de La Matanza, Fernando Espinoza, tuvo que voltear un acto que tenía programado con Facundo Moyano y utilizar un megáfono para decir que está a favor de la reelección. Julio Pereyra, el intendente de Florencio Varela, fue más feroz: “Cristina dejará de ser nuestra líder cuando el pueblo lo decida, y no cuando la Constitución lo determine”. Guillermo Moreno también endiosó a la Presidenta: “De la decisión que tome depende el destino de la patria”.

José Luis Gioja, el gobernador de San Juan, eufórico hasta la incontinencia oral, fue el abanderado: “Algunos pavos repiten que la reforma de la Constitución es porque se quieren quedar para siempre. La van de inocentes, la van de puritanos y dicen que hay gente que se quiere perpetuar. La reforma no elige presidente. Lo elige el pueblo, votando en elecciones libres. Si la gente no nos vota, nos da una patada en el orto, ya está, se acabó”. La ortodoxia de Gioja va en línea con su coherencia histórica. El mismo desde el poder forzó las condiciones para ser reelecto en forma indefinida y es un reeleccionista de la primera hora. Apoyó a Carlos Menem en aquella aventura de la re re. Al igual que Miguel Angel Pichetto. Ambos mantienen sus obsesiones verticalistas. Con Menem y con Cristina. “Se igual”, diría Minguito.

Pero es improbable que la propaganda oficial argumente en ese sentido. Porque Cristina presume de ser la contracara ideológica del riojano. La postura del matrimonio Kirchner en este tema fue y vino según el interés personal y no el de la patria ni del movimiento. No respetaron los códigos republicanos, y fueron muy poco prolijos a la hora de cambiar la Constitución de Santa Cruz y permitir la instalación de la cultura feudal, con la posibilidad de ser reelectos por los siglos de los siglos. Néstor lo hizo, y Gioja también.

En el ámbito nacional, sin embargo, los Kirchner combatieron el intento menemista. Se aliaron con el matrimonio Duhalde y lograron derrotar esa posibilidad. Reuniones de Duhalde en el departamento de Barrio Norte con Néstor y sociedades de discurso de Chiche y Cristina que hoy parecen insólitas. Formaron un sub-bloque federal para boicotear un congreso nacional del Partido Justicialista en julio de 1998.

Las crónicas de la época son una maravillosa muestra del pragmatismo como etapa superior del peronismo. Describen que Menem solamente logró juntar a 415 de los 788 congresales, y que muchos de los presentes ni siquiera lo eran. Se refiere al “senador Mario ‘Pacho’ O’Donnell y al diputado Daniel Scioli”. Hoy estamos, mañana ¿quién sabe? El colmo fue que los telegramas para reclamar la reelección de Menem fueron enviados por Juan Carlos Mazzón, operador de todos los peronismos, y la protesta desde lo legal fue preparada por el apoderado del PJ de Buenos Aires, Jorge Landau. Hoy ambos trabajan en la escudería “Cristina 2015”.

Perlita de archivo: “Yo me siento proscripto. Hay una prohibición legal para ser reelecto, prohibición que está nada menos que en la Constitución Nacional” (Carlos Menem, 15 de enero de 1998, programa A dos voces, de TN). Cualquier semejanza con la actualidad es pura coincidencia.

Aquel discurso más vulgar que académico de Gioja fue de la mano del nuevo coloquialismo lunfardo y chacotón de la Presidenta. ¿O no dijo que “esto es para la gilada que escribe” en el acto con Joseph Stiglitz? Respecto de la alteración de estadísticas norteamericanas planteó que “había que truchar y trucharon, hermano. Yo hubiera tomado la misma decisión”. Nadie duda de eso. Lo demuestran la casi nula preocupación por acatar los fallos de la Corte Suprema y un hiperpresidencialismo muy parecido a un unicato que apuesta al capitalismo de amigos que todavía sostiene el estado de emergencia con superpoderes, pese a que es la Presidenta más poderosa desde 1983.

¿Desde qué lugar, entonces, el Gobierno puede justificar el intento de habilitar a Cristina para un nuevo período? El oficialismo se ve a sí mismo como la encarnación de la patria. Por eso embiste contra los adversarios y los ubica en el lugar del enemigo, de la antipatria destituyente. Lo dijo Guillermo Moreno con todas las letras en Banfield. Con semejante definición, no les cuesta nada autoconvencerse de que está bien empujar la reelección de Cristina y que estaba mal hacer lo mismo con Carlos Menem. Y por eso no tienen ningún empacho en fabricar un traje a medida de Cristina mientras ocupa el sillón de Rivadavia.

A esta altura, los obstáculos que Cristina debe superar tienen que ver con el resultado de la batalla final contra el Grupo Clarín, que tendrá fuertes novedades en estos días, y el resultado de las elecciones de medio tiempo, en 2013, en las que el oficialismo deberá superar el 40% de los votos para aspirar a los dos tercios que necesita en el Congreso para declarar la necesidad de la reforma. Hay que puntualizar que el viento de cola de la sojacracia continuará firme, que Brasil comienza a recuperarse y que se viene un año con menos vencimientos externos, que fomentará la irresponsable ametralladora de imprimir billetes. Continuará el operativo para destruir posibles competidores (Scioli, Macri, De la Sota y siguen las firmas), y la gran duda es cuál será el rol que jugará Sergio Massa, que con su altísima imagen positiva produjo el milagro de que Edgardo Depetri, Gabriel Mariotto, Julio de Vido y hasta la propia Cristina lo hayan elogiado, olvidando aquellas palabras terribles que dijo en la embajada de los Estados Unidos sobre el matrimonio K.

El último obstáculo es familiar: la presunta oposición de sus hijos, que reclaman más tiempo de su madre y menos de su Presidenta.

Aquel discurso de Gioja recargado no tuvo desperdicio. Al final dijo que “cuando hay que poner las bolas y los ovarios arriba de la mesa estamos los peronistas”, cosa que tal vez no tuvo en cuenta ni a López Rega ni a Firmenich. Y dejó para el cierre la frutilla tragicómica del postre: “Ser peronista tiene que ver con la lealtad”. En su caso, la practicó con todos y apoyó con el mismo furor las privatizaciones y el neoliberalismo como las relaciones carnales con Hugo Chávez y la estatización de YPF. Cristina ya ordenó que todos vayan haciéndose los rulos.

© Escrito por Alfredo Leuco y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el viernes 17 de Agosto de 2012.