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lunes, 1 de julio de 2019

¿Cuándo fue que se jodió el socialismo?... @dealgunamanera...

¿Cuándo fue que se jodió el socialismo?... 



Cómo si los socialistas fuéramos Zavalita y el proceso electoral de 2019 la Avenida Tacna, flota en el aire la pregunta que Mario Vargas Llosa plantea en “Conversación en la Catedral”, pero reformulada a nuestra realidad: ¿Cuándo fue que se jodió el socialismo argentino?

© Escrito por Federico Treguer, del Partido Socialista de CABA, el sábado 13/06/2019 y publicado en la Página Oficial del Partido Socialista en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

¿Por qué el progresismo (de aquí en más, sinónimo de socialismo y socialdemocracia) terminó desgranado, vencido por la realidad y diseminado en frentes políticos que lo subordinaron a líderes conservadores o, cuanto menos, de otras extracciones políticas?

¿Cuándo fue que la identidad política que legó legisladores como Alfredo Palacios, militantes como Alicia Moreau y estadistas como Raúl Alfonsín (entendido como líder socialdemócrata) dejó de representar efectivamente a una parte de la ciudadanía? ¿Qué hizo que no se pudiera sostener a nivel nacional una alternativa, siendo que el contexto regional favorecía y daba ejemplos exitosos de acuerdos, tanto en versiones más centristas (la Concertación en Chile) como izquierdistas (el Frente Amplio en Uruguay), e incluso provinciales (el FPCyS de Santa Fe)?

Para dar respuestas, poco sentido tendría hacer una genealogía electoral, o volver sobre el Frepaso o el FAP, o autoflagelarse con ucronías que no son ni serán. La verdad es la realidad y, eminentemente, ésta nos dice que la izquierda democrática argentina no tendrá en 2019 un candidato natural y propio, por primera vez desde que se implementó la Ley Saénz Peña en 1916. Roto, el progresismo argentino concurrirá a las urnas habiendo explotado y con sus restos penando en listas diferentes, sin una brújula ni un destino claro.

Entonces, no solamente los progresistas tenemos que dilucidar cuándo fue que nos jodimos, sino también preguntarnos cómo hacemos para volver a construir un espacio de centroizquierda en el país.

Es un debate que merece (nos merecemos) tiempo y forma. Sin embargo, en el fragor de la batalla, me permito imaginar algunas pautas urgentes que se jodieron y que es necesario poner sobre la mesa para trabajar.

Algunos ejes olvidados que explican el pantano, pero que también nos sirven de línea de flotación, con la esperanza de rehacer un espacio que, sin lugar a dudas, es sano en la democracia argentina.

I-  Nacional y federal: la estrategia 23+1
Ante todo el contexto condiciona y Argentina es un país federal. En ese sentido, sería poco sensato creer que todo el territorio está cruzado por la misma experiencia y el mismo clivaje. Aún al interior de las provincias existen grandes diferencias entre metrópolis y periferias, que hacen muy difícil tener una directiva integral en materia de programas políticos.

En los últimos años, al seno del progresismo no se ha saldado esta discusión. Una de las cosas que más daño han hecho es la imposibilidad de coordinar estrategias nacionales capaces de replicarse a lo largo y a lo ancho de Argentina. La hipótesis es simple: no hay forma de consolidar un espacio progresista si este no está dispuesto a acordar de base estrategias en todos lados.

En 2005, el gobernador de Vermont, Howard Dean, asumió como autoridad máxima del Partido Demócrata en los Estados Unidos. Desde ese lugar, Dean aplicó lo que se conoció como “estrategia de los 50 estados”.

La premisa de Dean era que los demócratas se habían resignado a perder con el Partido Republicano en muchas partes del país, y que eso había resultado en quitarle recursos a esos estados. Eso habría resultado en la configuración de fortalezas republicanas al seno de esos lugares.

Para Dean, era necesario cambiar de manera rotunda esta visión y destinar recursos (económicos, pero sobre todo capital humano) a todas partes. El Partido Demócrata entonces comenzó a fortalecer sus posiciones con un fuerte liderazgo centralizado, que si bien respetaba las realidades territoriales, no dejaba de ser un movimiento nacional con vocación de poder y convicciones claras.

El resultado inmediato fue la victoria en 2008 de Barack Obama con más del 10% (39/365) de sus votos electorales provenientes de Virginia, Indiana y Carolina del Norte, tres estados que no votaban un presidente demócrata desde 1964 (los dos primeros) y 1976 (el último).

Por otro lado, a largo plazo la estrategia de Dean se corporizó también con la irrupción de nuevos cuadros jóvenes al seno del Partido, también en lugares otrora irreductiblemente republicanos, como Beto O’Rourke en Texas o Stacey Abrams en Georgia.

La enseñanza que nos deja esta experiencia es que la construcción de un movimiento progresista capaz de articular distintas realidades nacionales no es una tarea imposible, e incluso es una tarea imperiosa.

Encerrarse en pequeños reductos solamente profundiza la fragilidad del progresismo. Desentenderse de lo que se hace en nombre del progresismo en donde el progresismo no ha hecho pie es un error que sale caro si queremos apuntar a una construcción duradera y con vocación de poder.

El desarrollo de una estrategia nacional y federal, una suerte de “estrategia de 23 provincias y una ciudad autónoma”, es una pieza clave para poder desarrollarnos como espacio político con peso en la realidad. Lograr un equilibrio superador y una coherencia práctica en las alianzas y políticas que se llevan a cabo debe ser una prioridad en la reconstrucción de nuestro espacio.

II- Las demandas del siglo XXI: Las olas verdes y otras más
En un contexto global donde la exageración es masiva, la moderación es revolucionaria. El siglo XXI dista mucho de la máxima que Francis Fukuyama exclamó en el auge neoliberal de los 90’. El fin de la historia y de las ideologías quedó sepultado bajo los escombros de las Torres Gemelas y los fantasmas del pasado volvieron a resurgir con otros nombres y apellidos.

Frente a esta realidad que nos presentan estas dos primeras décadas del nuevo milenio, el progresismo se encuentra aún falto de cintura para dilucidar cuáles son las nuevas demandas que exigen las sociedades y las amenazas que se ciernen sobre ellas. 

¿Por qué es importante descubrirlas?

Porque la vocación de poder solamente se construye dando respuestas efectivas a problemas reales. Es por ello que el progresismo debe reconciliarse con su pertenencia histórica y adaptarla a la realidad actual. 

A modo simple de enumeración, y sin la pretensión de profundizar en cada punto más que con una breve descripción, me parece necesario puntualizar algunos ejes (y sus amenazas) sobre los cuales el progresismo debería comenzar a trabajar de manera consciente y seria.

1. Feminismo:
La irrupción del movimiento de mujeres es la mayor desde el regreso de la democracia en 1983. La experiencia por la legalización del aborto en el país, sumada a las movilizaciones #NiUnaMenos dan a cuenta de una organización de base que pronto barrerá de manera transversal con viejas prácticas. El progresismo no puede quedar inmerso en estas prácticas y deberá asumir sus responsabilidades históricas con las mujeres, poniéndolas al frente de la lucha por sus derechos y comprometiéndose a desterrar todo resabio de machismo.

2. Ambientalismo:
Los movimientos verdes vienen creciendo a pasos agigantados en la agenda global, especialmente en las nuevas generaciones. Ejemplos como el Green New Deal en Estados Unidos o el crecimiento electoral de Die Grünen en Alemania son una muestra de esto. El progresismo no puede quedar divorciado de la pelea por el medio ambiente y por el cambio del paradigma entre desarrollo tecnológico y recursos naturales.

3. El futuro del trabajo y la ética de la ciencia:
Los avances científicos y tecnológicos afectan de manera profunda la forma en la que conocemos al trabajo. Muchas tareas pronto desaparecerán como actividad remunerada y el riesgo de excluir a las no capacitadas crece a medida que pasa el tiempo. Si el progresismo no se ocupa de pensar políticas públicas capaces de articular las demandas de estas personas al borde del camino y las de una industria científico-tecnológica que resulta clave para mejorar sustancialmente la calidad de vida, esa bandera quedará huérfana y el capital, otra vez, se llevará todo puesto.

4. El nuevo capitalismo:
Como bien lo señala Thomas Piketty en su libro El Capital en el Siglo XXI, la desigualdad está en aumento y no parece tener un límite a la vista. Cada vez son menos los que más tienen y nuestro país no es la excepción. Es por eso que los progresistas debemos tener un programa de acción que sea capaz de atacar este tema en todas sus dimensiones. La bandera de la igualdad ha sido un faro histórico y debe seguir siéndolo.

5. La democracia social
Retomando la frase con la que comencé esta sección, el siglo XXI sorprendió con un debate que parecía saldado, y es que el desarrollo sustentable es posible en el marco de una democracia plena, en donde los derechos civiles sean respetados, y principalmente, todos seamos iguales ante la ley. Sin embargo, la aparición de movimientos iliberales en todas partes del mundo, incluso en democracias consolidadas como Brasil, Estados Unidos, Israel o Europa oriental, han echado por tierra la fe que el gran grueso de la población tenía por este paradigma. Es por eso que el progresismo debe reencontrarse con la democracia, aun sabiendo que es un sistema falible, y defenderla como el único sistema capaz de mejorar de manera estructural y duradera la calidad de vida de las personas.

Obviamente, estos cinco puntos, que se entremezclan y se potencian, son mucho más que esa breve descripción y no son los únicos. La idea es entender que una visión integral de los problemas, las demandas y las amenazas es realmente importante si queremos construir un espacio político claro y con peso. No sirven las soluciones mágicas ni las parciales, sino que se trata de repensar el programa del movimiento progresista argentino para el siglo XXI, así como en los albores del siglo XX el Partido Socialista desarrolló sus Programas Máximo y Mínimo que sirvieron de hoja de ruta para la práctica política.

III- La trampa de Sarmiento:
Sombra terrible de Facundo, voy a evocarte. Cuando Domingo Sarmiento escribió su obra máxima, pensaba en Facundo Quiroga como ese ejemplo de la barbarie, decretando para siempre en las clases dominantes la existencia de un mal mayor, emisario del atraso y causante de la miseria.

Enfundados en una tradición liberal, el socialismo criollo y el progresismo posterior se paró en una incómoda posición respecto a esos movimientos que lograron, mejor que el propio progresismo, representar irrupciones potentes en la realidad argentina.

Sea Hipólito Yrigoyen, Juan Perón o Cristina Fernández, el progresismo nunca ha podido construir una oposición a esos proyectos heterogéneos sin caer en la trampa magistral de Sarmiento, la trampa de la distancia insalvable, Civilización o Barbarie, nosotros o ellos.

Los procesos políticos mencionados no fueron, de ninguna manera, procesos progresistas en su propuesta y práctica. A pesar de ello, no se les puede negar su legado inclusivo y de ampliación de derechos. La deuda histórica del progresismo en este campo es clara, y peor aún, repetitiva.

El gran desafío de la izquierda democrática es poder superar la trampa sarmientina. Se trata de ser capaces de no quedar atrapados en polos totalizantes, inmovilizados por un tironeo entre élites. La construcción de un polo progresista en Argentina debe necesariamente abrevar de las distintas identidades políticas que han poblado la nación, como así de la sociedad civil y los movimientos de derechos humanos.

Superar la trampa sarmientina implica el reconocimiento y la reconciliación con un pasado que debe servir de recordatorio pero no de lastre. El progresismo no puede volver a caer en ese pantano que divide la sociedad en dos mitades irreconciliables y solamente le ha traído miseria a Argentina.

La centroizquierda que debemos construir debe aspirar a posicionarse como alternativa independiente de cualquier tipo de remake futuro de la película que viene proyectándose desde 1820 en todos los cines de las Provincias Unidas.

IV- La pertenencia: tenemos símbolos y modelos
El progresismo tiene una ventaja fundamental, y es que tiene a dónde mirar. Desde políticas públicas hasta ideas comunicativas, existen sobrados ejemplos en Argentina y alrededor del mundo para ejemplificar. El progresismo debe nuevamente revalorizar estas experiencias y estos símbolos si quiere cohesionar a sus adherentes.
No estamos diciendo nada nuevo si decimos que todo movimiento político necesita construir su propia historia, su relato. El progresismo argentino, en los últimos años, ha escondido a veces esa pertenencia histórica global, o peor aún, directamente ignorado.

No se trata solamente de Alfredo Palacios, Alicia Moreau o Raúl Alfonsín, mencionados previamente, sino también de modelos teóricos y prácticos existentes y exitosos alrededor del mundo. Un progresista debe reconocerse en las múltiples luchas que se han desarrollado alrededor del mundo, en América Latina y en nuestro país.

De la nada, nada viene, y por esa razón el progresismo debe volver a abrazar sin complejos su historia y su presente.

A modo de punteo, retomo algunos ejemplos claros que sirven de guía para repensar esta identidad progresista.

1. Santa Fe:
Los gobiernos encabezados por el Partido Socialista en Rosario y Santa Fe han sido modelo en salud pública, acceso libre a la cultura y educación.

Tenemos experiencia de gestión en una de las provincias más importantes del país, una que tiene ciudades importantes y un sector agrícola extremadamente preponderante. Sabemos qué significa gobernar y gestionar. Se han llevado a cabo importantísimos programas de inclusión que deberían ser estudiados y defendidos por todo militante progresista.

2. Movimiento de derechos humanos en Argentina:
Alfredo Bravo y Alicia Moreau, entre otras importantes figuras, fueron miembros fundadores de la Asamblea Permanente de Derechos Humanos en nuestro país. No podemos divorciar al progresismo de la defensa irrestricta de los derechos humanos y debemos recomponer esta relación con los movimientos de derechos humanos.

3. Modelos de Estado de Bienestar Nórdicos:
Fuera de todo cliché, las experiencias de las socialdemocracias de Europa del Norte están repletas de políticas públicas que todo progresista debería conocer. Entre los ejemplos, están la educación finlandesa, 100% estatal y prioritaria; la soberanía que construyó Noruega sobre sus recursos naturales y cómo se puso al servicio de la población las ganancias; y el sistema impositivo progresivo que utiliza Suecia, entre otras cosas.

4. Experiencias rupturistas en la tradición progresista:
Así como el siglo XXI consigo nuevos formatos a la derecha, también produjo importantes novedades en el campo izquierdista occidental. Bernie Sanders y Alexandria Ocasio-Cortez en Estados Unidos, Sadiq Khan y Jeremy Corbyn en el laborismo británico, la reconversión y la llegada al poder del socialismo en la península ibérica son algunos hitos progresistas en el mundo que dan cuenta de la posibilidad de construcciones atractivas al seno del progresismo.

5. Uruguay y Chile:
Como dije en la introducción, nuestros países vecinos también han sabido construir bloques de poder progresistas exitosos y coherentes. Las experiencias del Frente Amplio en Uruguay, que cumplirá 15 años al mando, o la Concertación (hoy Nueva Mayoría) en Chile con los gobiernos liderados por Ricardo Lagos y Michelle Bachelet en dos oportunidades son construcciones de las que se pueden aprender muchas cosas.

Todas estas experiencias, y muchas más que quedan injustamente fuera del punteo nos dicen que existe de donde aferrarse. Se trata de dar el debate y tomar lo que sirve para poder poner sobre la mesa qué tipo de progresismo queremos en Argentina y cómo construirlo.
La falta de identidad y simbología (¿Cuántos socialistas conocen la letra de La Internacional?) ha vaciado de contenido y de épica al progresismo. Recuperar el orgullo progresista es otra de las tareas que debemos emprender en este camino.

V- Conclusión
El socialismo se jodió en Argentina. Se jodió cuando no desarrolló una estrategia nacional coherente de La Quiaca a Ushuaia, se jodió cuando no supo desarrollar propuestas para responder las nuevas demandas, se jodió cuando se dejó arrastrar por la trampa sarmientina y se jodió cuando se olvidó de su pertenencia histórica y abdicó de sus símbolos.

Este documento no tiene otro fin que el de ser un disparador para reconstruir el espacio socialista democrático y popular en Argentina. Un espacio plural con vocación de poder, pero con convicciones férreas. No tiene pretensiones iluministas ni vanguardistas. Su única pretensión es servir a un fin mayor, que es el de la articulación y la organización de un progresismo pujante que tenga el lugar que nunca llegó a consolidar en la sociedad argentina.

Vivimos en un país que fue sistemáticamente rapiñado por su clase dirigente. Un país con una desigualdad que quema y duele, que ha perdido oportunidades y que se ha enfrascado en encendidas y vanas discusiones que han quitado el foco de la gente que necesita respuestas para sus problemas cotidianos. Un país con una pobreza estructural y una decadencia que se ha sostenido por décadas. 

Creo que el progresismo tiene y puede crecer por el bien de la Argentina.

El esfuerzo vale la pena y la militancia tiene su razón de ser, a pesar de un contexto difícil y de una realidad que asfixia. Nadie dice que esto es fácil, ni que será placentero. Ocupará tiempo, debates, cafés y voluntad. Serán tiempos de intemperie y llano, de recomposición y reconstrucción.

Si abrí este documento con Vargas Llosa, bien puedo cerrarlo con Gabriel García Márquez. En 2013, el gran prosista latinoamericano escribió en una carta una definición que bien podría caberle al socialismo en su totalidad. Así, ser socialista es saber que una persona “sólo tiene derecho a mirar a otra hacia abajo, cuando ha de ayudarle a levantarse”.

Es tiempo de mirarnos y ayudar a levantarnos.





jueves, 22 de octubre de 2015

Campañas y Elecciones 2015. Lenta agonía de la Mediocridad… @dealgunamanera...

Lenta agonía de la Mediocridad…


La peor campaña política de una elección Presidencial en estos 32 años de democracia, está llegando a su fin. Todos sabemos que estas últimas horas continuará la acostumbrada senda de mediocridad, mal gusto, ausencia de ideas y cuantiosas sumas de dinero que en la mayoría de los casos provienen de presupuestos públicos, cuyo origen hay que buscarlo en la corrupción y en el uso inescrupuloso del aparato de los Estados que gobiernan quienes son candidatos.


En lo que respecta a la candidatura de Margarita Stolbizer, que apoyo y milito y en la que estamos involucrados los socialistas, la eximo de esta descripción. 

Ha sido y es la única campaña que trató y trata de ir contra una corriente mediática descaradamente de “Derechas” (como dirían los españoles). 

Corriente decidida a convertir en pecaminoso el voto a una alternativa política seria, propositiva y sobre todo decente, como la de Margarita, por ser disfuncional a la guerra binaria que nos ofrece el Oficialismo y gran parte de la Oposición.

Si el espacio Progresista llegó a esta situación, es producto de múltiples factores y errores y no culpa de una candidatura contra todos los pronósticos y sin recursos económicos como la de Stolbizer.

Será motivo de debates en el futuro, pero queda claro que en Argentina todavía sigue faltando un espacio Socialdemócrata en serio que termine con el síndrome de echarle la culpa al Radicalismo y al Peronismo de los padecimientos de la Centroizquierda.

El haber dilapidado los 4 millones de votos de la elección del 2011, es el resultado de una larga lista de errores que hemos cometido colectivamente y que deberíamos discutir sin trampas y sin tirarnos resultados por la cabeza.

Repasemos el resto del escenario.

La Izquierda dura en Argentina no tiene mayores novedades, ni siquiera con un candidato treintañero. Que Del Caño haya tomado como modelo a la Cuba Castrista (por lo menos en Educación) ha sido la única noticia.

Desde el punto de vista de la exquisitez política, cometió un sacrilegio, el trotskismo siempre fue crítico de la revolución cubana. 

Pero hablemos con sinceridad y reconozcamos que Nicolás hizo avanzar de un plumazo 88 años al trotskismo argentino. La última vez que le preguntaron lo mismo a Altamira, tomó como modelo a seguir la rebelión de la Comuna de Paris de 1871 ante el azorado periodista que en vano buscaba una pista en la ley de Comunas de mi autoría.

Vayamos a lo preocupante: los tres candidatos que han construido una telenovela del poder, idea y producción de los grandes Medios, de algunos consultores y de los grandes grupos económicos y políticos conservadores del país. Hablamos, claro está, de Macri, Scioli y Massa.

Los tres nacieron políticamente en los 90, dos de ellos formaron parte del ciclo kirchnerista. El otro hizo con amigos y familia, grandes negocios en la misma década. 

Ninguno de los tres pudo hacer nada con el narcotráfico: a uno lo acusan de que en el territorio que gobierna viven la mayoría de los narcos, otro critica a los demás pero en la Ciudad que gobierna, florecen las cocinas de Paco a pocas cuadras de la Casa Rosada y crecen enormes zonas liberadas donde manda la narcocriminalidad y el tercero representa al gobierno en el que se desarrolló y creció el Narcotráfico como nunca antes en la Argentina.

Dicen tener profundas diferencias pero lo cierto es que son previsiblemente parecidos. Macri respaldó a Massa hace dos años, Massa estuvo en el mismo gobierno de Scioli y Scioli es amigo de Macri. Hasta tienen esposas que juegan a ser (bizarramente por supuesto) la esposa de Underwood en la serie House of cards.

Sus propuestas son tan simplistas que ni el dictador más bananero del mundo se las hubiera tolerado a su publicista. Se corren por derecha para ver quién es el más duro, el que imposta la mandíbula más apretada. A veces recuerdo brumosamente a López Murphy y me da la sensación que era un personaje bonachón de Disney al lado de este trio.

Sus puestas en escena son cada vez menos creíbles. ¡Se sacan fotos para el diario con gente humilde, mientras miran con cara de asco la milanesa que le ofrecen en la casa que visitan, y ni lo disimulan!
¡Nooo … lo viralizan en las redes sociales!

Uno imposta tonadas, el otro cuando saluda a un pobre no puede disimular su cara de asombro y su mirada de antropólogo positivista del siglo 19. 

Miro los spots del Frente para la Victoria donde se muestran miles de policías uno al lado del otro jurando frente al gobernador en un solo grito, y pienso en la similitud estética (aclaro lo de estética) con las películas de los congresos nacionalsocialistas de Nuremberg. 

Meta coaching, esquivar bombazos que se tiran unos a otros, saber llevar las cruces que arrastran con ellos (los Anibal, los Niembro) y una cara de piedra impagable, les alcanzó a estos tipos para llegar a la final… Y enloquecernos a muchos si tenemos que tomar una decisión en un hipotético balotaje.

Atrás de miles de anécdotas de esas características se esconde la esencia del problema: son de Derecha. Son de Derecha de una chatura intelectual que asombra (si amigos del Progresismo Ingenuo, una cosa es ser Winston Churchill y otra Donald Trump, y nosotros desde Carlos Pellegrini, Sarmiento y Alberdi a la fecha, no hemos tenido más que una sucesión Trumps).

Unos serán morochos, otros de ojos celestes, unos hablan de pueblo y otros de república, pero los “laboratorios” de los que salen nuestros candidatos, no tienen ni la más mínima idea de esos dos conceptos y mucho menos ganas de aprender qué significan. 

Separar lo más posible pobreza de desigualdad, subordinar la distribución al crecimiento y una visión estúpida y codiciosa del funcionamiento de una economía de mercado, es su alfa y omega. 

Su biblia: Gestionar enumerando obras muchas veces inservibles o que no son ciertas e insistir por enésima vez que todo se solucionará cuando lleguen las inversiones. Y chorear impunemente. Muchísimo.

¡Encima el mundo… el mundo! 

Estamos en las puertas de un cambio civilizatorio, con una gigantesca revolución industrial en países orientales occidentalizados que haría empalidecer a las revoluciones industriales inglesa y norteamericana.

Y será a caballo de futuras guerras climáticas a causa de la escasez de agua y del manejo de los grifos de gas y petróleo del que disponen algunos países, en un mundo que no se preparó para la escasez de dichos combustibles.

Nuevamente en Medio Oriente se dan cita, el choque de intereses de las tres superpotencias, las diferencias religiosas, los odios étnicos ancestrales, los renacimientos de las ambiciones imperiales, el deambular de millones de personas haciendo caso omiso de las fronteras nacionales y exigiendo como el capital, libre circulación para migrar y escapar de sus propias pesadillas. Lo hacen forzando a que los reciban con éxodos que avergüenzan a la humanidad entera o cada tanto abrumando con pesadillas de nuevo tipo a bucólicos turistas en las playas europeas y turcas: niños muertos flotando en sus orillas.

En ese mundo tan complejo, Argentina ofrece el aporte de un conjunto de estadistas con visión estratégica. Si, ofrecemos a Scioli, Massa o Macri.

No soy creyente, pero si hay una crisis de esta magnitud, (no hablo de la descripción que hice de la situación internacional, sino de afrontar la realidad de que uno de los tres será Presidente de Argentina en ese mundo)… espero que actúe el Papa. Yo lo admiro mucho, quizá algo pueda hacer.

Así las cosas, mientras tanto, no todo está perdido.

Quizá haya un batacazo en las elecciones de USA y Gran Bretaña y se consolide un nuevo pacto del Atlántico de sesentones y setentones ex hippies, ex izquierdistas y ex pacifistas con la dupla Sanders- Corbyn.

Un resultado electoral de esta naturaleza, habilita a pensar que todas esas profecías de las que tanto se habla, son reales y que ahora sí, definitivamente, el fin del mundo podría estar cerca.

Pero aun así, amigos, que buen fin del mundo seria.

Post Data:

Voy a votar a Margarita Stolbizer lista completa con Victoria Donda.

Si fuera santafesino votaría por Hermes Binner Senador.

Igual insisto que fue un error la estrategia del corte de boleta en esa Provincia.

Hace 35 años milito en el Socialismo así que conozco donde hay que hacer las críticas: ACA.

El mejor candidato para el Parlasur es Juan Carlos Zabalza y lo voto con orgullo.

Nadie rompió el FAP ni UNEN, simplemente no se supo liderar.

Si hay Balotaje… pensaré mucho.

Sea cual sea el resultado después de las elecciones estaría buenos que nos escuchemos todos…

Suerte a todos en sus campañas, fuerza ¡PROGRESISTAS!


© Escrito el martes 20/10/2015 por Roy Cortina, Diputado del Partido Socialista y publicado en RoyCortina.


domingo, 16 de febrero de 2014

Frente Progresista... De Alguna Manera...


Solanas y Giustiniani anticipan la interna: "Debemos definir el candidato en las Paso"…

Rubén Giustiniani y Fernando “Pino” Solanas vetaron a Macri en el armado de un futuro frente electoral para 2015.

Uno representa a Unen de la Capital y el otro al Partido Socialista de Santa Fe. Son partes de un interbloque de centroizquierda en la Cámara baja y trabajan para armar un frente progresista.

Los senadores nacionales Rubén Giustiniani (PS) y Fernando Pino Solanas (Proyecto Sur) reafirmaron que el nuevo espacio de centroizquierda que se está gestando en la Argentina debe definir a su candidato presidencial en internas abiertas y no a través de un acuerdo de las distintas fuerzas que integrarán esa alianza, aún en formación: socialismo, UCR, Proyecto Sur, Coalición Cívica y Libres del Sur. Asimismo, dejaron en claro que el PRO de Mauricio Macri no tiene cabida en el esquema progresista, rechazando así la idea de Elisa Carrió y el radical Oscar Aguad de incorporar al macrismo a la conversación de esa futura coalición.

Solanas y Giustiniani participaron el viernes en Rosario de un panel donde se discutió la política energética. En un intervalo de esa actividad, ambos senadores dialogaron con LaCapital sobre las chances de la centroizquierda para llegar al poder en 2015, formularon severas críticas al kirchnerismo y acusaron al líder del Frente Renovador, Sergio Massa, de ser el representante del "pejotismo en el ocaso".

—¿La reunión del miércoles en Buenos Aires donde discutieron las bases de una futura alianza de centroizquierda fue la prolongación de la realizada en Rosario a fines de 2013?
—Solanas: Esta fue la reunión legítima. En la otra, la de Rosario, hubo un olvido, no me encontraron (risas) y tampoco a (Julio) Cobos. A nosotros nos pareció grave que no hayamos sido convocados, pero más grave aún fue que aparecimos convalidando la reunión sin estar plenamente informados. Así que después me reuní con Cobos en enero y convocamos a la unidad del espacio sin exclusiones. Frente a lo que trascendió en Rosario de que las candidatura se iban a consensuar, nosotros dijimos que el espacio se debe ajustar a la ley de las Paso. Nos tomamos un buen vino en mi casa y diez días después repetimos el encuentro en Mar del Plata. Vamos a impulsar esto que nació en Unen en Buenos Aires, donde se dirimieron las candidaturas entre ocho partidos, y no se rompió y tampoco nos agredimos. Hubo debates fuertes y después seguimos juntos. Tiene que haber unidad en la diversidad. Este espacio debe ser ejemplo de amplitud y tolerancia, como lo ha podido construir Chile o Uruguay con las fuerzas de centroizquierda.

—En esa reunión de Rosario se puso énfasis en la experiencia fallida de la Alianza. ¿Hasta dónde pesa ese karma en el armado de una futura coalición?
—Giustiniani: No pesa, porque hoy todo el Frepaso está con el actual gobierno. Lo importante sí es aprender que un frente primero debe tener éxito electoral, y para eso hay que respetar la reglas de las Paso. En segundo lugar, debe haber una coincidencia programática. Hay que tener diez puntos concretos que nos unifiquen, que hacen a la economía, a lo social, al manejo del Estado, transporte, obras públicas, salud, educación. Y, en tercer lugar, una fuerte vocación de unidad, que es lo que manifestaba Pino. Hay una perspectiva optimista en este espacio de que se puede llegar al 2015 con una alternativa de gobierno y que sea la sociedad la que defina las candidaturas. Yo veo buen clima entre los dirigentes, que se asientan en dos experiencias sólidas muy importante, que son el Frente Progresista de Santa Fe y Unen en la Capital Federal.

—¿Existe alguna posibilidad de que Macri se sume a este espacio?
—Solanas: No, ninguna. Nosotros tenemos un lema: coherencia, ética y proyecto.

—En caso de que lleguen al gobierno en 2015, ¿cuál es la situación que van a encontrar?
—Giustiniani: Está a la vista. Una situación muy seria de incertidumbre en lo económico y social. Hay que reconstituir la confianza de los argentinos en el país, que no se fuguen más capitales. No hay economía que aguante con dos o tres años seguidos con inflación de dos dígitos. No hay bolsillo de la familia trabajadora y de clase media que soporte esta coyuntura, donde los ingresos van por la escalera y los precios por el ascensor. Les vamos a hablar con la verdad a los argentinos, y un gobierno progresista debe establecer prioridades: salud, educación y generación de empleo.

—El kirchnerismo argumenta que el verdadero progresismo lo representa el actual gobierno con los índices de distribución del ingreso desde 2003 y con el inédito crecimiento económico.
—Giustiniani: Hablan de progresismo, pero devaluar, subir las tasas de interés, secar la plaza y aumentar los combustibles es un ajuste ortodoxo. Además, esos índices de crecimiento son relativos: la pobreza ha aumentado mucho en este último tiempo. Ese progresismo no se registra en los hechos concretos.

—Hay un apotegma que sostiene que el peronismo es el único que puede gobernar la Argentina. ¿Están decididos a romper con esto?
—Solanas: Algo objetivo es que este espacio que nace es segunda o tercera fuerza en la Argentina. Todo el pejotismo va muy dividido. Porque quien administró la Argentina en nombre del peronismo es en realidad el pejotismo, que es una estructura de poder para hacer negocios. En el PJ impera el cangurismo: el banco se empieza a hundir y saltan para otro lado. Un ejemplo de esto es el Frente Renovador de (Sergio) Massa, que es un rejuntado del ocaso del pejotismo. La sociedad está harta de mentiras, de la corrupción y de un nuevo pacto de impunidad. La gente pide una renovación y un recambio.

—¿Ve un escenario de ballottage en 2015?
—Solanas: Creo que sí y nosotros vamos a luchar para estar en segunda vuelta.

—¿Y contra quién o quiénes creen que van a competir?
—Solanas: No soy politólogo ni experto en el kirchnerismo, pero pareciera ser que quien tiene un respaldo más sólido es Scioli, que es de la provincia de Buenos Aires y no se la van a regalar entera a Massa. Pero nuestra misión es acabar con las divisiones. Argentina necesita remontar el big bang que va a quedar después del kirchnerismo. La situación es muy grave. Las reservas disponibles del Banco Central son menos de 17 mil millones de dólares, lo demás son encajes y préstamos de bancos extranjeros, no se puede contabilizar como plata fresca. Y de esos 17 mil millones de dólares, la mitad son letras intransferibles del Tesoro Nacional a tasa cero. Hay que reconstruir la confianza y la credibilidad. Esto es consecuencia de una piolada llamada Néstor (por Kirchner) que fue falsificar las estadísticas públicas.

—¿El gobierno no ha corregido esto con el nuevo índice de precios?
—Solanas: Eso lo creen solo ellos. Pero al menos es un paso adelante, porque difiere mucho de lo que decían antes, y eso es positivo. Por lo menos ahora reconocen que hay alta inflación.

—El gobierno le echa la culpa a los supermercados y a los formadores de precios por la inflación...
—Giustiniani: La madre de los problemas es la inflación, que el gobierno la desconoció por años. Pero mientras no exista un programa antiinflacionario y pongan parches como el de Precios Cuidados no se va a avanzar en el problema. Por eso, proponemos medidas concretas. Tenemos un proyecto en el Senado, que tiene estado parlamentario, que es eximir de IVA a los productos de la canasta básica de alimentos, que es quitar presión inflacionaria sobre los precios. Son medidas de fondo que no se están tomando.

© Escrito por Walter Palena el Domingo 16/02 2014 y publicado por el Diario La Capital de la Ciudad de Rosario, Provincia de Santa Fe. 




miércoles, 6 de febrero de 2013

La Gata Flora y la oposición... De Alguna Manera...


El gataflorismo opositor…
 
Estrategia de desgaste. La estrategia de medios y políticos opositores por ellos editorializados consiste en multiplicar especularmente la dimensión de los problemas que existen en Argentina, como existirían en cualquier país que resolvió una crisis que sometió al hambre al 30% de su población hace tan sólo una década, por lo que sorprende al mundo la rapidez de la salida.

Para tener una dimensión de la velocidad de las mejoras obtenidas desde mayo de 2003, obsérvese que España lleva ya seis años desde el inicio de su crisis visible, tras la caída del Lehman Brothers, la profundiza día a día y alcanzará en 2013 los 6 millones de desocupados, con 53% de desempleo juvenil.

La sed de desestabilización y desgaste de Cristina por parte de la opo es tan grosera que una movilización opositora mediana con convocatoria en el cogotudo centro norte porteño es concebida como una pueblada sin par.

Un problema de aumento de precios, en especial de alimentos y bebidas, que para 2012 el Indec estimó en 13,3% y el Instituto Provincial de Estadística de Santa Fe, en 17,6%, replica con un “IPC del Congreso” (opositor) que trepa a la friolera del 25,6% general y supera el 30% en alimentos y bebidas, ¡si se desagregara!

El aumento de 0,9 en la tasa de desempleo entre el 4º trimestre de 2011 y el 3º de 2012 supone un “notable aumento de la desocupación por tercera vez consecutiva” pero la baja en el 4º trimestre de 2012 al 6,9% resulta “un descenso sin significación estadística”, olvidando que cuando los sabios neoliberales gobernaban, durante la minicrisis del Tequila, el desempleo saltó del 10,7 % al 18,4% en un añito.

Si Cristina habla, abusa del “relato” y cae la imagen 30 puntos; si no habla, deja desamparados a los argentinos y cae otros 30 puntos adicionales. Por suerte, la Presidenta no cree en encuestas porque sabe que cuando la imagen positiva llega a 0, el marcador vuelve solito a 100.

En fin, este pintoresco gataflorismo opositor es captado críticamente por la ciudadanía ya no solo por la que apoya al Gobierno, que ante la gestión adecuada y este espectáculo deprimente renueva su apoyo, sino por los que lo adversan, pasmados al ver cómo la opo se deshilacha cada día. Y tienen razón! Francisco de Narváez, cuya jugada más osada de cara a 2013 es que vuelva alica alicate, de 15 diputados que supo tener tras su hit de 2009, retiene apenas tres, y la diáspora no termina.

Hay al menos tres radicalismos: El de centroizquierda, encabezado por Ricardo Alfonsín, Leopoldo Moreau, etc., que busca acercarse al FAP. El de centroderecha, capitaneado por Sanz y Aguad, que plantea una alianza con el PRO, y el cletorradicalismo, un ornitorrinco interno que nadie sabe qué busca, pero pronosticó “inminentes cambios en el signo monetario”. Horangel, un poroto.

Mientras tanto, Macri ha elaborado un extravagante discurso para justificar su nueva huida esta vez de territorio bonaerense, que propala mejor que nadie Rodríguez Larreta: “Es que el país aún no está en peligro institucional severo, y no es necesaria la candidatura de Mauricio”, agregando: “Además, tenemos muchísmos candidatos bonaerenses como Carlitos Melconian y Guillermo Montenegro”, entre otras topadoras electorales.

El peronismo no K, que menos Daniel Scioli todos suponen va a estar encabezado por el ex motonauta, en términos parlamentarios en la Cámara baja se extingue este año y De la Sota está volteando antenas digitales a lo pavo, en busca de sólo él sabe qué.

Hermes Binner, tras mandar su tuit de feliz Navidad a mediados de enero, se indigna frente al favoritismo del Gobierno en la asignación de fondos justo cuando, a través de Télam, se informa que durante su gobernación “dictó 81 decretos entregando subsidios a 112 municipios y comunas, de los que 92 (es decir el 82,14%) eran gobernados por el Frente Progresista Cívico y Social, quedando el 7,12% restante para los municipios y comunas del PJ y los partidos vecinales”.

En fin, frente a este panorama debemos convenir que así no, así no salen adelante los argentinos que quieren un cambio de gobierno. O sea ustedes, estimados lectores de PERFIL.

© Escrito por Artemio López, Director de Consultora Equis, el sábado 02/02/13 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.