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lunes, 9 de enero de 2017

El adviento del Marketing… @dealgunamanera...

El adviento del Marketing…


Queremos compartir con ustedes una nota muy especial de nuestro Director Ejecutivo, Mariano Fernández Madero, con motivo de estas fiestas.

© Escrito por Mariano Fernández Madero y publicado por la Asociación Argentina de Marketing el lunes 02/01/2017 en http://www.aam-ar.org.ar

En la era Cristiana, el adviento, era el tiempo litúrgico de la preparación para conmemorar, pero también para resignificar en nuestra vida, cada nueva “venida” de nuestro Mesías.

Ese Tiempo de Adviento está representado por las 4 semanas anteriores a la navidad. En la era del Marketing y de internet creo que también debemos estar en tiempo de adviento, porque debemos prepararnos desde los contenidos, pero también, estar preparados desde la actitud, para estar “despiertos” al “llamado” de los consumidores, y así como las 4 velas del Adviento cristiano deben prenderse de a una por semana y se debe reflexionar y prepararse una a una, creo que a las 4 “P” del Marketing tradicional hay que prenderles 4 Velas que representen las “V” de la Corona de Adviento del Marketing y donde cada una de esas 4 “V” iluminen la inteligencia y el hacer de cada una de las 4 “P” y así como en la corona de adviento, el círculo representa el principio y el fin como una relación continua de amor de Dios y de nosotros con él, el círculo de nuestras relaciones con los clientes no debe tener fin ni principio, sino propósito de bien y de respeto. 

Y digo de los clientes y no de nuestros clientes, porque creo que debemos reflexionar en esta manera de confundir posesión con tenencia, porque no está bien que busque poseer amigos, más bien debería tener amigos, porque no son un título de propiedad que poseo sin más, porque al igual que los clientes, no son nuestros, solo los tenemos, y como las estrellas, todos las tenemos para disfrutar, pero no son nuestra posesión, las tienen todos.

Creo que a la “P” de Producto, debería iluminarla la primera “V” que es la Vela de la Verdad,  para que nos libere de la tentación del engaño y del “marquetín” y en su lugar, fabriquemos productos que sean Bienes, para los consumidores.
Creo que a la “P” de Precio, debería iluminarla la segunda “V” que es la Vela del Valor,  para que nos libere de la tentación de la plusvalía y ofrezcamos Bienes a precio justo.
Creo que a la “P” de Plaza, debería iluminarla la tercera “V” que es la Vela de la Visibilidad, para que nos libere de la tentación del ocultamiento y distribuyamos nuestros Bienes lo más universalmente que podamos, para que los puedan tener idealmente todos los que lo necesiten.
Creo que a la “P” de Promoción, debería iluminarla la cuarta “V” que es la Vela del Verbo,  para que nos libere de la tentación de hablar con la mentira del “garketing” y en vez, comuniquemos los atributos de nuestros productos por medio de una palabra auténtica y una voz sincera, que inspire a través de lo que digo y se sustente por medio de los valores que vivo. 

Que busque informar, a la vez que transformar para bien, las diversas realidades del mundo, del que vamos a ser protagonistas como actores del Marketing.

En esta era de las interconexiones y la instantaneidad, así como las ramas verdes de la corona de adviento representan al Verde como color de esperanza, de vida y de unión con las gracias que recibimos y recibiremos de Dios, y las manzanas rojas representan los frutos de esa relación de amor, verdad, vida, y abundancia, los vínculos que queremos tener con los consumidores necesitan construirse, y si de verdad los amamos necesitamos vincularnos, no solo con sus bolsillos, sino también con sus circunstancias, con sus necesidades, con sus emociones y desde buenas intenciones. 

¿Desde dónde hacemos lo que hacemos? eso es lo que nos hace fervientes, porque tenemos fe en la capacidad para vincularnos y somos vivientes de esa fe, si nos sacamos las cargas excesivas y liberamos espacios para estar llenos de alegría verdadera y de vínculos verdaderamente vinculantes.

En estos tiempos de adviento del Marketing, para innovar debemos animarnos a incursionar otros caminos para salir de nuestros desiertos de valores, de nuestros desiertos de monotonía, de nuestros desiertos de atención del otro, de nuestros desiertos de vínculos verdaderamente vinculantes y animarnos así a atravesar esos desiertos por nuevos caminos, hasta encontrar ese nuevo mundo que no será tanto de atributos como de relaciones, que no será tanto de solo decir o solo hacer, sino de decir haciendo. 

El amor no es solo un sentimiento, el amor es un arte y como todo arte, se puede aprender a amar, la fe sin embargo es un don. A los que sientan que la gente no tiene fe en el marketing, propongámosle vivir este tiempo de adviento del Marketing y mostrémosle que, a la ciencia del marketing podemos aplicarle técnicas que lo hagan más eficiente, pero no podremos nunca dejar de aprender el arte de mirar y entender, como amar a los demás a través de producir bienes, que cubran sus necesidades o satisfagan sus deseos y lograr así el tan anhelado respeto y el tan soñado amor de los consumidores por nuestras Marcas. 

Derramando valores y ejemplos a todos las personas que intervienen en el proceso desde antes de la producción, hasta después del consumo. Porque la Misión última del Marketing es mejorar la calidad de vida de las personas a través de lograr bienes sustentables.