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sábado, 14 de marzo de 2020

Enrique Vázquez: "La Argentina es inmoral"… @dealgunamanera...

Enrique Vázquez: "La Argentina es inmoral"…


De larga trayectoria en el periodismo radial y audiovisual, Enrique Vázquez es un periodista "de los de antes": crítico, polémico y frontal. La aparición de "El osario de la rebeldía", su último libro donde describe la mitología criminal en Campo de Mayo durante la última dictadura militar, sirve como excusa para dar inicio a esta entrevista con Sudestada, donde otras discusiones quedan abiertas: qué es el periodismo militante, qué pasó con el viejo periodismo de los ochenta y qué significa ser alfonsinista hoy.

© Escrito por Walter Marini y publicado en el Nº 285 de la Revista Sudestada, Edición Mayo/Junio 2016, de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República de los Argentinos.


Tiene 63 años y lleva más de cuatro décadas ejerciendo el periodismo. Cordobés de nacimiento, hincha de Instituto y alfonsinista confeso –aunque nunca se afilió al radicalismo–; Enrique Vázquez fue director de la carrera de Comunicación Social de la UBA entre 1986 y 1989.

Con momentos importantes en su carrera, en gráfica fue parte de la mítica revista Humor, en televisión supo conducir un muy buen ciclo llamado Vidas hechas vidas, en radio tuvo muchos programas con su productora "El árbol y el bosque".

Hoy conduce Otra cosa, de lunes a viernes a las 18 por AM 570. El año pasado publicó El osario de la rebeldía. Campo de Mayo. De Roca a los Kirchner, donde describe el campo de concentración más grande montado por la última dictadura militar –por donde pasaron 5 mil personas y apenas sobrevivieron cuarenta y tantos–, y el que todos eligen mirar para otro lado, ya que además sintetiza la génesis doctrinaria del Ejército Argentino desde su fundación.

En esta entrevista con Sudestada, Vázquez habla de los crímenes de Campo de Mayo, del pasado y el presente del periodismo, del extraño vínculo entre kirchnerismo, peronismo y radicalismo, y de su visión del país.



–¿Cómo surgió el proyecto de investigación para El osario de la rebeldía?
Se dieron muchas casualidades conducentes. La primera se remonta a 2004, cuando un grupo de Testigos de Jehová se presenta en un consultorio jurídico gratuito que tenía dos veces por semana la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos en la zona norte del Gran Buenos Aires. Por esa época, ya estaban los resarcimientos económicos para familiares de desaparecidos que primero había firmado Carlos Menem y que se extendieron en los albores del kirchnerismo, cuando se ampliaron a personas que hubieran estado privadas de su libertad, o hubieran sufrido algún tipo de persecución.

En este caso, estas personas se habían presentado a realizar el servicio militar obligatorio durante la dictadura y fueron sometidos a vejámenes de todo tipo. De ahí que pedían que la Asamblea los patrocinara. En ese momento, los integrantes de la Asamblea me lo comunican diciendo: "acá hay algo nuevo, distinto a todo".

Los Testigos de Jehová conocían el lugar donde tenían a las embarazadas en Campo de Mayo, veían salir mujeres que iban en fila con una soga hacia un retrete donde había ropa de bebés, pañales, y a ellos los obligaron a construir cunitas para los chicos: llegaron a hacer alrededor de cincuenta. Ahí estaba la relación entre embarazadas y nacimientos en cautiverio. Luego aparece el representante de la Asamblea en Escobar, el Dr. Eduardo Ramallo, con la noticia de que se había presentado el primer testigo ocular, que en realidad era algo sotto voce en ese municipio, esto de los enterramientos masivos.

Ese testigo era Guillermo Catalino Romero, y presentó la denuncia en los Tribunales en 2005. A partir de ahí, pensé que era inevitable: Testigos de Jehová más testigo ocular que nos lleva a otros testigos, ya que en ese momento señala que los maquinistas del tren aminoraban la marcha cuando pasaban por la estación Maquinista Savio, uno de los lugares donde hay fosas.

–¿Cómo fuiste armando el rompecabezas de la investigación?
–En 2007 hice un programa para la TV Pública con esos Testigos de Jehová, que a su vez me vincularon con otros que habían estado en Campo de Mayo, lo que me llevó a otros testigos, que fueron aquellos que realizaron la colimba allí. Para mi sorpresa, me encuentro con un tipo que fue conscripto y además estuvo preso, Eduardo Cagnolo.

Él me cuenta que haciendo la colimba se junta con otros soldados que tenían ciertas inquietudes intelectuales ideológicas. Pero otro soldado escucha y los denuncia. Una noche, en una ronda de mates le tiraron la lengua, y con la psicosis que había en ese momento le preguntaron qué haría si los guerrilleros atacaban, y él marcó los puntos débiles que veía en la guarnición. Ahí lo denunciaron por esa hipótesis de ataque a Campo de Mayo. Se comió un garrón, lo detuvieron, y es ahí cuando vio personas vivas, entre ellos a los dirigentes del PRT-ERP Domingo Menna y Roberto Santucho –prácticamente muerto–, y también a la hija de David Viñas en cautiverio.



–¿Qué sucedió a partir de la publicación del libro?
Aparecieron más conscriptos de la época, que ahora se agruparon creando una entidad. Incluso se pusieron en contacto con un enfermero que estaba en la maternidad del Campo, un tipo que quedó desquiciado psicológicamente y que brinda un testimonio espeluznante porque integraba grupos de tareas y además atendía a las parturientas. Y luego me llegó una información documental fabulosa, que son las fotografías aéreas que tomaba la dirección de catastro de La Plata: las fotos están seriadas, y ahí ves las fosas nítidamente marcadas...

(La nota completa en la edición gráfica de Sudestada)



En la presentación del libro con Eduardo Aliverti en Marca de Radio por la A.M. 910 (La Red)





lunes, 4 de marzo de 2019

Confesión de la debilidad… @dealgunamanera...

Confesión de la debilidad…


Sirve comenzar por un contraste impresionante: la magnitud del ruidazo en Plaza de Mayo, el viernes a la noche, y la ignorancia de la mayoría mediática. Sirve porque hablaremos de debilidades, y esa ignorancia lo es. 

© Escrito por Eduardo Aliverti el lunes 04/03/2019 y publicado por el Diario Página/12 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

De manera causal, el discurso de Macri empalmó con una de las peores semanas noticiosas de su gobierno.

La paralización de la planta de Peugeot, durante todo marzo para empezar, es un ejemplo reforzado de que prácticamente no va quedando nada en pie aunque la afirmación pueda parecer exagerada. Por algún motivo, la situación similar en Honda no tuvo el mismo rebote mediático y, por una parte, en lo cuantitativo son sólo ejemplos agregados. Pero marcas de ese tipo son simbólicamente muy fuertes respecto del tamaño de la crisis, como en la semana anterior lo fue la embotelladora de Coca Cola. Se suman ahora los tarifazos recargados en la vuelta de las vacaciones, con la canasta escolar a bote para unas clases que tampoco empiezan. A decenas de pymes cerradas por día en todo el país y con cerca de 200 mil empleos formales perdidos desde que llegó la revolución de la alegría, el Presidente divagó sobre una realidad paralela, de una dimensión desconocida.

A esta altura, si lo hizo porque le habla a su nosotros, que son ellos, o porque vive en una burbuja indescriptible, es una discusión ociosa.  

Por si faltaba ratificarlo, y esto no corre “riesgo” de considerarse como una evaluación subjetiva, Macri habló rodeado de una soledad callejera estremecedora. No había nadie afuera del Congreso en su apoyo. Nadie. Y fueron muy pocos, por no decir ninguno, quienes en la escena de papel, audiovisual, o digital, salieron a defender sus desvaríos.

Apenas, en el círculo rojo mediático, hubo una columna extravagante de Joaquín Morales Solá.

El colega, digamos, habló de un cierre del discurso macrista emparentable con la “épica” de las apelaciones públicas de Raúl Alfonsín.

Increíble. Comparar siquiera en ápices la labia de Macri con la del ex líder radical, uno de los más grandes oradores de nuestra historia política, es de un volumen resistente a adjetivos. Esa genuflexión integra el tronco de mostrar debilidad.

El Presidente sabe –cabría suponer- que el desierto de manifestaciones en su respaldo no puede ser contrapuesto a través de los micros choriplaneros de la gestión previa, como acusan trolls y globertos en la cloaca de las redes y en la de los medios adictos. Sabe que la pasión infantiloide que intentó transmitir no mueve un pelo, ni apenas entre fogosos que no tiene excepto por el fanatismo del odio gorila. Ese aborrecimiento es hereditario, mucho antes que de barra propia. Y de eso se habló quizá sin la remarcación merecida: ni en sus mejores momentos –cuando la arremetida rumbo al balotaje de 2015, en sus primeros meses de gobierno e incluso al ganar las elecciones de 2017- Macri fue capaz de enamorar a sus más fieles.

Desde el viernes hay alguna polémica, en los circuitos del análisis de discurso, sobre si esta vez  el coaching duranbarbista fue adecuado.

Se dice que sí porque no se trataba de intervención parlamentaria sino del lanzamiento de campaña, para mostrar a un verdadero jefe de Estado que se ratifica en sus convicciones.

Se dice que no (en la interpretación de quien firma es así) porque no se puede couchear la autenticidad con alguien completamente carente de carisma.

Se dice que habrá que ver, porque falta observar en la cancha la tozudez de un Macri “cristinizado”, agresivo, con gestos infrecuentes dispuestos al golpe por golpe.

Se dice que lo entrenaron bien para eso, pero sin prevenir que las burlas de la bancada opositora lo sacarían de quicio más de la cuenta. 

Para reiterar lo ya publicado personalmente en este diario, al cabo de ese disparate discursivo frente a la Asamblea Legislativa, no hay fonoaudióloga ni entrenamiento -visto ya cómo gobierna, de sobra- que pueda transformar en convincente a quien asegura que estamos viviendo en Disneylandia.

Sin embargo, esas apreciaciones, todas, son secundarias frente a un hecho determinante: cualquier fuere la opinión de cada quien sobre el efecto eficaz u horrible de un Macri sobreactuado, lo principal es que la única carta que parecería quedarle es técnica. Publicitaria, pero ya con tres años y pico de gestión encima.

Lo constatable es que el Gobierno no tiene más nada que ofrecer desde datos estadísticos y/o perceptibles como síntoma de mejora colectiva. Que el debate-núcleo pase a ser, como ocurre en estas horas, si Macri enojado es una táctica apta, inútil o más o menos, refleja una notable ausencia de cartuchos cambiemitas. Por ahora.

Simultáneamente, contra las obviedades del quejismo descriptivo, el vacío y la irrespetuosidad del discurso de Macri insisten con devolver la pelota a campo contrario. Cuál relato se le opone, superador de sufrir y denunciar.

Más aún, es válido re-admitir que la indignación despertada desde el viernes a la mañana pasa por los politizados del palo. Los intelectualmente inquietos. Afuera de eso hay un mundo de indiferentes y desencantados que no escucharon el discurso ni durante ni después, que a lo sumo miran y no ven los títulos periodísticos, que no se conmueven sino por otras cosas de la penetración mediática hegemónica y de salvaciones individualistas.

Esa noticia es mala o buena, según sea que los displicentes ya no se conmueven por nada o que algo sea capaz de renovarles algunas expectativas. Aun las más módicas son imprescindibles en tiempos de semejante frustración, estupor, incertidumbre.

Macri abrió el juego de que no tiene más cartas, excepto la de probar con desencajarse. Curiosamente, entre tantísimas omisiones, no habló del campo ni de la cosecha. Sólo de confianza en y del Fondo Monetario.

Es un signo de debilidad, que podrá ser tremenda si la oposición sabe mover.


lunes, 20 de junio de 2016

Eduardo Aliverti: "El bajón de unos es enorme y la fiesta de otros también"… @dealgunamanera...

Eduardo Aliverti: "El bajón de unos es enorme y la fiesta de otros también"…


El periodista escribió una columna en Página/12 y se refirió al escándalo de José López. Defensa K.

© Publicado el lunes 20/06/2016 por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

El periodista Eduardo Aliverti escribió una columna en el diario Página/12 donde se refirió al escándalo que protagonizó el exfuncionario K, José López, cuando fue detenido en General Rodríguez mientras lanzaba millones de dólares a un convento religioso.

"Todavía es muy pronto para medir las consecuencias exactas de la bomba estallada por José LópezHablamos de política, no de percepciones circunstanciales. Si el macrismo muñequea bien lo que pasó, a corto plazo y para las elecciones del año que viene, el hecho será interpretado como clave. Si el panorama económico sigue barranca abajo, habrá de esfumarse como ocurre con todos los sucesos de corrupción por más grandilocuentes que sean", escribió Aliverti.

El editorialista comparó la situación con "la difusión del video de La Rosadita" o "las denuncias en torno de Lázaro Báez, que están plagadas de intencionalidad política". También se refirió a "Ricardo Jaime, quien también es una imagen bizarra de corrupción estatal pero sin haber sufrido constatación pornográfica, filmada, de las manos en la masa". 

Para Aliverti, lo de López, "no fue un proceso de demolición. Es golpe de nocaut. Que sea contra él importa un pito. El problema, a priori muy grave o muy serio, es que ahora no hay que defenderse de López, como si uno tuviera algo que ver con tamaño miserable, sino de haber apoyado –y seguir haciéndolo, quede claro desde el vamos– un proceso político de inclusión social al que se pretende delictivo por completo y del que, de repente, López parece ser la única figura, la única conclusión, la única marca con que debería analizarse una experiencia de doce años capaz de haber intentado un poco de justicia redistributiva por cierto que con todos sus errores".

El periodista criticó "una malla de protección mediática en torno de los papeles de Panamá que involucran a Macri" y que "ahora acontece que nos gobiernan e informan unas vírgenes capaces de espantarse por López, y dispuestas a ir a fondo contra la corrupción".

Para Aliverti, el problema es que los argentinos se preguntan por López y no identifican "al principal ladrón sistémico. O caracterizarlo vía López para creer en la redención que allegarán justo ellos, la derecha que gobierna. Por eso lo de López es un golpe terrible: porque esparce con una fuerza inusitada la sensación de que toda la dirigencia política es lo mismo, empezando por quienes mostraron no serlo".

"Es dudoso inferir que la gente sienta a Macri más honesto que Cristina, Kirchner, López o Báez. Más bien sería cuestión de que puede percibírselo como alguien en quien por fin creer porque, de tan observado que está y siendo que asumió funciones oficiales, en la representación de su clase, se cuidará más. Y si se cuidan más, él y los suyos, incluso podría confiarse en que repartirá algo de todo lo que ganó a expensas del Estado cómplice, en dictadura y menemato", agregó.

"Hasta López, esa construcción subjetiva parecía haber entrado en duda porque empezaba a imponerse la realidad de los tarifazos, la pérdida del trabajo, la amenaza de perderlo, la obligación de achicar el consumo; la obviedad de que gobiernan para los ricos sin otro disimulo que una reparación a los jubilados, tras la cual no hay más que el intento de retornar al sistema previsional del menemismo y quitarse de encima las acciones estatales en las grandes empresas. Desde López, lo que parece haber entrado en interrogante es justamente eso. 

Si, viendo incontrastablemente lo que se robó un tipo del riñón K, no quedará otra que aguantar el ajuste porque no hay más que confiar en corruptos de igual calaña pero más prometedores. Ni siquiera importaría la pregunta de quiénes cometieron la peca por pagar las coimas, de tantos nombres –o tan específicos– ligados a las huestes gubernamentales. Quizá se descubriría (¿?), o habría de asumirse, que el engranaje no era sólo kirchnerista. Y como no se puede vivir sin confiar en algo, mejor confiar en lo nuevo así sea por descarte del pasado que no debe volver. 

Es en eso donde se condensa el mazazo disparado por el siniestro de López: en creer que no se puede confiar en nada, y que al fin y al cabo sólo cabe esperanzarse en que los peores, para las necesidades populares, puedan ser más eficientes", señaló.

"Ya le habían dicho a pobres y sectores medios que acceder a condiciones de consumo algo mejores era una fantasía. Ahora, las mayorías deben admitir que no hay otra opción que la confianza en sus verdugos porque, si es que se les ocurriese animarse a alguna utopía módica y contraria, llegó López al monasterio para avisar que los populistas, los peronistas, los izquierdistas, los militantes, los convocados a una mística superadora de tanto discurso hipócrita, el cuco, son la misma mierda que ellos", escribó Aliverti.

"Va personalizada una última cosa que semeja haber quedado perdida, en medio del shock. A nosotros, esperando que se entienda el sentido de ese plural, la imagen de López verdaderamente nos sacó de quicio. Nos enfurecimos, nos deprimimos, nos preguntamos si acaso tenemos fuerza para salir de este bochorno, puteamos en ochocientos colores, no sabemos ni muy bien ni más o menos cómo fugar para adelante de este atolladero simbólico, el gorilaje y la tilinguería se nos ríe en la cara por haberle puesto el cuerpo y las discusiones y las rupturas familiares y de amigos a lo que López parece haber derrumbado de la noche a la mañana.

Pero precisamente nos pasa todo eso porque no somos iguales que ellos. Porque tenemos rebeldía y honestidad mucho más allá de los errores políticos que nos mandamos, chicos o gigantes. Indignarse por López es la muestra de que todavía hay resto, como lo hubo en todos estos años y no era fantasía. Los que estamos bajoneados somos más dignos que los están de fiesta.", finalizó el periodista.


lunes, 14 de diciembre de 2015

Una gran noticia… @dealgunamanera...

Una gran noticia…


El “milico” Aguad anunciando que la ley de medios no subsistirá en el gobierno macrista y el reconocimiento por Alfonso Prat-Gay de que “la situación económica no era tan crítica” como lo habían pensado (esto es, que la campaña terminó y las órdenes del manual de estilo de Jaime Durán Barba, a propósito de nunca decir la verdad, ya no tienen por qué respetarse completamente) son dos estampas de los últimos días en las que vale la pena reparar junto con la cita de un Blaquier, Luis, sobrino del CEO del ingenio Ledesma, directivo de Clarín, socio del Fondo Pegasus y ex Goldman Sachs, al frente del Fondo de Garantía de Sustentabilidad de la Anses.

© Escrito por Eduardo Aliverti el lunes 14/12/2015 y publicado por el Diario Página/12 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Lo último requiere de confirmación definitiva, al momento de escribirse esta nota, pero en nada variaría si acaso es que sólo se pensó en él para hacerse cargo de “la plata de los jubilados”. Los nombres elegidos y en danza corroboran, casi sin excepciones, una plana de funcionarios donde resulta muy complejo encontrar ese perfil meramente técnico y desideologizado de que hace gala el nuevo gobierno, y que ensalzan sus periodistas militantes.

Con todo, fue un diseño híper anunciado y no hay derecho al pataleo. La mitad ligera y legítimamente más grande de la sociedad votó eso. Si es por –relativas– sorpresas, en consecuencia, hay que mirar enfrente. Por mucho que se busque en los archivos, no se encuentran, en el mundo, antecedentes de una despedida popular a jefe de Estado como la que tuvo Cristina el miércoles. Ninguno. Ese dato, aun cuando hubiera tenido cotejo con otro similar, es el más significativo de todo cuanto aconteció en la semana de la transición.

Resultó hasta gracioso que, mientras la Plaza reventaba de gente y se cubrían sus aledaños a varias cuadras a la redonda, con una energía poca veces vista, los medios de la cadena de paz y amor titularan que la Presidenta daba su último discurso frente a “los militantes”. Más todavía, a la mañana siguiente uno de los diarios ahora oficialista privilegió, en cabeza de portada, el saludo de Mauricio Macri a “la multitud” que se congregó, apenas pasada la medianoche, frente a su domicilio palermitano. Tal juntada consistía en unos cientos de alborozados, mientras la impresionante manifestación del miércoles fue relegada a pie de página.

De todas formas, este señalamiento no trata de medir cifras de manifestantes. No quiere aprovecharse de que quienes se reunieron el jueves frente a Casa Rosada, para dar la bienvenida a Macri, sólo cubrían hasta la Pirámide, como hidalgamente lo reconoció Magdalena Ruiz Guiñazú en entrevista de Luis Novaresio al admitir que esperaba más gente.

Tampoco llama a la sorpresa por el modo de informar de quienes hacen gala de objetividad. Pero sí se pretende destacar que la medida del relegamiento periodístico de la despedida a Cristina está a la altura del impacto que provocó, porque haber reconocido su magnitud hubiera implicado aceptar la enorme potencialidad de la fuerza política o movimiento popular que se fue del gobierno. Y de su líder en particular. Ella brindó signos de que más tarde o más temprano se pondría al frente de la oposición, desde un peronismo en el que no se advierte figura que pudiera competirle o –mucho menos probable– desde una identidad política formalmente separada del tronco partidario. Además, queda por comprobar su capacidad constructiva una vez alejada del poder.

Sin embargo, esa auténtica multitud reunida el miércoles representa por sí misma un alerta fenomenal contra el trazado de la derecha ganadora. Pone en duda, incluso, que el macrismo vaya a gozar de la luna de miel acompañante de todo gobierno en sus primeros meses de gestión, aunque no se supone que tendrán la tara de estimular fiestas y verano en estado de convulsión.

Un aspecto estructural como el de Plaza del miércoles quedó postergado, también, por el insoportable culebrón sobre el traspaso del mando y, después, por el ensimismamiento de algunos comunicadores en torno de las diferencias estilísticas entre retirados y recién venidos. Como si lo primero tuviera alguna relevancia por fuera de la batalla de egos, y como si lo segundo no se supiera o significara algún cambio relevante en los contenidos ideológicos.


¿Cuánto puede tardarse en ratificar la obviedad de que el conflicto es inherente a la política? ¿Hasta cuándo se piensa que alcanzarán las estrofas escolares de la vocación de diálogo, la unión de los argentinos y el jueguito para la tribuna de convocar adversarios? Estamos hablando, por si poco fuera, de una sociedad dividida en dos mitades electorales prácticamente simétricas y que expresan aspiraciones de modelos antitéticos.

Macri asumió con un registro en verdad objetivo, que es el cómodo endeudamiento en dólares del Estado. Alrededor de un 10 por ciento del tamaño de la economía, uno de los más bajos del mundo. El viernes, otro título periodístico cargado de veneno y falsedad indicó que la deuda pública creció en forma descomunal, este año, llegando a los 18 mil millones de dólares.

El pequeño detalle es que el informe oficial citado aclara que el 61 por ciento de la deuda estatal es intrasector público y que los mayores acreedores son el Banco Central, el Nación y el FGS de la Anses. Es decir que el Estado se debe básicamente a sí mismo, lo cual y por lo visto debe aclararse, en forma reiteradísima, frente al manipuleo informativo de las interpretaciones monetaristas, al igual que lo elemental de que no se conocen arcas públicas que hayan fundido por prestarse entre sí. Quienes las quebraron, como en el 2001 argentino, fueron justamente los que sometieron al país a una orgía de endeudamiento en moneda extranjera.

Sí es cierto que acecha el revoloteo de los buitres y el macrismo ya despachó sus enviados para negociar con ellos casi a como sea, en la presunción de que es un paso imprescindible para recolocarse en el mercado de crédito internacional. La pregunta, también subrayada hasta el cansancio, es endeudarse con quiénes y para qué, por aquello de la diferencia entre concretarlo a fines del desarrollo productivo y hacerlo simplemente con el objeto de allegarse dólares de especulación que refuercen las reservas, para luego reiniciar el círculo vicioso de tener que devolver esos billetes que el país no emite, desde una estructura económica cuya producción es dependiente de insumos externos.

Al comienzo, Macri podría usufructuar aportes de bancos extranjeros y cerealeras para levantar el denominado cepo sin mayores riesgos en la unificación cambiaria. Y a mediano plazo, estará el final de la película que ya vimos las veces necesarias sin que, dicho con todo respeto, alguna o mucha gente termine de aprender.

La devaluación achicará los costos salariales en dólares de las grandes empresas, en una economía fuertemente concentrada y extranjerizada, y podrá ser que en ese inicio, como en el menemato, el ajuste no se note para los sectores bajos y medios. Y al cabo, de nuevo la película. Habrá quienes se pregunten si acaso es sensato pensar que esta derecha, autopresentada como el nuevo partido latinoamericano más original del siglo XXI, será capaz de suicidarse repitiendo fórmulas tradicionales de resultado invariable.

Ese no es el interrogante, porque forma la parte de la esencia capitalista destruir, antes, las conquistas de variantes socialistas y socialdemócratas; y, ahora, de los populismos bien entendidos de izquierda o centroizquierda, como el kirchnerista. La maximización de la tasa de ganancia está demasiado por encima del destino que puedan sufrir sus agentes políticos circunstanciales. Macri será, para esos actores locales e internacionales, todo lo fusible que deba ser.

Si el único límite al ajuste es la capacidad de reacción de los ajustados, mejor tomar nota de que esos ajustados, una vez que el círculo vicioso se resetee para volver a empezar, ya no serán los de 2001 al grito de que se vayan todos. Ahora disponen, o dispondrían, de una herramienta política y liderazgo que después de doce años les demostró que se puede otra cosa.

o muy grande, según el izquierdómetro o la sensibilidad de cada quien, pero seguro que una cosa diferente a cuando estalló la crisis de credibilidad respecto de todo el andamiaje político-partidario. Ese fue el testimonio y advertencia de la fenomenal Plaza de Mayo del miércoles, mientras tantos y cuantos andaban distraídos entre el grotesco del acto de asunción, los oropeles de mando, Cristina en clase turista rumbo a Santa Cruz o Michetti reversionando a Gilda nada menos que en el balcón.

Esa Plaza fue probanza de una identidad política que las elecciones no derrotaron, porque toda esa gente no estaba derrotada. Habrá habido mancomunión en la tristeza, angustia, incertidumbre, temores, melancolía, preguntarse cómo puede ser que se termine lo mejor que nos pasó. Todo lo que se quiera. Pero de ninguna manera sensación de derrota. Ni los medios más salvajes de la otrora oposición, ni los gorilas más desencajados, se animaron a decir que esta vez hubo los micros, los planes, los choripanes, la dádiva. Lo que hubo fue agradecimiento espontáneo y necesidad de mostrar y mostrarse juntos. Cantar que acá estamos y que habrá de volverse pero ya con el instrumento a renacer o perfeccionar, no desamparados por completo.

Se viene una etapa de disputa que es exactamente la misma de siempre, pero ahora con los roles invertidos desde el ejercicio del poder y la oposición. La novedad es que las proporciones de quienes representan intereses distintos están emparejadas, nada menos que a la salida de un gobierno con tres gestiones consecutivas. Y es una gran noticia. A explorar, pero una gran noticia.



domingo, 12 de abril de 2015

Hugo Presman... Carta Abierta a Alfredo Leuco… @dealgunamanera...

Carta Abierta a Alfredo Leuco…


Te aseguro Alfredo que no me hubiera imaginado, allá por los primeros años del siglo XXI cuando mantuvimos varias conversaciones telefónicas, que llegarías a los extremos que transitás desde hace varios años. Había algunas coincidencias políticas, algún pariente en común en Catamarca y el hecho que ambos fuéramos padres de un único hijo y que lleven el nombre “Diego”. Un día, invitado a nuestro programa El Tren, allá por el 2005, estabas tan entusiasmado con el gobierno de Néstor Kirchner que lo considerabas el mejor de los que habías conocido. Pero cuando el 13 de marzo del 2007 publicaste una nota en “La Nación” con el título “Ni Menem había llegado a tanto”, te dejé un mensaje en tu celular diciéndote que algunas de las críticas podía compartir, pero no en el medio en que la hacías.

Pero aun así, nunca podía suponer que un día escribirías un editorial leído en tu programa en Radio Mitre el 19 de junio con el título “Carta abierta al juez Griesa” en el que te dirigís a quien coloca a nuestro país, a los millones de argentinos, al futuro tuyo y mío y de los dos Diegos, llamándolo “Estimado Mister Thomas Griesa”, Dear Mr Griesa (en dos ocasiones), compañero Griesa. Cuando eras un joven militante del Partido Comunista, estoy seguro que nunca pensaste que alguna vez llegarías a escribir esto: “Para el final, compañero Griesa, quiero informarle que nosotros tenemos una interpretación especial del inglés. Los argentinos sabemos de todo y estamos a la vanguardia de la traducción simultánea. God save de Queen en Inglaterra tiene un significado. Acá, significa Dios salve a Cristina. O Dios nos libre y nos guarde. Hay sutilezas que usted no entiende, Mr Griesa. Por eso se atrevió a fallar en contra de nuestro país. Para este gobierno una cosa es perder UN juicio, que es lo que ha ocurrido y otra cosa muy distinta es perder EL juicio. Ese es nuestro verdadero problema.” Es como si te siguiera guiando, más allá de tus virajes, tu viejo mentor Don Victorio Codovilla que no tuvo inconveniente de marchar codo a codo con Spruille Braden, el embajador norteamericano para oponerse a Perón, como vos hoy lo hacés con “el compañero Griesa”, para oponerte a Cristina Fernández. Te quejás que el gobierno presionó a auspiciantes tuyos o que usó a la AFIP como elemento de presión hacia familiares. Si es así es una actitud muy criticable del gobierno. Pero cuando uno tiene convicciones no mide lo que sucede en el país conforme a cómo a uno le va en el mercado, no puede envilecer las opiniones y destilar un odio que en tus editoriales siempre ponés del lado de lo que denostás. En aquellas conversaciones ya muy lejanas en el tiempo, nos contamos nuestras historias políticas. Me comentaste de tu paso por el Partido Comunista y te informé que mi matriz ideológica es la izquierda nacional, la que desde un origen trostkista estuvo desde el 17 de octubre de 1945 del lado del peronismo y de todos los movimientos nacionales y populares de América Latina. Te aclaré que desde 1979 no estoy en ninguna de las fracciones en que se ha dividido y que incluso disentí con su máximo referente, Jorge Abelardo Ramos en algunas de sus posturas de los ochenta y noventa. Te comenté entonces que para comprender la realidad es fundamental tener una visión clara del pasado y que el enorme desprendimiento y pasión militante de los jóvenes comunistas tropezaban con el obstáculo que el Partido suscribía la historia mitrista a la que se le agregaba un aditamento de lenguaje marxista.

Intercambiando confesiones juveniles te conté que para acceder a un intento de análisis y comprensión, en mi caso, tuve que desaprender lo que me había enseñado la escuela sarmientina con sus méritos de universal, laica y gratuita, pero con el contrapeso sobre el pasado argentino y latinoamericano de pasarlo por el axioma de civilización y barbarie. Por eso en mi caso, abrevé en aquellos que se abocaron a una reinterpretación histórica aplicando el marxismo como un método de análisis e interpretación y no como un dogma. Y te cuento algo con relación a no obnubilar la comprensión de la realidad anteponiendo facturas personales: a Trotsky, Stalín le mató a dos de sus hijos, enloqueció a una de sus hijas, mandó a asesinar a la mayor parte de sus seguidores y amigos, lo mandaron a prisión y luego lo desterraron de su país donde fue figura fundamental de la Revolución de Octubre. Por presiones diplomáticas stalinistas lo expulsaron de Noruega donde estaba asilado y el planeta careció de visado para el creador del ejército rojo. El Méjico revolucionario de Lázaro Cárdenas fue el único país que le abrió sus puertas y en dos años de residencia en un mundo que ignoraba propuso “Los Estados Unidos Socialistas de América Latina”, como contemporáneamente y sacando lo de socialista impulsó tu odiado Hugo Chávez. Cuando Hitler empezó a considerar romper el pacto de no agresión que había firmado con Stalín y en consecuencia invadir la Unión Soviética, la consigna de Trotsky a sus seguidores fue: “Contra la burocracia soviética, defensa incondicional de la Unión Soviética”. Te recuerdo todo esto para que veas cómo cuando se tienen convicciones, nunca pero nunca se hace alianza con el enemigo y no se las cambia aunque te saquen avisos o presionen para que no lo hagan los anunciantes. Aunque, como es tu caso, odies hasta extremos viscerales al gobierno que enfrenta al juez que ampara a los fondos buitres, el rostro más depredador del capitalismo salvaje.

No se abraza al enemigo Alfredo, como lo hicieron los unitarios exiliados en Montevideo del gobierno de Rosas, y por eso apoyaron el bloqueo anglo francés de 1838 y 1845 que intentaban declarar la libre navegación de los ríos interiores y llegar con sus manufacturas a destruir al Paraguay, que con su proteccionismo fue el estado más desarrollado de América Latina en el siglo XIX. Lo que no pudieron concretar entonces, lo consiguieron años después con inspiración inglesa y de la nobleza portuguesa asentada en el Brasil, y con el entusiasta apoyo de los comerciantes importadores de los puertos de Buenos Aires y Montevideo en la guerra de la Triple Infamia perpetrando un genocidio, exterminando dos tercios de la población. Por esa heroica defensa de los intereses nacionales, San Martín le legó su sable a Rosas y le escribió una carta que comenzaba así: “Boulogne Sur- Mer, 2 de noviembre de 1848. Excmo. Sr. Capitán general D, Juan Manuel de Rosas. Mi respetable general y amigo: A pesar de la distancia que me separa de nuestra patria, usted me hará la justicia de creer que sus triunfos son un gran consuelo a mi achacosa vejez. Así es que he tenido una verdadera satisfacción al saber el levantamiento del injusto bloqueo con que nos hostilizaban las dos primeras naciones de Europa; esta satisfacción es tanto más completa cuanto el honor del país, no ha tenido nada que sufrir, y por el contrario presenta a todos los nuevos Estados Americanos, un modelo que seguir y más cuando éste está apoyado en la justicia.”

Como ves, son posiciones y actitudes que están en las antípodas de tu carta al juez Griesa. Y San Martín estaba exiliado en una de las dos potencias bloqueadoras y no por eso iba a adoptar una actitud genuflexa con el país que le brindaba hospitalidad.

Es posible que te diste cuenta que habías superado un límite y ni siquiera era posible refugiarse en que todo no era más que un ejercicio de ironía fallido, por lo que que sin venir a cuento en el editorial del 25 de junio escribiste: “….el repugnante e injusto fallo del juez Griesa”

Previamente, el 23 de junio, habías insistido con tu inveterado maniqueísmo: “En un par de días pasamos de humillar a los fondos buitres a autohumillarnos…” Es de Perogrullo, que en una negociación se avance y se retroceda, para volver a avanzar, salvo que simplemente se vaya a firmar lo que el oponente propone.

No se puede hacer periodismo Alfredo, invadido por un odio efervescente y visceral que obnubila la visión y distorsiona todo lo que aborda.

Pero no llegaste hasta aquí de casualidad sino transitando un camino barroso y en permanente pendiente. Siempre desmedido en el elogio al poder económico o en la crítica a quienes lo enfrentan. Cuando el gobierno entró en conflicto con las patronales del campo, eras columnista estrella de Radio Continental, cuyo slogan es “La radio que escucha el campo argentino”, con abundantes avisadores vinculados a la actividad, a la siembra directa y a la soja.

Seguramente fue una casualidad, pero pasaste a ser un fervoroso defensor de la Sociedad Rural y de CARBAP. Es cierto que movilizaron mucha gente, como nunca hubieron imaginado instituciones representativas de la oligarquía. Como se te escapa el diccionario edulcorando adjetivos y tropezás con la historia en momentos que te enfervorizás, hablaste que era “El 17 de octubre de los pueblos del interior”. Tal vez ese desliz deba atribuirse a que hace mucho miras más hacia arriba que para abajo, que en este nuevo 17 de octubre que sólo vos imaginaste, la clase obrera estaba enfrente y lo protagonizaban franjas urbanas y rurales de las clases medias que le daban cobertura popular a los titiriteros: la Sociedad Rural, Carbap, La Nación, Clarín, entidades empresariales y partidos opositores movidos a control remoto por el multimedio más poderoso, con la tradicional cobertura infalible para el error de ciertas sectas de izquierda. Más que un 17 de octubre de 1945 parecía un 16 de septiembre de 1955. Un tropezón con el almanaque no cualquiera da en la vida.

Mientras el 17 de octubre de 1945 abrió un período histórico que incluso ha sobrevivido a retrocesos y traiciones del movimiento creado por Perón, del 17 de octubre que vos descubriste, a sólo seis años no quedan ni los escombros y a tres años del 2008, en las elecciones presidenciales del 2011, mucha de esa clase media urbana y rural que le daba el toque popular a movilizaciones reaccionarias votaron por Cristina Fernández cuando alcanzó un 54% de los votos y le sacaba una diferencia al segundo sin antecedentes.

Cuando Jorge Bergoglio fue proclamado y asumió como Papa Francisco, esperabas que proyectara su papel de opositor, ahora a nivel planetario. Fue entonces que escribiste desmesurado el 26 de julio del 2013 con el título de “Prócer y Presidente”: “Le quiero hacer una confesión muy personal. Ya tengo elegido mi candidato a presidente para el 2015. Ya me convenció. Creo que no hay un argentino mejor que él para que conduzca los destinos del país y nos lleve por el mejor de los caminos. ¿No me cree? Mire, yo le voy a poner mi voto de confianza a un compatriota extraordinario que es lo mejor que produjo estas tierras, tal vez, en toda su historia. ¿Sabe porque lo quiero votar? Porque tiene las virtudes, los valores y las ideas de los dirigentes políticos más importantes de nuestro país y porque por su capacidad y su impronta revolucionaria debería estudiarse en los colegios como uno de los máximos próceres de la argentinidad y del planeta. ¿No me cree? ¿Le parece que exagero? Escuche y después me cuenta”

Y después hacías un resumen: “De José de San Martín tiene el coraje para pelear por la libertad de los pueblos y para enfrentar las más grandes dificultades, incluso las que tienen el tamaño de la cordillera de los Andes. Se siente un hombre libre y quiere que todos los hombres sean libres. De Manuel Belgrano tiene la obsesión por la educación, la excelencia intelectual y la flexibilidad para moverse en todos los terrenos. También es creador de una nueva bandera de la fe.

De Mariano Moreno tiene la voluntad revolucionaria. La pasión por romper las burocracias del atraso y la apuesta al cambio de las viejas estructuras. De Hipólito Yrigoyen tiene su amor por los más humildes, su lucha eterna para que la tortilla se vuelva, su profunda fe democrática.

De Juan Domingo Perón tiene su habilidad para conducir, ese liderazgo planetario que lleva a buen puerto porque predica con el ejemplo. Tiene esa sensibilidad especial y sabiduría popular que se cosecha con mucho pavimento recorrido. Tiene humor y picardía. Se podría cantar una marchita que diga: “Por ese gran argentino/ que se supo conquistar/ a la gran masa del pueblo/ con astucia clerical.

De Evita tiene su amor por los grasitas. Su opción por los pobres, por los cabecitas negras……..De Arturo Illia tiene la austeridad republicana y franciscana. Los votos de pobreza, el despojo de todo tipo de vanidad o riqueza frívola. No vive rodeado de millonarios ni de estrellas mediáticas. …. Francisco fue forjado por dos matrices que atravesaron y transformaron la historia de nuestro país. Por el catolicismo y el peronismo. En esas fraguas se formó. En esas convicciones e ilusiones. En esa fe. Muchas veces me pregunto qué me despierta tanta admiración en el Papa si yo no soy católico ni peronista aunque a veces me gustaría serlo. Para tomar lo mejor de ambos. Para tener un oído en el pueblo y el otro en el evangelio o en la doctrina, como decía Monseñor Angelelli. Ya sé que no lo puedo votar. Ya sé que no es candidato. Pero es el espejo que refleja lo mejor de este país. Es el argentino que nos transmite esperanza y capacidad transformadora. Es el Papa. Tranquilamente puede ser un presidente y un prócer. Podrán imitarlo, pero igualarlo jamás. Porque el país no está temblando. Esta latiendo patriotismo, solidaridad y emoción. Se siente, se siente, Francisco presidente. Y si él no puede ser, que algún argentino que se atreva a recoger su nombre y lo lleve como bandera a la victoria.”

De toda esta exageración, hago votos fervorosos para que en el futuro se cumpla tu deseo Alfredo: “Para tener un oído en el pueblo” y no sigas confundiendo aserrín con pan rallado.

El periodista Claudio Díaz, que murió hace unos años, escribió recordando tu pasado más lejano: “Se lo recuerda como el ochentoso apologista de la Junta Coordinadora y Alfonsín; el Chupamenem de revista Gente que entre 1991 y 1993 elogiaba al Rey de Anillaco en sus giras como enviado especial por el mundo occidental y cristiano; el guapo que en 2003, cuando Kirchner decidió meter mano en la efectiva sanción a tanto criminal suelto, contó en Página 12 que él en persona, sí, el propio Leuco, siendo colimba había estado a punto de matar al Cachorro Menéndez, en un impagable autobombo de soldadito revolucionario que se retobaba en el cuartel en pleno ’76, hasta diciéndole a un milico que hay un ejército nacional, sanmartiniano y todo eso…”

Hay actitudes tuyas Alfredo, que ya no son diferencias políticas sino agachadas a las que pueden aplicarse el mal uso que hacés en forma intensa de una frase desdichada: “todo argentino bien nacido”. Es una expresión Lambrosiana, Alfredo. Todos nacemos iguales y no hay bien y mal nacidos. Pero por un momento me olvido y la tomo como vos la usás.

Estuviste muchos años en Radio Continental como columnista político de Fernando Bravo y con Víctor Hugo Morales dejaron de hacer el pase separados por diferencias ideológicas y personales. Nunca hiciste ninguna mención a esa situación inamistosa. Pero bastó que pasaras a Radio Mitre del grupo Clarín para que dieras reportajes descalificando al notable relator uruguayo en la revista Noticias de Editorial Perfil, o en el programa de Mariana Mariani, en canal 13, donde trabaja tu hijo y que por casualidad es del grupo Clarín, o mencionándolo críticamente en la mayoría de las columnas del bisemanario Perfil en donde también por casualidad pasaste a ironizar sistemáticamente sobre que se le atribuya la totalidad de los males a Héctor Magnetto. Hay una tendencia a actuar genuflexamente con los que te contratan, en una sobreactuación que estoy convencido que nadie te pide. Caminar de rodillas voluntariamente es considerado por algunos, equivocadamente, como un ejercicio de libertad.

Sobreactuar la línea editorial del medio que te contrata, es muy parecido al obrero que se siente más identificado con su jefe que con sus compañeros. Todo esto te ha dado puntos para formar parte de la reunión de consorcio de los lunes en canal 13 con las estrellas del Canal, de TN y del diario, donde el que actúa como epicentro es el reconvertido Jorge Lanata. Es un espejo en donde por tus elogios permanentes al ex director de Página 12, te gusta verte reflejado.

Otra actitud cuya adjetivación escapa a la línea de esta carta, pero que es fácil imaginar, es cuando escribiste contra el periodista Eduardo Aliverti que mantuvo una posición impecable en el doloroso episodio que protagonizó su hijo. Aliverti hizo conocer su posición mediante un editorial en su programa “Marca de Radio” de una precisión notable. Llegaste a leer Alfredo, el 26 de septiembre del 2013, en tu columna habitual entonces en Radio Continental, en el programa conducido por Fernando Bravo, la nota “Críe Cuervos”, que luego fue publicada el domingo 29 de septiembre en el bisemanario Perfil

La misma comenzaba así: “Críe cuervos. A sus hijos no les exija nada. No les ponga ningún límite. No sea autoritario ni padre castrador de su creatividad. Hijos de tigre. Sea compinche, cómplice de sus ocurrencias. Sea canchero, piola. Vaya a la toma del colegio y apoye la profundización de las medidas y que también corten las calles. Corra a su hijo por izquierda. Dígale que no sea pecho frío, que se la juegue. Que no sea reformista. Saque pecho y cuéntele con orgullo que en su época armaban bombas molotov como si fueran sándwiches y que los más valientes mataban policías……

Críe cuervos. Comente con sus amigos lo genial y vanguardista que es su hijo. Confiese que tiene ganas de fumarse un porro con él. Que el otro día le robó plata de su billetera, pero usted se hizo el boludo para no hacerlo sentir mal ni frustrarlo. A lo sumo háblelo con su psicoanalista. O mándele un mensaje por Facebook. Usted sabe que chupa un poco, tres o cuatro noches por semana, pero que eso es parte de la vida. ¿O vos nunca te pusiste en pedo? Dedíquele tiempo a su hijo. Ayúdelo para que complete su posgrado en transgresión. No se quede en el chiquitaje. Ofrézcale cocaína….”

Así sigue la nota. Son una serie de consideraciones absolutamente opinables y que realizás en el ejercicio de tu libertad. Hasta llegar a un punto en donde rencores a flor de piel te llevan a un territorio que parece reñido con la ética y la verdad: “Críe cuervos. Si su hijo atropella, mata y arrastra a un ciclista durante kilómetros arriba del capó del auto, juegue a fondo. Diga que el ciclista era un padre de familia que iba bien temprano a trabajar por un lugar donde no debe transitar y que el muy turro le pegó un tremendo bicicletazo al auto de su hijo. Si su hijo no podía estar parado y tenía más alcohol en sangre que un tonel, minimice el hecho, justifíquelo y recurra al manual del buen padre que le comenté hace un instante. Repita conmigo: ¿Y vos nunca te tomaste una copita de más?”

Concluye con el siguiente párrafo: “Finalmente, amigos, sepan que cada padre tiene los hijos que se merece. Críen cuervos. Pero, por favor, no se quejen el día que les saquen los ojos.”

Otra frase que utilizas con reiteración es “que del ridículo no se vuelve” Y sin embargo hay un hecho ridículo del que fuiste protagonista y del cual has vuelto, al punto que hoy integras la cuadrilla de demolición de Radio Mitre, el periodismo más militante (a favor de un grupo económico) de la Argentina que sin embargo se oculta bajo el estandarte del periodismo independiente. Algunos han recogido pudorosamente lo vacío de esa caracterización y ahora se proclaman “periodismo crítico”

Pasó en el 2010. El entonces bloguero oficialista Lucas Carrasco estaba enamorado de una chica que trabajaba con vos. Escribió entonces en algo que a todas luces era una broma y que hasta el lector menos perceptivo se hubiera dado cuenta: “Hasta que supe, y esto es imperdonable, que Agustina, que está en el rincón, hablando con un gil, sí, que trabaja con Leuco. Ese, un gil. Voy a juntar gente, irme a la puerta de canal 26, hacerle un escrache. Si me la enamoras a Agustina, ay, dios. Voy a matar a todos. No va a quedar ninguno vivo. Este post servirá de prueba. Voy a entrar con una metralleta a ese programa. Voy a matar a todos. Agustina, por dios, sos la mina más linda del mundo, no podes, ok, te entiendo que no me des bola, por eso, sos la más linda del mundo, en ésa te banco, ahora bien, convengamos; con ese gil no…..”

Alfredo, es poco creíble que estuvieras dispuesto a matar a Luciano Benjamín Menéndez, en plena dictadura y te hayas asustado, en democracia de una broma en forma de amenaza.

En un tono dramático editorializaste en el programa de radio de Fernando Bravo en radio Continental y en tu programa de televisión “Le doy mi palabra” bajo el título de: Amenaza de muerte: “Lamento tener que dar esta noticia el día de la primavera. Pero es muy grave y no la puedo dejar pasar. Lucas Carrasco, integrante del aparato de comunicación kirchnerista me amenazó de muerte y prometió ir con una metralleta al canal 26 para matarnos a todos. No lo dijo en un instante de calentura en una discusión callejera. Lo escribió en su blog que tiene 787 seguidores y que es muy visitado por los sectores juveniles del oficialismo que lidera Máximo, el hijo del matrimonio presidencial…

Los Kirchner concentran tanto el poder que, en general, suelo atribuirle a sus órdenes gran parte de los hechos que genera el oficialismo. Pero esta vez es distinto. Creo que en esto no tienen nada que ver porque como queda claro, mis compañeros de la tele y yo somos las víctimas de estas amenazas pero el principal perjudicado es el gobierno nacional. Un alto funcionario al que consulté me dijo que “Carrasco era un loco suelto, capaz de hacer cualquier cosa al que no había que darle importancia”. Yo le contesté que precisamente por eso había que hacer pública su amenaza. Porque es un loco, es decir alguien poco racional que no se subordina a la disciplina partidaria y porque “es capaz de hacer cualquier cosa”. Por lo pronto sin adjetivar ni editorializar, y con la sola intención de actuar en defensa propia quiero que hable la contundencia de los hechos. Les transmito lo que leí y lo que voy a reproducir esta noche por televisión en el canal 26 si es que llego antes que su metralleta.”

Incluso conseguiste la solidaridad automática de colegas que imprudentemente te acompañaron entusiastamente en el tránsito por el ridículo.

Cuando en tus editoriales, incursionás en el campo de los pronósticos, tus aciertos brillan por su ausencia. Por ejemplo: al finalizar el 2008 escribiste: “En el calendario político de la historia argentina, 2008 quedará marcado como el año de la decadencia del imperio kirchneriano.”

También se te ve en una entrevista televisiva, en el gobierno de la Alianza, afirmando que sin el FMI no se puede vivir.

Con un lenguaje belicoso que atribuís sólo a los que te critican, repetís permanentemente expresiones como “ladriprogresistas”, “pauta dependientes”, “el goebbeliano sistema propagandístico del gobierno”, y cuando vivía Néstor Kirchner y Cristina ya era presidente lo denominabas “el jefe de la jefa de estado”.

En la recordación de los 20 años del feroz atentado a la AMIA, hubo cuatro actos. Tres de ellos convocados por los familiares que se alejaron de las instituciones representativas de los argentinos de origen judío, con fuertes críticas a la complicidad de dirigentes de las mismas en el encubrimiento de la investigación. Por casualidad, sólo por casualidad, hablaste por segunda vez en el acto convocado por el establishment de la colectividad.

Ahí pronunciaste un discurso con el maniqueísmo que te caracteriza. En un tema complejo con múltiples aristas, apuntaste en forma genérica a todos los gobiernos, diluyendo las distintas responsabilidades. Apuntaste al memorándum con Irán, imputando al canciller Timerman del delito de lesa impunidad y sin la menor duda señalaste a Irán como el que perpetró el atentado. Es posible que haya sido, pero en una “investigación” donde quedaron procesados el juez Galeano que la realizó y los fiscales Muller y Barbacchia, donde aún hoy no existe ninguna seguridad sobre la existencia del coche bomba, con imputados perejiles que luego quedaron en libertad, donde se le pagó a un imputado, hecho que fue grabado y pasado por televisión, donde se destruyeron y plantaron pruebas falsas por parte de la policía y los servicio de inteligencia locales y extranjeros, donde no se avanza sobre el encubrimiento local, no se descubrió un solo cómplice en el país y se sabe con certeza lo que se tramó a 13.778 kilómetros de distancia, donde el fiscal Nisman que participó y continúo con la investigación impugnada, recibe indicaciones en reiteradas ocasiones de la Embajada Norteamericana sobre lo que hay que investigar ( Irán) y lo que hay que relegar, el encubrimiento local, como quedó reflejado en los wikileaks, el haber desechado la pista siria y así hasta el infinito. 

Mostrando una ubicuidad para nada sorprendente, no mencionaste el papel desempeñado por el ex Presidente de la AMIA Rubén Beraja, que irá a juicio oral por el encubrimiento porque era como mentar la soga en la casa del ahorcado y te perderías una tercera invitación para hablar en el acto. Llamativo escamoteo en alguien tan valiente que estuvo, según propia confesión, dispuesto a asesinar, en los años de plomo, al carnicero de Córdoba.

Por si lo olvidaste o no lo leíste te recuerdo: “Los funcionarios estadounidenses de la embajada le dijeron a Nisman que se dejara de embromar con la llamada “pista siria” señala el cable diplomático…..Al advertir el malestar de los diplomáticos estadounidenses por el pedido de captura de Menem, Nisman les aseguró que no iba a insistir con sus averiguaciones acerca de la “conexión local”. Dijo que le había entregado esa investigación al juez Lijo y que de ahora en más se dedicaría a seguir la recomendación que le habían hecho los funcionarios de los Estados Unidos. Escribió Wayne (el embajador): “Nisman aseguró que ya no tendría ningún rol en ese aspecto del caso (la investigación de la conexión local) y que continuaría enfocado a descubrir nuevas pistas y fortalecer las pruebas contra los iraníes”(Paginas 38 y 39 de ArgenLeaks. Los cables de Wikileaks sobre La Argentina de la A a la Z de Santiago O`Donnell). 

A su vez, del mismo autor en su libro siguiente “PolitiLeaks” escribió: “Los cables muestran que el gobierno de los Estados Unidos impulsó y alentó la investigación de los sospechosos iraníes acusados de haber cometido el atentado que en 1994 mató a 85 personas. Distintos funcionarios estadounidenses mantuvieron contactos con el fiscal encargado de llevar adelante la investigación, Alberto Nisman. En esos encuentros, los estadounidenses dejaron en claro que no dudaban de la culpabilidad de los iraníes acusados por la fiscalía, e insistieron que Nisman dejara de lado la “pista siria” y la “conexión local, por considerar que esas pistas podían debilitar el “caso internacional” en contra de los acusados iraníes” ( Páginas 259 y 260). Nada de todo esto te ha hecho por lo menos dudar y tampoco considerar que estas instrucciones de una potencia extranjera a un Fiscal de la Nación es un delito de lesa impunidad. Esto no significa que Irán no pueda ser culpable, sino que previamente se determinó quien es el culpable y luego se buscaron las pruebas en esa dirección.

Es que el odio, Alfredo, se convierte en un par de anteojeras contra el entendimiento.

Siempre repetís casi como una muletilla que “el periodista tiene que ser el defensor del hombre común y el fiscal del poder”. Y considerás que sos la expresión acabada de esta contundente afirmación.

Pero los hechos desmienten tu relato. Tomemos los últimos años: tu discurso estaba en línea con los intereses económicos del grupo Prisa propietaria de Radio Continental. Te alineaste con las patronales del campo, sobreactúas los posicionamiento del grupo Clarín (lo que ya es mucho decir) y del bisemanario Perfil, te abrazás con las instituciones establishment de los argentinos de origen judío. Tenés una rara capacidad, o sos víctima de la casualidad permanente, el estar siempre del lado del poder económico y mediático hegemónico. No sos entonces un fiscal sino un defensor y militante de sus intereses, mientras te envolvés en la bandera del pretendido periodismo independiente. Confundís llamativamente los roles, te ves como fiscal del poder cuando actúas como su defensor y el hombre común que mentas, rara vez cuenta con tus servicios.

Dejo aquí porque esto ya se ha hecho largo y poco aportaría seguir abundando en tu pendiente.

Te aseguro Alfredo que me hubiera costado imaginar, allá por los primeros años del siglo XXI, cuándo mantuvimos varias conversaciones telefónicas, que llegarías a los extremos que transitás, de los cuales la carta a Griesa es tu obra maestra. Arturo Jauretche la hubiera incluido en su “Manual de zonceras argentinas”. Y como vos decís: “Te doy mi palabra”.

© Escrito por Hugo Presman, Conductor de “El Tren” el domingo 12/04/2015 y publicado por http://radiocooperativa.com.ar