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sábado, 25 de octubre de 2014

De Tinelli a Hebe y Báez… De Alguna Manera...


De Tinelli a Hebe y Báez…

“Sueño con partido” Hebe De Bonafini. Dibujo: Pablo Temes 

A medida que se aproxima su final constitucional, el camino en zigzag del Gobierno luce más evidente que nunca. Raros voceros.

- “Este gobierno instaló la violencia verbal: si no pensás igual, sos un enemigo a atacar, destruir y si es posible matar.” (Marcelo Tinelli)

- “Los opositores, para mí, son enemigos.” (Hebe de Bonafini)

- “Lázaro no es socio de Cristina, es su empleado, lo maneja por teléfono.” (Eduardo Arnold, ex vicegobernador de Néstor Kirchner)

Detrás de las noticias sobre Marcelo Tinelli, Hebe de Bonafini y Lázaro Báez se pueden descubrir las claves de la decadencia de un gobierno que potencia y multiplica sus peores actitudes a medida que se acerca su final constitucional. Cristina mantiene su iniciativa política mediante volantazos espasmódicos que confunden a su propia tropa, pero sigue firme en su irracionalidad de gestión económica y su vocación de aislamiento autoritario. Es autodestructiva, avanza un paso, pero retrocede dos.

Nada explica cuál es su conveniencia en desatar una guerra contra Marcelo Tinelli. ¿Quién salió herido de estas refriegas? Cristina, sin dudas. Confrontar contra el personaje más popular de la Argentina sólo es necesario si se trata de un opositor acérrimo y golpista. Tinelli nunca lo fue. Todo lo contrario. Además de su militancia histórica en el “tinellismo”, el conductor televisivo tuvo una excelente relación con Néstor Kirchner, al que lloró abrazado a su viuda el día de su muerte. El matrimonio presidencial cerró la campaña de Cristina 2007 en Bolívar jugando a que jugaban al vóley con Tinelli. Hasta hace apenas nueve meses el Gobierno estuvo a punto de cerrar un trato con él para hacer un Fútbol para Todos más profesional y menos panfletario. Máximo Kirchner le bajó el pulgar, y esa fue la señal para la que la jauría injuriadora de Diego Gvirtz se dedicara, junto con el grupo de tareas de los blogueros K, a masacrar al cuervo Tinelli. Menemista, ladrón y cosificador de la mujer fue lo menos que le dijeron a quien hasta media hora antes era el simpático jefe de la televisión popular del entretenimiento. Bonafini lo crucificó. Luis D’Elía lo acusó de ser responsable de la violencia juvenil. La reacción del astro de los 20 puntos de rating (más de 25 estadios como los que llenó La Cámpora) fue contundente. Sacó como conclusión que Cristina está de acuerdo con lo que dicen sus voceros más desprestigiados, que fue elegido como enemigo y aunque descalificó al  piquetero y habitual vocero iraní como “negador del Holocausto” y violento, aprovechó su programa para fustigar a un gobierno con la demoledora frase con la que comienza esta columna.

Con la estatización de la Universidad de las Madres de Plaza de Mayo, los Kirchner cierran uno de los círculos más viciosos de su vida política. Jamás movieron un dedo por los organismos de derechos humanos mientras fueron patrones de Santa Cruz. A Hebe Bonafini no la ayudaron nunca ni con un pasaje de avión para que hicieran algún acto en Río Gallegos. Tanto Néstor como Cristina se lavaron las manos y se enriquecieron mientras otros abogados se jugaban la vida presentando habeas corpus durante la dictadura. Pero ni siquiera en democracia, con Néstor como intendente y gobernador, fueron capaces de tener un gesto de ayuda a las Madres cuando las Madres no tenían camiseta partidaria y eran un ícono de la lucha pacífica por la verdad y la justicia, y en contra de la impunidad del terrorismo de Estado.

Después, los Kirchner hicieron todo lo contrario. Se dieron cuenta de que podían utilizar a las Madres y Abuelas como escudos para ocultar su falta de compromiso en esos temas y para tapar la matriz corrupta del Estado que instalaron. Descargaron una lluvia de dinero sobre las Madres y eso ensució sus pañuelos blancos, envileció su lucha titánica y heroica, y la redujo a una fundación que más que Sueños Compartidos se transformó en una pesadilla para los verdaderos luchadores honrados. Con Hebe como autora intelectual y Sergio Schoklender como autor material, se malversaron fondos, se evadieron impuestos de todo tipo y se hicieron estafas que la Justicia castigará más temprano que tarde.

Las Madres de Plaza de Mayo que nunca habían tocado un peso, que no aceptaron ni la indemnización del Estado por la desaparición de sus hijos, de pronto se convirtieron en un lugar oscuro, que interactuaba con cuevas financieras que cambiaban cheques y con un manejo que las hundió en la lógica de los políticos malandras. Como los Kirchner nunca lograron llegar a la estatura moral de lo que fueron las Madres de Plaza de Mayo, de a poco lograron bajarlas a su altura ramplona de usureros del toma y daca, y los negocios oscuros.

Sólo faltaba igualarlas al caso Ciccone. Estatizar la universidad para limpiar las huellas de la vergüenza. Hebe Bonafini cambió los amigos que la ayudaron desinteresadamente por compromisos políticos que la hundieron interesadamente. Abandonó y hasta fustigó a Vicente Zito Lema, Osvaldo Bayer y Magdalena Ruiz Guiñazú, entre otros, y se abrazó a Sergio Schoklender, Amado Boudou y Luis D’Elía. Está todo dicho: cambió la honradez por la mano en la lata.

Liberada de esas buenas relaciones, apeló a su tosudez autoritaria y se convirtió en una máquina de sectarismo. Celebró el genocidio de 5 mil personas en las Torres Gemelas, acusó de turros a los miembros de la Corte Suprema y convocó a tomar por asalto los Tribunales, elogió a la ETA y tuvo conceptos antisemitas. Consultada por una radio amiga, Hebe confirmó lo obvio: para ella, no hay oposición. Son todos enemigos.

La empresa de demolición y profanación de emblemas ecuménicos de los Kirchner cometió el peor de los pecados. Enterró en el barro a los relucientes pañuelos blancos. El sentimiento de culpa por no haber contribuido en nada a construir el edificio ético de las Madres los llevó a dinamitarlo a la vista de todos y con el voto de 132 diputados.

Finalmente, la operación de los fondos buitre para quebrar a Cristina se hace cada vez más compleja e inquietante. La extorsión es un delito repudiable, pero nadie que no tenga nada que ocultar puede ser extorsionado. Ahora las versiones incluyen no sólo las cuentas de la familia Kirchner en complicidad con Lázaro Báez. Hay un fantasma que se agita sobre los tristemente célebres fondos de Santa Cruz. Una fortuna que Néstor fugó al exterior de la que nunca hubo un dato cierto o un papel membretado. Ese dinero que les permitió hacer política y llegar a tres presidencias Kirchner podría convertirse en la llave que cierre para siempre este ciclo histórico.

© Escrito por Alfredo Leuco el Sábado 25/10/2014 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.





lunes, 28 de julio de 2014

Pequeñas grandes miserias… De Alguna Manera...


Pequeñas grandes miserias…

K No Era, Teresa Parodi. Dibujo: Pablo Temes

La forma en que el Gobierno expulsa y somete a ex aliados, pero encubre a los alineados, revela su propio ADN. Política indigna.

La Cámpora pretende apropiarse del trabajo que Víctor Ramos hizo en varias villas miseria porteñas y por eso le pidió a Cristina que ordene su expulsión del Gobierno. Sin embargo, el funcionario, por temor u obsecuencia, primero dijo que los responsables fueron los alcahuetes, los enanos bufones de la reina que lo sacaron poco menos que a los empujones de su despacho. Simultáneamente avisó que va a seguir apoyando a Cristina. Reaccionó como alguien con el Síndrome de Estocolmo que refleja la dependencia enfermiza del torturado con su torturador. Al día siguiente, Ramos reculó en chancletas hasta el ridículo. De decir que fue víctima de “un golpe de Estado” pasó a hablar de “problemas burocráticos administrativos” y a desmentirse a sí mismo con un inexplicable: “yo renuncié”. Fue patético el nulo valor que le dio a su palabra quien, al cierre de esta edición si todavía no renunció, aún es el presidente del Instituto Dorrego.

La autora intelectual de la patoteada fue Cristina. Ni una hoja se mece en este gobierno si no la mueve la mano de hierro de la abogada exitosa y millonaria. Pero la ejecutora, la autora material, la que se puso la capucha de verdugo para bajar la guillotina sobre la cabeza de Ramos fue Teresa Parodi que también quedará marcada por esa actitud indigna de una artista que sufrió persecusiones y que ahora las encabeza.

Parodi edificó su carrera sin el carisma, pero con el perfil ideológico de Mercedes Sosa. Canciones combativas que reclamaban libertad e igualdad. Durante mucho tiempo fue discriminada por las radios y las compañías grabadoras por esa respetable intransigencia. Ella levantó su voz contra esos atropellos. Sólo algunos periodistas y locutores la ayudaron para que ella expresara su pensamiento y quebrara ese aislamiento. Pero desde que llegó el kirchnerismo, casi en silencio, se transformó lentamente en un engranaje del aparato de un Estado que castigó la disidencia, la rebeldía y el pensamiento diverso. 

Teresa como tantos, también por miedo a dejar de pertenecer al paraíso oficial o por verticalismo, se transformó en lo que tanto odiaba, en un comisario político. El estalinismo pingüino es una versión berreta de otros autoritarismos regionales. Teresa Parodi fundó “Las Cristinas”, junto a Hebe de Bonafini, usó cada día más ropa con tejidos y dibujos étnicos de la Patria Grande y recibió dinero por muchas actuaciones a lo largo y lo ancho del país donde más de una vez no había casi nadie en la sala. 

Pero Teresa cobraba lo mismo el subsidio destinado a difundir la cultura nacional y popular. Su silencio frente al ataque que sufrieron muchos periodistas y artistas que se atrevieron a pensar distinto fue recompensado con un ministerio. Y en una de sus primeras acciones importantes fusiló políticamente a Víctor Ramos. No se sabe si lo consideran un inútil después de diez años de gobierno o un traidor porque se sacó una foto con Daniel Scioli y se subió a su “Ola Naranja” junto a Mario “Pacho” O’Donnell, otro que también, al igual que Ramos fue menemista, duhaldista, kirchnerista, cristinista, chavista y ahora se disponen a ser sciolistas o massistas llegado el caso. ¿Y por qué no macristas, si Pacho fue hasta alfonsinista?

Hace años que Ramos es amigo y la mano derecha de Jorge Coscia, que también fue condenado a la Siberia del silencio después que le sacaron tarjeta roja casi sin explicaciones. Los que se quedan en el Gobierno por lo bajo justifican ese lastre que tiran por la borda porque para seguir navegando el barco debe “sacarse de encima a los corruptos”. Epa, epa, cuánta insolidaridad vigilante y delatora que anida en el kirchnerismo. Mientras están en el Gobierno, los funcionarios son Madres Teresas al mando de la emancipación de los pobres latinoamericanos. Cuando los rajan pasan a ser ladrones de cuarta y oportunistas. La misma medicina la tomaron casi todos los que fueron eyectados del Estado.

Hasta Alberto Fernández que integró la mesa chica con Néstor y Cristina fue espiado y escuchado por los servicios de inteligencia y escrachado por el oligopolio de medios que se enriquecieron con los dineros públicos como el cártel de Gvirtz. Alberto recibió los balazos del hostigamiento que antes él mismo disparaba.

Es como si Cristina les dijera, figurativamente, por cierto, que si se quedan, siempre les van a tocar los Oyarbides. Pero si se van y no siguen arrodillados a sus caprichos, le mandan la SIDE, la AFIP y hasta son capaces de tirarte encima perros de presa de la Justicia como el fiscal José María Campagnoli o el juez Ariel Lijo. Vos elegís, le dijo Cristina a Julio De Vido cuando amenazó con lavarse las manos y dar un paso al costado: “Podes irte a la cárcel o al cementerio”.

Asi funcionan las cosas en el cierre del kirchnerismo que, a esta altura, puede dejar de ser la etapa infantil del peronismo para convertirse en su fase final, en el ciclo terminal. Eso deberá rectificarse o ratificarse en las elecciones de 2015. Muchos encuestadores dicen que el crecimiento de Macri tiene que ver con que, finalmente, en una parte importante de la población pesa más esa frase de que “mejor probemos otra cosa, ya estamos hartos de peronismo” que la verdad revelada de que “a este país sólo lo puede gobernar el peronismo”.

Sería un esperpento de la historia para la generación de Montoneros en el pejotismo. Fueron los que quisieron jubilar a Perón y enseñarle peronismo y terminarían (Dios y Cristina, dirán) con el movimiento fundado por el general que resistió todas las tormentas menos el reinado de Cristina. Sería un exabrupto del revisionismo que Cristina, que votó al peronismo en 1973 con la boleta de Jorge Abelardo Ramos (el padre de Víctor) porque era más cool y menos grasa, sea ahora la liquidadora del movimiento.

A veces, en un solo gesto se puede analizar todas las miserias que tiene una proyecto como el kirchnerismo. A veces una sola actitud concentra todos los venenos como si fuera una probeta para analizar el ADN autoritario de un liderazgo tóxico como el de Cristina. A veces con un solo comportamiento militantes de años tiran a la basura una trayectoria.

Amo la política sana porque creo que no hay otra forma de extirpar las inequidades sociales que con la militancia en los partidos. Puedo comprender la defensa de lo indefendible de cierto pragmatismo ideológico que trata de disimular los ajustes ortodoxos y la inflación galopante. Pero jamás entenderé que en nombre de la disciplina partidaria un dirigente político se someta a la peor de las humillaciones. Nadie que pierda su dignidad como persona puede defender la dignidad de otro. Y eso es hacer política: defender la dignidad de los demás sin caer en la propia indignidad.

© Escrito por Alfredo Leuco el Sábado 26/07/2014 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.