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lunes, 22 de noviembre de 2021

León Gieco: setenta años, dos fiestas y un millón de amigos... @dealgunamaneraok...

 León Gieco: setenta años, dos fiestas y un millón de amigos… 


León Gieco festejó con Taty Almeida, Estela de Carlotto y Delia Giovanola.

Después de festejar el sábado en el Centro Cultural Kirchner, el autor de "Sólo le pido a Dios" volvió a reunirse con artistas que interpretaron su obra, y con un público que mostró su fervor.

© Escrito por Karina Micheletto y publicado por el Diario Página/12 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República de los Argentinos. 

León en Tecnópolis. Siete décadas para toda la vida. Con esta invitación a celebrar el cumpleaños redondo de uno de los artistas más admirados y queridos de la Argentina, ayer León Gieco volvió a festejar sus setenta, esta vez en el predio de Villa Martelli. Y como ya había ocurrido en el Centro Cultural Kirchner el sábado, lo hizo rodeado de amigos y amigas, músicos y músicas que festejaron la belleza de sus canciones. Y también de Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, de hijos e hijas, que lo abrazaron, le agradecieron, le desearon cumplir muchos más con esta misma fuerza creativa con la que sigue haciendo discos, y compartieron el escenario con él en el tramo final. Fue cuando sonaron, entonados por todos y todas, los himnos "La memoria" y "Sólo le pido a Dios", el cierre de una fiesta que siguió en la noche excepcionalmente cálida por las calles de Tecnópolis, con una multitud que seguía cantando y recordando lo vivido mientras emprendía el camino de regreso. 

Liliana Herrero, Luis Gurevich, Hilda Lizarazu, Claudia Puyó, Miss Bolivia, Nahuel Pennisi, la armoniquista Sandra Vázquez, Julia Zenco, Leo García, Manu Sija, Javier Calamaro, Emme, Juan Subirá, Dani Suárez y Cóndor Sbarbati de La Bersuit, formaron parte de esta segunda --pero no menos intensa-- parte del festejo de los 70 León. La dirección musical estuvo, nuevamente, a cargo de Lito Vitale. 

Y estuvieron también presentes en el estadio Taty Almeida, Estela de Carlotto y Delia Giovanola, además de representantes de H.I.J.O.S. y de otros organismos de derechos humanos. "Madres de la Plaza, el pueblo las abraza", fue el canto colectivo que resonó en Tecnópolis, junto a las canciones de León.  

La fiesta tuvo mucho de reencuentro: con León, con sus canciones, con las y los artistas que las interpretaron, con la experiencia de un evento en un lugar masivo como el microestadio de Tecnópolis, ya superada la etapa de mayores restricciones de la pandemia. Pero sobre todo, por la fiesta que se vivió, algo que trajo a la memoria de los cuerpos los momentos de los grandes conciertos pre pandemia, con ese clima de energía compartida alrededor de una obra que se admira y se disfruta.

 

Con el corazón en la voz 

Así se vivieron temas como "El fantasma de Canterville", en la potente voz blusera de Claudia Puyó, o el siempre vigente "De igual a igual", que hicieron los integrantes de La Bersuit. Fueron momentos festivos, de reencuentro catártico con la experiencia de recital, en un público que entró al estadio ya coreando el nombre de León.   

En el otro extremo de las emociones, el momento en que Liliana Herrero interpretó, con el corazón en la voz, "Todos los días un poco", fue de alta intensidad. "Claro que celebramos, con el corazón de León en alto, y con la música de este país en alto", agradeció la cantante antes de recibir un largo aplauso del público. 

 


"Los salieris de Charly". "La cultura es la sonrisa", "Pensar en nada", "Cinco siglos igual", "El país de la libertad", "El desembarco", "Carito", fueron parte de un repertorio que comenzó, transcurrió y terminó con grandes himnos de la música argentina. Canciones que a todos y todas las presentes los interpelaban desde un lugar emotivo cercano e intenso, muy propio. Como ocurre con las canciones con las crecimos, las de León despiertan recuerdos, remiten a momentos, sensaciones, etapas. Pero también siguen cantando con gran potencia en tiempo presente. 

Estuvo también representado Mundo Alas, ese gran y único proyecto inclusivo que comandó León, que se transformó en una gira por el país (incluido un concierto en el Luna Park para la celebración de los 20 años de este diario), en una serie y en un documental muy premiado. En este concierto sumó su arte la artista plástica Antonela Semán, que pinta con los pies y a lo largo del show hizo un cuadro en vivo, y estuvo como invitado Pancho Chévez, el armoniquista y compositor que, según León, "fue el responsable de que toda esa locura comenzara". 

Potencia presente

Están las canciones de siempre de León. Y están las nuevas, que también sonaron con potencia en el festejo de cumpleaños. Entre los temas del disco que el cantautor ya fue presentando por estos días, sonó desde la pantalla "La amistad", que Gieco grabó con su amigo de siempre Gustavo Santaolalla, y en el que también recuerda a otros amigos: Mercedes Sosa, Sixto Palavecino y Elpidio Herrera. 

Miss Bolivia fue la encargada de versionar otro de los temas del nuevo disco --que León hizo con Luis Gurevich y presentará completo el año que viene--: el "rap trap alimenticio" "Alimentación.com". Al estilo de "Ojo con los Orozco", allí Gieco va jugando con palabras, pero esta vez son las sustancias que tienen los alimentos que comemos, esas que aparecen en la letra chica de los envases. Linduras como "ácido clorhidrato, mononitrato de tiamina, alfatocoferol acetato, ascorbato de sodio". 

"Gracias Miss Bolivia por cantarla por mí, porque yo no sé cómo voy a hacer para cantarla en vivo", bromeó el homenajeado sobre la dificultad de pronunciar --y rapeándolas-- esas sustancias tremebundas. "Para grabar fue más fácil porque tenemos yeites, cortamos por frases, engrupimos mucho", siguió en tono jocoso. 

Un millón de amigos 

Al igual que el sábado en el Centro Cultural Kirchner, la previa del concierto fue con saludos que le enviaron a León sus amigos y amigas alrededor del mundo. Silvio Rodríguez, Rubén Rada y Pablo Milanés en un jocoso video compartido, Susana Rinaldi, el jurista Baltasar Garzón, los expresidentes Pepe Mujica y Rafael Correa, Víctor Hugo Morales, Graciela Borges, Ana Belén, Joan Manuel Serrat, Litto Nebbia, Taty Almeida, Estela de Carlotto, entre muchos y muchas, le hicieron llegar su cariño al homenajeado. 

Diego Capusotto saludó a "Juan Domingo León". Kevin Johansen recordó que "del dicho al hecho, hay mucho Gieco". Hugo Soriani, director periodístico de Página/12, apuntó que "los títulos de las canciones de León, muchas veces han sido títulos del diario". Y esta vez se sumó el saludo de Zamba --el personaje de PakaPaka-- por los 70. "Me encantó, y seguro que le encanta a mi nieto Oliver", agradeció León.  

León es, según se escuchó entre esos saludos, "el artista más querido de la Argentina". El tipo que siempre estuvo parado en un lugar coherente entre obra, palabra y acción, el que defendió siempre las causas justas. El que regaló canciones que quedarán para siempre. El que supo cosechar un millón de amigos, el que hoy le canta a la amistad. Algo así le fueron a decir, y por eso le fueron a agradecer, todos los artistas y el público presente. Y por eso en los 70 de León se multiplican los festejos, y se seguirá celebrando. 

El empujón a los nuevos artistas 

La previa del concierto de León Gieco fue con una inauguración: se relanzó el CIAM, Centro de Investigación Aplicada a la Música, con tecnología de grabación y sonido de punta, pensado para servir como espacio de experimentación y grabación para los músicos y músicas emergentes. León fue nombrado padrino de la sala que se bautizó con el nombre de "Mercedes Sosa", y la invitada especial a la inauguración fue Taty Almeida. 

"Yo grabé en muchos estudios del mundo y puedo asegurar que este está a la altura de los mejores, no se puede creer lo que encontré", halagó León el equipamiento técnico de una calidad única en Latinoamérica. "Estoy contentísimo de ser el padrino artístico de un lugar que estará abierto y a disposición de todos los músicos, sobre todo de los que están empezando. Es el empujón que todos los artistas, cuando hemos empezado, hemos necesitado", expresó. 

El lugar retomará las funciones que había dejado de tener durante la gestión anterior: será un centro de investigación, formación y capacitación para estudiantes y profesionales vinculados al mundo del sonido, la música, el cine y los videojuegos. El estudio A cuenta con una sala equipada con un piano acústico y amplificadores de instrumentos, lo que permite grabar sesiones simultáneas y hacer mezclas Estéreo, Dolby Surround 5.1, 7.1 y Dolby Atmos. El estudio B también es de avanzada: permite mezclas Estéreo e Inmersivas al estar está equipado con sistema Ambisonics.


 

sábado, 23 de enero de 2021

Sí, matar al tirano… @dealgunamanera...

 Sí, matar al tirano…

 

Nunca hubiera imaginado que el destino me llevara a ser testigo de un hecho pleno de las fantasías que siempre contiene la realidad humana. En Bad Bramstedt, una pequeña ciudad del norte alemán, se llevó a cabo un acto de homenaje a Kurt Gustav Wilckens. Sí, nada menos. ¿Quién fue Kurt Gustav Wilckens? El obrero alemán que, en enero de 1923, mató al teniente coronel Varela, en Palermo, frente a los regimientos 1 y 2 de Infantería. El teniente coronel Varela había sido el ejecutor del fusilamiento de centenares de peones patagónicos en las huelgas rurales de 1921-22, durante el gobierno de Hipólito Yrigoyen.

 

© Escrito por Osvaldo Bayer el sábado 11/03/2011 desde la Ciudad de Bonn, Alemania, por el Diario Página/12 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República de los Argentinos.

 

Wilckens, para cometer el hecho, usó el principio de “Matar al tirano” que sostenían los anarquistas. “Cuando en un país no hay justicia, el pueblo tiene el deber de llevarla a cabo”, sostenían. En el caso de Varela, Wilckens señaló que los obreros debían ejecutarlo porque, si no, volvería a cometer crímenes similares.

 

Después de su acción, Wilckens fue detenido, llevado a la cárcel y, allí, asesinado por un pariente de Varela que se hizo pasar por guardia penitenciario –con aprobación de las autoridades–, que lo mató mientras dormía en su celda.

 

Bad Bramstedt está orgullosa de que Wilckens haya nacido allí. Los diarios locales y de la zona publicaron páginas enteras en recuerdo a él. Wilckens pertenecía a una antigua familia –ese apellido está entre los fundadores de la ciudad– que vivía justo en la plaza principal. Fui invitado a hablar en el acto que se realizó en el castillo histórico, en un amplio salón, y la concurrencia fue principalmente de docentes, periodistas y antiguos vecinos de la ciudad que conocieron a la familia Wilckens. También se hizo presente un buen número de estudiantes. Y la iniciativa partió nada menos que de dos libreros, Ralph y Hans, de la librería Hans, el Feliz.

 

En la Argentina siempre se ninguneó el hecho de Wilckens. Se silenció todo. En el célebre debate sobre los crímenes oficiales cometidos contra las peonadas patagónicas, la bancada mayoritaria –los radicales– negó la investigación, abandonando el recinto a la hora de votar. ¿Qué debían hacer los obreros? ¿Callarse la boca y “mirar hacia adelante? No, había llegado el momento de aplicar aquello de “cuando no hay justicia...”. Y la ejecutó Wilckens. Fue solo a enfrentar al todopoderoso militar. Cuando sus compañeros de ideas quisieron acompañarlo, él les respondió: “No, para una persona, una sola persona”. Y fue solo a “hacerlo” al militar dueño de la vida y de la muerte.

 

Al sepelio del militar fusilador fueron todos, desde el presidente Alvear y el ex presidente Yrigoyen, con todos sus ex ministros, hasta miembros de la Sociedad Rural, por supuesto.

 

En el acto en su ciudad natal alemana se propuso que se pusiera una placa en la casa donde nació, relatando quién había sido Kurt Gustav Wilckens. Al militar fusilador nunca nadie se atrevió a hacerle después homenajes, ni siquiera a recordarlo. En su tumba en el panteón militar, hasta hace poco había sólo una placa que decía: “Los británicos en el territorio de Santa Cruz a la memoria del teniente coronel Varela, ejemplo de honor y disciplina en el cumplimiento del deber”. Está todo dicho. No es necesario decir más. Y la verdad fue cantada por el payador criollo Martín Castro, en su “Canto a Wilckens”, en el cual en una estrofa lo define todo:

 

Wilckens no es una venganza,
es el fruto, es la cosecha
de quien sembró tiranías
para recoger violencias.

 

La historia del mundo está sembrada de reacciones así. Tenemos el ejemplo del armenio Soghomon Tehlirian, quien el 15 de marzo de 1921 mató a Taleat Pachá, en Berlín, de un tiro. Taleat Pachá había sido ministro del Interior del gobierno turco que ordenó la masacre del pueblo armenio, que comenzó en 1915. Esa masacre es una de las más crueles de la historia: los armenios fueron desalojados de sus casas, los hombres fueron muertos a tiros y las mujeres y los niños obligados a caminar distancias sin límites hasta que ellas cayeran exhaustas de sed y de falta de alimentación, al igual que sus niños. Así fueron muertos un millón y medio de armenios. Nunca los gobiernos turcos reconocieron ese genocidio, sino que han tratado siempre de “mirar hacia adelante”. El joven Tehlirian, a quien le habían matado a toda su familia, tomó la decisión de “matar al tirano” en la figura del ministro del Interior turco responsable de las masacres, que se encontraba en 1921 en Berlín, Alemania. En la calle le pegó un solo tiro que fue mortal.

 

El juicio que la Justicia alemana le hizo al vindicador Soghomon Tehlirian fue ejemplar. Justamente fue eso, los jueces consideraron que había hecho uso de ese principio: matar al tirano y que, cuando no hay justicia, el pueblo tiene derecho a hacer justicia por su propia mano. Los armenios publicaron un libro donde se trae completa la versión taquigráfica de todo el juicio, con los argumentos del fiscal, de los defensores y del veredicto final de la Justicia con la absolución del vengador Soghomon Tehlirian. Fue un paso adelante en el verdadero sentido humano que debe entender la Justicia de los pueblos. Y algo que deben tener en cuenta todos los dictadores del futuro: cuando el matar se toma como algo natural para mantener el poder tiránico, siempre es posible una figura que no acepte ello y aplique el principio de matar a quien mató y no pagó por sus crímenes.

 

Justamente la comunidad armenia de la Argentina publicará próximamente en un libro el texto íntegro de este juicio. Allí, el lector podrá leer cómo todas las acusaciones del fiscal son contestadas con argumentos justos por los abogados defensores y los argumentos que esgrimieron en una situación tan difícil. Sólo cito un párrafo del abogado defensor Johannes Werthauer: “Pregunto: ¿hay algo más humano que lo que se nos ha presentado aquí? El vengador de todo un pueblo, de un millón y medio de asesinados, está erguido frente al individuo responsable del exterminio de aquel pueblo, frente al autor de aquellas torturas. Empuña la pistola para encarnar el espíritu de la justicia frente a la fuerza bruta. Baja a la calle como el representante del humanismo contra el salvajismo, del derecho contra la injusticia, de los oprimidos contra el representante total de la opresión. Y enfrenta en nombre de un millón y medio de asesinados a quien con todo el pueblo turco tiene la culpa de esos crímenes. El representa a sus padres, hermanas, cuñados y hermanos asesinados y además a su sobrino, de dos años, también masacrado. Lo respalda toda la Nación Armenia desde el anciano hasta el niño de cuna. El lleva la bandera de la justicia, la bandera del humanismo. Señores del jurado, ustedes deben decidir qué ha ocurrido en su alma y su cerebro en el momento del homicidio: si era o no dueño de su voluntad”.

 

Por unanimidad del jurado, el autor del hecho, Soghomon Tehlirian, fue dejado de inmediato en libertad. Una resolución que conmovió al mundo.

 

La versión en español que se editará ahora de este juicio lleva un prólogo del juez, miembro de la Corte Suprema de la Nación Argentina, doctor Eugenio Raúl Zaffaroni. Desarrolla ahí un concepto que hará historia. Con una profundidad y una amplitud de mira humanista dice, por ejemplo: “La impunidad de Taleat Pachá frente a la magnitud tan formidable de la injusticia cometida contra el pueblo armenio hacía que el Derecho penal perdiese la fuerza ética necesaria para sancionar al que le diese muerte. La impunidad de la masacre condenaba a Taleat y determinaba la absolución de Tehlirian. Taleat había dejado de ser considerado persona. La impunidad del genocida lo deja en condición de no persona, pues le retira la cobertura jurídica. Quien lo ejecuta no puede ser condenado, aunque nadie lo confiese y aunque se fuercen los argumentos y argucias jurídicos para no condenarlo. Se lo declarará inimputable, se acudirá a la ficción del acto de guerra o se buscará algún pretexto de forma procesal, pero un tribunal imparcial no lo puede condenar”.

 

Palabras sabias que hablan, por sobre todo, a favor de la vida, ya que pone en aviso a todo poderoso que se precia de su poder, tomando a la muerte como método. Y con eso correrá el peligro de buscar él mismo su muerte.

 

El otro caso es el del alemán Georg Elser, el humilde obrero que atentó contra Hitler en 1939. Es increíble la minuciosidad que empleó pese al peligro de ser descubierto en cualquier momento. Sabiendo que Hitler iba a presidir un acto en la célebre cervecería de Munich, con todo su escuadra mayor, Elser preparó una bomba que colocó en el interior de una columna del salón, justo al lado del podio donde iba a estar el dictador. Días y noches pasó Elser en ese lugar, haciendo el boquete. Lo tuvo listo justo la noche anterior al acto y preparó la bomba para que estallara justo en el momento en que estaba anunciado el acto donde iba a hablar el dictador, el 8 de noviembre de 1939. Pero el atentado fracasó. Hitler adelantó el acto por un problema de traslado a Berlín y se fue 13 minutos, justo 13, antes de que explotara la bomba que destruyó todo el ámbito donde había hablado Hitler. Si se hubiese quedado, la historia del mundo habría cambiado completamente. Muerto Hitler, el motor del nazismo, nadie lo hubiera podido reemplazar en su papel de dictador supremo. Se hubieran salvado así millones de personas. El obrero Georg Elser pagó caro su propósito de matar al tirano. Fue detenido en la frontera con Suiza, estuvo preso en el campo de concentración de Dachau hasta que fue ejecutado por las SS el 9 de abril de 1945.

 

Pero en la historia finalmente triunfa la ética; puede tardar mucho a veces, pero siempre sabe extraer los verdaderos valores, principalmente los de aquellos que dieron su vida por detener la violencia de los que mandan. Hoy, Elser tiene cinco monumentos en Alemania: en Berlín, en Heidenheim, en Freiburg y en Konstanz. En Munich existe la Georg Elser–Platz, con un monumento en el cual se prende todos los días una luz a las 21.20, hora en que explotó la bomba que depositó él contra el genocida. Se han escrito sobre él ya once biografías y dos novelas y se han rodado cinco films donde se lo consagra como héroe del pueblo.

 

Matar al tirano. No como regla ni como costumbre. Sólo como llamado de atención a los del poder omnímodo: ninguna violencia de arriba es gratuita. Siempre se va a volver contra el que la inició. Tampoco la venganza es una solución, pero es algo incontenible, humano. Una reacción de los generosos que dan su vida para acabar con los crímenes de los que ejercen el poder.

Algo para aprender.





martes, 19 de enero de 2021

Dólar, soja y fuga… @dealgunamanera...

 Dólar, soja y fuga… 


 Fotografía: Pablo Anelli

Informe especial: Cómo opera el circuito del contrabando y la simulación de importaciones de la oleaginosa. En 2020 la Argentina perdió 1.900 millones de dólares por el rulo de importar soja para su procesamiento y exportación. Doscientos camiones semanales, sin embargo, llevan previamente los granos desde la Argentina a Paraguay y a Brasil para su reingreso posterior. Las sospechas de la UIF. Por qué no se sostienen los argumentos de productores y exportadores del complejo sojero sobre una maniobra que les reditúa fortunas y al país le provoca una sangría de divisas.  

© Escrito por Rubén Manasés Achdjian (*) y publicado por el Diario Página/12 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. 

“En casa de herrero, cuchillo de palo” es un viejo refrán que alude a la paradoja de un bien que debería abundar en cierto lugar y que, muy por el contrario, escasea. Tal parece ser el caso de la economía argentina, considerada como la tercera productora mundial de porotos de soja pero que aun así debe importar desde terceros países esos mismos porotos que sus tierras producen en abundancia.  

Si esta paradoja ocurriera en nuestra economía solo de manera excepcional -por ejemplo, ante una disminución coyuntural de la producción agrícola por causas estacionales o por emergencias climáticas- o en contextos donde la existencia de importantes stocks de divisas disipara cualquier expectativa devaluatoria, no habría mayor motivo de preocupación. Sin embargo, la economía argentina no transita por ninguna de estas dos situaciones.  

Por el momento, el gobierno logró superar con éxito la tormenta cambiaria que se desató hacia fines de octubre cuando el dólar ilegal, el CCL y MEP iniciaron una escalada que parecía no tener techo. En esos días, los habituales voceros del establishment vaticinaban una inminente y brutal devaluación que, por otra parte, asumían como inevitable. Finalmente, ello felizmente no ocurrió y hoy la situación del mercado de divisas pareciera estar controlada.  

Claro que la estrategia de intervención para tranquilizar al mercado cambiario no fue gratuita y tuvo su trade off: el precio de esta tranquilidad se pagó con reservas del BCRA que, como ya todos sabemos, son escasas. El stock bruto de reservas al cierre de diciembre (39.216 millones de dólares) mostró que, durante la última turbulencia, el Central debió desprenderse de poco más de 2.100 millones en divisas para lograr que volviera cierta calma al mercado.  

Por su parte, el último balance cambiario publicado por la entidad señalaba que, al cierre de noviembre, se registró un nuevo déficit de 753 millones de dólares y que, a esa altura del año, la economía acumuló un “rojo” de 5.795 millones, lo que pone en relieve la clásica evidencia de que la economía argentina consume muchos más dólares que los que logra producir.  

La magnitud de déficit no es grave en sí -hablamos de un punto del PBI- sino que la gravedad que hoy representa se debe al contexto económico en el que tiene lugar. Por ejemplo, durante la gestión del macrismo en el Banco Central (2016-2019) se registró en el balance cambiario un déficit acumulado en cuatro años de 57.983 millones de dólares, a un ritmo promedio de casi 14.500 millones por año que fue cubierto a través de un gigantesco endeudamiento, de mayores liquidaciones de agrodólares y del ingreso masivo de capitales especulativos. Hoy, el actual directorio debe enfrentar una situación menos relevante en términos cuantitativos pero seriamente agravada por el hecho de no poder contar con ninguna de las alternativas mencionadas.  

La soja es hoy el “cuchillo de palo” del sector externo. Según datos del Indec, entre febrero y noviembre de 2020 se importaron poco más de 5 millones de toneladas de porotos de soja por un valor total de 1.900 millones de dólares, una cifra que tampoco sería relevante si no fuera por el contexto crítico que atraviesan las posiciones cambiarias. 

El 92 por ciento de la oleaginosa sin procesar proviene de Paraguay, el resto de Brasil y, en muy menor medida, de Uruguay. ¿Cuál es la razón que justificaría que Argentina les compre porotos de soja a los países vecinos cuando es capaz de producir 50 millones de toneladas al año? Los productores y exportadores del complejo sojero suelen recurrir a los siguientes argumentos.  

En primer lugar, destacan la necesidad del sector aceitero de cumplir en tiempo con sus compromisos de producción. Esto lo lleva a aprovisionarse en otros mercados de suficiente materia prima que ingresa al país en calidad de importaciones temporarias para, luego, procesarlo y exportarlo al mundo bajo la forma de aceite, harinas y pellets. Hasta aquí la respuesta parece más que atendible, si no fuera por algunas otras evidencias que la tornan inconsistente.  

Entre febrero y noviembre, mientras el sector aceitero importaba un promedio mensual de poco más de medio millón de toneladas de soja sin procesar, no se registraban faltantes que justificaran estas compras. Tampoco se interrumpió la exportación, lo que hubiese sido aconsejable para abastecer a la industria local en vez de importar.  

El ejemplo más claro para graficar esta situación tuvo lugar en agosto pasado: mientras los productores informaban la existencia de un stock de 14 millones de toneladas de porotos de soja, las aceiteras importaron 471.400 toneladas. Los agroexportadores, por su parte, declaraban ese mismo mes ventas al exterior por 250.150 toneladas que, de haber permanecido en el mercado local, hubiesen servido para absorber más de la mitad de los suministros externos demandados por las aceiteras. 

Estas operaciones cruzadas y aparentemente descoordinadas tienen, por cierto, nombre y apellido. En agosto, más de la mitad de las exportaciones de soja a granel (132.000 toneladas) fue realizada por la cerealera santafesina Díaz y Forti SA, firma que también exportó en el mismo mes 25.000 toneladas de aceite de soja. Recordemos al lector que hace un mes el BCRA suspendió las operaciones de cambio de Díaz y Forti SA, una módica empresa que creció exponencialmente gracias a vínculos bastante opacos -hoy minuciosamente investigados- con la intervenida aceitera Vicentin.  

Otra razón aducida por el complejo aceitero en favor de la importación es que la soja sin procesar de origen paraguayo posee un mayor contenido en proteínas que la que se cosecha en Argentina. Ello permite un proceso más eficiente de la molienda del poroto y, por ende, una mejor colocación del producto final en los mercados internacionales. Este problema planteado como una falta de aptitud de la naturaleza parecería no tener solución. 

Sin embargo, un estudio producido por Martha Cuniberti y Rosana Herrero, investigadoras del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) muestra que, entre 1997 y 2018, la soja cultivada en la Zona Núcleo (conformada por los principales departamentos agrícolas de Buenos Aires, Santa Fe y Córdoba) perdió 5 puntos porcentuales de valor proteico y que esta pérdida podría haber sido corregida con una adecuada rotación de cultivos y combinando, durante el proceso de industrialización, cantidades adecuadas de soja de 1ª (que tiene mayor contenido de aceite) con soja de 2ª (con mayor contenido proteico). “Estas pérdidas -señala este interesante estudio que el sector sojero parece haber ignorado- se trasladan al productor que recibe un precio menor, a la industria que disminuye su capacidad de molienda y al país por disminución de las primas de harina argentina implicando una caída importante en los ingresos por exportación, como primer exportador mundial de harinas proteicas”. De modo que no se trataría, entonces, de la falta de una aptitud natural de nuestros suelos ya que, luego de leer el informe, queda bien claro que “lo que natura non da, el INTA sí presta”.  

Una tercera respuesta al fenómeno de la importación de soja es la que el propio sector evita comentar. Recientemente, las autoridades policiales y tributarias misioneras detuvieron y decomisaron en la localidad de San Vicente una decena de camiones cargados con soja (aproximadamente 250 toneladas) que se dirigían a Colonia Alicia, en la frontera con Brasil. La fuga de soja argentina desde Misiones al Paraguay y Brasil para eludir el pago de derechos de exportación es una modalidad recurrente del contrabando y, según algunas fuentes, moviliza cerca de 200 camiones semanales que se desplazan desde Chaco, Santa Fe e, incluso, de Buenos Aires hacia la frontera noreste.  

En torno a este problema, el presidente de la Unidad de Información Financiera (UIF), Carlos Cruz, señaló que “cuando los granos no se liquidan oportunamente, no es sólo que quedan en el silo, sino que son objeto de contrabando”. Precisamente, parte de la soja que se fuga por la canaleta del contrabando es la misma que vuelve a ingresar al país bajo la modalidad de importación temporaria para ser procesada en las plantas de molienda locales.  

Es importante recordar, además, que el régimen de importación temporaria permite que el industrial aceitero pueda deducir el valor de la importación de la materia prima de la base imponible sobre la que se aplican los derechos de exportación que debe pagarle al fisco argentino, de modo tal que solo debe abonar el gravamen por el valor agregado del procesamiento industrial. Ahora bien: ¿qué sucede en términos tributarios si una empresa lograra pasar de contrabando soja a granel a través de alguna de nuestras fronteras con destino a una filial o empresa asociada, por ejemplo, en Brasil o Paraguay para, luego, importar legalmente esa misma soja, en carácter temporario, para producir aceite, venderlo al exterior y pagar derechos de exportación solo por la diferencia de precios existentes entre el aceite y la materia prima? La respuesta es bien sencilla. Tan sencilla, que obliga a mencionarla en voz baja.  

En muchos meses consecutivos de esta larga pandemia y sus consecuencias más evidentes (retracción económica, caída de reservas y restricción cambiaria), las miradas del gobierno y de los principales medios estuvieron puestas en el goteo incesante de reservas para satisfacer el deseo de atesoramiento de los pequeños ahorristas, habilitados a comprar de a 200 dólares por mes con el fin de preservar sus ingresos o para obtener una pequeña renta diferencial haciéndolos puré en el mercado ilegal. No intento minimizar este fenómeno sino señalar apenas que, mientras esto ocurría, también sucedían estas otras fugas más relevantes y sofisticadas, sin duda. Fugas sobre las que se habla muy poco y distorsionadas con operaciones mediáticas e infundadas denuncias sobre un supuesto avance del gobierno sobre la propiedad privada. 

Una decidida estrategia de intervención pública en el mercado de granos, que no se agote en su aspecto exclusivamente cambiario y que se proponga coordinar la demanda y la oferta, evitando faltantes para el proceso industrial y, al mismo tiempo, combatiendo el contrabando y otras operaciones más complejas de evasión o elusión impositiva, aconsejan a todas luces que la cuestión un lugar de primer orden en la agenda pública. Sin estridencias ni anuncios oficiales que luego deben ser retrotraídos.  

En nuestra economía el complejo agroexportador en general -y el complejo sojero en particular- es, tradicionalmente, el principal generador de divisas. Es razonable pensar entonces que el control, la regulación y la transparencia en todas estas actividades merecen una acción coordinada y efectiva de numerosas agencias gubernamentales, y no solo de la cartera económica o del Banco Central de manera aislada.  

Por lo pronto, el esfuerzo público por frenar el drenaje de más de 1.900 millones de dólares anuales que van a parar a otras economías en vez de reinvertirse en el país bien vale la pena.  

(*) Politólogo (UBA). Director de la consultora Tramas & Tendencias.  

CLAVES: contrabando dólares 

* El 92 por ciento de la soja sin procesar proviene de Paraguay, el resto de Brasil y, en muy menor medida, de Uruguay. 

*  La fuga de soja para eludir el pago de derechos de exportación es una modalidad recurrente del contrabando. 

* En agosto, más de la mitad de las exportaciones de soja a granel fue realizada por la santafesina Díaz y Forti SA, vinculada a la intervenida Vicentin. 

* El control, la regulación y la transparencia del complejo sojero merece una acción coordinada de las agencias gubernamentales.




martes, 25 de diciembre de 2018

Fracasos y retrocesos en Deporte… @dealgunamanera...

Fracasos y retrocesos en Deporte…

Pelota triste.

De la destrucción del "Fútbol para todos" al ahogo de los clubes barriales.

© Escrito por Claudio Morresi, ex secretario de Deportes de la Nación, el martes 25/12/2018 y publicado por el Diario Página/12 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

La decisión de Mauricio Macri de no hacer nada para que la Copa Libertadores de América se juegue en la Argentina no es la única acción repudiable que ha tenido con el deporte. Si hacemos un balance de lo realizado por su gobierno en lo referente al área, no deja de asombrar el daño que le ha producido. Si analizamos la evolución del presupuesto vemos que en el año 2016 hubo 1.350 millones de pesos. Si tomamos en cuenta que en estos tres años tuvimos una inflación del 110 por ciento. Las cuentas dan que para tener el mismo presupuesto que en el inicio de su gestión el presupuesto tendría que ser de 2.835 millones y por el ajuste que le ha impuesto será para el año 2019 de sólo "991 millones". El resultado de estas despiadadas decisiones políticas afectan de sobremanera al funcionamiento de toda la actividad deportiva.

Si le sumamos que actualmente que los clubes barriales, sociales y deportivos intentan sobrevivir a tarifazos e impuestazos brutales avalados por el gobierno nacional en los servicios públicos, la situación se vuelve realmente crítica para estas instituciones y no se vislumbra una salida a esta agobiante situación.

Que al modificar la ley del Enard 26.573, quitándole autonomía y estableciendo una nueva fuente de financiamiento dependiente del Estado Nacional las partidas para el deporte estarán condicionadas a las urgencias que tenga el gobierno con respecto al pago de la deuda o al cumplimiento de las metas con el FMI. Imaginen que el pago a una competencia internacional a un seleccionado de un deporte amateur quedará en el último lugar de la cola que tenga la tesorería general para pagar.

Otro de los retrocesos más significativos es que omitió el artículo 77 de la ley de medios que garantiza el derecho de las audiencias al acceso universal --a través de los servicios de comunicación audiovisual-- a los contenidos informativos de interés relevante y de acontecimientos deportivos, de encuentros futbolísticos u otro género o especialidad. Con la posterior finalización del programa Fútbol para Todos. De cumplir con la ley y sus promesas de campaña hubiera permitido que la final entre River y Boca se pudiera transmitir por la Televisión Pública.

Como broche de oro se informó que las tierras nacionales que ocupa el Centro Nacional de Alto Rendimiento Deportivo (Cenard), como las de la ciudad, donde funciona el instituto Superior de Educación Física N°1 Romero Brest --ambos ubicados en el barrio de Núñez-- serán destinados a una operación inmobiliaria. Argentina necesita que la infraestructura deportiva y educativa continúe creciendo. La destrucción del Cenard y el Romero Brest, tienen como único objetivo una gran operación inmobiliaria que beneficiará a los sectores más pudientes de nuestra sociedad y causará un daño injusto e irreparable a la comunidad deportiva y a la sociedad toda.

El balance de estos tres años marca claramente el fracaso de Mauricio Macri y la alianza Cambiemos en la administración del Deporte de nuestro país.



El adiós a Osvaldo Bayer... @dealgunamanera...

Vida, obra y militancia en una misma persona…


El adiós a Osvaldo Bayer, que falleció a los 91 años. Periodista, escritor, dirigente sindical, defensor de los derechos humanos, todo eso y mucho más fue Osvaldo Bayer. No había causa popular en la que no dijera presente. Columnista de Página/12 desde los inicios del diario, fue autor de libros imprescindibles, como La Patagonia Rebelde y la biografía de Severino Di Giovanni, el idealista de la violencia. Su palabra seguirá vigente mientras exista la injusticia.

© Escrito por Silvina Freira el lunes 24/12/2018 y publicado por el Diario Página/12 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

La patria de Osvaldo Bayer es la rebeldía. “Me he propuesto no tener piedad con los despiadados. Mi falta de piedad con los asesinos, con los verdugos que actúan desde el poder, se reduce a descubrirlos, dejarlos desnudos ante la historia y la sociedad y reivindicar de alguna manera a los de abajo, a los que en todas las épocas salieron a la calle a dar sus gritos de protesta y fueron masacrados, tratados como delincuentes, torturados, robados, tirados en alguna fosa común”, explicó el queridísimo periodista, historiador y escritor, que tuvo acaso un último “gesto” de rebeldía: morir el día de la Nochebuena, a los 91 años, en “El Tugurio”, su casa sobre la calle Arcos, en el barrio de Belgrano. 

El viejo rebelde, que prometió que viviría hasta los 100 años, deja una obra fundamental para la cultura política argentina: La Patagonia Rebelde y la biografía de Severino Di Giovanni, el idealista de la violencia. Osvaldo vivió luchando por un país más democrático e igualitario desde muy joven, cuando denunció la explotación y muerte de peones rurales en la Patagonia y demostró cómo las familias patricias y los sectores dominantes oprimen a los obreros y trabajadores. Siempre alzó la voz con coraje, valentía, coherencia y una ética que lo convierten en el último gran anarquista del siglo XX. Las amenazas, la persecución y la censura de la Tripla A lo obligaron a exiliarse en Alemania, desde donde denunció el terrorismo de Estado durante la última dictadura cívico-militar.

La tristeza no tiene fin en estas fiestas, las primeras sin Osvaldo. Había nacido el 18 de febrero de 1927 en la provincia de Santa Fe. Se negó a hacer el servicio militar y a modo de castigo lo destinaron a barrer y encerar pisos de los despachos de los oficiales durante dieciocho meses. En 1952 estudió Historia en la Universidad de Hamburgo (Alemania). En la ciudad de Esquel, en Chubut, fundó junto a Juan Carlos Chayep La Chispa, un periódico del que circularon solo ocho números, entre el 20 de diciembre de 1958 y el 4 de abril de 1959, que el sello Editores Ignorantes publicó en una notable edición facsimilar. No viene mal recordar que la primera edición La Chispa desplegó una serie de notas de investigación que explican paso a paso el despojo de las tierras del Cushamen mediante tretas comerciales, en el que estaban implicados comerciantes locales y Julio Telleriarte, que luego sería elegido diputado provincial por la Unión Cívica Radical (UCR); las mismas tierras que hoy siguen reclamando la comunidad mapuche a su nuevo dueño, Benetton, y que en febrero de 2017 terminó con una salvaje represión de la gendarmería contra los integrantes de esa comunidad.

La vida de Osvaldo es una catarata de anécdotas trenzadas por la atípica convivencia de la ingenuidad y la radicalidad. Un año después de haber ingresado a Clarín –donde realizó la primera huelga en la historia de la redacción de ese diario- viajó a Cuba como secretario general del Sindicato de Prensa, invitado al primer aniversario de la Revolución, en 1960. Y se reunió con el Che Guevara, quien durante dos horas y media habló sobre cómo haría la revolución en Argentina. Casi nadie de los presentes se animaba a preguntar o balbucear algún comentario. Excepto uno. “Compañero Che, es muy interesante, hasta poético lo que usted nos ha relatado, pero la represión en la Argentina es más dura que la del dictador Batista en Cuba –le retrucó Bayer-. Son fuerzas de represión muy importantes, torturan, asesinan, tienen las armas más sofisticadas y modernas”. El Che lo miró muy fijo y luego de un silencio prolongado le respondió: “Son todos mercenarios”; frase que para el historiador en ciernes fue como si le dijera “no hay que tenerlos en cuenta”. La espina de esa intervención se clavó en el imaginario del entonces joven Bayer. “Así que quedé muy mal conmigo mismo –le confesó muchos años después al periodista Julio Ferrer-. Porque digo, qué le estoy poniendo impedimentos a alguien que hizo la revolución. No tengo ningún derecho (…) Siempre pensé que para qué le hice esa pregunta; era una pregunta demasiado racional”. Para colmo de males, Susana “Pirí” Lugones se coló en un agasajo al Che, acompañada por Bayer. Aunque la guardia cubana dejó entrar a “Pirí” sin invitación, el que pagó “los platos rotos” fue Osvaldo. Lo acusaron de jugar con la seguridad del Che y lo expulsaron de la isla. Recién pudo volver en 1995.

Luchador infatigable que viajaba por los pueblos de todo el país para acompañar las causas contra los genocidas del pasado –ya sea el genocidio contra los indios como contra los militantes políticos en los años 70-, lo que vamos a extrañar de Osvaldo es su extrema persistencia, ese no bajar los brazos ni embargar la voz, aun en las peores condiciones políticas. Esa maestría con la que peleaba, con la palabra como su principal arma de combate. En la ciudad bonaerense de Rauch promovió una consulta en 1963 para cambiar el nombre del coronel prusiano por “Arbolito”, el nombre del indio ranquel que le había dado muerte. Terminó detenido por orden del general Juan Enrique Rauch, ministro del Interior de la dictadura, bisnieto de Federico Rauch. Estuvo 62 días preso en la cárcel de mujeres de la calle Riobamba. Investigó durante más de diez años la historia de los 1500 obreros rurales de Santa Cruz asesinados entre 1920 y 1921. Tuvo la suerte de encontrar a muchos sobrevivientes entre los soldados fusiladores, suboficiales y estancieros. La Patagonia Rebelde es el volumen que reúne los cuatro tomos de Los Vengadores de la Patagonia Trágica, publicados los tres primeros en Argentina, entre 1972 y 1974, y el cuarto tomo fue editado en Alemania, en 1978.

“Por Dios, patria y hogar”, los tres primeros tomos La Patagonia rebelde fueron quemados. “Jamás se hizo nada contra los quemadores de libros; no se hizo una reivindicación de los escritores cuyos libros fueron quemados, jamás se indemnizó a las editoriales”, planteaba Osvaldo en una entrevista en 2009, cuando Página/12 publicó sus Obras Completas, que incluyen -además de La Patagonia… y Severino Di Giovanni- Exilio (1984), escrita junto a Juan Gelman; Fútbol argentino (1990), ensayos prologados por Osvaldo Soriano; Rebeldía y Esperanza (1993), En camino al paraíso (1999), su primera novela Rainer y Minou (2001) y Ventana a la Plaza de Mayo (2006), las crónicas que publicó en el periódico de las Madres de Plaza de Mayo, entre otros libros. Nunca se olvidó de lo que le dijo ese milico de apellido Santuccione, en junio del 76, en Ezeiza, cuando comenzaba su exilio: “Usted va a salir ahora, pero nunca más va a volver a pisar el territorio de la patria, ¿entendió?”. Esa frase, suerte de maldición, lo perseguía y la repetía a periodistas, escritores y artistas que lo visitaban en “El Tugurio”. Una vez bromeó sobre lo que podría haber pasado si la pila de libros y carpetas se hubiera desmoronado, mientras él caminaba por el pasillo de su casa: “Sería una muerte soñada, moriría sepultado por los libros”. Osvaldo Soriano decía, con razón, que “Bayer es un hueso duro de roer. Sin él sería más fácil olvidar”.

Nadie como él desenmascaró a los asesinos, a los verdugos que han actuado desde el poder. Nadie como él defendió y reivindicó a los humillados y ofendidos -en las contratapas que escribió en este diario y en los libros que publicó-, a quienes en todas las épocas pusieron el cuerpo en las calles y fueron masacrados, tratados como delincuentes, torturados, robados y tirados a fosas comunes. Nadie como él desnudó la saña practicada especialmente contra los anarquistas, las mentiras y demonizaciones que se construyeron desde los medios de comunicación. Una de sus últimas batallas fue pedir el traslado del monumento a Roca, ubicado sobre Diagonal Sur, que homenajea al ex presidente argentino que comandó las matanzas de miles de comunidades indígenas en lo que historia oficial denomina “la conquista del desierto”, para que en su lugar se levante un monumento a la mujer originaria.

Osvaldo sabía que había que poner el cuerpo y la palabra en viejas-nuevas batallas. Si antes había denunciado la explotación y muerte de peones rurales en la Patagonia y acompañó a las Madres de Plaza de Mayo, en estos últimos años no dudó en protestar contra el avasallamiento neoliberal de los derechos humanos y sociales. “El gobierno de (Mauricio) Macri es como volver a la Edad Media -afirmó el escritor en la última entrevista con este diario, en agosto de 2016-. No saber que hubo 30.000 desaparecidos, que es uno de los hechos fundamentales de la política de derechos humanos del país, es de una ignorancia que no se puede perdonar, no se puede disculpar (…) Los 30.000 desaparecidos va a ser siempre la vergüenza más grande de la historia argentina”. El viejo rebelde, díscolo como solo él podía serlo, nos deja el mejor legado posible: la rebeldía que persigue por más libertad, más democracia y más igualdad.