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jueves, 25 de diciembre de 2014

10 Ascensos 10... De Alguna Manera...

10 Ascensos 10...


El fútbol argentino terminó el 2014 con el inédito acontecimiento de los diez ascensos a Primera División para integrar el famoso y polémico nuevo torneo de 30 equipos. Aquí están, estos son... 

UNIÓN DE SANTA FE

Fue el primero en lograr el ascenso a Primera, tres fechas antes de la finalización del campeonato. Se cortó en la punta de la Zona B y no la dejó hasta el final. El equipo de Madelón totalizó 41 puntos y fue el que más unidades sacó de los diez que subieron además de ser el que más goles convirtió con 33. Claudio Guerra y Enrique Triverio metieron ocho goles cada uno.

 
CRUCERO DEL NORTE

El equipo de Misiones logró algo histórico porque será su primera vez en la máxima categoría, a sólo 25 años de su fundación. El conjunto dirigido por Gabriel Schurrer finalizó segundo en la Zona B, detrás de Unión, con 33 unidades y fue el segundo mejor equipo de la B Nacional.

 
TEMPERLEY

Como Chicago, logró dos ascensos este año. Ganó el Reducido de la B Metro al vencer a Platense por penales y luego consiguió volver a Primera después de 27 años sin jugar en la máxima categoría tras finalizar tercero en la Zona B. Ambos logros con Ricardo Rezza como entrenador.

 
COLON

El Sabalero permaneció apenas seis meses en la segunda división del fútbol argentino. Terminó primero por diferencia de goles en la Zona A pero le costó mucho el ascenso: recién se aseguró el boleto en la última fecha al golear a Boca Unidos. A cuatro fechas del final renunció Diego Osella y asumió Mostaza Merlo.

 
SAN MARTÍN DE SAN JUAN 

En la primera ronda se había cortado en la punta de la Zona A pero luego tuvo un bajón futbolístico y terminó apretado con el pelotón de arriba, logrando su ascenso recién en la última fecha al golear a Ferro. Los de Rubén Forestello regresan a la categoría tras un año y medio en la BN.

 
ARGENTINOS JUNIORS

El gran candidato a obtener la Zona A debió sufrir más de la cuenta para retornar a Primera. Tras un mal arranque, Claudio Borghi dejó de ser el técnico y el equipo comenzó a levantar con la llegada de Pipo Gorosito. Fue clave la presencia de Juan Román Riquelme. Ascendió en la última fecha.

 
SARMIENTO DE JUNÍN 

El equipo de Sergio Lippi logró el objetivo de subir a Primera en la anteúltima fecha al igualar con Unión. Los de Junín, de esta forma, retornan a la máxima categoría luego de 32 largos años. De los que ya jugaron en la A es el que más tiempo había estado en el Ascenso.

 
NUEVA CHICAGO

Logró dos ascensos en este 2014. En mayo se coronó campeón de la B Metro y ahora en diciembre se convirtió en el décimo ascendido a Primera. En los dos campeonatos fue clave la figura de Christian Gómez, quien, a los 40 años, reafirmó su condición de referente e ídolo del club de Mataderos, que vuelve a la máxima categoría luego de siete años.


 
ALDOSIVI

Corrió de atrás durante todo el campeonato pero tuvo premio por no bajar los brazos. Llegó a disputar el triangular final de la Zona A y logró el pasaje a Primera, por primera vez en toda su historia, al ganarle 1 a 0 a Gimnasia de Jujuy.

 
HURACÁN

Perdedor del desempate por el tercer ascenso ante Independiente, a mediados de año, le costó subir en este último campeonato pese a su condición de favorito. En este semestre fue campeón de la Copa Argentina y finalmente retornó a Primera al vencer a Atlético Tucumán en el desempate de la Zona B por 4 a 1. Por la falta de resultados, Frank Kudelka dejó su cargo y asumió Néstor Apuzzo.

© Publicado el 23/12/2014 por el Diario Deportivo Olé de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.






miércoles, 12 de junio de 2013

El Turco de Huracán... De Alguna Manera...


Turco, te cargué una mochila pesada...


Una vez le escuché decir a Eduardo Sacheri una frase sobre Messi que, en escasos caracteres, resumía lo que tanta verba periodística no había podido expresar en los últimos años: “Messi no tiene la culpa de que los argentinos seamos incapaces de cerrar nuestro duelo con Diego”. Tenía razón.

Es tan cierto eso como si la misma situación la trasladáramos a la relación del Turco Mohamed con la abigarrada historia contemporánea de Huracán. Él no tiene la culpa de los últimos 40 años del club, de nuestra añoranza de tiempos relucientes. Tal vez, hay que reconocerlo, muchas veces cargamos todas las esperanzas en alguien. Y a esas esperanzas le agregamos la cuota de responsabilidad extrema que nosotros creemos que esa persona debe tener.

Esto lo fui aprendiendo con los años. Pero durante muchos otros, admito que su figura fluctuó en cuanto a mi consideración amorosa. De la boca para afuera lo bancaba con vehemencia; puertas adentro le enrostraba varias cosas. Lo veo todo más claro ahora, a la distancia, como suele ocurrir. Porque cuando el tipo se fue en una sexta fecha del torneo ventilando miserias del club yo se lo recriminé y me enojé. Qué pronto me había olvidado de que apenitas unos meses antes de esa renuncia yo había llorado desconsolado, en Mendoza, a la par de las lágrimas de Tony por nuestro ascenso. Qué rápido me había olvidado de aquel día que apareció con muletas para dirigirnos en Ferro, después de que el destino le preparara esa puta mala jugada y lo dejara en orsai. En orsai para toda la vida.

Le reproché con la misma fuerza algunos comentarios suyos como técnico de Colón de Santa Fe y me enojé a rabiar con aquel 1-5 cuando dirigía a Independiente. “¿Era necesaria semejante humillación con un equipo que penaba por la cancha?”, me preguntaba. “¿Él no podía hacer nada, ni siquiera pedir que se bajara un cambio?”. No me importaba que estuviera acurrucado en el banco de suplentes rival pidiendo que pasara esa pesadilla. Mi dolor en la tribuna era mucho más fuerte que el suyo. O al menos eso creí en su momento. ¿Por qué hacía eso si yo hasta me había puesto contento con su campeonato en Independiente? Sí, lo reconozco, había disfrutado que sacara campeón a ese odioso club.

Mi relación (ficticia) con el Turco es así. Cargué mis frustraciones por Huracán y la de otros miles de hinchas sobre su espalda. Qué culpa tenía el tipo, me pregunto. Lo veo recién ahora, después de mucho tiempo, mientras miro el video de su presentación como entrenador del Globo y se me caen las lágrimas de emoción. Las mismas que se le cayeron muchas veces a él por mi amado club. Por su amado club. Por Huracán.

© Escrito por Cristian Colo el miércoles 12/06/2013 y publicado en en la página: http://soyquemero.com.ar

 

sábado, 21 de enero de 2012

El día que Pelé lloró... De Alguna Manera...

El día que Pelé lloró…


Fuimos héroes. La historia de un club que, surgido de una de las zonas más humildes de la capital santafesina, hizo morder el polvo de la derrota al gran Santos de Pelé. Alternativas de un episodio que se tornó leyenda. Dos videos para disfrutar.

Hubo un día en que nació una leyenda. Hubo un día en que un equipo pequeño le gano al más grande de ese tiempo. Hubo un día en que Pelé lloró en la Argentina.

El 10 de mayo de 1964 el Santos de Pelé perdió 2 a 1 contra Colón de Santa Fe que terminó un invicto de cuarenta y tres partidos. Ese día comenzó el mito de “El cementerio de los elefantes” como es conocido hasta hoy el estadio de ese club santafecino que para recibir a los brasileños tuvo cinco mil personas más de lo que permitía el estadio.



Ninguno de los que allí estuvo hoy lo olvida. “Yo entré con los jugadores de Santos: Altísimo era Gilmar”, cuenta Dady Brieva. “Uy… estamos al horno pensábamos entonces”.

Esta es la historia de un club surgido en medio de una de las zonas más humildes de la capital santafecina y que, en medio de ese contexto siempre supo arreglárselas para ser figura en el futbol argentino. Y esa vez mostró la garra para ser noticia en todo el mundo cuando, para festejar su ascenso, su presidente de entonces, Ítalo Pedro Jiménez, prometió a los jugadores de su club: “Ya estamos en Primera “B” y vamos a jugar con el Santos de Pelé”. Al año siguiente de esta hazaña, Colón de Santa Fé llegaría a la primera división del futbol argentino.



Lo que no estaba en los planes de nadie era la jugada de Luis “Motoneta” López que ningún sabalero se cansa de escuchar: “Cuando arrancó amagando, veo que uno de ellos se cae. Llego al fondo y tiro el centro. El arquero del Santos, Gilmar, choca con uno de sus defensores que quiere cerrar y sacarla, entonces aparece Demetrio “Ploto” Gómez y se encuentra con la pelota servida en bandeja. Yo seguí corriendo, después del centro y lo levanto. Él no sabía lo que había pasado: era gol, era 2-1”

© Publicado en la Revista Cabal Digital el jueves 25 de Agosto de 2011.
 
  El día que Pelé lloró...


El cementerio de los elefantes...