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viernes, 2 de octubre de 2015

A 91 años del Gol Olímpico… @dealgunamanera...

El Gol Olímpico…


El 2 de octubre de 1924 el delantero de la selección argentina Cesáreo Onzari convierte el primer gol olímpico.

A los 15 minutos del partido amistoso que en la cancha de Sportivo Barracas sostenían las selecciones argentina y uruguaya de fútbol, el delantero de Huracán Cesáreo Onzari hace efectivo un tiro de esquina, con tanta fortuna que la pelota entra directamente al arco sin haber sido tocada por ningún otro jugador.

A raíz de que la selección uruguaya de fútbol acababa de obtener el título olímpico, la afición dio el calificativo de "olímpico" a ese raro tipo de gol.

Los goles olímpicos no se ven muy a menudo en el fútbol actual. Pero ése tipo de tanto tuvo su nacimiento en Argentina y fue hace exactamente 91 años. Este 2 de octubre se conmemora el aniversario del gol de Cesáreo Onzari directamente de córner, que entró en la historia no sólo del fútbol nacional sino mundial, porque nadie lo había hecho hasta el momento.

La cita era el partido internacional entre Argentina y Uruguay en la vieja cancha de Sportivo Barracas, ubicada en Iriarte y Luzuriaga, en un encuentro que también es recordado porque fue la primera vez que se instaló en una cancha de fútbol el alambrado perimetral (que también se llamó luego alambrado olímpico) debido a la cantidad de público que había presente.

Tras ganar la medalla de oro en París 1924 -hasta ése entonces el torneo de fútbol más importante-, el seleccionado uruguayo vino de gira al país para jugar un amistoso, que quedó en la historia por el gol de Onzari y que maravilló a todos los presentes.

El partido lo ganó la selección 2-1, y si el alambrado y el gol tenían relación con la palabra olímpica, aquella jornada también se comenzó con la rutina de dar la vuelta olímpica, ya que los orientales dieron una vuelta alrededor de toda la cancha antes del partido para festejar su logro en París. 

Onzari había nacido futbolísticamente en Huracán, donde debutó a los 18 años y se convirtió más adelante en compañero de Herminio Masantonio y Guillermo Stábile.

Luego de su muerte en 1964, una de las tribunas del estadio Tomás Adolfo Ducó pasó a tener su nombre como homenaje.

© Publicado el viernes 02/10/2015 por http://deportv.gov.ar

  
 



















viernes, 3 de abril de 2015

Boca Juniors - Huracán... Aquel duelo de 1924... @dealgunamanera

Boca-Huracán y el recuerdo de la definición más larga de la historia...


Boca y Huracán se enfrentarán el domingo en Parque de los Patricios. En 1924, cuando disputaban el clásico de la Asociación Argentina, llegaron a jugar cuatro finales a lo largo de 43 días para determinar al campeón del año anterior.

Aquella impronta de clásico parece ahora desdibujada. Los tropiezos frecuentes de Huracán (con cuatro descensos en los últimos 29 años y 13 temporadas en el Nacional) y las impresionantes rachas de Boca en el duelo (el Globo de Newbery estuvo tres décadas sin ganarle en La Bombonera y lleva 21 años sin vencerlo en el Palacio Ducó) fueron deshaciendo aquella rivalidad que tuvo varios hitos relevantes en su recorrido, sobre todo en los años veinte, con la definición más larga de la historia como episodio más significativo.

En aquel tiempo Boca y Huracán, protagonistas centrales de la época, disputaban una suerte de superclásico. Luego de la escisión de 1919, en el fútbol argentino se formaron dos asociaciones: la Asociación Argentina (la oficial, afiliada a la FIFA) y la Asociación Amateur. En la primera competían como principales referentes Boca, Huracán y Estudiantes; en la segunda, Racing, River, Independiente y San Lorenzo. En esos días, cada partido entre los de la Ribera y los de Parque de los Patricios -vecinos del Sur de la Ciudad, en definitiva- tenía sensación de enfrentamiento trascendente, decisivo.

No era casual esa relevancia: allí participaban varios de los mejores exponentes del fútbol de ese tiempo y de la historia. Figuras paradigmáticas como Guillermo Stábile (Botín de Oro del primer Mundial), Domingo Tarasconi, Roberto Cherro (durante muchos años máximo anotador histórico de Boca), Cesáreo Onzari (fundador del gol olímpico) y Américo Tesoriere (uno de los grandes arqueros de todos los tiempos), Pablo Bartolucci (creador de La Palomita), entre otras figuras de Selección.

Se enfrentaron por primera vez en 1914, un año después que el River-Boca y un año antes que el San Lorenzo-Huracán. La cita inaugural sucedió en Parque de los Patricios, ahí en el límite con Pompeya: se jugó el 9 de agosto y Boca se impuso 2-1. Desde entonces, en el amateurismo, jugaron 22 veces: 11 victorias xeneizes, 7 empates y 4 triunfos de Huracán.

En esos años veinte, Boca y Huracán resultaron los más campeones de la década, con cuatro títulos de Liga cada uno. Boca festejó en 1920, 1923, 1924 y 1926; y Huracán se consagró en 1921, 1922, 1925 y 1928. La rivalidad se edificó, sobre todo, entre 1919 y 1926, tiempos de escisión. Entonces compartían todos los años la pelea por el título de la Asociación Argentina. No se trataba de un tiempo cualquiera: el fútbol del Río de la Plata era, claramente, el mejor del mundo. Así lo corroboraba cada contacto internacional que sucedió entonces: Juegos Olímpicos, Copas América, giras de clubes como la de Boca en 1925, amistosos.

El Mundial de 1930, con Uruguay y Argentina en la final, fue la consecuencia más notable y más visible. En aquel contexto, Boca y Huracán eran los más campeones de este lado de la Orilla. Del otro lado, la gloria se la repartían Nacional y Peñarol. Algo así como los cuatro reyes de ese fútbol que parecía inmejorable.

En ese recorrido hubo un episodio definitivo: la definición de 1923. Se trató de una temporada con irregularidades y con un desenlace que rozó el escándalo: Huracán tenía todo para ser tricampeón, ese privilegio que sólo Lomas, Alumni, Racing y River consiguieron en el fútbol argentino. El equipo había sumado 51 puntos en 29 partidos. Y Boca, el archirrival, también tenía 51, pero un partido más. El tercero, Sportivo Barracas (valioso protagonista de Primera en aquel tiempo), ya se había quedado sin chances. La Asociación Argentina tomó una decisión polémica: decidió que se jugara un desempate entre ambos equipos.

Entonces, entre marzo y abril, se disputaron cuatro finales. La primera serie de ida y vuelta, en la cancha de Sportivo Barracas (el principal escenario de la época), finalizó con un triunfo para cada uno (3-0 Boca; 2-0 Huracán). El tercer partido se disputó en GEBA, ahí en Palermo: hubo empate sin goles tras 120 minutos de juego. Por último, el 27 de abril, otra vez en Sportivo Barracas, Boca se impuso 2-0, con dos goles de Alfredo Garasini. Y fue campeón luego de 390 minutos y 43 días de la definición más extensa de la historia del fútbol argentino.

© Escrito por Waldemar Iglesias el viernes 03/04/20156 y publicado por el Diario Clarín de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.