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domingo, 24 de septiembre de 2023

Una pobreaza de ideas... @dealgunamaneraok...

 Una pobreza de ideas…

"En bandeja"... Luis Barrionuevo. Dibujo: Pablo Temes.

La ciudadanía es rehén de una dirigencia que no está a la altura de las circunstancias.

© Escrito por Nelson Castro el sábado 23/09/2023 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argentina.

El oficialismo avanza con el “plan platita” a toda prisa y sin pausa. El Gobierno se ha transformado en un grupo de nerones que, con tal de ganar la elección presidencial, está dispuesto a hacer cualquier cosa. Ese hacer cualquier cosa implica, entre otras medidas, aumentar el gasto público sin ningún tipo de límites y sin ningún pudor. 


Cuenta para ello con la “maquinita” del Banco Central y con la ayuda de sectores de la oposición. Es lo que se vio el martes en la sesión de la Cámara de Diputados en la que se aprobó la eliminación de la cuarta categoría del impuesto a las ganancias y la creación del régimen de mayores ingresos para los que cobran más de quince salarios mínimos. Si bien el Frente de Todos contra Todos tenía asegurado el quórum debido a la ruptura del Interbloque Federal, fue Javier Milei, junto a sus diputados, quien le dio al kirchnerismo un apoyo que marcó la contradicción del líder libertario y le terminó abriendo definitivamente la puerta para dar media sanción al proyecto, hecho que significó un rotundo triunfo político para Sergio Massa y sus secuaces. Parte de la Unión Cívica Radical también se sentó en sus bancas. Las miradas de desconfianza y los reproches más severos se posaron sobre los disidentes de Evolución, el grupo de radicales liderados por Martín Lousteau y Emiliano Yacobitti, por su rol en el manejo de las Universidades. La sospecha se basaba en un supuesto intercambio de favores con el oficialismo para aumentar los fondos para la creación de nuevas casas de estudio. Las mañas y la inmoralidad de la vieja política no se detienen ni siquiera cuando el conjunto de la sociedad reclama por mayor compromiso y transparencia. Es justo mencionar también a los otros diputados de la línea Evolución del radicalismo: Marcela Antola; Gabriela Brower y Danya Tavela que, haciendo caso omiso de las directivas de la jefatura de su bloque, también decidieron bajar al recinto para apoyar la creación de la Universidad Nacional de Río Tercero, tema que, casi a modo de anzuelo, Unión por la Patria  había incorporado  en el orden del día de la sesión. Crear universidades está muy bien; utilizar esa iniciativa noble como herramienta de la transa política –que muchas veces esconde negocios turbios– está muy mal.  


Juntos por el Cambio continúa sin hacer pie. Y las reiteradas apariciones de Mauricio Macri en distintos canales de televisión para apoyar a Patricia Bullrich terminan por sembrar más dudas que certezas. El expresidente no debió haber coqueteado nunca con el líder libertario. A pesar de todo y contra todo, en el equipo de la exministra de Seguridad sostienen que lo peor ya pasó y que han logrado encaminar la campaña. Hay que destacar los esfuerzos que viene haciendo Carlos Melconian, quien conducirá el Ministerio de Economía si JXC se alzara con el triunfo. El economista es la mejor espada que tiene el bullrichismo para contrarrestar y bajar a tierra las disparatadas ideas económicas de Javier Milei. De reojo lo miran Luciano Laspina y Hernán Lacunza que, hasta el momento, no tienen ubicación definitiva dentro del armado. 


Por estas horas el libertario sigue acelerando su motosierra y les dice a propios y ajenos que está a un paso de ganar en primera vuelta. Serían 2 puntos de acuerdo a sus mediciones. La noche del viernes no pasó desapercibida. Milei entró al salón de eventos del Golden Center de Parque Norte como si fuera un rockstar. El encuentro fue organizado por Luis Barrionuevo, el flamante aliado que entra en contradicción directa con el discurso anticasta. Es por eso que a último momento el líder gastronómico se bajó de la grilla y evitó la foto que hubiera puesto en peligro el relato libertario. La gente no come vidrio y el ánimo social no está para sufrir otra desilusión. Por eso, Milei busca pisar sobre seguro y, como buen admirador de Carlos Bilardo, mide cada centímetro de su avance. El ejemplo más claro es el hermetismo que mantiene con algunos de los nombres que lo acompañarían en un futuro gobierno. La figura del ministro de Economía está guardada bajo siete llaves. Lo mantendrá en secreto hasta después de la elección para blindarlo de cualquier posible operación política de desgaste. 


Llegar al ballottage como sea


En la vereda de enfrente, Sergio Massa sigue aprovechándose de su doble rol de ministro y candidato. Sus acciones son de una irresponsabilidad supina. El ministro sirve en bandeja un abanico de opciones para que el candidato se luzca. Una falta de ética pocas veces vista por su desfachatez sin pausa ni disimulo. En el Fondo Monetario están que trinan. El “plan platita” y su batería de medidas que dejan a la Argentina al borde de una hiperinflación es muy difícil de digerir. “Sergio sabe lo que hace. Cerró filas con Cristina para avanzar contra viento y marea y llegar al ballottage. Una vez logrado el objetivo será más fácil dar la pelea contra un personaje descarriado al que muchos temen por sus ideas extremas. Ya no se trata de liberalismo o de la derecha. Para muchos Milei representa el caos y, en ese contexto, Sergio ofrece una salida mucho más racional”, sostienen cerca del tigrense. 


Otros dos hechos políticos marcaron la semana. El primero –de corte judicial– pone la lupa sobre la corrupción y muy posiblemente sobre el origen de los fondos de campaña. Es que en tiempo récord la Cámara de Apelaciones de La Plata liberó a Julio Segundo Rigau, el puntero bonaerense del PJ que fue descubierto con cincuenta tarjetas de débito robadas de la Legislatura bonaerense mientras retiraba el dinero de un cajero automático. El total de los fondos es aún una incógnita pero el cálculo realizado en base a los tickets de los últimos movimientos bancarios llega a los 27 millones de pesos. Salvo contadas excepciones, la dirigencia política bonaerense ha mantenido un sugestivo silencio.  


El otro hecho político que no pasó desapercibido fue el debate de los candidatos a vicepresidente que, como es costumbre, se llevó a cabo en el programa periodístico A dos voces. Las chicanas, los golpes bajos, los gritos y las interrupciones constantes desnudaron la pobreza de ideas y la falta de profesionalismo de los participantes. Puede discutirse largamente quién ha sido el ganador de la noche; lo que no puede pasarse por alto es que los grandes perdedores serán los ciudadanos que continúan siendo rehenes de una dirigencia que no está a la altura de las circunstancias.





    

viernes, 15 de septiembre de 2023

Llegar al ballottage como sea… @dealgunamaneraok...

Llegar al ballottage como sea…

La parte del león. Dibujo: Pablo Temes

El oficialismo improvisa medidas, JxC busca despejar la sombra de Macri y Milei sigue sembrando dudas.

© Escrito por Nelson Castro el sábado 09/09/2023 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argentina.

El fallo adverso a la Argentina por la expropiación de YPF de la jueza de Nueva York Loretta Preska no representa ninguna sorpresa. Es la consecuencia lógica de un verdadero disparate. Ese es el calificativo que mejor describe aquella precipitada y temeraria decisión, tomada por Cristina Fernández de Kirchner y Axel Kicillof en abril del 2012 y acompañada en el Congreso por gran parte del peronismo. 

El caso YPF representa, además, un claro ejemplo –uno más– de la mentira y contradicción del kirchnerismo. En la década de los 90, el matrimonio Kirchner fue un propulsor entusiasta de la privatización de la empresa de la cual se benefició ampliamente. Las regalías que recibió el entonces gobernador de Santa Cruz fueron un oxígeno muy importante para su gestión y fuente de controversias y sospechas nunca aclaradas sobre el destino que se les dio. Tal fue la importancia de esos fondos que fueron la moneda de canje que llevó a Néstor Kirchner y a su esposa a apoyar fervorosamente esa privatización que no estuvo exenta de escándalos. Para completar este breve ejercicio de memoria, recuérdese que el miembro informante del proyecto fue el diputado por Neuquén, Oscar Parrilli, y que la vicepresidenta, que en aquel momento era diputada, presionó a los legisladores provinciales de Santa Cruz para que aprobaran a nivel local la privatización propuesta por el expresidente Carlos Menem. Queda claro, entonces, que la falsa épica kirchnerista y la defensa de las empresas del Estado son un compendio de mentiras y vanidades que forman parte del relato fundacional que quisieron hacernos creer. Sólo falta recordar la soberbia de Axel Kicillof en sus largas peroratas vacías de contenido en tiempos de la expropiación. Las consecuencias están a la vista.

Massa, en plan “vamos viendo”

Para Sergio Massa, este fallo ha sido un golpe fuerte. “Un verdadero mazazo”, como lo definió alguien del kirchnerismo que no profesa mucho cariño por el ministro-candidato. Los números de la economía son una catástrofe. El índice de inflación de agosto pinta mal. Por eso, con una cara de circunstancia poco creíble, Massa salió a hablar en la TV Pública después del partido que la Argentina le ganó a Ecuador por 1 a 0. Creyó que colgándose de la Selección obtendría algún rédito. Todo lo del oficialismo es burdo e impostado. Por supuesto que le salió mal. Para la mayoría de los que lo vieron, lo del ministro fue malo. Hasta se pareció a CFK cuando habló de funcionarios que no estuvieron a la altura. ¿Se incluyó él? ¿Lo incluyó al Presidente?

En el oficialismo todo es improvisación. Una muestra de ello es el anuncio que hizo el exintendente de Tigre sobre la eliminación del impuesto a las ganancias de los asalariados, un reclamo a todas luces justo. Massa dijo que, de ser electo presidente, lo eliminará. Ante esta aseveración, tuvo que salir el titular de la AFIP, Carlos Castagneto, a corregirlo, recordándole que la modificación del pago del tributo debe ser aprobada por el Congreso: “Hay que modificar una ley y hoy no tenemos el quórum para que esa ley salga”. Sin comentarios.

Los esfuerzos crecientes del oficialismo por rivalizar con Javier Milei no cesan. Hay que conseguir un lugar en el ballottage como sea. De ahí que la batería de promesas electorales incluyan propuestas que, de ser viables, bien podrían comenzar a implementarse en tiempo presente. Nada de eso. Todo está condicionado al resultado electoral. Hay que mantener el anzuelo a flote.

Para colmo de males no hay ideas nuevas para contener los precios y los desbordes de la economía. Massa sigue chocando con las viejas recetas que se utilizaban en tiempos de Guillermo Moreno. Los controles de precios y las amenazas a los empresarios con cucos que no existen para contener la inflación ya no surten ningún efecto. El secretario de Comercio Matías Tombolini, no tiene la impronta de su antecesor y los aprietes para contener las remarcaciones sólo funcionan con acatamiento dispar en la Capital Federal con las grandes cadenas de supermercados. En los comercios de cercanía del Conurbano Bonaerense la realidad es otra. La inflación castiga con fuerza a los más débiles. 

Hablando de debilidad, Patricia Bullrich no quiere quedar bajo el ala de Mauricio Macri. Considera que es un salvavidas de plomo tierra adentro del Gran Buenos Aires. Es por eso que durante la semana salió varias veces a pedir independizarse del líder del PRO. Lo que en verdad saca de las casillas a la exministra de Seguridad es el coqueteo del expresidente con Javier Milei. “Ahora sí estamos en la recta final, y no hay lugar para ambigüedades” –aseguran en el campamento bullrichista.

El porqué de los elogios a Milei

La apuesta por Carlos Melconian para ocupar el Ministerio de Economía, en un eventual gobierno suyo no fue gratuita. Apenas un mes atrás, el diputado nacional y economista Luciano Laspina, encabezaba reuniones de trabajo con empresarios de diferentes sectores como el futuro hombre de la cartera económica. En algunos de esos encuentros lo acompañaba Federico Pinedo como la pata política del binomio. Hay heridas que tardarán en sanar aunque Melconian se está encargando personalmente de contener a los desencantados, con ofrecimientos en distintos espacios de poder. El Banco Central de la República Argentina es uno de ellos.

Mientras tanto el libertario Javier Milei, sigue sembrando dudas. A los riesgos concretos en materia de gobernabilidad, se suman las observaciones de propios y ajenos sobre sus desequilibrios y falta de templanza a la hora de enfrentar adversarios, periodistas y a todo aquel que se atreva a pensar distinto.

La Argentina ya ha sufrido varias decepciones. La grieta es la consecuencia palpable de la división social provocada por líderes mesiánicos y caudillismos disfuncionales. El libertario debería aprender un poco más de la historia reciente para no cometer los mismos errores. La sociedad está quebrada y con una alta dosis de resignación. Ningún candidato puede darse el lujo de sumar otro fracaso.



   

domingo, 3 de septiembre de 2023

Realineamientos. Massa, en plan “vamos viendo”… @dealgunamaneraok...

Realineamientos. Massa, en plan “vamos viendo”…

 

El bono del ministro-candidato chocó con los gobernadores del PJ. Y la meta fiscal con el FMI es de difícil cumplimiento. 

© Escrito por Nelson Castro el sábado 02/09/2023 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argentina. 

No fue una buena semana para Sergio Massa. Las cosas no le vienen saliendo bien al ministro-candidato. El plan platita que necesita implementar desesperadamente para darle aire a su desvaída campaña electoral chocó contra una piedra impensada: los gobernadores, incluidos los propios. La negativa a pagar el bono de 60 mil pesos fue contundente. Nunca había ocurrido algo así en un gobierno peronista. El enojo de Massa es mayúsculo. “A lo mejor así Sergio se termina de dar cuenta de que son muchos los que dentro de Unión por la Patria no lo quieren”, afirmaba en la tarde del jueves una voz desde las entrañas de la Casa Rosada. Está claro que entre quienes lo quieren poco está el presidente saliente. En su creciente tiempo libre, Alberto Fernández se dedica a compartirles a algunos de sus interlocutores sus amargas quejas contra Cristina Fernández de Kirchner y contra el exintendente de Tigre.  

El plan platita representa un brutal aumento de la emisión monetaria. La maquinita está funcionando a full. Al ministro no le importa nada; al Gobierno, tampoco. Hay que ganar la elección como sea. Esa desaprensión también encuentra su razón de ser en que, en caso de no llegar a ser reelectos, la tremenda maraña de emisión de pesos que van directo a la inflación será un problema mayúsculo que deberá afrontar el próximo gobierno.

El porqué de los elogios a Milei

El resultado definitivo de las PASO confirmó el pronóstico de Cristina Fernández de Kirchner: el escenario electoral está dividido en tercios. Matemáticamente, Unión por la Patria tiene chances de acceder a la segunda vuelta. A Massa, eso lo envalentona. Es un dato que hace incomprensible a la Argentina en muchas partes del Mundo. “¿Cómo es que el ministro que ha llevado al país a la inflación más alta de los últimos treinta años tenga chances de ganar la elección?”, se preguntan con una pizca de azoro muchos analistas prestigiosos de distintos países.

Pero aún hay más en este descontrol económico y financiero desatado para sostener el plan de emergencia de cara a las elecciones generales. El Gobierno modificó el Presupuesto y otorgó un millonario aumento del gasto con partidas para subsidiar la campaña y ayudar a sostener a las empresas públicas. Todo debe estar aceitado a la perfección. Se trata de una de las mayores ampliaciones presupuestarias de los últimos tiempos. “No es el plan platita, es el plan justicia”, se atrevió a decir el presidente Alberto Fernández, como si él y su administración no fueran los responsables de este presente lleno de penurias que dejó al país al borde del abismo.

La vicepresidenta en funciones mantiene el silencio. Sabe que es mejor callar que hacer el papel de comentarista de la realidad que le es hostil y con un final abierto de cara a los comicios de octubre. No se jugará por Sergio Massa; ni ella ni los intendentes y gobernadores que le han dado vuelta la cara esta semana al ministro-candidato quieren quedar pegados a una posible derrota. CFK es experta en salir de la escena cuando las papas queman.

En este festival de emisión descontrolada, la meta fiscal del 1,9% de déficit que el Gobierno se comprometió para este año ante el Fondo Monetario Internacional parece difícil de cumplir. Es parte de otro modus operandi del kirchnerismo en general y de Sergio Massa en particular: el “vamos viendo”. Así lo describe un funcionario identificado con la antigua ancha avenida del medio: “Cuando estás tan cerca de las elecciones, no tenés opción: o pisás el acelerador o te despedís. Sergio es un campeón en ganar tiempo. Sabe cómo patear la pelota para adelante”.

En Washington no piensan lo mismo. El humor está caldeado. Los burócratas del Fondo exigieron –con razón– conocer el impacto fiscal de las medidas de auxilio anunciadas por el ministro de Economía en modo campaña. Estas son las consecuencias del doble rol del tigrense. No solo es una aberración ética, también aparecen las consecuencias de su accionar en materia ejecutiva. Un delgado equilibrio que ya ha sido violentado en otras oportunidades.

En No Tan Juntos por el Cambio siguen ensayando fotos de unidad para intentar tapar las heridas autoinfligidas en la riña de campaña. No será tarea fácil. En la Ciudad de Buenos Aires, luego del ajustado triunfo de Jorge Macri sobre Martín Lousteau, un abismo separa a la UCR del PRO. Muchos radicales se sienten más cerca de Leandro Santoro a sabiendas de que no es un kirchnerista confeso. A nivel nacional la película no es muy distinta. En el radicalismo nadie está dispuesto a pactar con Javier Milei para “auxiliarlo” en materia de gobernabilidad y crece la desconfianza sobre el rol de Mauricio Macri en ese sentido. Ya no es un secreto que, ante un triunfo del libertario, el PRO cerrará filas con él. Las horas de la coalición opositora están contadas.

Hora de un baño de realidad

Patricia Bullrich tampoco se siente cómoda. “Si no es todo; es nada”, rezaba su claim de campaña mostrando su costado extremo de firmeza que apelaba al orden y el apego a la ley sin diálogo posible con el kirchnerismo. Sin medias tintas, cargaba contra Horacio Rodríguez Larreta. Ese perfil inflexible y aguerrido, sin lugar para los débiles, hoy es patrimonio de un irascible Javier Milei. En el intento de reconfigurar su perfil, la extitular de la cartera de Seguridad optó por cerrar filas con Carlos Melconian como su ministro de Economía. Un hombre experimentado en surfear las olas de las múltiples crisis argentinas y muy hábil declarante en los medios. Ideal para desarticular los puntos débiles del plan Milei que, según dijo el propio Melconian, hace agua por todos lados.

Entre tanta frivolidad, la realidad ha vuelto a golpear a la sociedad con el asesinato del joven ingeniero Mariano Barbieri. Un recordatorio cruel de que la Argentina actual es inviable. No se trata solo de la inseguridad. Es la impericia de todo el arco político, que dejó en su camino generaciones diezmadas sin educación, sin oportunidades y a merced del narcotráfico como mecanismo de ascenso social en el submundo de la delincuencia.

Una deuda gigantesca que los políticos y toda la clase dirigente tardarán años en pagar.



    

domingo, 26 de diciembre de 2021

Macri, ¿es o se hace?... @dealgunamaneraok...

 Macri, ¿es o se hace?... 

Mauricio Macri. Fotografía: Franco Fafasuli

Las conclusiones del informe del FMI sobre el préstamos de USD 44 mil millones de 2018 fueron tan duras que, tal vez, lo lógico, hubiera sido que el ex presidente dijera algo sobre el asunto.

Escrito por Ernesto Tenembaum el domingo 26/12/2012 y publicado por el Portal de Noticias Infobae de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República de los Argentinos. 

Desde el momento en que inició su gobierno, Mauricio Macri estableció un modelo económico con todas las condiciones para generar una crisis muy seria. Luego, cuando ya estaba en medio del estallido, malgastó un préstamo de dimensiones gigantescas que le había sido otorgado para frenar esa crisis. Esas dos conclusiones no fueron parte de un discurso de Cristina Kirchner, ni de Nicolás Maduro, ni de Alberto Fernández. Esta vez no fue un izquierdista, ni un populista, ni un kirchnerista ni ninguna persona que estuviera interesada en decir “ah, pero Macri”, cada vez que alguien critica al gobierno actual. Al contrario: fueron los equipos técnicos del Fondo Monetario Internacional, en general integrados por economistas de una ortodoxia bastante poco flexible, quienes cuestionaron de este modo a la gestión presidencial de Macri. Las conclusiones fueron tan duras que, tal vez, lo lógico, hubiera sido que el ex presidente dijera algo sobre el asunto. ¿Enloqueció el FMI o Macri hizo todo realmente mal? La reacción de Macri, como se verá a continuación, habilita a formular preguntas relevantes sobre algunas de sus cualidades personales.

El documento emitido por el Fondo Monetario Internacional esta semana, como parte de un proceso habitual de auditoría, es muy claro al adjudicarle al gobierno de Cambiemos una responsabilidad central en la crisis que estalló en 2018. Hay dos frases, en ese sentido, que lo explican bien. 

“El Gobierno elegido a fines del 2015 rápidamente abrió la cuenta de capital y tomó créditos fuera del país, mientras adoptaba un enfoque gradual para abordar los desequilibrios económicos -especialmente el déficit fiscal- preparando el escenario para un sudden stop”.


(N. del A.: Sudden Stop, o freno súbito, es como se denomina en Economía a una situación en la que, de manera sorpresiva, los capitales huyen de un país y eso provoca una crisis muy rápida y profunda).

 

La segunda frase del Fondo, se refiere al 2018, cuando Macri ya había recibido el crédito:

 

”Una temprana operación de deuda, combinada con la reintroducción de medidas de gerenciamiento del flujo de capitales podrían haber robustecido el programa”. En palabras más sencillas: al recibir el dinero del Fondo, el Gobierno debería haber defendido las reservas mediante la implantación de nuevas medidas de control de cambios y la renegociación de la deuda adquirida desde 2015.

 

Los dos momentos en los que se detiene el documento del Fondo merecen un debate en detalle. Ya antes de la asunción de Macri, muchos economistas de primera línea señalaron su preocupación por la manera en que liberó el cepo: uno de ellos fue Carlos Melconian, que no es precisamente un populista. Es que está muy estudiado que esos procesos que se apoyan en capitales golondrina son muy frágiles. Pero el segundo señalamiento es especialmente sorprendente. Si, a mediados de 2018, cuando empieza a recibir dinero del fondo, Macri hubiera establecido controles de cambio, podría haber defendido las reservas sin que el dólar volara por el aire. Eso hubiera evitado el brote inflacionario y él habría tenido más chances de permanecer en el poder luego de 2019. ¿Por qué no lo hizo?

 

Sus enemigos más duros creen que Macri llegó al Gobierno para hacer lo que hizo: generar ganancias impensadas para el mundo financiero. La participación de muchos funcionarios que provenían del sector financiero -Nicolás Dujovne, Luis Caputo, Alfonso Prat Gay, entre otros- y la cercanía de otros, que defendían la solidez del programa económico mientras batían récords en colocación de deuda –el ex titular del HSBC, Gabriel Martino, por ejemplo- habilita a pensar que esa mirada al menos tiene un punto. Pero, ¿un líder político es capaz de suicidarse en función de esos supuestos intereses que defiende?

 

Otras interpretaciones sostienen que Macri y su entorno estaban presos de un esquema ideológico muy poco flexible, que le impedía tomar medidas racionales en un momento de crisis, aun cuando esas medidas fueran defendidas por el Fondo Monetario, o fueran claves para su propia supervivencia. Otros piensan que Macri no quería romper un contrato electoral en cuyo centro figuraba la liberación del cepo cambiario.

 

Para despejar dudas, era necesaria la palabra del ex presidente.

 

Macri tuvo dos participaciones públicas durante esta misma semana. La primera fue antes del pronunciamiento del FMI, en un reportaje de antología con Baby Etchecopar, donde dijo que “hasta el peor de los planeros” quiere que sus hijos reciban buena educación. En esa nota hay tres referencias indirectas al contenido del documento que, horas más tarde, emitiría el Fondo Monetario.

 

Macri junto a la ex directora del FMI Christine Lagarde y el ex ministro de Hacienda Nicolás Dujovne 


Macri dice:

 

-”Cuando administro lo que no es mío he sido siempre muy cuidadoso. Por eso festejé el sobrenombre que me puso el Bambino Veira pero que hizo famoso Diego Armando Maradona, ¿te acordás?... ’el cartonero Baez’, pero te quiero decir que yo siento que cuando uno administra lo que no es es de uno, uno tiene que ser muy cuidadoso. Es fácil ser generoso con la plata ajena. Yo invito, vení, con plata que no es tuya. ¡¡¡Se generoso con la tuya viejo!!!”.

 

Y luego:

 

-”Si hay mentira, y entre nosotros hay mentira, no hay confianza. Y si no hay confianza, no sucede nada en la vida. Vos no vas a ir a un lugar al que alguien te convoca si no confiás. Imaginate invertir, imaginate poner una fábrica en un país donde vos no confiás porque sentís que los dirigentes que conducen el país te van a robar la fábrica”.

 

Finalmente:

 

-“La crisis se produjo porque los inversores huyeron ante la posibilidad de que regresara el populismo”.

 

Las tres frases son realmente discutibles. Un Presidente que toma montañas de deuda de corto plazo y a altísima tasa de interés no es alguien que cuida el dinero que no es suyo. Mucho menos si, luego, cuando recibe un préstamo que él no va a pagar personalmente, lo entrega a los fondos de inversión en lugar de usarlo para fortalecer reservas. Si, además, durante su Gobierno se produce una crisis de confianza, y los capitales huyen despavoridos, tal vez no sea el más indicado para pontificar sobre la desconfianza que generan otros. Finalmente, Macri se confunde, por decirlo de manera educada: la crisis empezó en marzo del 2018, luego de su victoria electoral de 2017. Casi nadie creía en ese momento que volvería el peronismo al poder. El populismo no tuvo nada que ver. Por momentos, parece que Macri no sabe quién es Macri o disimula quién es Macri o buscas excusas infantiles o no tiene un registro muy claro de las cosas que hizo y las consecuencias que tuvieron para el país.

 

¿Entonces?

 

Entonces, nada.

 

Macri prefiere hablar de otros temas.

 

Horas después del documento del Fondo, el ex presidente distribuyó un saludo por fin de año donde, una vez más, apeló al “ah, pero Fernández”. El texto del saludo es un balance lapidario de los dos años de gobierno actual. Cada frase de ese texto podría ser discutida o relativizada (eso de la economía “completamente destruida”, por ejemplo). Pero, en todo caso, es la herramienta que Macri utiliza para sintonizar con un sector importante de la sociedad que está muy enojado con el Gobierno. Tiene todo el derecho a hacerlo. En todo el mundo hay líderes con discursos indignados, lineales, binarios, que estimulan la bronca contra el Gobierno de turno, destacan únicamente sus barbaridades, ocultan sus logros y así. Es la lógica de la polarización, que se ha demostrado rentable para quienes la usan, aunque no tanto para sus países. En muchos textos teóricos, esos discursos simplistas son enmarcados dentro del concepto de “populismo”. Pero, ¿y lo otro?

 

Patricia Bullrich, Mauricio Macri, Horacio Rodríguez Larreta y Jorge Macri

Esto, que podría ser una discusión histórica, tiene una actualidad inquietante. Porque, como están las cosas, es posible que Macri vuelva al poder, o que lo hagan personas muy influenciadas por el mismo pensamiento económico. Macri falló allí donde creía que era más fácil. Pero no fue solo él. Todo un equipo de economistas –el “mundo de la ortodoxia”, como se lo podría definir- fue parte del problema. Explicaban que todo era sencillo, que ellos sabían cómo funcionaban las cosas, que no había nada de qué preocuparse. Mucha gente les marcaba: que la deuda era demasiada, que el interés era alto, que ante el menor estornudo todo estallaría. Pero ellos que no, que calma, que la confianza, que solo se trataba de dejar de emitir y ajustar.

 

Todo estalló.

 

Pasó hace muy poco tiempo.

 

El documento del Fondo amplifica un debate imprescindible que, sin embargo, casi no existe en el entorno de los discípulos del ex presidente, aquellos que se ilusionan con acceder al poder en 2023. Por eso, es toda una advertencia: sería bastante esperable que las mismas ideas, y muchas de las mismas personas, produzcan los mismos resultados.