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sábado, 3 de septiembre de 2022

La trampa está servida... @dealgunamaneraok...

 La trampa está servida... 

La diestra, siniestra. Dibujo Pablo Temes. 

La mesa está preparada para que los sectores más radicalizados dominen la escena. Hay una bomba que hay que saber desactivar.

© Escrito por Carlos De Angelis (*) el viernes 02/09/2022 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República de las/os Argentinas/os.  

Cuando alguien le apunta con un arma a la cabeza de otra persona se suspende la política. Quedan como abstracciones flotantes las instituciones y sus códigos organizadores. Es un punto de disolución de toda comprensión.

Ética y política. Si en cualquier situación la diferencia entre la vida o la muerte es todo, cuando la víctima posible es un líder político, la situación se complejiza mil veces y la probabilidad de establecer distancias analíticas se hacen mínimas. Desde ya el repudio es un deber ético, pero no puede cancelar el análisis político. La respuesta más próxima y fácil es buscar responsables y culpables, respuesta que puede ser adecuada para observar, desde una perspectiva forense, la escena donde ocurrió el intento de asesinato, pero no alcanza para tratar de entender la intensidad del fenómeno desde una mirada histórica y estructural.

Desde la perspectiva histórica no se puede obviar que lo largo del siglo XX la política argentina estuvo dividida en dos facciones: en la primera mitad del siglo entre personalistas y antipersonalistas (defensores de Hipólito Yrigoyen y sus detractores), y en la segunda mitad entre peronistas y antiperonistas. En ambas situaciones la violencia política fue casi una constante, y ambos procesos políticos fueron terminados con golpes de Estado, cárcel y persecuciones. Incluso en 1935 el senador electo Enzo Bordabehere fue muerto a balazos en el propio recinto por el ex comisario Ramón Valdés Cora.


El restablecimiento de la democracia tampoco estuvo exento de hechos de violencia, tanto por las resistencias de los militares a los juicios iniciados por Raúl Alfonsín y por las condenas subsiguientes. El peronismo quedó con una mancha indeleble por haber bloqueado una bicameral para investigar los crímenes de la dictadura.

Luego vinieron otros hechos, en parte inexplicables, como la toma del regimiento de La Tablada por parte del MTP, y las voladuras de la Embajada de Israel y la AMIA, de las cuales todavía la sociedad espera que se identifique a los culpables frente a la inacción, impericia y desinterés de la política y la Justicia. Tampoco se puede dejar de nombrar la muerte del fiscal Nisman que sigue dividiendo a la sociedad como el primer día.

Nos, los indiferentes. Evidentemente la antinomia kirchnerismo-antikirchnerismo tiñó la política argentina desde 2008, con el inicio del conflicto contra los sectores agropecuarios. Incluso la lógica del enfrentamiento encontró sustento en los escritos teóricos de Ernesto Laclau y Chantal Mouffe que plantean un modelo de democracia no liberal a la que denominan “radical”. y que se basa en el “reconocimiento de la especificidad de los antagonismos constituidos a partir de diferentes posiciones de sujeto y, de tal modo, a la posible profundización de una concepción pluralista y democrática” (Hegemonía y estrategia socialista, 1987, pág. 11).

No obstante, y a diferencia de otros tiempos el antikirchnerismo encontró dentro del sistema político un efector electoral competitivo, con la emergencia de Mauricio Macri. La trascendencia de ambos liderazgos se da precisamente porque ambos agrupamientos tienen núcleos duros irreductibles (¿35, 40% en total del electorado?) mientras que el resto de la sociedad no involucrada en la maquinaria antinómica puede decidir en forma flotante, lo que da un aire competitivo al sistema electoral.


Mirar a este sector que oscila entre la indiferencia y el hartazgo puede resultar instructivo ya que puede votar a Juntos por el Cambio, sin ser macrista o antikirchnerista, o tal vez elegir al Frente de Todos, sin ser peronista o kirchnerista.

La existencia de este espacio despolarizado (¿50-60% del electorado?), fue la razón de la existencia de un Alberto Fernández como presidente, cuyo peso evidentemente cae en el momento que no puede transformar a este espacio, darle nombre propio, ni es capaz de generar políticas que den cuenta de sus demandas efervescentes, muchas de las cuales son hoy más atendidas por los referentes de JxC, antes que por los del FdT atados a recetas hoy inocuas. Pero también “los indiferentes” son la razón de ser de la candidatura de Horacio Rodríguez Larreta. Como se ha podido observar estas semanas Patricia Bullrich está mejor equipada retóricamente para la confrontación total.

¡Radicalizados a confrontar! Luego de la larga siesta gubernamental de casi 33 meses, arrullado por la aflautada voz de Martín Guzmán el kirchnerismo sale del letargo, no por los problemas propios de la administración (que por otra parte se fue transformando en un lastre inexplicable) por el pedido de condena de los fiscales de la Causa Vialidad.

Este hecho es casi contemporáneo con el traspaso del timón económico a Sergio Massa. Mientras éste hace malabares tratando de poner un corsé a una economía desquiciada –y recibirá en Estados Unidos todo tipo de interrogantes políticos–, el alegato de Cristina Kirchner por YouTube (y que el TOF 2 no permitió que fuera dentro del proceso de la causa) planteó dos cosas:

1.    El Tribunal es ilegítimo (“La sentencia ya estaba escrita”).

2.   Este episodio es solo el comienzo de una lucha de largo aliento (“vienen por todo el peronismo”).


En los días pasados emergían dos estrategias posibles tras su discurso: 1) negar la actuación judicial; 2) ser la candidata en 2023. Ambas estrategias son contradictorias y tienen sus problemas, pero hoy no hay tiempo para profundizarlas.

El llamado a la movilización general de las filas del peronismo buscando un nuevo 17 de octubre también hace escalar en espejo a los anticristinistas (rama radicalizada de los anti-K) con la generación de un nuevo topos político, Juncal y Uruguay, el domicilio de la ex presidenta, espacio de acampe y pernocte de los intensos y de la insensata represión de la Policía de la Ciudad (¿No tienen personal más capacitado? Ese lugar también se transformó en la trampa que le permitió a Sabag Montiel apuntar con su arma en la cabeza de CFK (¿Dónde estaban los custodios federales?).

La mesa está servida para que los sectores radicalizados sigan dominando la escena. La Argentina tiene frente de sí un artefacto explosivo de esos como se ven en las películas del que hay que saber qué cables cortar para desactivarla. Pero esos cables deben ser cortados por la política, mejor dicho, por los líderes políticos del oficialismo y la oposición. ¿Será posible?

(*) Sociólogo (@cfdeangelis).



   

sábado, 22 de junio de 2019

Bandera de largada… @dealgunamanera...

Bandera de largada…

PERON-ISTMOS. Dibujo: Pablo Temes

Definidas las nóminas habrá que ver si será más efectiva la fórmula sorpresa de Macri o la de CFK. Con todas las cartas sobre la mesa ha quedado conformada la oferta electoral de cara a las elecciones nacionales de este año.

© Escrito por Carlos De Angelis el sábado 22/06/2019 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Apuestas. Las grandes sorpresas ya tienen varios días en las portadas de los periódicos, Cristina Kirchner cediendo la candidatura presidencial a Alberto Fernández y Mauricio Macri convocando al líder del bloque justicialista del Senado de la Nación, Miguel Ángel Pichetto. Quedará para los historiadores del futuro analizar las subjetividades puestas en juego en esos giros, pero el análisis urgente tiene que ver con la eficacia electoral de semejantes apuestas.

Comparativamente, el impacto más fuerte lo dio Cristina con su disposición a bajar un escalón en la competencia colocando en su lugar a un fuerte crítico de su gestión como fue Alberto Fernández. La autocrítica que incorpora esa doble decisión quedó sin explotar a fondo por parte del kirchnerismo, por lo que muchos medios de comunicación eligen prestar un altavoz a personajes marginales en la política argentina como Dady Brieva o Mempo Giardinelli, lo que obliga a Fernández a dedicar su más escaso recurso, su palabra, a desmentir planes de Conadeps imaginarias, reformas constitucionales exprés, o Ministerios de la Venganza con guillotinas a disposición.

Las PASO traen una nueva decepción por falta de competencia intrapartidaria.

La incorporación de Pichetto como compañero de Macri mostró que el otrora Cambiemos resultó ser una organización mucho más estructurada que el peronismo. La incorporación de un extranjero a las huestes políticas del PRO rompió los manuales de la posideología que elaboraron trabajosamente Jaime Duran Barba y Marcos Peña, pero aun así, prácticamente no se escucharon voces disidentes a la estrategia rupturista.

Por otra parte, tampoco han sido claras las expectativas puestas en el experimentado Pichetto, pero novel candidato a vicepresidente, un cargo sin grandes prerrogativas constitucionales, pero que es el reemplazo natural ante cualquier contingencia que pueda afectar al presidente de la Nación. No es evidente si la jugada apuntaba a integrar un cuarto socio en la alianza, para lo cual Pichetto debía traer tras sí un bloque de legisladores y gobernadores peronistas, o por lo menos asegurar que no apoyen a F&F, buscando que gobernadores como Juan Schiaretti arriesguen legisladores propios en el Congreso Nacional presentando lista corta. La otra apuesta (posiblemente más efectiva) es que Pichetto se constituya como “el” vocero de Juntos por el Cambio y vaya a seducir a los votantes de Sergio Massa y a otros ni-ni de la tercera vía y de la tercera y más grande sección electoral de la provincia de Buenos Aires.  

Peronismo por doquier. El antiperonismo realmente existente ha quedado dolido por la incorporación del senador Pichetto en la fórmula presidencial macrista y observa que los candidatos peronistas se cuelan por todos lados, debiendo o bien escudarse en alternativas minoritarias o bien metabolizar las explicaciones del junticambismo sobre las excepcionalidades del caso del senador por Río Negro.

La estrategia central del macrismo va a ser alcanzar los 35 puntos en la primera vuelta, esperando que Alberto Fernández se estacione en algún punto en la franja que va de los 40 a los 45, para aplicar con toda su fuerza el artículo 98 de la Constitución Nacional y dar vuelta la elección en el ballottage del 24 de noviembre. Quienes creen que esa empresa es posible, plantean que capturarán en su totalidad los votos de los libertarios de Espert, así como gran parte de los consensualistas de Roberto Lavagna.

Por el otro lado, en el doble fernandismo la apuesta central es superar los 45 puntos, para ganar en primera vuelta y por eso se hizo el esfuerzo de sumar a Sergio Massa para finalizar encabezando la lista de diputados nacionales.

La alternativa más atractiva era que el tigrense se uniera a unas PASO nacionales, pero naufragó por la propia lógica de la ley que elimina de la escena a los derrotados. Ahora Massa tendrá presencia tanto en agosto como en octubre.

Queda por ver qué voto pueden atraer las candidaturas por fuera de la gran polarización. Por una parte, el desmembrado camino central de la política argentina tendrá su oportunidad con Roberto Lavagna y Juan Manuel Urtubey. Las clases medias de los grandes centros urbanos como CABA, Córdoba y Rosario son los principales targets donde esperan cosechar sufragios para llegar a los ansiados diez puntos nacionales.

Las huestes libertarias de José Luis Espert se configuran como uno de los principales misterios de la elección. Subestimados por el macrismo que creía que nunca superarían el punto y medio requerido por las PASO para acceder a la elección general ahora se encuentran con un espacio pequeño, pero que pesca en la misma franja de clases medias altas donde el macrismo tiene su núcleo duro. En menor medida, algo parecido pasa con la candidatura del ex funcionario del gobierno de Macri y ex mayor del Ejército Argentino Juan José Gómez Centurión, quien descubre que la posición más dura del sector celeste antiabortista puede transformarse en una opción traccionadora de votos.


No pasó. Finalmente, la figura de las PASO traen una nueva decepción por falta de competencia intrapartidaria o en los frentes electorales. Habrá que pasar el peine fino para ver si a nivel intendencia o Legislaturas locales se abrió la competencia para dar distintas opciones a los votantes. Es que las PASO se transformaron en un experimento endiablado con resultados imprevistos, más allá de experiencias positivas como la del propio Macri en 2015 u Omar Perotti en Santa Fe este año.

Así como están planteadas, evidentemente las primarias no funcionan, con el riesgo de otorgarles una información vital a nivel mesa electoral a los oficialismos de turno para que puedan operar en territorio hasta las elecciones generales con grandes recursos a disposición. Sin duda, se debe cambiar la ley para que o bien puedan integrarse en la fórmula presidencial quienes obtengan la mayor cantidad de votos, u otras alternativas, como que sean obligatorias para los partidos, pero optativas para los ciudadanos (caso Uruguay) o que solo acudan a las primarias quienes presentan alternativas (caso Chile).  

La larga ronda de nombres ha llegado a su fin, ahora es cuestión de seducir a los votantes.


domingo, 16 de diciembre de 2018

Retorna la antipolítica… @dealgunamanera...

Retorna la antipolítica…

Rosca de Reyes. Emilio Monzó. Dibujo: Pablo Temes.

La falta de soluciones alienta el reparto de culpas al Estado. Derecha y populismo, en su laberinto.

© Escrito por Carlos De Angelis, Sociólogo, el domingo 16/12/2018 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Misterios.

No hace falta recordarlo, la caída del PBI en combinación con una alta inflación produce una reestructuración de la economía. Hay menos recursos para más gente, y la redistribución de los ingresos no es neutra ni homogénea. En este marco es notable la pérdida del poder adquisitivo del salario sin una reacción de los trabajadores o sus representantes sindicales que en contadas excepciones lograron reabrir las paritarias.

Probablemente el temor a la pérdida de la fuente de trabajo sea un disuasivo lo suficientemente poderoso para suspender reclamos. La reducción de gastos como esparcimiento, indumentaria, e incluso alimentos de mayor calidad o primeras marcas, producen un efecto cascada en industria, comercios y cuentapropistas que sufren el proceso recesivo sin un horizonte claro. El aumento de la canasta básica tiene su contrapartida en el aumento de la pobreza, como mostró esta semana el Observatorio de la Deuda Social de la UCA.

La situación económica actual tiene un atributo particular, no hay explicación por parte del Gobierno del fenómeno: ya no se hacen predicciones.

Si el secreto eran las metas de inflación, hoy están en el cementerio de las buenas ideas. Si se trata de targets de emisión monetaria, la inflación se debería haber detenido de inmediato como pasó no bien se instaló la convertibilidad menemista. Si el problema era el dólar, los precios se tendrían que haber frenado o incluso bajado cuando se detuvo la corrida cambiaria. Si el problema era la falta de competencia, la apertura a las importaciones demostró que los productos de afuera siguen la misma curva de precios que los locales, con la ruptura del entramado productivo. El Gobierno apuesta a que pase el tiempo, que las tasas de interés hagan su trabajo, que los sectores agroexportadores comiencen a liquidar divisas a más tardar la segunda quincena de marzo, lo que permitiría aflojar el torniquete monetario y “bajar dinero” al terreno, como se dice en las usinas gubernamentales con la reelección como objetivo. La tarea política la hará la polarización y las divisiones dentro del peronismo.

Maldades. 

La única explicación estridente sobre el penoso devenir económico argentino proviene de los economistas ortodoxosLa explicación que dan al problema tiene un solo nombre: el Estado. Es el Estado opresor que ahoga a los empresarios con altos impuestos el causante de todos los males del país. Este razonamiento se propaga en todos los estratos y grupos de la sociedad, aun entre los propios empleados públicos. Dentro de esta explicación, el sujeto de la maldad son los políticos corruptos que solo quieren enriquecerse a costa del sufrimiento de todos los demás. Un grupo que está lejos de las preocupaciones del pueblo y que en cuya agenda figura un solo ítem: enriquecerse.

La antipolítica es la clave y desde ahí, este grupo de economistas sueña con su lanzamiento a la arena política.

Aspiran a arrancarle el 5% del segmento más liberal del bloque electoral de Cambiemos. No se trata de dar pelea al primer nivel, pero sí armar una bancada para la próxima Cámara de DiputadosEn la segunda vuelta esos votos volverán a Cambiemos, pero ya no importará.

Los más lúcidos se preguntan si el programa que proponen –por ejemplo, eliminar los planes sociales, privatizar la salud y la educación– se podría hacer dentro de los marcos de la democracia actual. Estos sectores de la “nueva” derecha vernácula intentan sumarse al viento de cola que sobrevuela en buena parte del planeta. Sin embargo, ni Donald Trump, ni Marine Le Penni Mateo Salvini adscriben al dogma neoliberal; por el contrario, son proteccionistas y especialmente antiinmigrantes. El propio Salvini como hombre fuerte del gobierno italiano causa dolores de cabeza a la “burocracia” de Bruselas por su decisión de aumentar el déficit fiscal por encima de lo permitido por la Unión Europea, mientras rechaza a las pateras que llegan desde África.

Entender. 

El problema es que la elite argentina tiene dificultades para comprender lo que es el populismo, más allá de la visión construida por ciertos comunicadores que han simplificado el fenómeno a unos forajidos que toman el poder para beneficio propio. En este sentido, muchos autores como Gino GermaniOctavio Ianni y Torcuato Di Tella han problematizado la cuestión, antes de que se pronunciasen las palabras kirchnerismo o chavismo. Simplificando, el populismo es un movimiento político que surge como respuesta al fracaso de los proyectos de modernización/globalización/liberalización cuando el resultado es la exclusión de amplios sectores de la sociedad, incluyendo a parte de las clases medias. Respuesta a un fracaso.

Estos espacios sociales excluidos suelen ser lo suficientemente heterogéneos para encontrar denominadores comunes por lo que el concepto de pueblo sirve para reunir a todos, construyendo el antagonismo entre “los de abajo” (el pueblo) contra los de arriba (la oligarquía o el establishment). Por definición va contra un sector de la clase política.

La causa contra el régimen en el yrigoyenismo. 

Desde una perspectiva más cercana a Ernesto Laclauel populismo es la construcción de una lógica política vertebrada por un discurso impreciso y fluctuante porque busca representar a demandas sociales heterogéneas. En este sentido, la figura de líder es central porque es quien logra obtener el apoyo directo, inmediato y no institucionalizado de las bases políticas. La cuestión del “apoyo directo” es fundamental para entender la naturaleza conflictiva con la prensa por parte de quien lidera que no acepta la mediación que propone el periodismo.  

Alianzas. 


Más allá de todo, pensar que él o la líder construyen todo el proyecto en soledad  es una ingenuidad. Se precisa de la “rosca” que demanda Emilio Monzó. La rosca son las negociaciones informales con dirigentes locales o sectoriales para conseguir apoyos a cambio de distribución de espacios de poder. Entender la rosca es también entender las correlaciones de fuerza de la sociedad. Pero Mauricio Macri con el armado del gabinete y la repartición de los cargos hasta las terceras líneas también "rosqueó", aunque respondiendo a la lógica de abrir el gobierno al "poder real": el económico (los famosos CEO), relegando a los "políticos profesionales" del radicalismo. Un modo de antipolítica. Lo que Monzó pide entonces es otra rosca, una que amplíe la alianza de gobierno a espacios no macristas puros. Lo impulsa la perspectiva de no llegar tan apretado a una segunda vuelta que, a todas luces, va a ser para alquilar balcones.



(Fuente: www.perfil.com). El periodismo profesional es costoso y por eso debemos defender nuestra propiedad intelectual. Robar nuestro contenido es un delito, para compartir nuestras notas por favor utilizar los botones de "share" o directamente comparta la URL. Por cualquier duda por favor escribir a: perfilcom@perfil.com 

domingo, 1 de julio de 2018

¿Nacidos para sufrir?... @dealgunamanera...

¿Nacidos para sufrir?...

La insoportable levedad del ser… Argentino. Dibujo: Pablo Temes.

Razones de un destino asumido que se apoya más en lo cultural que en lo estadístico. Efecto derrame negativo.

© Escrito por Carlos De Angelis el domingo 1º de Julio de 2018 y publicado  por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Si no sufrís no sos argentino”, lanzó el relator en un grito desgarrador finalizando el segundo tiempo cuando Argentina debía meter el segundo gol a Nigeria para no quedar fuera de la Copa del Mundo.

Creencias. 

Buena parte de los habitantes de este país suscribe a la idea de este relator y piensan que viven en un país donde se está condenado a sufrir. Esto se expresa en la queja e insatisfacción permanente como parte de cualquier conversación, con la convicción que somos una singularidad única en el planeta.

El filósofo griego Cornelius Castoriadis (1922-1997) planteaba que la realidad es instituida socialmente, producida y creada por lo imaginario. Esta realidad organiza las restricciones sociales ordenando lo factible y lo no factible, lo que se puede hacer y lo que es imposible. Esta construcción imaginaria se reproduce continuamente, transmitiéndose en las interacciones sociales, en la educación, en los medios de comunicación masiva y en las redes sociales.

“Irresponsables, impuntuales, incumplidores e irrespetuosos, siempre resolviendo todo en el último minuto. Pero a la vez únicos en el mundo, brillantes e inteligentes”. Este es el imaginario que ha construido la mayoría de los argentinos cuando se pregunta en los focus groups sobre cómo describiría a sus compatriotas. También la vida social ha contribuido a la formación de esta idiosincrasia: una sociedad con permanentes conflictos sin resolver, con una inseguridad urbana ya naturalizada, altos niveles de pobreza e indigencia invisibilizadas, un sistema de transporte sin ningún tipo de regulación, situaciones de agresión que se puede percibir en cualquier parte, una alta inflación que mina cualquier perspectiva económica, y la falta de cumplimiento en los contratos públicos y privados, son solo algunos obstáculos que se deben sortear a diario.

Este imaginario es palpable por ejemplo en la encuesta de la Corporación Latinobarómetro de 2017 cuando el 45,3% de los argentinos sostuvo que el país estaba estancado mientras el 32,3% expresó que estaba en retroceso. Argentina parece ser un país donde es difícil desarrollar un proyecto de vida. Lógicamente se trata de miradas subjetivas, pero estas creencias se transforman en expectativas y acciones sobre el mundo que nos rodea.

Lo objetivo. 

Sin embargo, algunas estadísticas ayudan a ubicar al país por fuera de las subjetividades. Argentina era evaluada por el Banco Mundial como la economía número 21 en el mundo para 2017 (http://databank.worldbank.org/data/download/GDP.pdf), es decir no de las más pequeñas. En tanto para el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, Argentina ocupaba el puesto 45 de desarrollo humano para 2016, posición calificada como muy alta.

La contracara de estos rankings es la distribución del ingreso. 

Para graficar esto se suele emplear el coeficiente de Gini donde cero indica total igualdad (todos tienen los mismos ingresos) y 1 total desigualdad. Para el Gini informado por el Indec esta semana, Argentina tiene una puntuación de 0,440 y figura alrededor del puesto 112 en el mundo, cercano a Perú, Yibuti y Bolivia.

Evidentemente, se trata de un país con grandes de-sigualdades. En 1975 tenía un coeficiente de 0,35, uno de los más bajos del mundo para la época. El país más igualitario del mundo era en 2016 Noruega (0,241), y el país más desigual es Sudáfrica (0,630, dato de 2014).

Hipótesis. 

No es sencillo ni directo comprender por qué Argentina se ha transformado en una sociedad del sufrimiento y del desencanto. Una hipótesis provisional podría indicar que la permanente inestabilidad económica ha erosionado el “carácter de los argentinos” parafraseando al sociólogo estadounidense Richard Se-nnet, quien definió carácter como el valor ético que atribuimos a nuestros deseos y a nuestras relaciones con los demás centrado en el largo plazo de nuestra experiencia emocional. El largo plazo fue eliminado de la perspectiva subjetiva de la argentinidad, creando una nueva identidad: la del héroe que se salva solo cada día. 

Los contextos económicos son centrales para comprender esto, y cada crisis produce evidentes secuelas sociales extendidas en el tiempo. La pérdida constante del valor de la moneda, la alta inflación por largos períodos de tiempo, la fuga de capitales –que no es otra cosa que riqueza acumulada– y la nueva pobreza estructural a partir del 2001 fueron minando este carácter, y permitiendo el desarrollo de otras facetas para crear estrategias para lidiar con las diferentes coyunturas, aunque en ese camino haya que dejar de lado las normas de convivencia, y todo atisbo de solidaridad: la derrota a la “gauchada”, y el triunfo de “la viveza criolla.

La segunda razón de peso estriba en los comportamientos de la clase dirigente. Buena parte de empresarios, políticos, sindicalistas, hasta dirigentes deportivos generan una ejemplaridad negativa, por algo los argentinos tienen una pésima imagen de sus empresarios. Se los supone con comportamientos tan opacos como los políticos, con vidas de ricos y con empresas pobres. Paradójicamente la mayoría de las grandes fortunas del país se hicieron asociadas al Estado, así como gran parte de las empresas de origen nacional fueron vendidas en los años noventa.

Otro tanto pasa con la clase gobernante, que se los supone usando los resortes del Estado para beneficio propio, y sin problemas para romper las reglas cuando resulta conveniente, como se observa en los funcionarios que se enriquecieron con la obra pública en los años del kirchnerismo, funcionarios que operan en paraísos fiscales actualmente, o como cuando utilizan su poder para beneficiar sus negocios. 

Cada pronóstico que no se cumple –como las metas de inflación– consolida la incredulidad del argentino medio, llegando a extremos cuando en el 2001 el gobierno de Fernando de la Rúa impulsó la ley de intangibilidad de los depósitos y días más tarde Domingo Cavallo los confiscó con el Corralito. Es un punto clave: si el que está “arriba” puede quebrantar las normas, por qué no lo haría quien está en la base social: el origen del drama argentino.



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