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lunes, 11 de diciembre de 2017

Bonadio es el segundo juez más denunciado después de Oyarbide… @dealgunamanera...

Bonadio es el segundo juez más denunciado después de Oyarbide…

Bonadio es el segundo juez más denunciado después de Oyarbide. Fotografía: Cedoc
A lo largo de su carrera acumuló 51 acusaciones en la Magistratura. “Se maneja como un comisario”, dice un abogado que lo conoce.

© Publicado en el  lunes 01/12/2014 por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.  

El juez federal Claudio Bonadio es el segundo más denunciado después del polémico Norberto Oyarbide. A lo largo de su carrera, acumuló más de 51 denuncias ante el Consejo de la Magistratura, que luego fueron desestimadas. Algunas de ellas eran por delitos graves. Sin embargo, ocho causas siguen activas y son las que utiliza el kirchnerismo para mantener viva la pelea con el magistrado que allanó la empresa de la presidenta, Cristina Kirchner, Hotesur. Oyarbide, a la cabeza del ranking, llegó a tener 63 causas.

Bonadio tuvo como antecedente para llegar a la Justicia ser el subsecretario de Legal y Técnica de Carlos Corach, durante el menemismo. Domingo Cavallo denunció que Corach escribió en una servilleta los nombres de los magistrados que eran afines al menemismo. Entre ellos, estaba el de Bonadio.

La dos salas de la Cámara Federal lo sancionaron varias veces por arbitrariedad, dado que no dejaba a las partes acceder a los expedientes en trámite. La instrucción es secreta excepto para los involucrados, pero en el caso de Bonadio, no lo entiende así, según confió a Perfil un abogado con larga trayectoria en Comodoro Py. “Se maneja como un comisario. La instrucción es de él y de nadie más”, dijo el letrado a este diario.

Las causas. 

Entre las causas que mantiene vivas el kirchnerismo está la de la curtiembre Yoma. La Asociación Civil por la Igualdad y la Justicia (ACIJ) denunció que Bonadio tardó tanto que los delitos que se le imputaban a la empresa prescribieron. La denuncia era por uso irregular de subsidios por parte de la curtiembre. Emir Yoma, su dueño, había sido funcionario de Menem.

La ACIJ también denunció al magistrado por su accionar en la causa Tandanor, donde se vendieron ocho hectáreas para hacer edificios. La denuncia por defraudación al Estado y administración infiel fue elevada a juicio oral por Bonadio una vez que la causa prescribió.

Otra causa emblemática que tiene Bonadio en la Magistratura es la de pacientes hemofílicos contagiados con los virus del VIH, hepatitis B y C, por mala praxis médica. El juez tardó tres años en llamar a indagatoria a los imputados. Algunos de los pacientes murieron en el proceso.

En la mira. 

Para presionarlo, la presidenta Cristina Kirchner reveló en público que el juez era propietario del 20% de las acciones de una estación de servicio en Villa Ballester que adeudaba los balances de 2011 y 2012 ante la Inspección General de Justicia (IGJ). La empresa Mansue SA es de su hermano, Carlos Alberto Bonadio, y de otros dos accionistas. En teoría, ningún juez puede tener una empresa, pero el magistrado la habría declarado ante la Corte Suprema como parte de una herencia.

El senador Marcelo Fuentes denunció en la Justicia a Bonadio por enriquecimiento ilícito y lavado de dinero, a partir de lo que dijo la Presidenta (ver recuadro). Consignó que, además, el hermano de Bonadio tiene otra empresa, Lanús Gas SA, que se dedica a la misma actividad. Pero el gran problema que tiene el kirchnerismo es que no cuenta con los votos suficientes para removerlo del cargo. Necesita dos tercios de los 13 consejeros: sólo cuenta con siete de nueve. Apuntan a que se jubile, pero es algo que no parece estar en los planes del magistrado.

Investigación

El juez federal Julián Ercolini tiene a su cargo la denuncia de Fuentes por lavado de dinero y enriquecimiento ilícito contra Bonadio. Ayer, el magistrado le dio traslado al fiscal Eduardo Taiano para que decida si impulsa la investigación o no. Para eso, Taiano pidió que se cite a Fuentes para que ratifique la denuncia y para que amplíe datos en el caso de ser necesario. A partir de allí se podrá ver si la pesquisa contra el juez sigue o queda en la nada. Ercolini deberá decidir si cita a Fuentes.

¿Qué investiga el magistrado?

Los balances de Hotesur

Es la empresa que administra el hotel Alto Calafate, adquirido en 2008 por la familia Kirchner. Está siendo investigada por el juez Bonadio porque no presentó en los últimos tres años sus balances a la Inspección general de Justicia (IGJ). Además, se detectó que la empresa había declarado un domicilio ficticio, en Lavalle 975, 4º “A”, que hace cuatro años está ocupado por un estudio de abogados, que nada tiene que ver con la empresa. El Gobierno dijo que se trataba de una irregularidad usual y le impuso una multa de tres mil pesos, que consideró la más severa.

Las declaraciones juradas. 

El juez Bonadio pondrá bajo la lupa los balances de Hotesur SA y las declaraciones juradas de la familia presidencial, obtenidas tras una presentación judicial ante la AFIP, con el objetivo de comparar la facturación de la compañía con sus declaraciones fiscales. Se analizará si existen otras faltas impositivas o incongruencias que podrían derivar en nuevas imputaciones. El patrimonio presidencial siempre estuvo en la mira, aunque los Kirchner fueron sobreseídos en tiempo exprés por presunto enriquecimiento ilícito. La oposición pidió que se volviera a investigar.

Los nexos con Lázaro Báez. 

En el pedido a la AFIP también se incluyeron las declaraciones juradas del empresario patagónico, por lo que se puede deducir que el magistrado estudiará las relaciones comerciales con la familia presidencial y el grupo empresario más favorecido por los contratos de obra pública en la región. También está en la mira del juez la empresa Valle Mitre, la gerenciadora de hoteles de Báez que, según reveló La Nación, mantuvo un contrato de alquiler de habitaciones en los hoteles presidenciales por 14,5 millones de pesos entre 2010 y 2011, habitaciones que no se usaban.


Posible lavado de dinero. 

Aunque la investigación de Bonadio está, por el momento, circunscripta a las faltas de Hotesur SA frente a la IGJ, podría avanzar sobre las sospechas de lavado de dinero que fueron ventiladas por la denunciante, la diputada Margarita Stolbizer. Quien sugirió que las irregularidades cometidas podrían ser “para encubrir el dinero que proviene de otros delitos y eso es lavado de dinero”. Por hacer esa denuncia, Stolbizer fue acusada ante la Justicia de enriquecimiento ilícito. También fue denunciada la testigo Silvina Martínez, ex empleada de la IGJ.


  

domingo, 10 de diciembre de 2017

Creer (I)... @dealgunamanera...

Creer (I)


No puedo creer. Me gustaría. Sería más fácil creer si la verdad no importara y con la emoción fuera suficiente.

© Escrito por Jorge Fontevecchia el sábado 09/12/2017 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

No puedo creer. Me gustaría. Sería más fácil creer si la verdad no importara y con la emoción fuera suficiente. Tengo amigos, a los que respeto intelectualmente, que me enviaron mensajes de alegría por la detención que ordenó el juez Bonadio con textos del tipo “quiero que vaya presa toda la banda, no me importa por qué causa. Perdón, no soy de Corea del Centro”.

No puedo creer en la denuncia de Nisman, a quien se elogia a la par de Pepe Eliaschev, cuando se olvida que Nisman no sólo desestimó la denuncia de Eliaschev en 2011 sino que criticó al periodista. Además, en diciembre de 2014, al mismo tiempo que escribió su denuncia contra Cristina Kirchner escribió otro documento elogiando a la ex presidenta para tener preparado el texto que le conviniera (ver e.perfil.com/rafecas), y finalmente decidió presentar lo que esencialmente había denunciado Eliaschev cuatro años antes recién cuando temió que iba a ser echado, volviendo de urgencia de sus vacaciones en medio de la feria judicial.

La memoria es siempre afectiva, un afecto corporal. Rememorar exige esfuerzo cognitivo


Tampoco puedo creer en la existencia de traición a la patria porque su sola figura jurídica resulta tan anacrónica como la categoría de “enemigos de la patria” que menciona el artículo 214 del Código Penal. ¿Enemigos de la patria son Irán desde 1994 y 1992 por AMIA y la embajada e Inglaterra desde 1982? Tengo mi propio ejemplo personal de lo arbitrario que es el uso del artículo 214 cuando, al terminar la Guerra de Malvinas, fui puesto a disposición del Poder Ejecutivo Nacional justamente por traición a la patria simplemente porque lo que había publicado Editorial Perfil irritó a la dictadura.

Este diario fue el que difundió la denuncia de Eliaschev del pacto con Irán que hoy termina con el procesamiento de la ex presidenta. Lo hizo marcando un serio error político, develando algo que el gobierno por entonces quería mantener en secreto, dando una información relevante para el debate público, pero sin acusar al gobierno de traición a la patria, entre muchos otros motivos porque, aunque se tuvieran sobradas sospechas, aún no se había condenado al Estado de Irán ni este país nos había declarado la guerra. Si entre 2011 y 2013 se estaba cometiendo el delito de traición a la patria, Nisman y el propio Bonadio deberían haber actuado antes, en el momento en que se producía el delito.

Creer en el juez Bonadio es una tarea aún más difícil. Es uno de los pocos jueces federales designados antes de la creación del Consejo de la Magistratura, a partir de la reforma constitucional de 1994, que obliga a los aspirantes a jueces a competir en un examen. Hasta 1994 los jueces federales no surgían de un concurso sino que eran propuestos directamente por el presidente, facultad que a partir de 1994 quedó limitada sólo a los miembros de la Corte Suprema. Bonadio fue nombrado juez por Menem poco antes, en 1992, y fue sindicado como el más notorio integrante de los jueces de la famosa servilleta del ex ministro del Interior Carlos Corach, que respondían a los pedidos del Poder Ejecutivo. De hecho, antes de ser juez, Bonadio fue subsecretario de Legal y Técnica de Carlos Corach.

Tampoco creo en la victimización de Cristina Kirchner, que atribuye todos sus recurrentes problemas con la Justicia a Macri. No son lo mismo las discutibles causas del pacto con Irán y el dólar futuro que las causas por corrupción, donde las apreciaciones son más objetivas.

Por qué creen. En De memoria y reminiscencia, Aristóteles diferencia el recuerdo –que sobreviene como una “afección” donde el sujeto es pasivo– de la rememoración, que es producto de una búsqueda activa. Uno, atravesado por lo emocional, y el otro, con mayor proporción de lo racional. La memoria es de lo corporal, y la rememoración, de lo mental. A diferencia de aquello que es sensitivo, la reminiscencia demanda esfuerzo cognitivo: pensar y contextualizar. Siglos después, Freud explicó que la verdad nunca importó a las emociones.

Que vayan presos Cristina Kirchner, Zannini o D’Elía alegra el alma sin importar por lo que sea. Pero ese sentimiento es el mismo que hizo apoyar al kirchnerismo por bronca con lo anterior. Y hoy a Macri. De ilusión a desilusión van las emociones convertidas en votos y opiniones que los políticos, jueces y no pocas veces nosotros, los medios, aprovechamos. ¿Importa la verdad sobre Nisman, sobre Bonadio? ¿O sólo importa que nos sea útil a nuestros sentimientos?

Lo único que quiere el amo es que la cosa funcione y no saber por qué ni cómo funciona. El esclavo es quien se tiene que preocupar por hacerla funcionar. Pero como explicaba Hegel en “Autonomía y dependencia de la autoconciencia: dominio y servidumbre” en su libro Fenomenología del espíritu, el amo termina siendo víctima de su propia comodidad. El “esclavo” Bonadio hoy es el amo que juega con toda la clase política: ¿resulta verosímil que no haya habido especulación en el pedido de prisión preventiva de Cristina Kirchner dictado recién cuando contó con fueros después de jurar como senadora?

Macri también se transformará en esclavo de este sistema de memoria donde el cuerpo y los sentimientos no dejan lugar a la mente y el pensamiento de jueces, periodistas y ciudadanos. Donde el dolor por las agresiones del kirchnerismo sufridas durante 12 años que se siente en el cuerpo nubla la razón y hace olvidar que el propio Bonadio fue removido en la causa AMIA en 2005 y denunciado por amenazas por el propio Nisman en 2010.

"Traición a la patria" o "enemigo de la patria" son figuras jurídicas inverosímiles, arcaicas y preglobalización


Como tantas veces se sostuvo en ésta y otras columnas de Perfil, la grieta que tan útil le fue electoralmente a Cambiemos terminará haciéndolo caer en el precipicio. No sale beneficiada Argentina con la prisión de ex presidentes por decisiones que, al ser políticas, tienen otras formas de castigo, como la derrota en las urnas y la propia declaración de inconstitucionalidad que dejó sin efecto la ley del pacto con Irán votada por el Congreso. Tampoco se puede creer que todos los diputados y senadores que la votaron no fueran responsables de la misma traición a la patria porque actuaron bajo “obediencia debida” hacia la ex presidenta.

Querer creer es sólo querer. Puro cuerpo, puro afecto.

Continúa en: Creer (II)



domingo, 8 de diciembre de 2013

¿Amor y Paz?... De Alguna Manera...


¿Amor y paz?...

De corazón. CFK, en la jura de la ministra de Seguridad. Foto: Marcelo Aballay

La precaria salud que apartó a Cristina Fernández del proscenio fue una prueba del cielo (quizás un signo producido por su reconciliación con Bergoglio). En octubre, le permitió esquivar la noche de los resultados electorales y, ahora, le permite emitir órdenes para que sus ministros las cumplan y, si algo falla, se hagan responsables y renuncien. Pero el miércoles Córdoba fue saqueada. Veloz de reflejos, la Presidenta saltó sobre esa oportunidad, pensó qué le convenía, y abandonó al pueblo de la ciudad de Córdoba a lo que estaba sucediendo. Capitanich recibió la orden, tan despiadada como irresponsable, de no enviar a la Gendarmería. Que se entienda: no fue De la Sota el abandonado, fue el pueblo de Córdoba.

Conviene volver al home movie de Olivos, con el que la Presidenta anunció su regreso. El 18 de noviembre se mostró a su pueblo con dos simpáticos animalitos. Se ha escrito mucho sobre el estilo de ese retorno. Sin embargo, hay algo que no se subrayó. El home movie de Olivos no es un relato, sino la puesta en escena de una posición presidencial respecto de los ciudadanos, que se llama, sencillamente, paternalismo. Cristina Fernández no habló de cómo continuaría su gobierno ni de ningún tema político. Este silencio implica: “Ustedes deben confiar en mí, que puedo interpretar mejor sus necesidades y deseos, porque los conozco como nadie puede conocerlos”.

Para comunicar esto bastó que la Presidenta mostrara un despliegue de virtudes maternales (la forma femenina, modosa y televisiva del celebrity-paternalismo), con un perro en la falda, con un peluche plantado cerca, con una hija detrás de la cámara.

Ofreció la imagen restaurada de su cuerpo como prueba de que ella estaba todavía allí, para tranquilidad de su pueblo. Sin palabras, a ese pueblo le dijo: “Miren el perrito, miren el pingüinito, miren mi camisita blanca que pone fin al luto; hoy es un día nuevo para mí y para ustedes”. Su especulativo silencio nos transmitía: “Ustedes no necesitan saber lo que yo haré esta misma tarde. Todo lo que ustedes necesitan es confiar en que yo esté acá”. No se precisa más para definir una interpelación paternalista.

Muchos creen que el discurso hogareño fue pobrísimo. ¿De verdad? Me parece que armó una nueva escena: Cristina Fernández pasa más tiempo en Olivos que en la Rosada, no porque le indiquen que no viaje en helicóptero, sino porque le conviene a ella establecer una distancia. Lo adverso que suceda será atribuido a sus ministros y secretarios. Serán, como suelen serlo en muchas democracias, fusibles. La Presidenta, en cambio, avanza hacia el plano más iluminado pero menos comprometido de la escenografía. Allí donde sopla el viento o cae la lluvia, Cristina Fernández no estará porque tiene que cuidar su salud, meditar para bajar el estrés y otros diversos etcéteras. 

Por ahora la Presidenta eligió el hands-off. Como Menem (que en eso imitó a Bush padre), designó un vocero ejecutor: en los 90 era Corach; en la segunda década de este siglo, Jorge Capitanich. Sólo los diferencia que Corach no ambicionaba la presidencia que Capitanich desea. Eso significa que Menem tuvo más horas para jugar al golf y andar por el mundo que las que Cristina Fernández tendrá para los ejercicios antiestrés.

Cristina está haciendo menos que antes. ¿Y con qué reemplaza lo que hace menos? Con su presencia, con la diseñada y fotografiada presencia de su cuerpo que, mostrándose floreciente, prueba el triunfo de la salud y, en consecuencia, que la Nación ha salido de peligro. Cuerpo real y Nación son uno solo. Durante la Segunda Guerra Mundial, Winston Churchill gobernaba Gran Bretaña como primer ministro. Con estudiada periodicidad, sacaba a la familia real a pasear por las calles de Londres, sobre todo, después de los bombardeos nazis. El rey, la reina madre y las princesitas eran los cuerpos indispensables para animar el patriotismo.

Hoy el cuerpo de Cristina es indispensable a una causa probablemente algo menor: su propio futuro. Por ahora, con sabiduría muy tradicional, se ha mostrado en los juramentos de sus ministros (como un monarca constitucional) y haciendo mohínes en el balcón que da al Patio de las Palmeras: ¡cuánto los quiero y cuánto los extraño!

El estilo paternalista puede resultar insultante a quienes defienden el principio de autonomía de los ciudadanos. La Argentina tiene larga experiencia en paternalismo oligárquico y paternalismo populista (militar, de elite criolla, popular, religioso). No vamos a escandalizarnos a esta altura, cuando surgen nuevos dirigentes que practican la demagogia repitiendo el contenido más obvio de los deseos atribuidos a la gente: eso también es populismo paternalista. Los ciudadanos creen y delegan. Por eso, el pintoresco home movie de la menor de los Kirchner merece volver a verse. Todavía no se ha dicho lo suficiente.

A no distraerse: un perrito bolivariano y un pingüinito del PRO son sólo juguetes de una representación paternalista. Por lo demás, ella sigue siendo la misma. La noche de los saqueos reacondicionó una vieja máxima del general Perón: “Al enemigo (como De la Sota), ni la Gendarmería”. Y si el que sufre violencia es el pueblo de Córdoba, confiemos en que Dios lo ilumine y se dé cuenta de que no le conviene votar antikirchneristas.

Esa es nuestra Cristina, la que demuestra que no hay enfermedad ni terapia capaces de cambiar un temperamento.

© Escrito por Beatriz Sarlo el sábado 07/12/2013 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.