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sábado, 8 de febrero de 2014

El plagio de Cristina… De Alguna Manera...


El plagio de Cristina…

"Plagiar" en el Diccionario de Terreros (1788).

Agotado con rapidez el parque de recursos propios que justifiquen la vigencia del modelo productivo de matriz diversificada mientras se practica un salvaje ajuste económico de corte ortodoxo, el elenco oficialista debió apelar por segunda vez en 15 días a la palabra “legitimante” de la presidenta Cristina Fernández, única fuente de razón y justicia admitida por todos, en todo y para todo. Incluso en el conflicto abierto entre Marcelo Tinelli y La Cámpora por las transmisiones de fútbol.

Pero el ardid de atribuirle a un conflicto ideológico una supuesta conspiración para quitarle margen de acción y camuflar la ausencia de una estrategia política consistente para sortear la crisis no fracasa por distraer esfuerzos para mediar entre un divo de la televisión convocado para reforzar la alicaída imagen pública de su gestión y el personaje de sainete que compone Javier Vicente en cada acting de presunto locutor militante financiado por el Estado.

Más que una salida desesperada, efectuar el segundo día hábil de febrero el anuncio del modesto reajuste a percibir en marzo por jubilados y pensionados pone en primer plano la cuestión de fondo. Ante la escasez de buenas noticias para comunicar, Cristina parece resuelta a encarnar un plagio de sí misma en un intento de evocar los tiempos de esplendor en el presente y volver menos lejano su recuerdo.

La acusación al empresariado de saquear bolsillos a los trabajadores con coro gregoriano de “los pibes para la liberación” y régiseur de quienes ya no lo son –el Cuervo Larroque y Wado de Pedro– forma parte de un rito diluido, de modo paradójico, por una reiteración innecesaria que despoja al discurso de connotación positiva hasta, literalmente, matarlo. Bien utilizada, es una herramienta de la retórica que facilita sostener una línea argumental. Su ausencia es una de las razones de la mala praxis.

La conjunción entre tautología y autismo derivada de una repetición que conduce al aislamiento y, por decantación, al fin de la escucha atenta de un auditorio menos visible que el cautivo en la Casa Rosada, como el que integran las teleaudiencias, es lo que el pensador Lucien Sfez denomina “tautismo”, fenómeno habitual y riesgo potencial en la sociedad de la comunicación, especialmente para el Estado. Lo que pone en duda que la cadena del desánimo sea viralizada con la necesaria intervención de la prensa independiente.

El gesto compartido por el ala sindical afín ubicado en las primeras filas marcó un contraste directo de impresiones. Lo que en Cristina fue la escenificación del poder como pequeñas delicias de la vida conyugal en paso de comedia –“entre los aumentos de Néstor y los míos”, pese a la aclaración formal de que “yo no soy la dueña del Estado”– pareció denso drama kafkiano por la metamorfosis de la palabra presidencial, a juzgar por el semblante adusto, si no sombrío, de los popes de la CGT Balcarce.

Con una representación siempre sospechada, los gremialistas debieran estar tranquilos en esta instancia: los trabajadores fueron puestos de su lado. Quien nunca iba a devaluar ni tomar medidas en su contra se preguntó por qué debería subsidiar el consumo energético de quienes pueden ahorrar pesos para comprar dólares, como su Gobierno autorizó. Algo más preocupante que la amonestación dirigida al metalúrgico Antonio Caló por asegurar que “hay gente a la que ya no le alcanza para comer.”

Defendida con denuedo por el kirchnerismo estos años, la cultura popular recomienda prestar más atención a lo que sugieren los mensajes oficiales que a lo que auguran sus enunciados. Se sabe que al ajuste no escaparán los que menos tienen. En eso no podrá torcerse la historia. Ni siquiera con plagio.

© Escrito por Daniel Bilotta, Titular de la cátedra Planificación Comunicacional, en la Universidad Nacional de Lomas de Zamora, el sábado 08/02/2014 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

martes, 5 de febrero de 2013

Viaje al pasado… De Alguna Manera...


Viaje al pasado…

El dólar de ya no ser, CFK y GW. Dibujo: Pablo Temes.

Dólar, cortes de luz, aumento del mínimo no imponible y acuerdo con Irán: tarde o mal.

En el viaje al pasado al que día tras día va llevando Cristina Fernández al país, revivió en esta semana, como nunca desde el comienzo de la era de los Kirchner, la fiebre del dólar. En medio del mal humor producido por el calor agobiante y los cortes en el suministro de energía eléctrica, tanto el jueves como el viernes que pasaron, como sucedió otras veces en la historia argentina, el valor que hora tras hora alcanzaba la divisa estadounidense en el mercado paralelo fue marcando el pulso de la actividad económica. No importa si eran grandes inversores o el señor o la señora de barrio. Nadie estuvo, en esas horas, indiferente al destino del blue.

Es curioso este fenómeno generado por la mala praxis económica llevada adelante por funcionarios kirchneristas que, con sus medidas y sus dichos, contradicen uno de los postulados básicos –la estabilidad del dólar– que formaban algo así como el manual de la gobernabilidad que Néstor Kirchner aplicaba como un concepto casi “bíblico”. El ex presidente, que se había preocupado por estudiar economía y por aprender sus principios básicos, sabía también que el superávit fiscal era un pilar fundamental para asegurar una buena administración gubernamental. En fin, cosas de sentido común que Kirchner había tenido el tino de aprender y poner en práctica.

Todo eso se ha tirado por la borda. Y aparece aquí, entonces, un verdadero desafío para el Gobierno: la necesidad de hacer correcciones. Y ésta es una alternativa para la que la Presidenta ha demostrado tener poca aptitud. Y esa poca aptitud se manifiesta, entre otros hechos, en la manera como se reacciona desde el oficialismo cuando alguien se atreve a desnudar la citada mala praxis gubernamental que ha generado un enorme problema cuya solución habrá de ser cada vez más costosa. Es lo que le pasó a Mario Wainfeld a raíz de su última columna dominical en Página/12. Mario, a quien nadie podría tildar de opositor y al que se lo valora por su pluma y por su respeto a la pluralidad, no hizo más que narrar el sinsentido de lo que hoy vive la mayoría de los ciudadanos que quieren o necesitan comprar dólares. Ante la enunciación de esa realidad, el Gobierno actuó como siempre, es decir, la descalificación. Eso fue lo que significó la “respuesta” que le dio la AFIP, en la que lo que faltó fue una contestación al planteo hecho por nuestro colega. Fue un calco del caso de la carta de la Presidenta a Ricardo Darín en la que lo que menos hizo la remitente fue responder al interrogante sobre su fortuna personal que se había planteado el actor.

La desilusión reinante en las filas de la CGT Balcarce luego del anuncio hecho por la Presidenta a través de la cadena nacional de la suba del mal llamado mínimo no imponible ha sido un termómetro de lo insuficiente de la medida. Es más o menos lo mismo que pasa con una enfermedad: cuando un remedio se da a destiempo y en cantidades insuficientes, aun cuando contenga la droga adecuada para el mal en cuestión, terminará siendo ineficaz. Es lo que está sucediendo ahora con la decisión del Gobierno. La suba anunciada del mínimo no imponible –del 20%– llega tarde y es insuficiente. Es más, dependiendo de los aumentos salariales que se acuerden en las negociaciones paritarias, a muchos trabajadores los terminará perjudicando. Al lado de este problema que afectará a muchos asalariados, está el de la inflación, que también los perjudica. “Este dinero irá al consumo”, señaló Fernández de Kirchner el lunes pasado. El problema es que, en el marco dentro del que se desenvuelve la actividad económica, el aumento de la demanda es hoy un factor inflacionario más. Por otra parte, como consecuencia de esa dinámica, en la Argentina de hoy todo es consumo, nada es ahorro. Por eso es que la irrealidad de los índices del Indek ya no sirve más. Y esto va más allá de la censura que acaba de aplicarle al país el Fondo Monetario Internacional. El ministro de Economía acaba de anunciar que se creará un nuevo índice. ¿Quién le creerá?

El azoro de la semana lo produjo la inesperada decisión del Gobierno de disponer que tanto el juez como el fiscal que tienen a su cargo la investigación por el brutal atentado terrorista contra la AMIA deberán trasladarse a Teherán para interrogar a los funcionarios del gobierno iraní incriminados en el hecho. Al respecto, lo que no hay que olvidar es que ese atentado se produjo en territorio argentino, que fue hecho contra una entidad argentina, y que las víctimas fueron en su mayoría ciudadanos argentinos junto con algunos ciudadanos extranjeros residentes en la Argentina. No es, por lo tanto, similar al atentado contra el vuelo 103 de Pan Am que se desintegró, el 21 de diciembre de 1988, en pleno vuelo al estallar una bomba colocada en el Boeing 747 cuando se hallaba sobre la localidad escocesa de Lockerbie, durante la travesía Londres-Nueva York. En ese atentado murieron los 243 pasajeros, los 16 miembros de la tripulación y 11 personas más en tierra. La acusación por el hecho recayó sobre integrantes del gobierno del dictador libio, Muamar Kadafi. A pesar de que la aeronave pertenecía a una empresa estadounidense, el juicio lo llevaron adelante jueces de Escocia en un país neutral –Holanda– al que Kadafi entregó a los dos oficiales de inteligencia acusados.

Que la Presidenta haya hecho este anuncio de tamaña trascendencia por Twitter es una desagradable muestra de banalización de un tema grave y doloroso: una cosa es utilizar el contenido de 140 caracteres para apreciaciones críticas o sarcásticas y otra, hacerlo sobre el caso AMIA. Decir que aceptar que los interrogatorios se hagan en Irán es una reafirmación de la soberanía es como afirmar que lo que es blanco es negro. E imaginar que por esta vía se logrará que el régimen de Mahmud Ahmadinejad entregue a sus funcionarios parece quimérico. ¿Será el próximo paso del gobierno de Cristina Fernández de Kirchner pedirle disculpas a Irán?

Producción periodística: Guido Baistrocchi.

© Escrito por Nelson Castro el sábado 02/02/13 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.