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domingo, 16 de marzo de 2014

El presidente del Bayern, a la cárcel... De Alguna Manera...

El presidente del Bayern, a la cárcel...

Hoeness renunció a la presidencia del Bayern e irá a la cárcel. Foto: AFP
Uli Hoeness, que fue condenado a tres años y medio de prisión por fraude fiscal, renunció a la presidencia del club alemán.

El presidente del Bayern de Múnich, Uli Hoeness, condenado el jueves a tres años y medio de prisión por fraude fiscal, anunció este viernes su renuncia del prestigioso club alemán de fútbol y decidió no apelar, por lo que ingresará en la cárcel.

“Tras hablarlo con mi familia, he decidido aceptar la decisión del tribunal de Múnich con respecto a mi situación fiscal. He pedido a mis abogados que no recurran”, declaró en un comunicado esta personalidad futbolística, participante asiduo de la televisión alemana.

“Esto corresponde a mi concepción de la decencia, de la responsabilidad personal”, agregó Hoeness, quien reconoció ante el tribunal haber defraudado al fisco 28,5 millones de euros (37,6 millones de dólares).

“Esta evasión fiscal es el error de mi vida. Saco las consecuencias de este error”, subrayó.

Durante todo el proceso, los aficionados, patrocinadores y accionistas del Bayern de Múnich mostraron su apoyo a Hoeness, quien se mantuvo en todo momento al frente del club bávaro, si bien finalmente ha decidido renunciar.

“Además, dimito con efecto inmediato de mi cargo de presidente del FC Bayern de Múnich y del consejo de vigilancia. Quiero preservar a mi club de cualquier perjuicio”, continuó.

© Publicado el Viernes 14/03/2014 por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.


domingo, 24 de junio de 2012

Complejo de Dafne ó Angustia de penetración... De Alguna Manera...

El complejo de Dafne o la angustia de penetración...

 La angustia de la penetración es un problema muy frecuente entre las mujeres pero tiene solución.

Lo padecen muchas mujeres jóvenes. Por qué se genera y cómo tratarlo. Apolo, dios del sol y la música, fue maldecido por Eros después de burlarse de éste por jugar con un arco y flechas. Eros, enojado, tomó dos flechas una de oro y otra de hierro. Con la flecha de oro disparó a la ninfa Dafne provocando rechazo y desinterés y con la de oro disparó a Apolo provocando amor y desesperación por Dafne.

Cuanto más Apolo la perseguía rogándolo que se quedara con él, ella mas huía sintiendo miedo y angustia, ante esta situación ella huyó hacia las montañas para evitarlo, se encomendó al Dios del río Peneo, y fue en ese momento casi alcanzada por Apolo cuando ligeramente todo su cuerpo comenzó con una mágica transformación: su piel se recubrió de corteza, sus delicadas uñas se alargaron multiplicándose en hojas, sus cabellos formaron un denso ramaje, el rostro fue desapareciendo detrás de la corteza y su cuerpo se convirtió en tronco.

Así, quedó transformada en un árbol de laurel con sus raíces hundidas en la tierra, rígida e inmóvil para siempre. Apolo abrazó al árbol y como ya no podía tomarla como esposa prometió amarla eternamente y declaró que ese árbol sería consagrado a su culto.

Apolo y Dafne es un relato de la mitología griega. Este mito simboliza el “complejo de Dafne” que consiste en el miedo de algunas jóvenes hacia la sexualidad, también se llama “angustia a la penetración”. Debido a este miedo, algunas mujeres terminan evitando cualquier tipo de contacto sexual.

En cambio, prefieren perjudicarse ellas mismas aislándose con tal de no enfrentar la situación de miedo. Son mujeres que no saben o no pueden poner en palabras lo que les pasa y es ahí donde el cuerpo expresa lo que uno no puede decir, se cierran cada vez más, tomando una actitud evasiva.

Ante una posible penetración, incluso, se puede provocar un espasmo involuntario de músculos que rodean la entrada de la vagina a tal punto que es imposible el acto sexual, provocando, algunas veces, mucho dolor. A fin de evitar una confrontación con sentimientos dolorosos, estas mujeres intentan evitar todo tipo de contacto sexual. Esta situación provoca ansiedad, tensión y rabia.

Generalmente se da en mujeres jóvenes. Entre las causas principales, figuran la falta de una adecuada educación sexual, una educación religiosa muy estricta, efectos psicológicos producto de un abuso o violación, creencias erróneas con respecto a la sexualidad, crecer con padres que tienen actitudes de rigidez y represión.

Para revertir esta situación, lo principal es tomar conciencia de que tiene solución. Luego hay que eliminar creencias erróneas respecto de la sexualidad y tomar una actitud activa en la resolución del problema. La pareja puede brindar seguridad que no se hará nada que la otra persona no quiera. En síntesis, mostrando amor, comprensión, calidez y protección, la solución es mucho más fácil.

© Escrito por Ofelia Salgueiro (*) y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el viernes 22 de Junio de 2012. 

(*) Integrante del equipo profesional INEPA (Instituto de Psicología Argentino).


miércoles, 23 de mayo de 2012

Cyberbullying... De Alguna Manera...

Cyberbullying: el acoso a través de las redes sociales…


Las víctimas son en su mayoría adolescentes de entre 12 y 17 años, y las mujeres son más propensas a sufrir ataques. El Cyberbullying –maltrato o agresión a través de mensajes de texto, de voz, o de fotos, videos, audios, subidos a las redes sociales- afecta a millones de jóvenes alrededor del mundo, y preocupa a profesionales de la salud, padres y docentes. La opinión de una especialista y algunos tips útiles para proteger a los menores.

El pasado 29 de marzo, Víctor Feletto salió de la escuela y regresó a su casa, en  la localidad de Temperley, partido bonaerense de Lomas de Zamora. Allí se disparó en la cabeza con una pistola de su abuelo José. Tenía 12 años. Sus familiares denunciaron que la decisión pudo deberse a la presión que sentía el adolescente de parte de las autoridades de la escuela secundaria a la que asistía y a las ofensas de sus compañeros, que lo maltrataban sin darle tregua. En abril del año pasado, otro adolescente -Carlos Nicolás Agüero, de 17 años- se suicidó en la localidad de Chepes, provincia de La Rioja, vencido ante el hostigamiento que sufría a diario de parte de compañeros y vecinos, por su presunta homosexualidad. No se trata de casos aislados: los adolescentes y jóvenes que sufren el acoso de compañeros o conocidos tanto en la escuela como a través de las redes sociales son las víctimas de un fenómeno de consecuencias alarmantes que crece cada día.

Se define al Bullying a cualquier forma de maltrato psicológico, verbal o físico producido entre escolares de forma reiterada a lo largo de un tiempo determinado. Cuando se utilizan las redes sociales como medio para la agresión, el fenómeno se denomina Cyberbullying. Una de las manifestaciones más frecuentes de este fenómeno es la publicación de fotografías, casi siempre poco afortunadas, que pueden ocasionar molestia a sus protagonistas, a los que se suele etiquetar para que sus contactos vean las imágenes. Es también muy frecuente la creación de páginas o grupos destinados a agredir, burlar o denunciar algún aspecto íntimo de la víctima.

En la actualidad, el Cyberbullying resulta relevante por la gravedad de sus consecuencias, la dificultad de prevención y el alto grado de prevalencia.

Según indican las estadísticas, los protagonistas de los casos de acoso suelen ser niños y niñas en proceso de entrada en la adolescencia. Los chicos que resultan objeto de este tipo de agresiones, sufren las agresiones deliberadas de otros niños o jóvenes que se comportan cruelmente, con objetivo de someterlos, arrinconarlos, amenazarlos, intimidarlos o  marginarlos,  divertirse a costa suya u obtener algo de su parte.

El acoso suele ser sistemático y extenderse durante un período más o menos prolongado. Un dato llamativo es que las víctimas son en su mayoría mujeres, pero que también las agresoras son en su mayoría chicas.

“Los principales síntomas que puede presentar un joven o adolescente en el caso de sufrir cyberbullying son variados y van a depender de la personalidad previa a la situación de acoso por las redes, explica a Revista Cabal Digital, Virginia Ungar, médica psicoanalista, miembro didacta de APdeBA, consultora del Comité de Análisis de Niños y Adolescentes de la Asociación Psicoanalítica Internacional. “Pueden presentar desde una negativa a concurrir a clase, signos de depresión, trastornos de ansiedad, retraimiento, aislamiento hasta somatizaciones varias, y otros. 

En mi experiencia, veo que hay niños y jóvenes que rápidamente hacen saber a sus padres del problema que están atravesando pero también hay otros que demoran en contarlo y presentan las manifestaciones a las que me referí, y los padres tiene que "llegar" a los hechos. A veces el cyberbullying es parte de un proceso que se da también en presencia, en la escuela. Puede ser una etapa preparatoria o acompañante de un acoso que a veces llega a extremos muy preocupantes.”

¿Qué deben hacer los padres, en el caso de detectar algunos de estos síntomas o notar cambios drásticos en la conducta habitual de sus hijos?

“Lo primero es participar a la escuela de los hechos y además demandar una actitud activa por parte de la misma”, sostiene la especialista. “Si no se diera esa posibilidad, insistir, porque la escuela debe tomar medidas que van desde observar el problema, a reunir al grupo, escuchar al chico afectado y a sus compañeros,  además de hacer participar al equipo o gabinete psicopedagógico y psicológico del establecimiento”. En cuanto a la posibilidad de fortalecer la autoestima del chico de modo que éste esté en mejores condiciones para defenderse por sí solo, frente a posibles ataques, Ungar puntualiza que “es posible hacer un trabajo con el niño o joven pero no creo que la familia pueda hacerlo sola. 

Como dije, la posibilidad de defenderse va a depender de la personalidad del niño o joven. El fortalecimiento de la autoestima se puede hacer ‘de adentro hacia afuera’, para decirlo de alguna manera. Es necesario un trabajo profundo  con un profesional entrenado y que no sea parte del escenario en que transcurre el problema. No todos los chicos sufren de este tipo de acoso, pero también es cierto que no todos los que lo sufren están enfermos o perturbados. Como siempre, tendría que estudiarse cuidadosamente la situación singular en el contexto de lo personal y lo familiar en interacción con el medio”.

Uno de los mayores inconvenientes que plantea el Cyberbullying es que los agresores que utilizan las redes para insultar o burlar a la víctima –también es frecuente que difundan rumores e incluso mentiras-se protegen casi siempre en el anonimato: a diferencia del hostigamiento tradicional, que habitualmente consiste en la confrontación cara a cara, las víctimas cibernéticas no pueden ver o identificar a sus acosadores, lo que los hace sentir aún más indefensos y vulnerables. El anonimato es uno de los factores que perpetúa, además este tipo de prácticas.

Según una encuesta realizada en noviembre de 2011 por Ipsos para la agencia de noticias Reuters el 12% de los padres (internautas) de todo el mundo asegura que sus hijos han sido acosados en Internet y casi un 25% conoce a un menor que ha sido víctima del denominado cyberbullying. El 3% de los padres definió el cyberacoso a sus hijos como una práctica “habitual”.

A raíz de esa investigación se supo también que el vehículo más frecuente para el cyber-acoso son las redes sociales como Facebook, citada por un 60% de los encuestados. Los dispositivos móviles y los chats figuran casi empatados en siguiente lugar, con un 42% y 40% respectivamente. A continuación se sitúan como medios el email (32%), la mensajería instantánea (32%), otras webs (20%) y otras formas de tecnología (9%).

La toma de conciencia sobre la especificidad del problema también es mundial: el 77% de los encuestados en este sondeo internacional consideran el Cyberbullying como un tipo de hostigamiento diferente de otros, requiere una atención y esfuerzos especiales por parte de padres y escuelas. En este sentido, es muy gráfica la definición que aporta la especialista  norteamericana Parry Aftab en su guía sobre Cyberbullying: “Después de dedicar años a proteger a los menores de los adultos en Internet, nunca pensé que dedicaría tanto tiempo a protegerles de ellos mismos”.

Los estudios más recientes confirman que  los más vulnerables son los niños de entre 12 y 17 años edad, de nivel socioeconómico medio-alto y que cuentan con dispositivos móviles y acceso abierto a redes sociales y correo electrónico.

Si se tiene en cuenta que, según los especialistas en salud mental, el abuso sexual y el acoso escolar son las agresiones más severas para los niños, está claro que resulta de vital importancia que los padres presten especial atención a posibles síntomas que puedan estar revelando que sus hijos sufren algún tipo de acoso o si ellos acosan a algún otro.

La conducta típica del acosador suele responder a las siguientes características: es intencional, persistente y agresiva. Se señala como elemento característico lo que se llama “la intención de daño”, es decir, la evidencia de que existe un definido propósito de perjudicar a la víctima, que puede terminar sufriendo un deterioro en su autoestima, y padeciendo efectos en su personalidad, como una mayor tendencia a la introversión, angustia, depresión, pérdida de interés en el aprendizaje, fracaso social, miedos de diversa naturaleza, cefaleas, nauseas, vómitos, adicciones, episodios psicóticos y pensamientos o intentos de suicidio, en los casos más dramáticos.

10 tips para proteger a sus hijos menores del Cyberbullying (acoso informático)

1. Evitar que, en lo posible, el chico tenga una cuenta propia en una red social. Aunque la mayor parte de los menores que viven en las grandes ciudades cuentan con una cuenta propia, la edad de 13 años es uno de los requisitos necesario para abrir una cuenta de correo electrónico o en una red social.

2. Sume a su hijo como su amigo en la red social. Eso le permitirá ejercer cierto grado de control sobre lo que hace, comenta o publica. Cuando él tenga su propio correo electrónico, el pacto puede ser que usted también disponga de la contraseña de acceso. Explíquele la necesidad de ser cuidadoso en el manejo de estas herramientas.

3. Establezca las bases para una buena comunicación con su hijo. Recuerde que usted está a cargo de su cuidado y educación, y explíquele que si alguien lo acosa -en persona o en Internet- él debe decírselo cuanto antes, para que usted pueda tomar las medidas necesarias para protegerlo. Es conveniente aclarar de ante mano que sufrir alguna agresión o acoso no es algo que a él deba avergonzarlo.

4. Limite el tiempo que su hijo emplea en Internet o chateando con sus amigos. Se pueden pautar determinadas horas por día o por semana. Lo importante es que no tenga acceso irrestricto a las redes, en cualquier momento y horario.

5. Evite que su hijo tenga computadora en su dormitorio. Cuanto más tiempo pasen los hijos en presencia de sus padres, menos probabilidades tendrán de meterse en problemas en Internet. Lo ideal es tener una computadora familiar, en algún lugar de la casa –como el living o el comedor- que todos utilicen, de manera que la privacidad quede acotada a otras prácticas y no al uso de las redes sociales.

6. Predique con el ejemplo. Si sus hijos lo ven enviando mensajes de texto o hablando por celular a toda hora, e incluso usando Facebook con excesiva frecuencia, esto les parecerá lo más normal del mundo. Internet es una gran fuente de información y socialización, pero es importante  aprender a equilibrar su uso.

7. Observe el comportamiento y la actitud de tu hijo. Aunque crea que su hijo le cuenta todo, no de esto por hecho. Si lo nota más triste de lo habitual, o percibe un menor rendimiento escolar, indague en las causas del cambio de comportamiento. Explíquele que no debe tener miedo de contarle si alguien lo está molestando o agrediendo.

8. Si su hijo es víctima de acoso, tome acción de inmediato. Hable con los maestros, cambie el número de teléfono de su hijo, cierre su cuenta de correo electrónico y su cuenta de red social, e incluso informe a las autoridades si es preciso. El bullying ha costado la vida a pre-adolescentes y adolescentes y hay que tomarlo en serio.

9. Involúcrese en su vida social. Conozca a sus maestros, a sus compañeros de escuela, a sus amigos y a los padres de sus amigos. Está muy bien lo de permitir que tenga privacidad, pero cuando sea adulto. La niñez, la pre-adolescencia y la adolescencia son momentos de saber siempre con quién anda y qué está haciendo.

10. Ayúdele a tener confianza en sí mismo. Los niños tímidos, acomplejados o con alguna diferencia física, étnica, o social, tienen más tendencia a ser víctimas del acoso escolar o cibernético. En caso de que su hijo pueda sentirse diferente a sus amigos, ayúdelo a desarrollar confianza en sí mismo mediante el deporte, la pertenencia a un club o la práctica de algún hobby que él disfrute.

No se trata de negar el acceso a Internet a los niños, sino de educarlos para crear una cultura de un uso responsable de las herramientas tecnológicas.


Es de vital importancia que los centros educativos no se vuelvan cómplices pasivos del acoso. De ahí la importancia que los maestros o profesores estén siempre atentos para su detección y prevención ya que las víctimas, en general, sufren de manera silenciosa.

©  Publicado por la Revista Cabal Digital.

domingo, 20 de mayo de 2012

Van por Scioli…De Alguna Manera...

Van por Scioli…

¿Con pito y cadena...? Daniel Scioli. Dibujo: Pablo Temes.

Cristinismo feroz. Asfixia política y económica. Ahora buscan abrirle un frente judicial: ¿lo quieren preso?

Cuánto falta para que el cristinismo denuncie ante la Justicia a Daniel Scioli? ¿En qué momento la Presidenta ordenará dar la batalla final para que el gobernador recorra los tribunales hasta ser procesado por un juez con camiseta partidaria? ¿Cuál es la hora señalada para que algún miembro de la agrupación La Verbitsky, o su comandante en jefe, publique el “carpetazo” acusador de los servicios de inteligencia?

Esta guerra arrancó mucho antes y a mayor velocidad que la prevista. ¿Qué pasó? Cristina se está quedando sin proyectiles. Y los misiles que dispara para sobreactuar la gesta de Malvinas o expropiar la YPF que antes ayudó a privatizar tienen un impacto fugaz. La imagen positiva de CFK que cae al mismo ritmo que se desacelera la economía los puso en alerta. El colmo fue comprobar, amargamente, que Scioli no sufre el mismo deterioro.

Encima, en estas horas hubo tres opiniones contundentes contra la re-reelección: Hermes Binner, Ricardo Lorenzetti y hasta Eugenio Zaffaroni, que llegó a decir que el pueblo se cansa de los personajes y que “reelección” es mala palabra para los argentinos. Funciona esta ecuación: menos posibilidades de reelección, más se fortalece el operativo contra Scioli, que aparece como el único que tiene igual o mayor intención de voto que Cristina. Por eso abrieron las compuertas de los ataques.

Primero le vaciaron de poder la Legislatura y designaron como capo al camporista José Ottavis. Colocaron a Gabriel Mariotto para que le respire en la nuca y encabece la desestabilización con pedidos de informes que ni los opositores se atrevieron. Golpearon sobre Ricardo Casal, al que acusan de ser un empleado de la maldita policía. Se turnaron para fustigarlo Sergio Berni, Nilda Garré y Martín Sabbatella, entre otros. Los textos domingueros de Verbitsky intentan voltear al ministro más protegido por Scioli y, por ahora, no lo logran. Casal y Berni llegaron a empujarse frente a la TV como si fueran a cabecer un córner para ver quién anunciaba un operativo antidroga exitoso.

Ahora van por todo, tal como mandó la Presidenta. Dispararon en la línea de flotación mediática del ex motonauta. Sacaron de la cancha audiovisual a Daniel Hadad y después anunciaron en forma obscena por boca de Aníbal Fernández que el gobernador debía rendir cuentas de su lealtad a Cristina porque les pone publicidad a los medios que “ hablan bien de Scioli y nos critican y nos putean a nosotros”. Sincericidio quilmeño. No entienden cómo es que Scioli mantiene tan alta su imagen. Sospechan que es gracias a la energía positiva que les chupa a sus artistas amigos como los Pimpinela, Susana Giménez, Mirtha y Ricardo Montaner, entre otros. Quieren dinamitar esos recitales o encuentros para la tele.

Ahora iniciaron la etapa de la asfixia económica. Cerrarle el grifo de los fondos y que se las arregle como pueda con los intendentes. Quieren ver cómo hace para que no se le incendie la provincia aunque no ignoran el riesgo de que el viento empuje las llamas más cerca de la Plaza de Mayo que de La Plata. Ottavis, que pasó del llano a la vicepresidencia de Diputados, fracasó a la hora de sacar la ley de reforma tributaria. Apareció inexperto y creyó que agrediendo a los radicales y a los socialistas iba a convencerlos de que dieran quórum. Fiel al estilo K, quiso conseguir por violación lo que sólo se puede conseguir por seducción. Guapo para perder, dijo que la UCR “traicionó una vez más su tradición popular”. Jugó fuerte el vecino de Nordelta. Pero perdió los dos primeros partidos por goleada. Hay que decir que Mariotto no lo ayudó demasiado con las graves denuncias de corrupción que hizo. Sugirió que hasta su llegada al Parlamento provincial las leyes salían porque circulaban valijas por debajo de la mesa. Fue suficiente para que los opositores no quisieran aprobar nada a libro cerrado. Y para que la esposa de Carlos Kunkel, la jefa del bloque de senadores, Cristina Fioramonti, quedara en falsa escuadra. Ella hace cuatro años que ocupa esas bancas. O no se enteró de que había valijas voladoras, y por lo tanto falló en el control de la transparencia o fue parte de esa transa.

A la luz de lo que pasó con Esteban Righi, Daniel Rafecas y cada vez más con Scioli, parece que es más peligroso ser un aliado racional de CFK que un claro adversario. Se castiga más a los moderados que a los enemigos. Eso disciplina, pero también genera resentimiento.

El último manotazo lo dio Hernán Lorenzino, quien formalmente figura como ministro de Economía. Empujó a Scioli para que sacara el impuestazo por decreto y pagara él solito el costo de pelearse con los productores rurales a la vera de las rutas. Para que tuviera su propia Resolución 125. Rápidamente salieron a informarle que eso era imposible e ilegal. Scioli es prudente pero no come vidrio. La Presidenta también necesita los casi 3 mil millones que podrían recaudar por la vía del Impuesto a los Bienes Personales.

Se fueron cumpliendo todos los pasos del plan sistemático para sacar de la cancha a Scioli. Hasta ahora no tuvieron éxito. Faltan dos etapas más que profundizan el embate. La primera es utilizar los servicios prestados por Héctor Icazuriaga y armar una causa que lleve a Scioli a un procesamiento como el de Macri. Los expedientes que se preparan son variados: la basura, la Bonaerense, Boldt y el juego, los espectáculos masivos que organiza, la acusación por la protección que le brindan los grandes medios, y no descartan algún tema personal. Los sabuesos no descansan. Espían y escuchan a Scioli como nunca.

La gran pregunta que estremece a los argentinos con memoria es qué harán si nada de esto funciona. En los 70 apelaban a la justicia revolucionaria, a los fierros y a la violencia. Nadie cree ni quiere que la tragedia se repita ni como comedia. Ni que el infantilismo irresponsable se imponga. Pero a veces les hacen olfatear tanta sangre a los tiburones que los muchachos van y muerden desesperados. De última, es una tarea militante. Lo hacen por la patria. Y por Ella.

© Escrito por Alfredo Leuco y publicado en el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el sábado 19 de Mayo de 2012.



viernes, 18 de mayo de 2012

Film Elefante Blanco... De Alguna Manera...

El reino de este mundo...


Así como había radiografiado con crudeza y un rigor narrativo nada compasivo las cárceles de mujeres en Leonera y los hospitales del conurbano en Carancho, Pablo Trapero reunió al mismo trío de guionistas, a su mujer y musa Martina Gusmán y al imbatible Ricardo Darín para llevar adelante finalmente su proyecto de filmar la historia de unos curas en una villa. Militancia, religión, vida cotidiana y drogas dan forma a una trama potente y una película contundente que expone, una vez más, el otro lado de esos territorios conflictivos y tan presa del amarillismo televisivo. Invitada nuevamente a Cannes y a pocos días de su estreno en Argentina, el director, la actriz y uno de sus guionistas cuentan cómo fue hacer Elefante blanco.

¡Sexo y violencia! A la pregunta de cómo filmar la villa, la villa de emergencia, la “villa miseria”, de cómo filmarla sin miserabilismo ni condescendencia ni hipocresía, sin ánimos de denuncia ni los prejuicios más bajos y comunes, Pablo Trapero responde con las armas más potentes de la ficción. Elefante blanco, su séptima película, estreno del próximo jueves en Buenos Aires e integrante de la sección Un Certain Regard del Festival de Cannes en los próximos días, parece alimentarse del mismo procedimiento y las mismas convicciones y la misma confianza en la fuerza del drama, que el director y su equipo pusieron en práctica a la hora de filmar los pabellones carcelarios de mujeres con hijos (en Leonera) y los desbordados hospitales públicos del conurbano bonaerense (en Carancho), todas zonas conflictivas y presas fáciles del peor amarillismo televisivo. Creando películas esencialmente narrativas, menos preocupadas por documentar “la realidad” que por contar una historia. Y por contarla con elementos propios de los géneros clásicos, e incluso con algunos de sus ingredientes más atractivos e infalibles: la violencia y el sexo.

“Para mí el drama es producto de la violencia”, dice Trapero. “La violencia es el producto de un enfrentamiento de fuerzas y en nuestros países la violencia social está por encima de cualquier otra.” Asociado por segunda vez consecutiva con el actor más taquillero del cine argentino, Ricardo Darín, el director de El bonaerense se zambulle en varias villas de Buenos Aires –principalmente Ciudad Oculta, pero también la 31 y la Rodrigo Bueno para unas pocas escenas–, empleando a algunos de sus habitantes como actores y extras para contar un conflicto central, podría parecer en principio más inasible que en los films anteriores: básicamente, la crisis de fe que experimentan sus protagonistas, curas y asistentes sociales, ante el arduo y por lo general desgastante y frustrante trabajo que realizan en estos barrios castigadísimos. Sin embargo, vuelve a recurrir a los resortes más potentes de la ficción al narrar escenas propias del cine policial y de acción –tiroteos en los pasillos de “La Oculta”, o el ingreso de la policía, o la representación de una toma y manifestación–, y escenas de sexo en las que despliega una pequeña provocación alrededor del tema del celibato, que funciona no por su sutileza sino más bien por lo contrario, porque es descaradamente exploitation.

El Elefante Blanco es un edificio enorme e inconcluso, objeto del tironeo de diferentes gobiernos desde la época de Alfredo Palacios hasta hoy, y que ha atravesado por lo tanto el primer Perón, la Libertadora, la dictadura, el menemismo, según le explica el cura Julián (Darín) al recién llegado Nicolas (el belga Jérémie Renier, actor de los Dardenne). Martina Gusmán, mujer del director y también su musa desde su contundente protagónico en Leonera, interpreta a Luciana, joven asistente social que trabaja en la villa por fuera de la Iglesia pero a la par y en perfecto entendimiento y colaboración con los curas. Esta vez, y a diferencia de la presa y la médica de emergencias de sus dos películas previas con Trapero, Gusmán contó con –dice– “la ventaja de cierta familiaridad con el tema”, ganada en un par de años de militancia en la villa 1.11.14 de Flores en su adolescencia. Por su parte, dice Trapero, “el origen de esta película es bastante largo”. Algunos recordarán que hace unos cuantos años, apenas después de El bonaerense, el director anunció que uno de sus próximos proyectos sería una película llamada Villa. “Pero esto viene de más atrás, de algo que me interesó desde chico. De pibe fui a una escuela salesiana con la que íbamos a hacer trabajos en los barrios. Luego, mi parte de la religión se quedó en la escuela, pero sobrevivió la idea de contar las historias de los curas aventureros. El proyecto Villa ya tiene muchos años, pero era una producción complicada, de muchas semanas, y puede sonar contradictorio como muchas cosas en el cine, pero filmar en una villa es muy caro, por los recursos que requería hacerlo como finalmente lo hicimos.”

“Filmar en una villa implicó toda una complicación logística”, cuenta Martina, que aunque esta vez no participó como productora conoce el funcionamiento de ese trabajo desde adentro de Matanza Cine, la productora de Trapero. “Primero hay que hablar con los punteros, con los referentes de cada sector, y si querés filmar acá hablás con éste, y después para pasar a filmar acá con este otro y así. El apoyo de la gente de la villa fue fundamental para la producción en todos los sentidos: la seguridad, los espacios para filmar y armar sets. Mucha gente lo tomó como un proyecto propio, una manera de expresar la realidad propia, y a veces se armaba una especie de palco en los techos y al terminar una escena venían los gritos y los aplausos: era impresionante y emocionante. Lo que no quiere decir por supuesto que la villa no tenga sus cosas, porque también había que entender que los del equipo de filmación no dejábamos de ser extranjeros en la villa. Cuando ibas a filmar una escena con un tiroteo, había que avisar bien fecha y hora por las radios internas, porque por más que sean efectos especiales y que advirtiéramos que los policías no son policías sino extras, y que mucha de la gente con la que tratamos es gente súper honesta que se rompe el alma trabajando y no tiene otra que estar ahí, también hay narcotraficantes, y si se escuchan tiros puede pasar que salgan a responder para donde sea. Eran cosas que tenés que tener en cuenta, porque en definitiva estás en un terreno que no es el tuyo, en el que nunca dejás de ser ese extranjero.”


“A mí hasta me da algo de vergüenza decirlo –dice Trapero–, pero aunque me considero algo sensible a lo que pasa alrededor, mis prejuicios antes de entrar a la villa a filmar me llevaron a imaginar un panorama bastante terrible, como que iba a salir sólo con las medias. Y es cierto que hay situaciones de violencia y criminalidad, pero también es impresionante la cantidad de gente que vive honestamente en las condiciones más difíciles por la sencilla razón de que haber llegado allí para ellos significa progreso, porque vienen de lugares donde ni siquiera tienen cómo cortar un árbol para comerse una hoja. Por eso el comienzo de la película ocurre donde ocurre, en la Amazonia, en un lugar donde mucha gente tiene condiciones sanitarias aún peores que las que se encuentran en una villa en la ciudad, y se muere porque no tiene ni comida ni un médico ni nada. Para mucha gente estar en la villa es estar más cerca de la escuela o de un hospital. Así que sí, la villa tiene zonas a las que no entrás, pero no entra nadie, ni un equipo de filmación ni los habitantes de los barrios, son lugares donde no se jode. Pero también hay lugares donde los pibes juegan a la pelota en la calle y la verdad es que mi pibe no juega a la pelota en la calle. Hay cierta solidaridad, que se genera a partir de una mezcla de intimidad y promiscuidad porque las paredes son finitas, todos escuchan todo y todos conocen a todos, y saben de dónde viene y quién es el vecino, y nadie viene a meterse con un chico que juega en la calle a la pelota. Hay códigos en el barrio.”

¿Qué cambió de aquel proyecto inicial a esta película que hiciste ahora?

Pablo Trapero: Ese primer proyecto estaba más centrado en los curas y éste más en la gente que hace el trabajo social. Pero creo que también cambió el mundo, cambió la realidad. Ya hace 60 años que hay villas, pero hace veintipico todavía era algo de lo que la mayoría no sabía mucho y hoy es un fenómeno que no para de crecer, y que da lugar a una convivencia silenciosa entre lo que la población de la villa le da a la sociedad y lo que ésta le tira a la villa. Hoy es una realidad aún más cruel que antes, porque para los que no vivimos en la villa pareciera haberse vuelto un fenómeno necesario: la gente que vive ahí es la que va a limpiar en nuestras casas, labura en las obras en construcción, hace el laburo que otras personas no quieren hacer. También ocurre que es una realidad que año tras año se vuelve más conocida en otros países: nuestros coproductores extranjeros nos cuentan que lo están viendo en sus países, que hoy ya esperan ver esas casitas armadas cerca de las vías, que esta necesidad de mucha gente de estar cerca de la ciudad pero afuera-pero adentro empieza a ser un fenómeno mucho más conocido, incluso en Europa.

La mirada burguesa

Tres o cuatro escenas de la película van planteando de a poco un segundo tema, por debajo de la crisis de fe, pero que con el correr de la película asoma desde el fondo y tiende una de las líneas más interesantes del relato. Un poco como su universitaria encarcelada en Leonera y la médica de emergencias que debe atender todo tipo de desgracias en medio de la noche bonaerense (Carancho), en Elefante blanco Martina Gusmán vuelve a interpretar una chica cuya extracción social choca contra el contexto al que se ve, voluntariamente o no, arrojada. En un momento conflictivo (falta de pagos, materiales, etcétera), un obrero de la villa le espeta a su personaje que ella, después de todo, al final del día, tiene su “casita” a la cual volver. “El mío es un personaje de clase media que no tiene las cosas de arriba, pero tampoco pertenece a ese lugar”, dice Martina. “Ella le dice al obrero que la cuestiona: ‘Sí, yo tengo mi casita pero estoy tratando de hacer algo para que vos tengas la tuya’. Es esa situación en la que el que no vive en la villa siempre va a ser un extranjero. El de extranjero es también el lugar del que hace una película ahí y en general también del que va a verla, pero creo –y esto lo digo como espectadora de las películas de Pablo– que él tiene la capacidad de meterse en estas realidades y, sin dejar de reconocer su lugar, embarrarse, con empatía, permitiéndote ponerte en la piel de otro, y acceder a una realidad ajena, involucrándote, emocionándote con situaciones que para otros son reales.”

En otra escena es el propio personaje de Luciana el que comenta esa situación de extranjería, cuando le cuenta a Nicolás que Julián proviene de una familia acomodada y cómo se ha ido desprendiendo de las propiedades heredadas e invirtiéndolo todo en la villa sin que sus superiores de la Iglesia se enterasen. Ellos son, dice Luciana, un poco en broma pero no tanto, algo así como chicos bien que eligieron ser pobres. “Pasa algo raro con ese comentario de Luciana”, dice Trapero. “Yo, que no me crié ni en una villa ni en una familia como la del padre Julián, que crecí en San Justo, en un barrio bastante común, puedo decir lo que veo desde mi lugar de clase media. Cuando alguien dice, como Luciana, ‘ése está jugando a ser pobre’, no sé, pienso que de última ese tipo vive ahí, con los pobres, se mete. La gran diferencia es que tarde o temprano quizá puede salir, se puede ir a su departamento cada tanto. Se tiende a mirar con sorna al tipo que por lo menos investiga qué es lo que puede hacer, y qué sé yo: si fueran muchos más los que ‘se hacen los pobres’ para tratar de entender a los otros, capaz que se podrían hacer muchas cosas más. Es complejo pero pasa en muchos otros aspectos de la vida: si los que están en los extremos cruzan un poco la mirada es probable que se genere algo de ese cruce, más que si cada uno ignora al otro.”

Se trata de un tema, el de la mirada burguesa sobre los pobres, que interpela también y con particular fuerza al que va al cine a ver una película de “tema social”, y no menos a quienes hacen ese cine.

Trapero: Yo me formé como espectador y director con un tipo de cine que dialoga con la realidad, pero también sé que cualquier manera de expresión artística es burguesa. Desde siempre, es así: ya sea porque te mantiene un mecenas y pudiste salir de tu sucucho, o porque tuviste la suerte de venir de una familia que te permitió poner tu energía en construir una obra y no tener que salir a laburar para pagar el morfi. Incluso si venís de la situación más lumpen, desde el momento en que te pagan por tu laburo artístico ya estás ahí. Por ahí es una obviedad, pero creo que es la misma razón por la que fracasa el punk: porque no tiene sentido vender discos si sos punk. En mi caso, como espectador y director prefiero que esas dos horas de reflexión un poco culposa que puede proveer una película con trasfondo de violencia social sean dos horas que estimulen mis sentidos estéticos, que se pueda hacer anclaje en el poder emocional de la historia. Por eso es importante que al presentar situaciones como las de los chicos que están tirados ahí arriba, en el Elefante blanco, fumando paco, no esté filmado como una escena dantesca. Forma parte de un relato, y sí, esos pibitos tirados están hechos mierda, pero también hay que abandonar un poco la mirada distanciada de clase media para ver que, después de todo, también hay mucha gente afuera de la villa que está dopada todo el día, con Valium o Rivotril. Conozco mucha gente con –como dicen en la villa– la billetera gorda, que se la pasa empastillada para estar un poco mejor con la realidad, alimentando mientras tanto un circuito de médicos y laboratorios y farmacias. Son situaciones que parece que le son lejanas a la clase media, pero en las que hay muchos elementos que, si las pensás y las planteás bien, podés verlas más cercanas: podés comparar al pibito con la bolsa de Poxi-ran con el señor que sale de la farmacia con un frasco de ansiolíticos.

Ahora que ya terminaste, ¿qué dirías que fue lo más difícil de filmar en la villa?

–Entrar y salir todos los días y pensar en esto todo el tiempo, tratar de encontrar un equilibrio, entender y mantener cierta lucidez y no irte muy angustiado porque ves cosas muy dolorosas, quilombos de todo tipo. Mucha gente, mamás especialmente, nos decían que por ahí hacía quince días que los pibes no fumaban nada porque estábamos ahí y algunos por ahí laburaban para la película, se ganaban unos mangos haciendo algo, o simplemente por la curiosidad de quedarse mirando y –nos decían– por tener algo para hacer. Se vuelve intenso incluso habiendo estado un período relativamente corto. Y hoy sigue siendo raro porque, efectivamente, yo me vuelvo acá a mi oficina en Palermo, y sigo trabajando en la película y sigue vibrando ese contraste.

© Escrito por Mariano Kairuz y publicado por el Diario Página/12 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el domingo 13 de Mayo de 2012.


domingo, 11 de marzo de 2012

Cerrando un Ciclo... De Alguna Manera...

Cerrando un Ciclo…
 

Mi Blog –De Alguna Manera- también cumple ciclos y que creo son parte de la evolución que da la experiencia como “bloguero”… Por ello estaremos cambiando el perfil de las publicaciones del mismo ya que el tiempo de las elecciones presidenciales y el tiempo político también cumplen sus ciclos.


Respecto a las elecciones presidenciales, como miembro del Frente Amplio Progresista, (FAP) contando con escasísimos recursos, ha sido este medio una forma de difundir las ideas y ponerle voz propia y ajena a tanto avasallamiento de “la otra prensa hegemónica”, esa que se critica tanto de un lado, pero que no se ve reflejada en su propio redil…

Respecto al tiempo político, no me gusta el escenario “reinante” y habría que entrar ya en terrenos de confrontación, no sólo política, sino también confrontación de ideas y por ende, personales.

Lo más complejo es mantener el equilibrio y el interés para que el manifiesto del Blog sea tal reza mi Visión y que tiene que ver con la coherencia entre los pensamientos, los dichos y los hechos…

En principio me daré un descanso, pequeño, pero necesario…

Mezclaré y pondré nuevamente las cartas sobre la mesa…

Mantendré algunas publicaciones puntuales que tienen que ver con el sentimiento por el Club Atlético Huracán, con acontecimientos cotidianos que tengan que ver con los social y dejaremos los aspectos políticos puntuales y solo publicaré aspectos que trasciendan los hechos corrientes…

Hasta luego…

© De Alguna Manera…