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domingo, 5 de septiembre de 2021

El extraño caso del Ministro Quirós… @dealgunamaneraok...

El extraño caso del ministro Quirós…

Fuente: Instagram.

Único con barbijo. Su corrección extrema lo hace políticamente incorrecto. En el programa de Mirtha, mostró su estilo antigrieta: se negó a confirmar hechos que desconocía, rechazó teorías conspirativas, no adjetivó, aportó datos y evitó profundizar la polarización.

© Escrito el sábado 03/09/2012 por Gustavo Calvo y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República de los Argentinos.


Fernán Quirós es políticamente incorrecto. Incorrecto en el contexto de un país en donde los políticos son capaces de decir cualquier cosa para dañar al adversario. E incorrecto porque en plena campaña no es común que los dirigentes logren mantenerse al margen de la vorágine mediática que les exige frases contundentes en lugar de racionalidad e información.

 

Mesa incómoda. Un ejemplo de lo atípico que es el ministro de Salud de la Ciudad de Buenos Aires ocurrió el sábado anterior, en el programa de Mirtha Legrand. Quirós era el único funcionario presente. El resto de los comensales (Baby Etchecopar, Jonatan Viale, Pampita y la conductora) compartió durante toda la cena sus cuestionamientos al Gobierno y elogios al propio Quirós.

 

Otros opositores se hubieran regodeado con cada crítica al oficialismo para aprovecharla en beneficio propio o de su espacio. Este hombre, no. De hecho habló poco, se limitó a aclarar dudas sobre la pandemia y a aportar datos concretos. Se negó a dar por cierto, hechos que desconocía y evitó sumarse a teorías conspirativas sobre el origen del virus o a “los millones de muertos” que habría ocasionado el desmanejo del Gobierno.

 

Es esa corrección extrema la que lo vuelve políticamente incorrecto.

 

Cuando dijo en el programa que sobre la experiencia de la pandemia se requiere “construir el futuro, no olvidar y aprender de lo que ocurrió”, le reprocharon que no se podía hacer “borrón y cuenta nueva”. Cuando se afirmó que hubo negociados entre el Gobierno y Hugo Sigman, dueño del laboratorio Mabxience donde se elabora el principio activo de la vacuna AstraZeneca, aclaró que “la producción de Mabxience es muy buena, la limitación está en el fraccionado y envasado final en México”. Prefirió no contestar cuando Mirtha le preguntó “cuántas vacunas se robaron”. Cuando lo interrogaron sobre el Olivosgate, evitó compartir los calificativos del resto y se limitó a responder sobre “el valor de la palabra en el momento de gestionar una pandemia”. Frente a las duras acusaciones de la mesa a Ginés González García, solo dijo: “Es un gran constructor de equipos” y elogió su tarea en Isalud, la universidad fundada por el ex ministro. Y cuando respondió “realmente no tengo información” sobre irregularidades en la compra de vacunas, la conductora le preguntó si ocultaba algo.

 

Lo que hizo en ese programa es lo que hace ante cada entrevista. Y no se trata de que Quirós no sea crítico con el Gobierno. Se trata de que su estilo no resulta amigable para la grieta: no insulta, no grita, no se deja llevar por la opinión predominante en un debate, reconoce no saber cuándo no sabe, evita adjetivaciones, privilegia la información y acepta convivir con la incertidumbre que significa la pandemia.

 

No cree que se trate de malos políticos y de vacuidad mediática, sino de algo que anida en la sociedad.

 

Chico-delivery. Hace meses que estaba tentado a escribir sobre Quirós. Me inhibía el hecho de ser simplemente elogioso con un funcionario. Solo lo conocía por lo que veía y por un par de Zoom mediante los que les explicaba a las redacciones acerca del Covid.

 

Pero creo que entender quién es y qué piensa el hombre al que esta pandemia hizo célebre daría pistas para salir de esta polarización tóxica que nos impide convivir y crecer.

 

Fernán González Bernaldo de Quirós es el anteúltimo de diez hermanos. Su padre llegó de Galicia (como su abuelo almacenero) y, obligado a trabajar desde joven, se recibió de médico a los 30 años. La madre de Quirós era enfermera, hija de asturianos. De ahí viene, de una familia de clase media de Olivos a la que nunca le faltó ni le sobró demasiado.

 

La primaria la cursó en el Normal 8 de La Lucila y la secundaria en el tradicional San Juan el Precursor, de San Isidro, pero no pagó sus estudios por ser el sexto hermano que iba a ese colegio (“Nos hicieron descuento mayorista”).

 

Clase 62, terminó el Servicio Militar en diciembre de 1981: por cuatro meses no combatió en Malvinas. En 1983, mientras estudiaba en la Universidad de Buenos Aires, comenzó a trabajar en Night Service, la primera empresa de delivery del país y él fue un chico-delivery hasta que le robaron la moto. Para seguir estudiando, en tercer año de Medicina empezó a escribir libros para estudiantes. Egresó en 1987 con Medalla de Honor.

 

Además de décadas como docente y como médico del Hospital Italiano, en su CV se destaca una maestría en Dirección de Gobierno y Sistemas de Salud de la Universidad de Cataluña. En el Hospital Italiano creó una unidad gratuita que ofrecía políticas de gestión sanitaria a gobiernos. Allí tuvo un primer contacto con la gestión macrista. En 2015, se le encargó la puesta en valor y construcción de 160 Centros de Atención Primaria de la Salud. En 2019 lo designaron ministro.

 

Tiene una esposa epidemióloga y tres hijos de 25 (trabaja en marketing digital), 17 y 13.

 

Antigrieta. Su pensamiento es la encarnación de la antigrieta. El reconocimiento de décadas de decadencia producto de una incapacidad social para construir una mirada de Nación. No cree que solo se trate de malos políticos que son llevados de las narices por la vacuidad mediática, sino de una sociedad segmentada a la que esos políticos reflejan bien.

Viniendo de la ciencia, comprende que los sistemas de convivencia mutuamente excluyentes impiden aprender del otro. Por eso está convencido de que es imprescindible pasar de esa sociedad segmentada a una sociedad heterogénea en la que se respete y se valore la diversidad.

 

Más que en los políticos, su preocupación está en esta sociedad a la que considera simplista, categórica, etiquetista y dual. Considera que la grieta es ideal para una sociedad adolescente, que es el estadio en el que se tiende a simplificar la vida y se buscan lugares seguros de pertenencia. Los debates frívolos de esta campaña no harían más que reflejar esa suerte de “profundidad tuitera” de la que los políticos son su emergente.

 

Sabe que los sistemas de convivencia excluyentes impiden aprender del otro y crecer. Grieta y sociedad adolescente.

 

Parece optimista, pero no está seguro de si ya existe una mayoría social que esté dispuesta a pasar de la “heterocrítica a la autocrítica”. O sea, pasar del sentimiento autoindulgente de suponerse incomprendida a asumir los errores propios y los aciertos ajenos.

 

Hace un balance negativo del manejo del Gobierno de la pandemia: del bajo testeo y la extensa cuarentena inicial a la falta de una compra diversificada de vacunas desde el primer momento. Aunque cree que manejó bien el tema respiradores, los acuerdos políticos y el acompañamiento a las provincias.

 

Rara avis. Saber que detrás del sobrio experto que desde hace un año y medio explica con precisión los avatares del Covid existe un pensamiento filosófico más profundo, ayuda a entender su manejo mediático de la grieta. Aun ante las audiencias más polarizadas.

 

Desde ese lugar señala que el futuro es, por sobre todo, impredecible, y que por eso no sabe cómo seguirá su carrera en la función pública. Pero está claro que no descarta nada.

 

Hoy es un rara avis dentro de la política argentina. Sin embargo, su alta imagen positiva quizá esté representando el mensaje de racionalidad que una parte cada vez más importante de la sociedad tiene necesidad de escuchar.





domingo, 9 de julio de 2017

Vivir en un Tupperware ® (Taper)... @deagunamnaera...

El taper…

Conurbano. Donde más sufren el cambio de modelo. Fotografía: portalba.com.ar

Cristina y Macri son tomadores de riesgo, no podrían haber llegado a donde llegaron sin serlo. Pero el futuro reserva lugar para uno solo.

© Escrito por Jorge Fontevecchia el domingo 09/07/2017 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

En el conurbano bonaerense (especialmente en la Tercera sección electoral pero también en parte de la Primera) se escuchan voces alarmantes. Intendentes que no apoyan a Cristina Kirchner y están preocupados porque en sus municipios la ex presidenta llega a medir en las encuestas hasta 50% de intención de voto. Se repite el mismo comentario: cierra un comercio por semana y una pyme por mes en cada barrio. En diciembre pasado repartieron comida para descomprimir las repetidas amenazas de desborde de fin de año. Vaticinan que si Cristina ganara en octubre, las posibilidades de estallido social el próximo diciembre no se sofocarán con comida.

Con más deseo que pensamiento, sectores del peronismo bonaerense especulan hasta el delirio con que Cristina o Massa quieren ser legisladores (el mandato de Massa como diputado vence este año) porque no descartan una renuncia de Macri y que el Congreso tenga que elegir entre sus miembros a quien termine el mandato, como sucedió a fines de 2001. Sin escandalizarse dicen que esa es la apuesta de Cristina: volver a ser presidenta pero no por elección, eludiendo así la imposibilidad que le impondría un ballotage, ya que una cosa es el conurbano bonaerense y otra el país completo, donde su intención de voto es menos de la mitad.

Un amigo de Macri le pidió que fuera a un shopping para ver cuántos negocios cerraron en un año.


El radialista Baby Etchecopar, muy escuchado por sectores medios bajos, sintetizó en un editorial de su programa, que luego se viralizó en la web, el sentimiento de quienes votaron en 2015 por Cambiemos en el Conurbano, permitiendo que Vidal fuera gobernadora y Macri presidente, y hoy están desencantados. Dura cuatro minutos y más allá del lenguaje emocionalizado de Etchecopar, transmite crudamente la opinión de un sector no K que incorpora la acusación sobre que Macri y mucho de su entorno no comprende el mundo de los que menos tienen.

Vivir en un taper como metáfora del micromundo de Macri no es solo una carencia de quienes tienen un estilo de vida country, como define Etchecopar. El filósofo alemán Peter Sloterdijk desarrolló una fenomenología del espacio (físico o imaginario): la esferología. Para él, “vivir es crear esferas” en las que anidamos, son nuestra forma de estar-en-el-mundo, un hábitat de intimidad compartida, que también constituye un albergue metafísico y un sitio donde las personas podemos existir como quienes realmente somos.

No es necesariamente un lugar físico: el Conurbano o el country, sino un lugar relacional. El mejor ejemplo es el de un muy amigo de Macri quien, en términos de Etchecopar, también podría ser integrante de la cultura country porque es más rico que el Presidente. Este amigo le rogó a Macri que sin mucha custodia, cámaras ni avisar, lo acompañara a algunos shoppings, y no del Conurbano, para que viera con sus propios ojos la cantidad de locales que fueron cerrando en el último año y medio.

Macri no fue porque la seguridad presidencial crea escudos de protección cada vez más herméticos no ya por un piedrazo de un desocupado sino, principalmente, por un atentado del narcotráfico, como sucedió en Colombia en el pasado, donde asesinaron en plena campaña presidencial a Luis Carlos Galán y al responsable de combatirlos, el ministro de Justicia Rodrigo Lara Bonilla.

Pero la acusación de vivir en un taper: “ustedes no entienden a los pobres” o “ustedes no ven la realidad” de Mirtha Legrand en su reportaje a Macri de marzo pasado, va haciéndose verosímil cada vez para más gente. El argumento de Cambiemos sobre que Cristina tiene en la provincia de Buenos Aires un techo del 35%, como si fuera poco, omite que su techo a comienzo de año era del 25% y se esperaba que no fuera candidata porque no querría perder la elección. Ese era el escenario cuando Randazzo no imaginaba que Cristina fuera a ser candidata para tampoco arriesgarse a perder en una interna con su ex ministro si suficientes no kirchneristas votaran en las PASO del peronismo solo para que ella no ganara.

Pero ese techo de enero del 25% para Cristina no era tan techo y quien posibilitó ese estiramiento fue la economía, que en el conurbano bonaerense aumentó la desocupación e hizo caer el consumo.

En el Gobierno muestran números diferentes: crecimiento del 3% del producto bruto para 2017: “El más alto de todos los países fuera de Asia”, como sostuvo el Jefe de Gabinete, más el aumento de la inversión y de la recaudación del IVA. Pero al igual que se dice que hay dos Europas, una de crecimiento rápido como Alemania y otra de crecimiento lento como la de los países más pobres, también hay dos Argentinas y donde se presenta Cristina Kirchner como candidata es en la Argentina ya no de lento crecimiento sino de decrecimiento.


Hay Argentinas que van a diferentes velocidades. Cristina se presenta no en la que crece lento, sino en la que decrece.

El Gobierno puede estar confiado en el rumbo y en los resultados que obtendrá en el mediano plazo, pero en el corto plazo si Cristina hiciera una muy buena elección en octubre, la situación política puede arrastrarlos a un síndrome donde un hecho negativo desencadene otro y otro más.

Una idea recurrente que produce el mismo efecto del taper es que Macri sea terco, caprichoso es la palabra que usan quienes no lo quieren. Que cuanto más lo empujan para torcer el rumbo, más se obsesiona con mantenerlo fijo. Probablemente no se pueda ser presidente sin ser un poco terco ni sin pagar el precio de irse encerrando en un taper, porque al haber tantas Argentinas los reclamos de todos pueden resultar paralizantes en quien puede decidir un solo rumbo.

Si en octubre el kirchnerismo hiciera una elección mediocre y entrara en su definitivo ocaso, la estrategia de Macri de taparse los oídos con cera será juzgada de una manera muy diferente a si Cristina resurge y se convierte en la principal candidata a disputarle su reelección en 2019. Cristina y Macri son tomadores de riesgo, no podrían haber llegado a donde llegaron sin serlo. Pero el futuro reserva lugar para uno solo.