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sábado, 8 de noviembre de 2014

Julio A. Roca, la otra historia... De Alguna Manera...


La otra historia...


Se han cumplido cien años de la muerte de Julio A. Roca. El diario La Nación, su defensor constante, dedicó mucho espacio para recordar la fecha de la desaparición de ese presidente argentino. 

En una página entera, los historiadores Ceferino Reato y Mario “Pacho” 0’Donnell volcaron –con todo entusiasmo– su apoyo a esa figura tan discutida de nuestra historia. Reato lo calificó nada menos como “el mejor presidente de la historia nacional”, y O’Donnell trató ya en el título de su colaboración de desmerecer a aquellos autores que tienen a la Ética como medida definitiva para calificar a un protagonista de la Historia. Titula O’Donnell “Un caudillo objetado por un revisionismo malentendido”. Bastaría tocar un punto no mencionado por los dos historiadores para rebajar moralmente los argumentos de ellos.

Ambos callan una realidad: no mencionan el capítulo donde este protagonista de nuestra historia pisotea para siempre los principios de la Ética que debe impulsar la vida de todo ser político. Es cuando Roca, como comandante del Ejército, lleva a cabo el genocidio indígena y el presidente Avellaneda avala todo ese inmenso crimen. Y también cuando los prisioneros indígenas –hombres, mujeres y niños– son ofrecidos como esclavos en las plazas públicas de Buenos Aires. Para comprobarlo no hace falta más que leer los periódicos de Buenos Aires de 1878. Un ejemplo lo dice todo.

El diario El Nacional, de Buenos Aires, expresa en su edición del 31 de diciembre de 1878: “Llegan los indios prisioneros con sus familias. La desesperación, el llanto no cesan. Se les quitan a las madres sus hijos para en su presencia regalarlos a pesar de los gritos, los alaridos y las súplicas que hincadas y con los brazos al cielo dirigen las mujeres indias. En aquel marco humano, unos se tapan la cara, otros miran resignadamente al suelo, la madre aprieta contra el seno al hijo de sus entrañas, el padre se cruza por delante para defender a su familia de los avances de la civilización”. Esta crónica de esos días lo dice todo. Por eso hay que leer los diarios de la época para comprender toda la realidad y la crueldad empleada por Roca y sus tropas. Pero, los del diario La Nación deberían leer sus propios diarios de la época para cerciorarse de lo cruel y bestial que fue ese tiempo tan loado ahora por Ceferino Reato y Pacho O’Donnell.

Leamos, como ejemplo, una crónica de La Nación del 17 de noviembre de 1878, en plena Campaña del Desierto. En primera página, bajo el título “Impunidad”, dice textual: “El regimiento Tres de Línea ha fusilado, encerrados en un corral, a sesenta indios prisioneros, hecho bárbaro y cobarde que avergüenza a la civilización y hace más salvajes que a los indios a las fuerzas que hacen la guerra de tal modo sin respetar las leyes de humanidad ni las leyes que rigen el acto de guerra. Esa hecatombe de prisioneros desarmados que realmente ha tenido lugar deshonra al ejército cuando no se protesta del atentado. Muestra una crueldad refinada e instintos sanguinarios y cobardes en aquellos que matan por gusto de matar o por presentarse un espectáculo de un montón de cadáveres”. Es penoso que los directivos de La Nación actuales ignoren todo esto. Ya nadie puede negar que la Campaña del Desierto fue un genocidio y que no se puede aprobar bajo ningún concepto desde el punto de vista ético. Las pruebas están en el Archivo General de la Nación y basta leer los diarios de la época para comprender bien lo que fue ese vergonzoso crimen político.

Y basta contraponer los argumentos de un Alsina, ministro de Avellaneda, que desarrolló la tesis de que los pueblos originarios no tenían noción de la propiedad. Por eso había que separarlos por una zanja, mientras Roca rechazó este plan y exigió la importación de diez mil fusiles Remington de Estados Unidos “porque con esta arma habían sido eliminados en dicho país los sioux y los pieles rojas”. Ya es tiempo de que con tales pruebas históricas se modifique el concepto de ese militar, Roca, que fue presidente dos veces, y se quite su monumento del centro de Buenos Aires. Nuestros héroes fueron los que defendieron la vida y la Ética y no los que eliminaron a pueblos enteros y esclavizaron hasta sus mujeres y sus niños.

Ceferino Reato, el historiador de La Nación, reconoce al pasar estos crímenes al escribir: “Es claro que la Conquista del Desierto, y más aún lo que sucedió después, tuvo varios aspectos criticables como el trato inhumano, cruel, a los indios prisioneros (muchos chicos fueron separados de sus madres, por ejemplo) y la concentración de parte de las tierras liberadas en pocas manos”. Sí, Reato lo reconoce al pasar pero sin darle mayor importancia, total se trataba de indios. El autor de esos crímenes impunes tiene hoy el monumento más grande de Buenos Aires, en pleno centro. Por su conducta y sus crímenes no tendría que ser festejado de esa manera.

Pacho O’Donnell sólo hace una breve crítica a Roca por su Campaña del Desierto. Dice: “En lo que hace a la Conquista del Desierto es, sin duda, el aspecto más criticable en la historia de Roca por el militarismo excesivo ante un enemigo mal armado y poco orgánico”. No se refiere al gran genocidio que produjo ni tampoco a la reimplantación de la esclavitud, que son los dos aspectos más relevantes al faltar así a los principios de Mayo y a las resoluciones de la Asamblea del año XIII.

Pese a todo, el tiempo va dando la razón a quienes han puesto en duda la labor moral de Roca y ofrecido las pruebas de sus hechos verdaderamente criminales. Sus aciertos en otros sectores no lo limpian de esos aspectos descritos que nos retrotraen a los argentinos a la Edad Media. Los héroes verdaderos de nuestro pasado deben ser especialmente los que cuidaron la vida y marcaron un futuro sin violencias ni grandes diferencias económicas. Los verdaderos republicanos que desearon un país en Paz y con la conciencia de la Igualdad permanentemente presente, tal cual lo cantamos en nuestro Himno Nacional.


© Escrito por Osvaldo Bayer el sábado 08/11/2014 y publicado por el Diario Página/12 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Todo el contenido publicado es de exclusiva propiedad de la persona que firma, así como las responsabilidades derivadas.

sábado, 22 de junio de 2013

Clemente José Andrada... Un gesto noble… De alguna Manera...


Un gesto noble…


No, no fue ninguna patoruzada. Fue un gesto de nobleza y de búsqueda de la Verdad y la Ética. En una votación absolutamente democrática, el instituto de enseñanza Julio Argentino Roca, de Santa Rosa, La Pampa, pasará a tener el nombre de quien lo merece: del primer director que tuvo ese instituto, Clemente José Andrada.

No fue fácil llegar a esa votación en la que intervinieron docentes, alumnos, ex alumnos y ex docentes del instituto. Elementos conservadores se opusieron. Uno de ellos, el sacerdote José Miguel Padilla, del Instituto Nuestra Señora de Luján, salió a la palestra para reivindicar la figura de Roca. Ese sacerdote había apoyado al levantamiento de los “carapintadas”. Pese a todo, la votación tuvo lugar y se llegó al triunfo de la Ética al terminar con el nombre del genocida Roca nada menos que en una institución de enseñanza.

Algo justo. Roca, el que pidió la importación de diez mil Remington, el fusil a repetición con que los norteamericanos habían diezmado a las tribus sioux y pieles rojas, para “exterminar a los salvajes, a los bárbaros de nuestras pampas”. Así se hizo para luego, como postre, repartir cuarenta millones de hectáreas entre 1800 socios de la Sociedad Rural.

Un crimen indescriptible para aquellos Creadores del Mayo de 1810 y de la Asamblea del Año XIII, que nos enseñaron a cantar el “Ved en trono a la noble Igualdad. Libertad, Libertad, Libertad”.

Pero a la Ética no se la puede traicionar porque siempre regresará a lo que se hizo a costa de sus principios. Y hoy, las poblaciones de ese Sur argentino reaccionan. No a los genocidas, no a los ladrones de tierras. Sí a los que trajeron la paz, y se basan en el trío de palabras “Igualdad, Libertad, Fraternidad”, que expresaban el espíritu de Mayo, siempre permanente en la emancipación argentina pese a los dictadores de turno y a los que basaban todo en las razas superiores, los llamados occidentales y cristianos, que conquistaron todo con la Cruz y la Espada.

Un instituto de enseñanza en La Pampa que nos da el ejemplo. Una lección de Ética.

Otra noticia de las buenas es el anuncio del Congreso Educativo II, que realizarán las organizaciones que aspiran a construir el Movimiento Pedagógico Latinoamericano y cuyas sesiones se llevarán a cabo en San Carlos de Bariloche el 28 y 29 de este mes.

Anuncios así hacen aparecer el optimismo. La unión de docentes latinoamericanos en búsqueda de los mismos fines que pensaron nuestros grandes libertadores. Educar para la Paz, educar para el Progreso, educar para una Igualdad que una a las poblaciones de todo el continente y que no las separe en barrios de lujo por un lado y en villas miseria por el otro.

Entre otros temas a tratar, figuran: “El trabajo docente y la construcción de la unidad latinoamericana”, “Salarios, inflación e impuestos, la distribución de la riqueza en la Argentina actual”, “El nivel medio obligatorio, ¿de la escuela selectiva a la inclusión educativa?”, “La escuela infantil: ¿el camino hacia un nivel integrado?”, “Educación, integración e inclusión”, “Nivel primario, la jornada completa y el trabajo colectivo”, “Nivel Superior, ¿hacia la expansión del sistema formador?”, “Panorama latinoamericano: el trabajo docente y la construcción de la unidad latinoamericana”, “La cultura popular y los pueblos originarios”, “Pedagogía: hacia la construcción de una pedagogía latinoamericana”, “Género: la red de mujeres latinoamericanas y las trabajadoras de la educación” y “La organización de los estudiantes secundarios”.

Como se ve, un programa que piensa en el futuro. Un paso más en búsqueda de la unidad latinoamericana. ¿Qué mejor para impulsarlo que la enseñanza primaria y secundaria? Un congreso docente que mira hacia el futuro. Eso es también abrir los ojos ante nuestras realidades actuales y reaccionar con el sentido de mejorar, de traer más paz y menos violencia social. Nuestras felicitaciones a los organizadores y los deseos de muchos éxitos para el futuro. Que se vaya abriendo la senda que nos indique el camino a seguir en el futuro.

Hablando de futuro, nos preocupa la política interna que lleva a cabo la empresa Volkswagen. El despido de 19 trabajadores por razones sindicales no hace quedar bien a esa empresa que precisamente se originó para construir un automóvil que pudiera tener todo el pueblo, el “auto popular”, así como lo expresa su nombre. Conozco a los despedidos, me consta que son trabajadores de ley, honrados. Y su cesantía no concuerda con la consideración que debe tener una empresa extranjera para con trabajadores del país que no han demostrado ninguna inconducta y que sólo han luchado por sus derechos dentro de la ley. Como hombre que por su familia pertenece a los dos países –Argentina y Alemania–, me duele mucho este proceder de la empresa, ya que la conducta de estos despedidos ha sido bien fiel al trabajo y a las obligaciones para con él, y por supuesto han defendido los derechos de todos cuando estos no han sido respetados en todo su contenido. Espero que se oiga este llamado para llevar de nuevo la felicidad para estos trabajadores y sus familias.

Y, por último, regresemos a La Pampa, esa provincia tan gaucha. Estamos cerca del 12 de octubre, llamado antes, con toda irresponsabilidad, Día de la Raza. Yo lo titularía Día del Robo y la Esclavitud. Todo eso se puede encontrar en los documentos enviados por los conquistadores a Europa. El oro y la plata, como principales objetivos, y la esclavitud para los pueblos originarios. La mita, la encomienda, el yanaconazgo y otras designaciones para la esclavitud de las poblaciones autóctonas. El asesinato horrible con torturas inimaginables para los que se opusieron a la “civilización europea”.

En nombre de la civilización y de la religión católica. Por eso me pareció un acto de alto coraje civil lo que en el 2004 llevaron a cabo los pampeanos: establecieron una ley por la cual, en los 12 de octubre, se mantuviera en los edificios oficiales la bandera argentina a media asta. Como duelo por los miles de muertos por los conquistadores españoles en su “colonización”, por lo horrible de las ejecuciones y por haber traído la enfermedad mental que es el esclavizar a su semejante, en nombre de la civilización occidental y cristiana.

El proyecto fue originado por la diputada Gette y lleva el número 2122. Todo un ejemplo antidemagógico y de recuerdo a las miles de víctimas del “descubrimiento”. Los gauchos pampeanos que lucharon por nuestra independencia se deben haber movido con gusto en sus tumbas, como se deben haber alegrado los descendientes de los muertos en las masacres de Roca ante el cambio de nombre de ese instituto de enseñanza.

Argentina, vamos para adelante.

© Escrito por Osvaldo Bayer el sábado 22/06/2013 y publicado por el Diario Página/12 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.


Chau Roca...

FOTO: archivo Plan B, cuando la escuela y la avenida principal llevaban el mismo nombre. Ahora, la calle se llama San Martín Oeste y el establecimiento educativo se llamará Clemente Andrada.
 
Por amplio margen la comunidad educativa votó por el cambio de nombre. Mayor diferencia en la urna de alumnos que en la de docentes. De todos modos, el rechazo fue generalizado: el 74,89 % le dijo no a Roca. Che Guevara, el segundo más votado. Clemente Andrada fue el primer director de la institución. Obtuvo 243 votos y fue de los 9 candidatos el más votado. Segundo quedó Ernesto Che Guevara.

La elección tenía dos tramos, una vez rechazado el nombre de Roca, debía proponerse uno entre los que se habían seleccionado. Podían optar por Ernesto Che Guevara, Osvaldo Bayer, Clemente José Andrada, Pueblos originarios de La Pampa, Simón Bolívar, José Martí, Alfonsina Storni, 22 de abril, y Adolfo Pérez Esquivel.

Se presentaron a votar 928 personas, y el por amplio margen ganó el cambio de nombre de la Escuela.

Votaron 466 alumnos por el SI al cambio de nombre y 72 por el NO

Entre los docentes, ex alumnos, y  ex docentes el resultado fue 229 por SI y 152 por el NO

En total asistieron a la elección 544 alumnos y 384 docentes

El total indica que 695 personas votaron contra Roca y 224 por mantener el nombre del responsable del genocidio de los pueblos originarios. En porcentajes, Roca fue rechazado por el 74,89%, mientras que por el apoyo al ex presidente se manifestaron el 24,14%

Votación por candidatos

El primer número en cada candidato corresponde a ex alumnos, ex docentes y docentes actuales. El segundo a alumnos de hoy. El tercero es el total.

CLEMENTE JOSÉ ANDRADA 87, 156: 243

CHE GUEVARA 20, 112: 132

PUEBLOS ORIGINARIOS 44, 60: 104

BAYER 41, 26: 67

ALFONSINA STORNI 13, 33: 46

22 DE ABRIL 3, 39: 42

BOLIVAR 8, 16: 24

JOSÉ MARTI 8, 8: 16

ADOLFO PÉREZ ESQUIVEL 3, 11: 14

© Publicado por Plan B Noticias el sábado 08/06/2013 de la Ciudad de la Pampa.