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lunes, 26 de junio de 2023

Testigo de los “Vuelos de la Muerte”, el avión Skyvan PA-51, el avión desde el que Madres de Plaza de Mayo y las monjas francesas fueron arrojadas al mar... @dealgunamaneraok...

  Testigo de los “Vuelos de la Muerte”, el avión Skyvan PA-51, el avión desde el que Madres de Plaza de Mayo y las monjas francesas fueron arrojadas al mar.


Skyvan PA-51, uno de los aviones utilizados en los "vuelos de la muerte" durante la última dictadura. Fotografías: AFP

En diciembre de 1977, Azucena Villaflor, María Ponce de Bianco y Esther Ballestrino de Careaga, junto a las francesas Leonie Duquet y Alice Domon, fueron salvajemente arrojadas desde este avión al Mar argentino, por orden de Alfredo Astiz. 

© Publicado el lunes 26/06/2023 por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argentina.


La vicepresidenta Cristina Kirchner y el ministro de Economía y flamante precandidato a presidente, Sergio Massa, se mostrarán, por primera vez, en un acto conjunto tras la oficialización de las listas de Unión por la Patria. La foto tendrá lugar durante el acto por la recuperación del avión Skyvan PA-51, utilizado para los "vuelos de la muerte", en la Aeroestación Militar del Aeroparque Jorge Newbery.

Este avión fue utilizado para arrojar con vida al Mar Argentino a un grupo de 12 personas el 14 de diciembre de 1977, incluyendo a las tres Madres de Plaza de Mayo Azucena Villaflor, María Ponce de Bianco y Esther Ballestrino de Careaga y a las monjas francesas Leonie Duquet y Alice Domon. El avión fue comprado por un empresario estadounidense que conservó las piezas originales y conservado hasta hace unas semanas en un hangar en Dekalb, cerca de Chicago. 


Cristina Kirchner presenta un avión de los "vuelos de la muerte" en el primer acto de campaña con Sergio Massa

El propietario conservó la documentación de vuelo original desde que el avión estaba en Argentina en la década de 1970. El SC7 Skyvan Series 3 de matrícula PA-51 es un avión utilitario con características STOL (para despegues y aterrizajes cortos), de fabricación inglesa. Otros dos aviones Skyvan utilizados para los vuelos de la muerte se conservan en Reino Unido y Luxemburgo.

Apodado "Caja de zapatos voladora", es un monoplano bimotor completamente metálico con un plano de cola montado en la mitad y timones gemelos. El primer vuelo de la aeronave construida por Short Brothers fue el 17 de enero de 1963. Tiene una capacidad para 19 pasajeros y dos tripulantes y en 2007 lo usaba una empresa de correos entre Bahamas y Fort Lauderdale. Más tarde se mudó a Phoenix para los vuelos de paracaídismo. 


El piloto comercial y cineasta Enrique Piñeyro analizó la documentación disponible y descubrió entre 10 y 15 vuelos sospechosos realizados por este avión y llevó la denuncia a la justicia. "El avión es una cabina sin puerta. Tendrá seis, siete metros. Ahí apilaban todos los cuerpos semi anestesiados con pentotal, con un cinismo lo llamaban 'Pento-naval'. Es una cosa espantosa. Cuando vos mirás esa caja, ese avión, decís: ¡Dios mío, lo que debe haber sido esto!", describió Piñeyro.

"El avión es algo tenebroso para nosotros, pero habiéndolo encontrado e identificado no podemos permitir que siga volando", dijo Mabel Careaga, hija de Esther Ballestrino y una de las impulsoras de la repatriación del aparato que perteneció a la Prefectura Naval, para ser exhibido como testimonio de la dictadura de 1976-1983. 

"Es demasiado horroroso imaginar a mi mamá ahí", reflexionó la mujer, quien junto a Cecilia de Vicenti, hija de Azucena Villaflor, pidieron que el aparato quede expuesto en el predio de la Escuela de Mecánica de la Armada, centro clandestino de detención por donde pasaron unos 5.000 prisioneros y que hoy es Museo de Memoria ExESMA, en Buenos Aires. "El avión es parte de la historia que es dolorosa pero hay que contarla tal cual fue", responde De Vicenti.


Engañadas por Astiz y arrojadas al mar: así murieron Madres de Plaza de Mayo y dos monjas francesas en 1977.

El 10 de diciembre de 1977, Azucena Villaflor, María Ponce de Bianco y Esther Ballestrino de Careaga fueron salvajemente arrojadas al vacío desde un avión Skyvan PA-51, cuando la aeronave sobrevolaba el Mar argentino

Era uno más de los terribles "vuelos de la muerte" puestos en marcha por la Junta Militar para deshacerse de los detenidos ilegalmente. Las tres habían sido inyectadas con sedante pentotal, con los pies y las manos atadas.

Las víctimas fueron arrojadas todavía con vida desde un avión Skyvan, que cuentan con grandes compuertas traseras, que pronto será devuelto a la Argentina para ser exhibido en la ex ESMA.


Azucena Villaflor, María Ponce de Bianco y Esther Ballestrino de Careaga. 

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Villaflor, Ponce de Bianco y Ballestrino formaban parte de las Madres desde abril de 1977, e integraban un grupo que habitualmente se reunía en la iglesia de la Santa Curuz, ubicada en el barrio porteño de San Cristóbal, con el propósito de establecer lazos de solidaridad en el contexto de una feroz represión ilegal.

Uno de los objetivos del grupo era recaudar fondos para financiar la publicación de una solicitada en la que demandaban a las autoridades respuestas por el destino de los desaparecidos de la dictadura. 

El colectivo estaba formado, además, por otros militantes y religiosos como Angela Aguad, Remo Berardo, Julio Fondevila y Patricia Oviedo, familiares de desaparecidos; los militantes de Vanguardia Comunista Horacio Elbert, Raquel Bulit y Daniel Horane y las monjas francesas Leonie Duquet y Alice Domon, quienes desde hacía tiempo estaban vinculadas a los grupos de derechos humanos y organizaciones sociales.

Astiz adoptó la identidad de 'Gustavo Niño’ para infiltrarse en la organización. Su estrategia consistía en hacerse pasar por un familiar y por medio de un abrazo o un beso los marcaba para que los grupos paramilitares secuestraran a sus víctimas.

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Azucena Villaflor, que buscaba a su hijo Néstor, era una de las Madres más activas y era parte de una familia de fuerte tradición política en el peronismo de Avellaneda, en tanto que María Ponce de Bianco y Esther Ballestrino tenían formación política.

La primera había sufrido el secuestro de su hija Alicia, había militado en el Partido Comunista, mientras Esther, maestra y doctora en bioquímica nacida en Paraguay, había militado en la izquierda de ese país. Se había integrado a Madres tras el secuestro de su hija, Ana María Careaga, liberada en el invierno de 1977.

El 8 de diciembre, el grupo fue secuestrado como parte de un operativo de la Armada que contó con la participación del genocida Alfredo Astiz, que integraba el Grupo de Tareas 3.3.2 de la ESMA y se infiltró en este colectivo fingiendo ser hermano de una víctima.  

La Madre de Plaza de Mayo que nunca se calló nada, ni en dictadura ni en democracia

Para ese cometido, Astiz adoptó la identidad de 'Gustavo Niño’ para infiltrarse en la organización y con ese sobrenombre llegó a firmar una solicitada del grupo reclamando por los desaparecidos. Su estrategia consistió en hacerse pasar por un familiar y por medio de un abrazo o un beso los marcaba para que los grupos paramilitares secuestraran a sus víctimas.

"A algunos los matábamos en los tiroteos, pero a otros no sé lo que les pasaba, yo los entregaba vivos (…) A mí me decían: andá a buscar a tal, yo iba y lo traía. Vivo o muerto, lo dejaba en la ESMA y me iba al siguiente operativo", dijo, pero negó la versión más aceptada: "Cumplí mi trabajo. Además, toda esa historia del beso el día de la entrega es un verso. Yo no estaba ese día".

El 10 de diciembre de ese año, en la puerta de la iglesia, Astiz besó a quienes horas después serían secuestradas por el Grupo de Tareas 3.3.2: Villaflor, Ballestrino y Ponce. Encerradas y torturadas en la ESMA, finalmente fueron arrojadas vivas al océano.


Villaflor, Ponce de Bianco y Ballestrino integraban un grupo que habitualmente se reunía en la iglesia de la Santa Curuz, ubicada en el barrio porteño de San Cristóbal, con el propósito de establecer lazos de solidaridad en el contexto de una feroz represión ilegal

No se sabe cuántos de los desaparecidos de la dictadura militar fueron arrojados al mar. Desde la elevada altura de vuelo del avión, los cuerpos caían al mar con la misma violencia que si hubieran sido arrojados sobre un suelo de cemento, y algunos cadáveres se desintegraron en el mar en pocos días. Otros eran devueltos por las aguas.

En una entrevista televisiva en 1998, el ex represor Adolfo Scilingo recordó que "todos los miércoles se hacía un vuelo y se designaba en forma rotativa distintos oficiales para hacerse cargo de esos vuelos, de forma tal que la mayor cantidad de integrantes de la Armada pasaran por esos vuelos".

"A los que el día antes se les elegían para morir, se les llevaba al aeropuerto dormidos o semidormidos mediante una leve dosis de un somnífero y engañados, haciéndoles creer que iban a ser llevados a una prisión del sur", relató. "Se les daba una segunda dosis muy poderosa, quedaban totalmente dormidos, se les desvestía y, cuando el comandante daba la orden, se les arrojaba al mar uno por uno".

El 20 de diciembre los cadáveres de las tres Madres, de Ángela Aguad y de la monja Leonie, provenientes del mar, llegaron a las costas a la altura de Santa Teresita y quedaron depositados en una fosa común del cementerio de General Lavalle, hasta que, en 2005, un trabajo del Equipo Argentino de Antropología Forense permitió identificarlas.


"Yo no las traicioné, porque no era una de ellas y me convertí. Yo lo que hice fue infiltrarme, y eso es lo que no me perdonan. Porque me infiltré dos veces. Cuando me acusan de otras cosas me enojo, pero de eso me río", dijo Astiz. "Eran montoneros. Recibían órdenes de los Montoneros. Yo respeto a los que piden por sus hijos desaparecidos, pero las Madres lo usan para comerciar, por dinero o por política".



   

miércoles, 29 de noviembre de 2017

Ex ESMA Crímenes de Lesa Humanidad… @dealgunamanera...

Condenaron a Alfredo Astiz y a Jorge "el Tigre" Acosta por delitos en la exESMA…


El Tribunal Oral en lo Criminal Federal N° 5 de la Capital difundió el veredicto en el juicio que comenzara el 28 de noviembre de 2012. El Tribunal Oral en lo Criminal Federal N° 5 de la Capital –integrado por los jueces Leopoldo Bruglia, Adriana Palliotti, Daniel Obligado y Pablo Bertuzzi, este último en calidad de juez sustituto- da a conocer este miércoles el veredicto en el juicio oral por crímenes de lesa humanidad cometidos en la ESMA (se investigan 789 hechos) y que comenzara el 28 de noviembre de 2012.


Los magistrados condenaron a la pena de prisión perpetua a los represores Jorge "El Tigre" Acosta y Alfredo Astiz, al hallarlos culpables de crímenes de lesa humanidad cometidos en la ESMA durante la dictadura. El presidente del Tribunal, Daniel Obligado, enumeró centenares de casos por privación ilegítima de la libertad, torturas y homicidios agravados por la aplicación de tormentos cuando Acosta y Astiz integraban el grupo de tareas de la ESMA. El TOF5 también condenó a la misma pena a Mario Daniel Arru, uno de los pilotos de los aviones que participaron de los "vuelos de la muerte".

Familiares y víctimas de la represión y organismos de derechos humanos pugnaban hoy con familiares de los 54 acusados por crímenes cometidos en la ESMA en  el ingreso a los Tribunales de Comodoro Py, a pocos minutos de leerse la sentencia en el juicio. Tanto la plata baja como la bandeja superior de la Sala AMIA de los tribunales Federales de Comodoro Py y una sala de audiencias del subsuelo fueron habilitadas para seguir las alternativas de la sentencia.

La parte superior fue destinada a la prensa y a los familiares de los acusados, que concurrieron en forma masiva, encabezados por la activista Cecilia Pando.

En tanto, sobre Comodoro Py la agrupación H.I.J.O.S montó un palco con una pantalla gigante para seguir el juicio. Los familiares y miembros de las organizaciones de derechos humanos tuvieron que ingresar por una de las puertas laterales para no toparse con el otro sector.

A continuación el listado de los 54 acusados: 

Jorge Eduardo Acosta, Randolfo Agustin Scacchi, Juan Alemann, Juan Arturo Alomar, Paulino Oscar Altamira, Mario Daniel Arru, Alfredo Astiz, Juan Antonio Azic, Daniel Humberto Baucero, Julio César Binotti, Carlos Octavio Capdevilla, Ricardo Miguel Cavallo, Miguel Enrique Clements, Daniel Néstor Cuomo, Rodolfo Cionchi, Juan de Dios Daer, Alejandro Domingo D’Agostino, Hugo Enrique Damario, Carlos Eduardo Daviou, Jorge Manuel Díaz Smith, Francisco Di Paola, Adolfo Miguel Donda, Juan Carlos Fotea, Rubén Oscar Franco, Miguel Ángel García Velasco, Pablo García Velasco, Alberto E. González, Orlando González, Ricardo Jorge Lynch Jones, Jorge Luis Magnacco, Roque Ángel Martello, Rogelio José Martínez Pizarro, Luis Ambrosio Navarro, Víctor Roberto Olivera, Rubén Ricardo Ormello, Eduardo Aroldo Otero, Mario Pablo Palet, Guillermo Pazos, Antonio Rosario Pereyra, Antonio Pernías, Claudio Orlando Pittana, Julio Alberto Poch, Héctor Francisco Polchi, Jorge Carlos Rádice, Francisco Lucio Rioja, Miguel Ángel Alberto Rodríguez, Juan Carlos Rolón, Néstor Omar Savio, Hugo Sifredi, Emir Sisul Hess, Carlos Guillermo Suárez Mason, Gonzalo Torres de Tolosa, Eugenio Vilardo y Ernesto F. Weber.




martes, 7 de julio de 2015

Capturan en Brasil a un policía argentino acusado por el crimen de Rodolfo Walsh… @dealgunamanera...

Capturan en Brasil a un policía argentino acusado por el crimen de Rodolfo Walsh…

Roberto Oscar Gonzalez. Foto: Interpol

Roberto Oscar González, de 64 años, era buscado por Interpol por la desaparición del periodista.

Agentes de la Policía Federal (PF) de Rio Grande do Sul, que representa a Interpol en Brasil, capturaron a un policía federal argentino, buscado por crímenes cometidos durante la última dictadura militar.

Se trata de Roberto Oscar González, de 64 años, quien vivía en Viamão, hace casi una década, según informó el sitio Hora Zero. Fue uno de los responsables por la muerte del periodista y escritor Rodolfo Walsh durante la última dictadura cívico-militar en Argentina.

Además de González, los acusados de haber matado a Walsh, según la policía argentina, son: Julio César Coronel, Enrique Yon, Ernesto Frimon Weber, Pedro Osvaldo Salvia, Juan Carlos Fotea, Juan Carlos Linarez, Gonzalo Sánchez, Roberto Naya, Carlos Orlando Generoso y Héctor Antonio Febres. También estuvieron involucrados en su secuestro Alfredo Astiz, Jorge “el Tigre” Acosta y Jorge Rédic

El portal brasileño publicó que Pedro Salvia, de 63 años, vivía con González en Viamão, pero no fue detenido porque murió el 18 de junio en pasado.

Según la publicación, en 2013, las autoridades argentinas se reunieron con agentes de la PF, para localizar a los fugitivos. El gobierno de Buenos Aires ofreció una recompensa de 61 mil dólares para obtener información sobre ellos.

Rodolfo Walsh, que por entonces integraba la agrupación Montoneros, fue secuestrado en el barrio porteño de Constitución el 24 de marzo de 1977, primer aniversario del golpe militar, mientras difundía las primeras copias de la famosa Carta abierta de un escritor a la junta militar. Algunas versiones indican que el periodista se tiroteó en la vía pública con el grupo de tareas cuando intentaron capturarlo.

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© Publicado el martes 07/07/2015 por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

  

sábado, 7 de abril de 2012

La guerra y el negocio... De Alguna Manera...

El negocio...

 Con Chip Delaney y Bernardo Fernández

En estos días, el Reino Unido celebra la última vez que ganó una guerra. Como suele suceder, la victoria se debió más a los errores argentinos que al talento británico. El error determinante de la derrota fue el incidente de las Georgias del Sur. Si se hubiera mantenido el plan de invasión original, es probable que Gran Bretaña hubiera perdido las Malvinas. Meryl Streep no habría ganado otro Oscar y la vergonzosa retirada de los militares y sus secuaces del poder se habría postergado.

Desde los años 70, Londres había perdido interés por sus colonias. En noviembre de 1976, un grupo perteneciente a la Fuerza Aérea Argentina hizo tierra en la isla de Thule y construyó una pequeña base donde pusieron a flamear la celeste y blanca. No fue hasta diciembre que los británicos supieron lo que había pasado. Hubo protestas diplomáticas, se discutió la legitimización de la ocupación, pero no se llegó a nada. El primer ministro James Callaghan se negó a mandar a los Royal Marines a terminar con el asunto. En la ONU, diplomáticos de ambos países discutían la posibilidad de transferir la soberanía de las Malvinas a Argentina, reteniendo Gran Bretaña la administración local. Todas estas señales les hicieron pensar a los militares argentinos que era posible recuperar las Malvinas mediante una invasión.

En 1981 el gobierno militar se caía a pedazos, en el plano internacional la administración Carter y diversos organismos de derechos humanos habían puesto al descubierto al terrorismo de estado; el gobierno de Reagan no tenía interés en Latinoamérica; la economía estaba en ruinas, la deuda externa había trepado a casi 50 mil millones y se habían acabado los créditos; la industria nacional era otra desaparecida; la pobreza y la desocupación escalaban posiciones día tras día y la población comenzaba a superar el miedo y protestaba airadamente por las calles.

El Plan Original. Para la recuperación de Malvinas se había pergeñado la Operación Goa. El nombre proviene de la provincia más pequeña de la India que en 1961 llevó a cabo una acción militar que terminó con los 451 años de dominio portugués. Este plan preveía la invasión para mayo o julio de 1982, cuando el invierno austral sopla con su máxima furia y con la custodia del Malvinas, el rompehielos HMS Endurance, ya retirado de servicio. Se había ideado también la ocupación previa de las islas Georgias del Sur disimulada como un emprendimiento civil. Cuando la planificación le fue encargada al vicealmirante Juan José Lombardo, actualmente procesado por delitos de lesa humanidad, el marino dijo que debía desestimarse la operación encubierta a fin de no perder las ventajas del factor sorpresa y darles a los ingleses la oportunidad de reforzar las islas.

El 20 de marzo, Lombardo se enteró horrorizado que un grupo de trabajadores del empresario Constantino Davidoff habían desembarcado en la isla con un contrato para desguazar una estación ballenera. Era la cobertura para un grupo de combate, Los Lagartos, que lideraba un oficial de destacada participación en la guerra sucia: el teniente Alfredo Astiz, un hombre a quien le encanta aumentar su fama con declaraciones escandalosas. Esa sed de protagonismo lo llevó a izar en aquella remota isla la bandera argentina que alertó a los ingleses. Así, un buen plan, pensado para ser ejecutado en el momento oportuno, fue reemplazado por un mal plan ejecutado en el momento menos oportuno.

Mientras tanto, en Londres. El periódico ruso Estrella Roja bautizó a Margaret Thatcher como “la Dama de Hierro”, pero en 1982 estaba un poco oxidada. Con ya tres desgastantes años en el poder y a uno de las siguientes elecciones, su administración estaba en serios problemas. Las medidas económicas que implementó produjeron una aguda recesión y niveles inéditos de desempleo. La desregulación del mercado financiero, las privatizaciones, la flexibilización laboral, el desmantelamiento de la industria y el ataque frontal que dirigió contra los sindicatos hicieron que su popularidad se desplomara. Una guerra era exactamente lo que necesitaba, y ésta no podía pintar mejor: bajo su mando, el león británico enfrentaría nuevamente a una pandilla de torturadores fascistas como lo hizo Churchill contra los nazis. Hizo flamear el emblema canalla de Alfredo Astiz y, con dotación completa, las naves del imperio se hicieron a la mar en Southampton.

Los enteraos. Los andaluces tienen un mote para ese tipo que sabe de todo y de todo da cátedra: “El enterao”. En la Argentina, al “enterao” debería considerárselo plaga nacional. Cualquier cosa que suceda genera espontáneamente una cantidad de “especialistas” en la materia que se trate. Durante la guerra de Malvinas surgieron por todas partes como flores venenosas. Las tácticas y estrategias bélicas eran pan comido para nuestros entendidos que discurrían sobre armas, equipamiento, aviación militar con el fondo de la marchita de Malvinas “Argentinos a vencer”, aunque desde el principio estábamos vencidos.

Pero lo más grave fue el triunfalismo. Quien osó manifestarse en contra de la guerra, quien no profesó una fe ciega en el triunfo argentino, quien puso en duda la justicia de la gesta, el heroísmo de nuestros militares o el valor de nuestros soldados, fue blanco del oprobio, tachado de traidor, expulsado de taxis, distanciado por sus amigos. Era la Argentina contra Inglaterra, los íbamos a llenar de pepinos y el que no saltaba era un inglés. Y fue así nomás, porque durante 73 días celebramos la guerra como una fiesta: les ganamos, les hundimos, les rompimos el culo y los derrotamos con nuestra viveza y con nuestro ingenio. Una lástima, el día 74 perdimos.

La derrota. En cuanto aparecieron tres soldaditos por las Georgias, Astiz sacó la bandera blanca. El general Mario Menéndez cumplió su juramento, defender las islas hasta las últimas consecuencias: la llegada de los Royal Marines. Los militares argentinos, después de siete años de una dictadura criminal y sangrienta que destruyó la economía y la industria, la cultura, la educación y las vidas de miles de personas, dieron con la guerra de Malvinas la última demostración de su acabada ineptitud y de su irremediable estupidez. Sólo en este sentido les ganamos a los ingleses, porque mientras nuestros genios militares salían de la Rosada con el rabo entre las patas, Thatcher ganaba las dos siguientes elecciones gobernando y destruyendo la economía inglesa durante ocho años más. Hoy Gran Bretaña no podría llevar adelante otra campaña como la del 82, porque simplemente no tiene con qué.

Una de las industrias que Thatcher destruyó fueron los astilleros. Ciudades enteras no saben qué hacer con los grandes establecimientos que se derrumban en las aguas. La única esperanza es que algún inversor árabe o chino los convierta en shoppings gigantescos. No tiene ahora de dónde sacar 42 naves de guerra, 22 naves auxiliares y 62 barcos mercantes. Entonces tenía dos portaaviones, hoy ninguno. El poder marítimo de Gran Bretaña estaba basado en una industria que, como la Atlántida, yace hoy en el fondo del mar. La Argentina, cuyas fuerzas armadas han quedado reducidas a un símbolo en el que nadie cree, no le pueden hacer la guerra ni a un cuartel de bomberos.

Ahora Cristina. Debemos saber que las guerras nunca se hacen por los motivos declamados. En 525 a.C. el dramaturgo griego Esquilo lo dijo: “En la guerra, la primera víctima es la verdad”. Todas las guerras se hacen en nombre de Dios, siempre por poder y dinero. Afortunadamente no hay muchas posibilidades de que estalle una guerra, pero aún así la verdad agoniza. A Gran Bretaña le conviene el conflicto. Está en franca decadencia, Alemania le ha sacado enorme ventaja en todas las cuestiones de política y economía internacional. Cameron tiene que calmar a los sectores más duros de su propio partido mientras arregla sus entuertos con los vecinos de Europa. El conflicto le brinda la oportunidad de reeditar el viejo orgullo británico, la última victoria.

La administración K ya lleva 9 años en el poder. Cristina ha demostrado una gran capacidad para reciclarse y superar las crisis, muchas veces provocadas por su propia interna, y para resistir los embates de una oposición empresaria de considerable poder, pero que no cuenta con una oposición política mínimamente capaz o significativa. El desgaste se siente. Malvinas es un tema que promueve la adhesión al gobierno. Sí lo hizo con Galtieri, que no dejó de darle palos a los trabajadores hasta dos días antes de la invasión, qué no hará por Cristina.

Las Malvinas están en el inconsciente colectivo, las bases las quieren, son un factor aglutinante e insuflan entusiasmo, y esas son cosas que nunca le sobra a ningún gobernante. La estrategia K ha consistido en un constante trabajo en la base, cosa que no sabe hacer ningún otro sector político, incluido el resto de los peronistas. Cristina y David Cameron “malvinizan” la agenda política porque la pelea les da grandes beneficios y distrae la atención de temas urticantes.

Lo que en verdad está en juego. En el manejo de la cuestión el gobierno nacional tuvo algunos aciertos: los acuerdos con Mercosur y Unasur y dejar en claro que el tema es la explotación de los recursos naturales. Pero también algunas metidas de pata: prohibir la entrada de productos británicos, cuando hay insumos industriales básicos de ese origen es perjudicial para nuestra industria. El morenismo no afloja. No dejar entrar a nuestros puertos a naves inglesas puede ser una medida celebrada por la popular, pero le quita a Ushuaia muchos ingresos como puerto antártico, lugar que Punta Arenas no deja de ambicionar y que podemos perder. El bloqueo a buques ingleses puede producir situaciones incómodas en la región. Con toda seguridad, Chile no se va a plegar, Uruguay ya ha dicho que no, y en la medida en que perjudique las economías de otros vecinos, también se retirarán.

Borges dijo sobre la guerra del 82 que era “la pelea de dos calvos por un peine”. La ironía, acertadísima en el momento, puede dejar de serlo si a los pelados les crece el pelo. Lo que está en juego en el futuro es la Antártida. La zona está protegida por un tratado internacional que prohíbe su explotación. Pero es dudoso que siga siendo eficaz cuando comiencen a escasear los recursos que allí se encuentran. Entonces lo que prevalecerá serán las posiciones ya consolidadas y, como siempre, la fuerza.

Ahora la cuestión es insistir y presionar para que haya negociaciones. Hay que discutir hasta el fin con un interlocutor que está muy entrenado en política internacional. Esas difíciles negociaciones deben ser conducidas con inteligencia, con prudencia y considerando el futuro.

La gran incógnita es si nuestros gobernantes podrán resistir la tentación de la grandilocuencia y los gestos heroicos y si enterados y triunfalistas son capaces de cerrar la boca.

© Escrito por Ernesto Mallo (*) y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el sábado 31 de Marzo de 2012.

(*) Escritor.




domingo, 9 de diciembre de 2007

Azucena Villaflor de Devicenti. 30 años... @dealgunamanera...

Hace 30 años secuestraban a la fundadora de Madres de Plaza de Mayo…


Azucena Villaflor fue raptada por un grupo de tareas mientras juntaba firmas para una solicitada en la que denunciaban la desaparición de sus hijos. El plan fue de Alfredo Astiz, quien estaba infiltrado con el nombre de Gustavo Niño.


Hace 30 años la fundadora de las Madres de Plaza de Mayo, Azucena Villaflor de Devicenti, era secuestrada por un grupo de tareas que comandaba el ex marino, Alfredo Astiz, actualmente detenido por crímenes durante la última dictadura militar.

En aquella oportunidad, Azucena Villaflor se encontraba junto a Mary Ponce de Bianco y Esther Ballestrino de Careaga juntando firmas y dinero para una solicitada en que denunciaban el secuestro y desaparición de sus hijos cuando fueron secuestradas y trasladadas a la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), donde fueron torturadas y posteriormente asesinadas.

"Los llevaron a todos a la Escuela de Mecánica de la Armada y los torturaron y a los pocos días los llevaron a un 'vuelo de la muerte' especial, porque el objetivo era desarticular mediante un escarmiento a ese movimiento de mujeres que no se detenían ante nada", aseguró Ana Bianco, hija de Mary y hermana de Mónica, una militante secuestrada en abril del '76 y cuya desaparición puso en marcha a su mamá.

Aquel día, el grupo inicial de Madres de Plaza de Mayo estaba acompañado por dos monjas francesas que las ayudaban, Alice Domon y Leonie Duque, militante de derechos humanos, y otros seis familiares que colaboraban en esa tarea: todos fueron asesinos tras ser torturados en la ESMA.

Treinta años. Al cumplirse hoy tres décadas de ese hecho, el grupo será recordado en la porteña Iglesia de la Santa Cruz. Ana Bianco investigó en detalle el episodio para un documental en producción y aún sin nombre, cuyo avance será presentado en el homenaje que se realizará por la tarde del sábado.

"Astiz fue el Judas, pero el plan político de ese golpe fue ideado por (Eduardo) Massera y el Tigre Acosta. Las mataron enseguida porque los cuerpos fueron sepultados como NN en el cementerio de General Lavalle durante diciembre, cuando aparecieron en las costas bonaerenses arrastrados por la corriente", precisó.

Algo falló en el plan de los represores porque el 10 de diciembre de 1977, la solicitada en que trabajan las tres madres apareció a toda página en el diario "La Nación", rompiendo el muro de silencio que desde fines de abril esas madres buscaban quebrar reuniéndose en Plaza de Mayo a instancias de Azucena.

Tenía unas 2.500 firmas, en su enorme mayoría de mujeres que usaron sus apellidos de casadas para "identificar" a sus hijos, y entre ellas puede localizarse a algunos que luego alcanzaron trascendencia: Cata Guagnini, Marta Vázquez, Graciela Fernández Meijide, Carmen Lapacó, María Adela de Antokolotez, Chela Mignone, o el aguerrido grupo de La Plata que integraban la primera presidenta de las Abuelas, Chicha de Mariani y Hebe de Bonafini.


También, en la tercera columna puede leerse repetido dos veces el nombre Gustavo Niño, ese joven rubio que se hizo pasar por un familiar de desaparecido de Mar del Plata pero en realidad hacía la "inteligencia" del secuestro: era Astiz.

El texto fue tipiado con cinco copias por el marido de Nora Cortiñas y quince madres debieron pedir certificado de domicilio a la policía para cumplir con las exigencias del diario para publicarla.

"Sólo pedimos la verdad". El encabezado de la solicitada conserva aun hoy una pasmosa actualidad: "Sólo pedimos la Verdad", y está dirigido al presidente, "a la altos mandos de las fuerzas armadas", "a las autoridades eclesiásticas", y a la prensa, que también pregunta "donde están" los desaparecidos.

La propia aparición de esa lista parcial de desaparecidos desafía la lógica ya que el 8 de diciembre, al concluir una reunión para recolectar dinero, la patota de la ESMA secuestró en la vereda de la iglesia a Bianco y Careaga junto a la monja Domon.

En el arrebato también se llevaron a la militante de derechos humanos Ángela Aguad y a los activistas Patricia Oviedo, Raquel Bulita y Gabriel Roran, mientras que horas antes ya habían hecho lo propio con Remo Berardo, Julio Fondo villa y Horacio Ebert.

Pese a los secuestros de sus compañeras, Azucena Villaflor y las demás Madres lograron concretar la publicación, que apareció el mismo día en que ella fue secuestrada de su casa de Sarandí, casi al mismo tiempo que la hermana Duquet de una capilla en Ramos Mejía. 

Los rostros de estas tres Madres de la Plaza de Mayo y de las dos religiosas sonríen, 30 años más tarde, desde las gigantografías ubicadas a la derecha del altar de la Iglesia de la Santa Cruz, base de la congregación pasionista, de origen irlandés.

© Publicado en el Diario Perfil. Domingo 09/12/2007. (Agencia Telam)