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domingo, 24 de diciembre de 2023

En contra y a favor del DNU... @dealgunamaneraok...

En contra y a favor del DNU...


Un amplio rechazo de amplios sectores políticos, sociales, empresarios y sindicales, junto con movilizaciones ciudadanas en distintos puntos del país, fueron las inmediatas respuestas registradas tras el discurso por cadena nacional en el que el presidente Javier Milei sintetizó el contenido del megadecreto de necesidad y urgencia (DNU) diseñado a medida de las grandes corporaciones privadas y mediante el cual se disponen modificaciones regresivas que recaen básicamente sobre trabajadoras, trabajadores y compañías locales, especialmente pymes.

© Escrito por Carlos Heller el sábado 23/23/2023 y publicado por la Revista Acción en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argentina.

Claro que no todas fueron manifestaciones contrarias a los cambios de reglas propuestos desde la Casa Rosada. Hubo también respaldos entusiastas: de la Asociación Empresaria Argentina (AEA), la Unión Industrial Argentina (UIA), la Cámara de Comercio de los Estados Unidos en Argentina (AmCham) y la Bolsa de Comercio de Buenos Aires, entre otras entidades. A ellos se sumó el expresidente Mauricio Macri y una porción significativa del PRO. 

Elegidos

Acaso esa disparidad de opiniones refleje de modo transparente cuáles fueron los segmentos elegidos para beneficiarse y cuáles los perjudicados, detrás de la maraña de derogaciones de leyes y normas que en muchos casos protegen conquistas históricas o preservan áreas clave vinculadas con el patrimonio estatal y el ejercicio de la soberanía nacional.

La mayoría de los pronunciamientos contrarios al DNU apuntan a su carácter anticonstitucional y antirrepublicano. Tales expresiones se reiteran en gran parte de la esfera política, mientras en el Congreso está en proceso de gestación una oposición amplia al DNU presidencial.

Una síntesis de los cuestionamientos fue expuesta por el gobernador bonaerense, Axel Kicillof, al sostener que «a espaldas de la división de poderes» se anunció un decreto que «sin necesidad ni urgencia pretende derogar un conjunto de leyes de todo tipo». Así, continuó, «se propone privatizar todo, desregular todo, destruir derechos de los trabajadores, arrasar con sectores completos de la producción, rifar los clubes de fútbol y el patrimonio de los argentinos».

Advertencias similares fueron lanzadas por los gobernadores de La Pampa, Sergio Ziliotto; de La Rioja, Ricardo Quintela; de Río Negro, Alberto Weretilneck; y de Tierra del Fuego, Gustavo Melella, entre otros. 

Flexibilización

La reacción de trabajadoras y trabajadores frente al DNU, en tanto, se originó particularmente por los artículos que anticipan la flexibilización laboral, el límite al derecho de huelga, el recorte de las indemnizaciones por despido y su reemplazo por fondos de cese, la eliminación de multas y penalizaciones a empleadores que no registren la relación de trabajo y la extensión del período de prueba de 3 a 8 meses, entre otros empeoramientos de las condiciones laborales.

Entre los que repudiaron este y otros apartados del DNU (como el que crea las condiciones para privatizar empresas públicas, por ejemplo, Aerolíneas Argentinas) se incluyeron la CGT, la CTA de los Trabajadores, la CTA Autónoma, la UTEP, la Asociación Bancaria, la Confederación de Trabajadores de la Educación (CTERA), el Sindicato de Prensa de Buenos Aires (Sipreba), por citar solo a algunas entidades.

Por otra parte, millones de asalariados, jubilados, profesionales, comerciantes y gran parte de las capas medias de la sociedad sufrirán pérdidas de su poder adquisitivo al suprimirse la Ley de Alquileres, permitir que las empresas de medicina prepaga fijen libremente las cuotas a sus asociados y derogarse las leyes de Abastecimiento y de Góndolas.

También se opusieron al DNU entidades como Industriales Pymes Argentinos (IPA) y la Asamblea de Pequeños y Medianos Empresarios (Apyme). Hay que recordar que el decretazo de Milei promueve la derogación de la Ley de Compre Argentino y Desarrollo de Proveedores, una herramienta para canalizar el poder de compra del Estado, así como la de Promoción Industrial.

En definitiva, resulta difícil evitar la comparación de la coyuntura actual con la de otras experiencias neoliberales extremas, como las impulsadas por José Alfredo Martínez de Hoz a partir del golpe de 1976, y por Domingo Cavallo desde 1991. Ambas con desastrosos resultados: altos niveles de desempleo y pobreza, enajenación del patrimonio público, fuerte desnacionalización y concentración oligopólica, megaendeudamiento y profundización de la desigualdad social, a partir de la desmejora en la distribución de la riqueza y los ingresos.

Se actualiza en estos días el viejo debate entre los dos modelos de país y la ciudadanía es interpelada sobre el partido a tomar, de modo que las urgencias coyunturales no den paso a desequilibrios aún más profundos y a mayores inequidades.


   

jueves, 25 de marzo de 2021

Anacronismos… @dealgunamaneraok…

 El pasado que siempre vuelve… 

La hora de la justicia, Martín Soria. Dibujo: Pablo Temes 

Día a día se multiplican los episodios que confirman el regreso paulatino de la Argentina disfuncional del primer kirchnerato.

© Escrito por Nelson Castro el  sábado 20/03/2021 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República de los Argentinos.


Cada vez resuenan con más fuerza los ecos de aquella Argentina disfuncional del primer kirchnerato, en la que ocurrían cosas que escapaban al sentido común de cualquier lógica de crecimiento económico. Las empresas debían presentar su curva de costos al gobierno  y pedirle permiso al secretario de Comercio Interior para fijar el precio de sus productos.

 

A la espera de la aprobación estatal, enviaban largas planillas de Excel con los aumentos que pretendían implementar. No podían remitir utilidades a sus casas matrices en el exterior y un ejército de militantes políticos recorría inútilmente las góndolas de los supermercados para supervisar y ejercer el control de precios. Con esa acción pretendían lograr bajas, objetivo que, como siempre, tuvo como resultado el fracaso.

 

Desde el Poder Ejecutivo se les echaba la culpa de la alta inflación a los empresarios y comerciantes. Nada se decía, en cambio, de las consecuencias negativas del desequilibrio fiscal y los gastos de la política. El hiperpresidencialismo caudillista de Cristina Fernández de Kirchner arremetía furibundamente contra la división de poderes y las autoridades atacaban a jueces y fiscales cuando sus fallos no se correspondían con sus deseos de poder perpetuo. Ese país está hoy más vigente que nunca.  

 

El 23 de mayo de 2013 el actual presidente, Alberto Fernández –un crítico implacable por aquel entonces de su actual vicepresidenta–, le dijo al periodista Julio Blanc en una entrevista que se emitió por TN: “El principal problema de Argentina es la inflación, y la solución de la inflación la Presidenta se la confía a los chicos de La Cámpora”, que eran los encargados de los controles de precios.

 

Enseguida le recomendó: “Hable con Mercedes Marcó del Pont –quien ejercía la presidencia del Central– porque el problema es que usted no tiene en cuenta la cantidad de dinero que ha emitido y que no ha tenido respaldo, y eso ha sido una causa generadora de inflación enorme”. En esa misma línea le preguntó a CFK: “¿Por qué no manda a la gente de La Cámpora a controlar cómo emite el Banco Central?”.

 

Críticas atinadas que el viento se llevó. La Argentina, nuevamente, inicia el mismo camino que fracasó de manera estrepitosa, ahora con AF de presidente y CFK de vice. Esta vez recargados. Más presión impositiva para el empresariado, más controles, más militancia y más medidas anacrónicas. Sin el respaldo del archivo cualquiera que escuche hoy al Presidente y se percate de las medidas que toma su gobierno bien podría no creer ni una sola palabra de lo expresado en esta columna.

 

“El proyecto de aumento del impuesto a las ganancias para las empresas así como está redactado no solo es poco razonable sino gravísimo. Mandarán a la quiebra a un montón de pymes y destruirán emprendimientos pequeños. Pagarán desde los kioscos hasta los almacenes. Es volver al pasado con la idea de que el empresario es el demonio. Pero acá la van a ligar todos”, graficó un reconocido tributarista.

 

Mientras tanto, los dineros públicos, que son producto de esta presión tributaria asfixiante, se dilapidan sin miramientos en hechos de corrupción bochornosos. He ahí los bolsos de los negocios espurios de la TV Pública –más de 11 millones de pesos– y los de los militantes del Movimiento Evita –1.400.000 pesos– para pagar micros en vez de alimentos, ropas y medicamentos para los millones de argentinos que no los tienen.    

 

Mambrú se va a la guerra. Habrá guerra contra la Justicia. La novela que disparó la salida de la ex ministra Marcela Losardo llegó a su fin al conocerse el nombre de su sucesor. Tardaron siete días para confirmar en el cargo a quien sonó como nuevo ministro desde el primer minuto: Martín Soria. Como ya se ha dicho, Soria es CFK. Se confirma así una regla de este gobierno: ministro/ministra que se va es reemplazado/a por alguien que responde directamente a la vicepresidenta.

 

En los ámbitos tribunalicios ya se tiene en claro lo que viene: Soria es una punta de lanza en los embates contra la Justicia para allanar el camino de la impunidad de CFK y sus secuaces y disciplinar a quien no se someta a los proyectos del kirchnerismo. Sus primeras declaraciones lo confirman plenamente. Su altisonante advertencia a la Corte, a la que le quiere pedir explicaciones por sus posturas, sonó a bravuconada.  Soria es un fusible que pretende como premio el apoyo del Gobierno para llegar a la gobernación de Río Negro. El que maneja los hilos de ese ministerio es el vice, Juan Martín Mena

 

La elección de Soria no es casualidad. Su temperamento ha sido objeto de discusión pública. En la semana llamaron la atención las declaraciones del senador y ex gobernador Alberto Weretilneck, de Juntos Somos Río Negro, que hizo hincapié en el mal genio de Soria, al señalar que el ex intendente de Roca “es un violento, un improvisado y una persona agresiva”.

 

La actual gobernadora, Arabela Carreras, se pronunció en el mismo sentido. ¿Son declaraciones de rivales políticos o se trata de una realidad inocultable? Fuentes inobjetables que conocen su pasado aseguran que ha sido protagonista de episodios de violencia verbal y física tanto en el mundo político como intrafamiliar. “Creció en un ambiente violento. La familia Soria –marcada por el trágico final de Carlos Soria, que fue asesinado por su esposa cuando acababa de ser electo gobernador– era un entorno violento”, afirma un conocedor de esa trama borrascosa.

 

El resultado de la gestión Soria no será otro que el fracaso. Ninguna de las reformas reales que se necesitan para lograr un mejor funcionamiento de la Justicia van a ser implementadas por este gobierno.

 

Los nombramientos que se vienen realizando en los juzgados claves son malos. La intención de colonizar los tribunales y las fiscalías con gente afín es evidente y burda  “Cristina quiere que la Justicia la absuelva en todas sus causas”, dijo Soria. Su lenguaje y su tono tuvieron el aire de una imposición.

 

Por si todo esto fuera poco, la agresión furibunda de Sergio Berni hacia el viceministro de Seguridad de la Nación, Eduardo Villalba, representó un grotesco y un paso más en el proceso de vilipendio de la ministra de Seguridad de la Nación, Sabrina Frederic.

 

Se sabe que –como no podía ser de otra manera– el Presidente no solo se fastidió con Berni sino que expresó su voluntad de echarlo. Pero, claro, no puede. Berni es un soldado de CFK, que es la que manda. Y, como bien dice el proverbio, “donde manda capitán, no manda marinero”.

 

Producción periodística: Santiago Serra.









domingo, 24 de agosto de 2014

Veinte Años Después… La contrarreforma K… De Alguna Manera...


Veinte Años Después… La contrarreforma K…

Palos para todos... y todas, Cristina Fernández. Foto: Dibujo: Pablo Temes

Cristina dilapidó el capital simbólico de la Constitución del ’94 y reabrió heridas.

Cristina es una experta en construir poder apelando al temor y los latigazos. Disciplina a la tropa con la fusta, como hacen los señores feudales en sus inmensas posesiones. Esa es la mayor herencia que le dejó Néstor, además de las millonarias e inexplicables cuentas bancarias. Es asombrosa la falta de estómago y escrúpulos que ambos evidenciaron a la hora de conducir. Llevaron al éxtasis aquello de que “al enemigo ni justicia”. Pero lo que casi no tiene antecedentes es la ferocidad implacable que tiene a la hora de castigar a los propios, a los que se diferencian con cualquier excusa y pasan a la categoría de traidores.

Ese ADN se formó con el aporte de tres vertientes:

1) La formación setentista, con un desprecio hacia la democracia formal, partidocrática, liberal o burguesa, como se decía entonces.

2) Esa actitud de patrones de estancia desarrollada en Santa Cruz, apoyada en su poder económico y en su actividad de abogados buitres para quedarse con muchas propiedades de deudores hipotecarios que no pudieron cumplir con sus compromisos.

3) Las características personales de poca generosidad y afecto hacia los demás que, sobre todo Ella, pagaron con la ausencia casi total de amigos.

Ese camino la llevó a dinamitar varios de los aportes más trascendentes que hizo la nueva Constitución Nacional, que mañana cumple veinte años. Identificar esos aspectos nos puede ordenar este balance político semanal.

Los convencionales constituyentes del ’94 construyeron un producto único por su nivel de consenso y la mirada hacia las próximas generaciones, lejos del chiquitaje del poroteo electoral. Forjaron lo más parecido a esa “unidad nacional”  tan proclamada desde la retórica. Tuvo la impronta de uno de los hombres más sabios que exhibió este tiempo: Carlos Nino. Representantes del peronismo, el radicalismo, el socialismo, el conservadurismo y hasta los extremos parlamentarios del comunismo y el carapintadismo llegaron a un texto que votaron por unanimidad, salvo la experiencia singular del venerable obispo Jaime de Nevares, que renunció al amanecer las deliberaciones. Podría decirse que aquella iniciativa de Raúl Alfonsín, que se concretó bajo el gobierno de Carlos Menem, fue una especie de Nunca más constitucional, una lápida definitiva que se le puso al terrorismo de Estado (junto al Juicio a las Juntas y la Conadep) y el momento de mayor acercamiento y consenso del multicolor abanico democrático.

La fractura social expuesta entre peronismo y antiperonismo que tanto odio y daño produjo se fue cerrando en etapas:

1) Con el abrazo Perón- Balbín y el legendario discurso “de este viejo adversario” que despidió “a un amigo”.

2) Con Antonio Cafiero en el balcón de la Casa Rosada, pero defendiendo a un presidente radical, Alfonsín, frente a la sublevación subversiva de Aldo Rico y sus comandos.

3) Con ese texto de la nueva Constitución que Carlos Menem y Alfonsín sellaron con un apretón de manos y con un Pacto de Olivos y una reelección que nublaron mediáticamente el paso gigantesco que se había refrendado en el Palacio Urquiza en Entre Ríos.

El matrimonio Kirchner será responsable ante la historia de haber reabierto aquella vieja herida, que tiene una profundidad mayor que la de los años 50 y que hoy se expresa, entre otras cosas, en la soledad parlamentaria y el aislamiento político con los que Cristina va a hacer votar la ley que sus defensores llaman “de pago soberano”. Ni un solo dirigente opositor representativo compró esta vez esa manzana envenenada que alguno había adquirido en otra ocasión. Es que la Presidenta abusó del recurso de vestir de gesta heroica y emancipadora cada macana irresponsable que salió de su gobierno.

Pero Cristina no sólo dilapidó el principal capital simbólico de esta joven Constitución de veinte años. También ignoró y malversó otros capítulos de la Carta Magna. La jefatura de Gabinete en manos de Jorge Capitanich llegó a ser una caricatura de lo que habían previsto los constituyentes. Es una suerte de vocero desmesurado de las desmesuras de Cristina, en lugar de cumplir con su rol de articulador del tráfico de sugerencias e ideas entre el Congreso y el Poder Ejecutivo.

El Consejo de la Magistratura, los organismos de control y hasta la Justicia misma sufrieron los embates del oficialismo, que nunca abandonó la idea de colonizarlos y domesticarlos pese a las derrotas que sufrió en ese intento.

El centralismo extorsivo reemplazó al proclamado fortalecimiento del régimen federal. Las provincias hoy reciben las migajas del 24%, mientras que el Estado nacional se lleva la parte del león del 76%; pero, además, esa distribución es absolutamente discrecional y arbitraria. Por eso, muchas veces se vio a gobernadores o intendentes arrodillados ante el altar de Cristina. Sin que se le caiga la cara de vergüenza, Miguel Angel Pichetto dio como normal y legítima esta actitud perversa: cuando Alberto Weretilneck –el gobernador de Río Negro, su provincia– anunció su pase al massismo, lo criticó duramente. Pero no fue por su falta de lealtad o de convicciones, sino porque ahora la provincia se iba a ver perjudicada y Cristina no le iba a mandar un peso para atender todas las deudas que tiene. Estaba cometiendo sincericidio: “Por la plata baila el mono”.

La Ley de Coparticipación que ordenaba la Constitución hace veinte años ni siquiera se pudo discutir. Y hace 11 que gobiernan los Kirchner. Fue muy lúcido Martín Dinatale en La Nación cuando reveló que Cristina Fernández como convencional, en el recinto, se preguntó, montada en sana rebeldía: “¿Cómo no va a haber provincias inviables si nos federalizan los gastos y nos centralizan los recursos?”. ¿Qué diría esta presidenta de aquella joven convencional levantisca y justiciera? ¿Qué piensa de las provincias petroleras que reclaman lo que les corresponde? La respuesta hasta ahora ha sido ningunearlos primero y perseguirlos después. Más allá de que sea cierto que el gobernador Martín Buzzi tiene un millón de dólares flojo de papeles, lo cierto es que la AFIP recién se movió ahora por orden de una presidenta que acostumbra utilizar estos mecanismos de apriete.

Ese mismo doble discurso, esa idéntica malversación de las promesas de un país serio parecido a Alemania por un país en joda similar a Venezuela se repite en muchos de los aportes constitucionales más valiosos. Es lo que hay.

© Escrito por Alfredo Leuco el Sábado 23/08/2014 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.