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domingo, 30 de octubre de 2016

Puede fallar… @dealgunamanera...

Puede fallar… 

Cubilete parlamentario, Mauricio Macri. Dibujo: Pablo Temes

Nada salió como Macri quería. Viejas facturas en el Congreso.

© Publicado por Nelson Castro el domingo 30/10/2016 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

En la semana que pasó, hubo un hecho parlamentario que al Gobierno le marca el nuevo tiempo que ha comenzado a correr en la dinámica de la política vernácula. Fue la derrota que la oposición unida le infligió en la votación por el proyecto de participación privada en la obra pública. He aquí algunos de los secretos de ese episodio. Nada salió como estaba previsto.

El propio Mauricio Macri y Mario Quintana habían presionado al presidente de la Cámara de Diputados, Emilio Monzó, para que generara acuerdos confiables entre propios y ajenos a fin de que el tema fuera  aprobado y convertido en ley. “Parece que el apuro del Gobierno tuvo que ver con alguna promesa de más que hizo a empresarios que participaron de la Mini Davos”, argumentó un diputado de la oposición. 

El proyecto, tal como estaba redactado, había generado tal revuelo durante su tratamiento en comisión que hasta los propios radicales aliados de Cambiemos iban a votarlo tapándose la nariz. Es que el proceso de contrataciones del Estado tiene protocolos muy precisos y controles detallados de transparencia que, según varios diputados opositores, aparecían demasiado laxos en el proyecto. 

Aquí empiezan las especulaciones políticas que terminaron con el proyecto de vuelta en comisión: desde Cambiemos no dudan en apuntarle a Sergio Massa, a quien acusan de haberse vengado por el desplante de Elisa Carrió en los acuerdos para la votación de la modificación de la Ley del Ministerio Público Fiscal. La líder de la Coalición Cívica se había negado a convalidar un proyecto “que tenía nombre y apellido”.

El propio Massa desmintió la posible venganza pero desde las entrañas del Frente Renovador aseguraron que “algo de eso hubo. Sergio había trabajado en la búsqueda de acuerdos para votarle a Cambiemos el proyecto del Ministerio Público Fiscal que acortaría el mandato de su actual titular, la controvertida Alejandra Gils Carbó, y cuando Carrió salió a pegar cuatro gritos, nos dejaron a todos pagando. No pueden controlar su propia tropa”,  reconoció una conspicua voz del FR. Al propio Massa se le escuchó advertir que “votando la nueva ley de participación de privados todos nos van a correr por izquierda. Ya nos sacrificaron  una vez”. 

El proyecto de ley que derribó el "No" de Carrió era no sólo inconstitucional, sino también peligroso.




Desde Cambiemos señalan que en realidad la supuesta venganza es una fachada para ocultar que nunca pudieron controlar los deseos de Facundo Moyano y de José Ignacio de Mendiguren en contra de la nueva ley. Así las cosas, se trató de una derrota parlamentaria que dejó al Gobierno mal parado frente a los empresarios de los cuales espera inversiones inmediatas.

Ese es el otro tema. La reactivación de la economía y la llegada de dólares contantes y sonantes cada vez se demoran más. “Los índices de la economía han tocado fondo, todo lo que viene debería ser mejor”, vociferan desde el Gobierno; pero lo cierto es que la realidad sigue a contramano de este mismo argumento que se viene escuchando repetitivamente en los últimos dos meses. Según los analistas de consumo, “el ciudadano común no pierde la esperanza pero las ventas aún no repuntan. En el Gobierno apuestan a diciembre y enero por los movimientos que generan las fiestas y las vacaciones”.

Un hombre de consulta respetado como Orlando Ferreres ha reconocido que la reactivación podría demorar seis meses más.

El proyecto de modificación del Ministerio Público Fiscal merece un párrafo. No hay dudas de que su titular, Alejandra Gils Carbó, ha venido desempeñando su cargo con un objetivo fundamental: ser un alfil del kirchnerismo. Al momento de su designación, Elisa Carrió hizo escuchar su voz de advertencia en soledad. Ella predijo lo que otros no vieron o no quisieron ver. Esta circunstancia le da un valor extraordinario a su férrea oposición al proyecto de marras.

¿Cuál era su defecto original?: el de ser una ley con nombre y apellido. Y eso es incompatible con los conceptos elementales de la vida republicana. Es algo que, por otra parte, abundó a lo largo de los doce años del kirchnerato. Sirvan como botones de muestra la Ley de Medios y la Ley de Reforma Judicial. La primera tenía como objetivo  la destrucción de Clarín y la segunda, el copamiento del Poder Judicial. El proyecto de ley que derribó el “No” de Carrió era no sólo inconstitucional, sino también peligroso. Le daba al Poder Legislativo un poder tal que ponía en serio riesgo la independencia de los fiscales.

Quien se va acercando al universo de los tribunales de Comodoro Py es Daniel Scioli.  La decisión del fiscal Álvaro Garganta de citar a declaración indagatoria a su ex jefe de Gabinete, Alberto Pérez, y al ex subsecretario administrativo de la Jefatura de Gabinete, Walter Carbones, en una causa por supuesto manejo fraudulento de fondos públicos pertenecientes a la gobernación de la provincia de Buenos Aires, es mala noticia para el ex candidato a presidente.

Junto con esto, la realidad se encarga de dejar a la intemperie su desastrosa gestión durante sus dos mandatos; inundaciones por falta de obras de infraestructura, rutas en mal estado, hospitales en situación calamitosa y corrupción tanto en la Policía como en el Servicio Penitenciario representan un abanico de males que, a manera de una plaga, castigan y ponen en riesgo la vida de los bonaerenses.

En estas horas se definen los aspectos fundamentales del presupuesto. Uno de los reclamos más intensos sobre la así llamada ley de leyes tiene que ver con los posibles recortes en el área de Ciencia y Tecnología. Curiosa circunstancia ésta para un gobierno poseedor de un discurso en el que permanentemente se habla de la modernidad y del desarrollo. Llamativo también, si se tiene en cuenta que el jefe de Gabinete, Marcos Peña, es nieto de Eduardo Braun Menéndez, quien fue la mano derecha de Bernardo Houssay, nada menos.

La decisión de Macri de designar en el cargo de ministro de Ciencia y Técnica a Luis Barañao, quien había desempeñado idéntica función durante el gobierno de CFK, fue un gran acierto no sólo por  la actitud de apertura política que representó, sino también por ser un hecho concreto en la  búsqueda de confluencias para el establecimiento de una política de Estado. De concretarse el recorte presupuestario que están denunciando los científicos tendrá consecuencias letales para muchos proyectos de investigación y dejará al garete a muchos científicos que se verán forzados a emigrar. Dejará sin sustento también la gestión de Barañao.

“Los países ricos lo son porque dedican dinero al desarrollo científico-tecnológico, y los países pobres lo siguen siendo porque no lo hacen. La ciencia no es cara, cara es la ignorancia.” (Bernardo Houssay).

Producción periodística: Santiago Serra



miércoles, 25 de noviembre de 2015

Y todavía se preguntan por qué perdieron… @dealgunamanera...

Y todavía se preguntan por qué perdieron…


Con todo lo que hicieron durante los últimos tiempos, aún hay personas que no entienden qué pasó en el ballottage. 



Por esas cosas gratificantes que tiene la vida, ayer me tocó cubrir el bunker del Frente para la Victoria. No es que uno sea un sadomasoquista, pero convengamos que no podía imaginar mejor broche de oro para estos años que verle la cara a Scioli al reconocer la derrota, a Karina lagrimeando, a Zannini con cara de flato contenido, y a toda esa manga de vendedores de autos con papeles truchos que venían a representar el cambio de lo que haya que cambiar y la continuidad de lo que haya que continuiar, construyendo de abajo hacia arriba, con fe, con esperanza, con ypeéfe, desendeudamiento y papafrancisco.

Reconozco que cerca de la hora de ingreso se me llenó el upite de preguntas. Sin embargo, el trato ameno y absolutamente respetuoso con el que fui recibido me relajó bastante. Eso y el detalle de que Scioli dejó a toda la militancia fuera del bunker. De un Luna Park a un auditorio con cuatro hileras de doce butacas y la muchachada afuera. Sospeché que los números no daban bien sin necesidad de recurrir a ningún boca de urna: los sánguches eran de salame. Luego de recorrer las instalaciones y notar que los turros no prendieron ni el aire acondicionado, me dispuse a disfrutar del desfile de personajes. Alberto Pérez fue el primero en aparecer. Dijo que no había tendencia, pidió un aplauso para la militancia: aplaudieron él y los que lo acompañaban. No le avisaron que el resto éramos periodistas. A la media hora salió Diego Bossio con tres inviables de remera. Dijo que no había tendencia y se fue. Un rato después salió Gustavo Marangoni. Dijo la misma sarasa y se fue. Nos llegaron rumores de que había piñas afuera, pero sólo se trató de un suicida al que no se le ocurrió mejor forma de quitarse la vida que meterse en la Plaza de Mayo a gastar a los kirchneristas. Los números de la Dirección Nacional Electoral se gritaban en voz alta como si se tratara de un bingo y los cargadores portátiles de teléfonos eran más cotizados que un sánguche como la gente.

Mientras empezaba a correrse la voz de que había un dealer de medialunas de manteca en el recinto, nos llegaban las imágenes de la fiesta en el bunker de Cambiemos. Al que parece que también le llegó la imagen fue a Scioli que decidió postergar su salida de las 21.00 horas para las 22.00. Tanta espera, tanto calor, tanto olor a salame para que Scioli aparezca, reconozca la derrota, salude y se vaya. En mi caso particular, valió la pena. No había nada más para hacer y me retiré del lugar esquivando gente que lloraba, gente con chombas naranjas de Lacoste y un periodista al que le pegó duro la última paritaria y se guardaba sanguchitos en la mochila. En la puerta, el auto de Scioli salió arando y frenó de golpe porque el todavía gobernador bonaerense se dispuso a atender a la prensa y repetir lo mismo que ya había dicho minutos antes. Los que no lo vieron fueron los del auto custodia que chocaron entre sí. Definitivamente no era el día de Dani.


En Costa Salguero, Macri insiste con la joda de sacar a bailar a Gabriela Michetti. Afuera del NH, los de Quebracho llegaron para gritar “Patria sí, colonia no” y mientras el turro de Fernando Esteche tuiteaba “Derrotados las pelotas, vamos a frenar la entrega de un modo o de otro”, el demócrata Scioli bajó a saludarlos. Los revoltosos se fueron con su revolución del NH a pasear por Diagonal Sur, donde también me encontré con los pibes de La Cámpora que convirtieron un velorio en una fiesta y cantaban aún llorando. Al grito de “ya van a ver, vamo’ a volver”, desconcentraron la Plaza y en el camino decoraron algunas paredes con frases para que recordemos el notable compromiso con el bien común de la Nación, como “Macri prepará el helicóptero”.

Lo triste de mi generación, los que salimos a la vida cívica en el año 2000, es que somos muchos los que no nos sentimos enamorados, políticamente hablando, por nadie y, en algunos casos, lo trasladamos a todos los ámbitos. Todo blanco o todo negro, sin matices. Por eso nos cuesta entender a los que terminan llorando porque perdió el kirchnerismo. Es como si todo aquello en lo que creían se hubiera muerto. La muerte del padre, ése que todo lo protegía, al que podían recurrir para que los cuide mientras pasaban sus vidas puteando a todos los demás.

Nunca voté convencido por nadie –ayer no fue la excepción– pero siempre me sentí convencido de quién no quería que gane, aunque nunca me funcionó. Es así, estimado amigo ya exoficialista: sus victorias siempre fueron gracias a que no había nada mejor en frente, lo cual es demasiado teniendo en cuenta el nivel de estadistas made in La Salada que nos enchufaron como faros políticos de la socialdemocracia del siglo XXI.


Lo que me mata de risa es que, con todas las contras que podría tener Mauricio Macri en base a los prejuicios idiotas hacia el que tiene guita o fue criado en cuna de oro –como si Cristina no durmiera sobre fajos de dólares o los desempleados de sus hijos no hubieran crecido con todos los lujos pagos– la gente votó a ese Macri. Hay personas que creen que se la van a empomar el año que viene y lo eligieron igual. Noten lo que han hecho que con todo lo que dijeron perdieron.

Si la única verdad es la realidad, ésta es tan subjetiva como la percepción que tenga cada uno de ella en base a sus parámetros, educación, traumas y experiencias. El kirchnerismo se construyó como el enemigo de cientos de realidades que crearon, sin importar que muchas de ellas fueran incompatibles, como ese detalle de señalar a los ricos con un Rolex Presidente bailando en la muñeca. Los ejemplos se multiplican hasta el infinito. La última de sus grandes realidades –inaugurada en 2007 por Néstor Kirchner para bancar al perdedor serial Daniel Filmus– es que Macri es el cuco. Y se lo creyeron. Y ganó el cuco. No hay terapia que supere eso, pero bueno: es el problema de los fanatismos.

Fíjense todo lo que han dicho que pasaría si gana Macri y más de la mitad del electorado lo votó igual. Por mi parte no es que esté contento porque ganó Macri, ese es un detalle, si total es cuestión de –poco– tiempo para que empecemos a ser tildados de kirchneristas ante el primer detalle que no nos guste de la gestión. Pero sí estoy contento porque perdió el kirchnerismo. Sí, suena a revanchista o lo que quieran, pero no jodamos, es un sentimiento puro, natural y habitual. ¿O acaso no celebrás cuando el que te hizo bullying durante años finalmente queda expuesto? Acá nadie podía protegerte del abusador porque era el mismísimo director de la escuela.


Ayer, mientras veía las lágrimas afuera del bunker que montó Daniel Scioli, escuché a una romper en llanto y gritar que no entendía porque la gente votaba así. Confieso que me dio un poco de angustia por empatía. Pero a la tercer persona que escuché preguntarse lo mismo –insultos al mundo más, insultos al mundo menos– me di cuenta que realmente creyeron todo. No es que no lo supiera, pero una cosa es una hipótesis y otra es probarla.

La respuesta es simple y se resume en recordar qué pasó desde octubre de 2011, el pico de éxito del kirchnerismo, para acá. En el mismo discurso de festejo de Cristina, la Presi la pudrió cuando, luego de pedir respeto por el derrotado Hermes Binner, dijo que del lado del kirchnerismo estaba la bandera y la historia de la Patria. La siguió en el día de la jura, cuando hizo que su propia hija le colocara la banda presidencial, rompiendo protocolos y dando el mensaje al mundo: gobierno sola, sin control y sin que nadie me rompa la ilusión. En nombre del 54% se peleó con todos, incluyendo a los que habían aportado en buena manera a ese 54%: los sindicatos. La economía, los avances sobre la Justicia y las relaciones internacionales son cuestiones políticas, pero en nombre del 54% también se llevaron puesto todo, y cuando no quedaban dudas, la todavía Presi lo confirmó luego de días de silencio tras la muerte de 51 personas y una por nacer, cuando lloró y gritó “Vamos por todo”. Y mierda que cumplió.

Y si se preguntan en serio por qué pasó lo que pasó anoche, la podemos seguir. Porque se pasaron años en silencio sin enterarse de que gobernaba el kirchnerismo hasta que decidieron “comprometerse” porque estaba de moda. Porque muchos son militantes de velorio que se sumaron para putearnos porque encontraron la excusa perfecta para canalizar todos sus traumas y frustraciones. Porque en sus locas cabecitas, si no tienen acceso a la vivienda y todavía están esperando que palmen sus viejos para ser dueños de lo que sus padres ya eran propietarios a la misma edad, es culpa del sistema financiero, que controla el Gobierno. Porque se metieron en todos y cada uno de los rincones de nuestras vidas, decidiendo hasta en qué orden tenían que estar los canales de televisión para que sea “más pluralista”. Porque hicieron que por primera vez notáramos la relación directa entre la corrupción del Estado y el daño provocable luego de medio centenar de muertos en un choque ferroviario absolutamente evitable. Porque Boudou, porque Ciccone, porque los Pomar, porque Candela, porque Lorenzino se quería ir, porque las patoteadas de Moreno, porque Micelli, porque el dedito acusador de Kicillof, porque los buitres, porque las cadenas, las eternas cadenas, las imposibles cadenas, porque los llantos televisados, porque la terapia transmitida, porque llorar en silla de ruedas, porque Nisman.


Porque trazaron una raya en el piso, nos colocaron del otro lado y empezaron a putearnos y escupirnos ante la necesidad de culpar a alguien de sus propias miserias nunca tratadas en terapia. Porque hasta hace 15 minutos en el mismo lado de la raya nos enchufaron a Daniel Scioli, el que manifestó su deseo de ser presidente hace un par de años y lo trataron de golpista, conservador, retrógrado y candidato de Magnetto y de los fondos buitre. Y como hicieron siempre, de un día para el otro dijeron que no era tan así, que era lo más mejor del universo todo.

Porque convirtieron al Gobierno en una máquina generadora de excusas. Que si hay un apagón generalizado por culpa de la desinversión provocada por años de subsidios sin control alguno al sector energético, es que alguien bajó la palanca. Que si hubiera sido sábado, en Once morían menos personas. Que Nisman era putañero y se merecía la violación porque le gustaba salir a la calle de minifalda. Que los padres no biológicos de hijos de desaparecidos merecen ir todos en cana, menos los del nieto de Carlotto, que la culpa de sueños compartidos es de Schoklender y no de los delincuentes que le dieron cabida. Que a una ciudad de La Plata devastada por el agua y la muerte, Cristina les dice que ella sabe lo que es una inundación porque una vez se le rebalsó el lavarropas cuando era chica. Que esto es Harvard y no La Matanza, que siempre fue una exitosa abogada sin matrícula, que Fariña y Elaskar vendieron ficción, que la diabetes es una enfermedad de gente rica, que los abuelos que quieren enseñar a sus nietos el valor del ahorro son unos viejos amarretes, que el mundo se derrumba como una burbuja –porque en el curioso mundo de Cris, las burbujas no explotan, se derrumban–, que dar la cotización del dólar blue es como dar el precio de la cocaína. Que el pacto con Irán no es una claudicación sino la necesidad de tranzar con los sospechados de dinamitar a 85 compatriotas, que todos los que vistieron uniforme en la dictadura son demonios menos el imputado Milani. Que lo importante es tener créditos de 50 cuotas, que pretender seguir consumiendo es de cipayos, que el Ahora 12 es una política de Estado.

Porque a Cristina no le alcanzaba con ser la Presi y tenía que sentirse “un poco la madre de todos”, o ser una arquitecta egipcia, capitana de la patria, reencarnación de Napoleón, contadora sin balances, médica, ingeniera, bioquímica hachedoscero, sabelotodo de todo, habladora sin saber profesional.



Por si todavía siguen sin encontrar la respuesta, paso a lo personal. A lo largo de la década larga ganada me tildaron de facho, cipayo, gorila, golpista, agrogarca que la única tierra que tiene es la que se le junta en los muebles, vendepatria de una patria que nadie querría comprar con nosotros adentro, neoliberal beneficiado por un gobierno que terminó antes de que yo termine la secundaria, cómplice de una dictadura que se acabó cuando yo tenía once meses de vida, fan del nazismo que finiquitó 37 años antes de que naciera y simpatizante del fascismo que pasó a mejor vida unas cuatro décadas antes de que mis padres decidieran que era una buena idea traerme a este mundo. Me acusaron de falta de solidaridad cuando siempre somos nosotros los que salimos a donar lo que no nos sobra para ayudar a la gente que el Gobierno abandona. Los que se sumaron a este blog en los últimos años, es probable que desconozcan el clima que se vivía en el submundo de Internet en la era en la que los grandes medios no lograban adaptarse al juego del kirchnerismo. Nos insultaron mil millones de veces, nos amenazaron otras tantas, nos apretaron y, lo que más duele, nos ningunearon como ciudadanos.

Y yo no soy eso que dicen que soy.

Discúlpenme si no me pongo a llorar con ustedes o si no logro quedarme callado la boca, pero me han basureado tanto, pero tanto, que no puedo evitar que se me escape una leve sonrisa. Eso me hará menos cristiano y podrá no quedar muy en línea con el discurso integrador del presidente electo, pero no me digan que no es humano. Si las tardes de cadena nacional las hubieran dedicado a jugar al fútbol con amigos o a visitar a la familia en vez de pasarlas viéndola desde abajo, si en vez de defender lo indefendible hubieran frenado cinco segundos a preguntarse qué estaban defendiendo, si hubieran dedicado un cachito de sus días para poner las energías en armar algo que los trascienda a ustedes y no en bancar a personas que les decían que los querían mientras se forraban en guita, quizás no habrían vivido la jornada de ayer como si se tratara de un velorio. Ganó uno, perdió otro, reglas de la democracia.

Ahora podría decirse que se viene la revancha de gente como uno. No tengo ganas ni tiempo, dado que en un par de días ya tengo un nuevo Gobierno para empezar a analizar y criticar.


Se van. En unos días nos estaremos puteando por otras cosas, nos mataremos por cuestiones opinables, seguiremos debatiendo todo porque está en nuestra esencia, pero lo haremos con caras nuevas. Y eso… eso ya es motivo de alivio. 


© Escrito por Nicolás De Lucca el lunes 23/11/2015 y publicado por el Blog Relatos el Presente



domingo, 20 de mayo de 2012

¿Quién es peronista?... De Alguna Manera...

¿Quién es peronista?...


Hay pocas cosas tan peronistas como discutir quién es peronista. La semana pasada se publicó aquí un cálculo aproximado sobre la incidencia electoral de los distritos cuyos jefes participaron en el lanzamiento de la agrupación Juan Domingo, concebida como réplica disciplinaria de La Cámpora, y la de aquellos que en compañía del vicegobernador Gabriel Mariotto fueron recibidos por Cristina en Olivos, sin participación de ningún integrante del gobierno provincial, pese al pedido de asistencia que formuló el jefe de gabinete, Alberto Pérez. 

Hoy se ajustan los datos, según las cifras oficiales de la Justicia electoral: en Los Toldos estuvieron los intendentes de partidos que sumados reúnen a 217 mil electores y en Olivos los que gobiernan sobre más de dos millones. Nueve a uno, una catástrofe para Scioli, quien esta semana avanzó un paso en su ilusión de establecer un eje con el secretario general de la CGT, cuando su hijo y diputado nacional, Facundo Moyano, dijo que adhería al proyecto del gobernador. Pero la experiencia histórica, desde Cipriano Reyes hasta Augusto Vandor y Saúl Ubaldini, muestra que es tan difícil transmutar la organización sindical en poder electoral como el plomo en oro. Para colmo, Hugo Moyano aspira al mismo cargo que Scioli, como dejó en claro desde el discurso en River. En el triángulo entre Scioli, Moyano y Cristina también juegan los intendentes.

La comparación entre municipios que privatizaron la recolección de residuos según un modelo anacrónico, oneroso y dañino para el ambiente, que se lleva hasta el 40 por ciento de sus presupuestos, y aquellos que la realizan con medios propios (como Berazategui, José C. Paz y Córdoba desde la gestión del primer intendente Mestre) no deja lugar a dudas: bajan los costos y el empleo municipal deja de ser un seguro contra la desocupación para transformarse en una fuerza productiva. Además, organismos nacionales como el INTI y el Conicet han avanzado en un prototipo de usina de reciclaje, de presupuesto moderado y capaz de convertir los residuos en energía.

Desde el gobierno de una provincia quebrada, que depende del endeudamiento y de las transferencias del gobierno nacional es inimaginable que el proyecto de Scioli pueda concretarse contrariando la voluntad presidencial, ya sea que Cristina aspire a ser reelecta o a señalar un sucesor que preserve las líneas centrales de su gestión reparadora de la destrucción neoliberal y de expansión de derechos. Que este Delfín no puede ser Scioli volvió a evidenciarse en la discusión sobre la reforma impositiva. El aporte del impuesto inmobiliario rural a los ingresos provinciales en la privilegiada zona núcleo de la pampa húmeda no pasa del 2 por ciento. Las alícuotas son bajas, la valuación fiscal sobre la que se calcula es ridícula en relación con el precio de mercado de las tierras, el último revalúo data de 1955 y el gravamen se aplica sobre cada partida y no sobre el propietario, con lo cual ignora los fenómenos de concentración y carece de toda progresividad.

Hasta ahora se delinearon tres posiciones, que volverán a cotejarse mañana: la del resucitado Grupo Ahhh... donde radicales, progresistas, libertadores y duhaldistas de todo pelaje volvieron a alinearse con las cámaras patronales agropecuarias como en 2008; la del gobierno nacional que se negó a cualquier conciliación con los activistas que detrás del presidente de la Sociedad Rural, Hugo Biolcati, y del dirigente de los estibadores rurales Gerónimo Venegas, forzaron las puertas de la Legislatura; y la de Scioli, que impulsó la ley porque la necesita para pagar los sueldos y mantener la provincia en calma pero no se decide a ejercer las facultades que la ley impositiva ya le confirió para decretar el revalúo con su sola firma.

El aporte del inmobiliario rural a la provincia no pasaría de 300 millones de pesos al año, ya que la base de cálculo seguiría muy lejos del valor venal y además se incluyeron escalas que disminuirán la presión para los pequeños productores. En cambio sería unas siete veces mayor el incremento de recaudación por los impuestos sobre bienes personales. Es obvio que esto importa al Estado Federal, pero la provincia no puede de-sentenderse, ya que depende de las transfusiones que recibe de la Nación. Se verá si el campeón de Villa La Ñata atina a gambetear sobre esta estrecha baldosa.

Las costillas de Scioli

Partido
Padrón electoral
Saavedra
17.428
Colón
19.219
Trenque Lauquen
34.327
Benito Juárez
16.333
Guaminí
9.147
Capitán Sarmiento
11.105
Tres Lomas
6.110
Exaltación
21.062
Baradero
25.206
Lavalle
2.964
Roque Pérez
9.276
Salto
25.290
Pinamar
20.192
TOTAL
217.659
Fuente: Junta Electoral PBA.

Los visitantes de Olivos

Partido
Padrón electoral
General Rodríguez
55.027
General San Martín
318.462
José C. Paz
178.312
Navarro
12.707
Arrecifes
22.513
Avellaneda
277.271
Berazategui
223.347
Cañuelas
35.082
Lanús
376.987
Presidente Perón
49.253
Chacabuco
38.596
Chivilcoy
51.898
Pehuajó
31.541
Balcarce
36.401
Partido de la Costa
54.948
Bahía Blanca
231.485
Monte Hermoso
5.983
Azul
51.936
Tapalqué
7.578
TOTAL
2.059.327
Fuente: Junta Electoral PBA.

© Escrito por Horacio Verbitsky y publicado en el Diario Página/12 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el domingo 20 de Mayo de 2012.


Luz y sombra...


Scioli entre Cristina, Biolcati, Moyano y los Intendentes.

La resistencia oligárquica, trasfondo de la controversia entre Nación y Provincia. Un gobierno blando con los poderosos y cruel con los débiles. Una delegación oficial llevó documentos, salud y planes a las cárceles visitadas por Mariotto. Pero los prisioneros siguen siendo rehenes del mecanismo perverso de prebendas y castigos implantado por un Servicio Penitenciario que conduce al ministerio de Seguridad. La villa como cárcel sin muros, el dilema entre Estado Penal o Estado Social.

© Escrito por Horacio Verbitsky y publicado en el Diario Página/12 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el domingo 20 de Mayo de 2012.