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lunes, 2 de diciembre de 2019

Murió el obispo Miguel Hesayne... @dealgunamanera...

Murió el obispo Miguel Hesayne, denunciante de la dictadura. Tenía 96 años…



“La Iglesia debe meterse en política", dijo alguna vez el obispo emérito de Viedma, uno de los pocos miembros de la jerarquía eclesiástica que denunció al terrorismo de Estado.

© Publicado el domingo 01/12/2019 por el Diario Página/12 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Miguel Hesayne, obispo emérito de Viedma, murió este domingo. Fue uno de los pocos miembros de la jerarquía de la Iglesia católica que denunció durante la dictadura las violaciones a los derechos humanos, junto con Jorge Novak, Jaime de Nevares y Enrique Angelelli. Nacido en Azul, provincia de Buenos Aires, estaba por cumplir 97 años. 

Hesayne se había ordenado como sacerdote en 1948, a los 26 años, en el seminario San José de La Plata. En 1975, pocos meses antes del golpe militar del 24 de marzo de 1976, fue nombrado obispo de Viedma. Desde ese lugar denunció los secuestros y desapariciones.

“La tortura es inmoral, la emplee quien la emplee"

El 21 de abril de 1977 Hesayne intentó presentar al ministro del Interior de la dictadura, Albano Harguindeguy, de visita en Río Negro, los casos de violaciones a los derechos humanos que se denunciaban en el Obispado. “Regresé de dicha entrevista angustiado, apenado y embargado de un gran temor por el futuro inmediato de nuestro país”, escribió tres días en una carta dirigida a Harguindeguy.

Hesayne dijo entonces haber comprobado que no se trataba de “errores cometidos por algunos” sino que “desde la alta oficialidad se reniega prácticamente del Evangelio al ordenar o admitir la tortura como medio indispensable”. También señaló públicamente: “La tortura es inmoral, la emplee quien la emplee. Es violencia y la violencia es antihumana y anticristiana”.

Su declaración en el juicio por la muerte de Angelelli

En 1985, Hesayne declaró en el Juicio a las Juntas. En 2006 fue también uno de los testigos en el juicio por la muerte del obispo Enrique Angelelli, a la que calificó como un “martirio”. Recordó que Angelelli le dijo que estaba siendo perseguido y le manifestó su intención de renunciar porque veía cómo le estaban matando a sus ovejas, ya que no podían –o no habían logrado– matarlo a él.

A los pocos días de la muerte del obispo riojano, Hesayne recibió un anónimo en carta expresa con matasellos de Córdoba en la que le decían más o menos estas palabras: “No siga hablando, ya hemos callado a Angelelli”.

Frente a la pobreza

En democracia, Hesayne mantuvo en alto su voz contra las políticas de ajuste. En los '90 se opuso abiertamente a la política económica del menemismo. Defendía la necesidad de que los hombres de la iglesia participaran en política, y recurrió a la publicación de cartas como modo de hacer escuchar sus cuestionamientos.

En 1999 le escribió a Carlos Menem, en medio de una polémica que el entonces presidente mantuvo con el titular de Cáritas de Argentina, el obispo Rafael Rey. Menem aseguró que en su gestión la pobreza había bajado, Rey lo desmintió, con la aclaración de que había aumentado en relación a los cinco años previos. Menem acusó a Rey de "mentiroso"· Hesayne decidió entonces escribir su carta. "Ud. puede hasta engañar al Papa con sus falacias políticas, pero no a Jesucristo, para quien todos sabemos que verdaderamente hoy la pobreza es demasiada".

En 2001, con otra carta, criticó las políticas neoliberales de Fernando de la Rúa. "Su gobierno viene tomando medidas que son un genocidio de guante blanco", sostuvo. Y se preguntó si era lícito que el presidente siguiera comulgando.

Durante la presidencia de Eduardo Duhalde salió al cruce de los pedidos de que necesitaba tiempo para salir de la crisis. “Con la 'caridad limosnera' o 'ayuda social' no se cumple con la justicia social. El primer derecho de un hombre o de una mujer es el trabajo dignamente remunerado. Van a ser 26 años que vengo escuchando la promesa de que, una vez arregladas las grandes finanzas y pagadas las deudas del Estado se va a encarar la solución del problema social en forma digna. Se lo oí al ministro Martínez de Hoz en noviembre de 1976, en al aula episcopal pidiendo paciencia a los obispos. Y ahora se escucha de Ud. y colaboradores que se tenga paciencia".

El obispo se destacó durante toda su trayectoria por su compromiso social y por su tarea en defensa de los derechos humanos, aun cuando esto lo llevó a enfrentarse con muchos de los miembros de la jerarquía católica argentina. En 1995, cuando tenía 72 años de edad y todavía le faltaban tres para llegar al límite establecido por la Iglesia para abandonar el gobierno pastoral de una diócesis, renunció a su cargo. Desde su retiro se dedicaba a la formación del laicado, en la ciudad de Azul.





domingo, 3 de abril de 2016

Robert Cox. Un pionero en las denuncias contra la dictadura… @dealgunamanera...

Robert Cox. Un pionero en las denuncias contra la dictadura…


El editor del Buenos Aires Herald fue protagonista en la búsqueda de la verdad sobre los desaparecidos.

© Publicado el martes 29/03/2016 por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. 


En su paso por Argentina, el presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, rindió homenaje a las víctimas del terrorismo de Estado y recordó a los extranjeros que "lucharon mano a mano con los argentinos por los derechos humanos", entre ellos el editor del Buenos Aires Herald, Robert Cox. Este domingo, Perfil reveló audios inéditos de entrevistas que Cox realizó al represor ex ministro de Interior de la dictadura Albano Harguindeguy.

El mandatario estadounidense resaltó a "periodistas como Bob Cox, quienes con gran valentía informaron sobre los abusos contra los derechos humanos a pesar de las amenazas contra ellos y sus familias".

En 2009, Cox recibió el Premio Perfil Nacional a la Libertad de Expresión por su desempeño en el diario. Robert Cox llegó a la Argentina en 1959, contratado como redactor por el Buenos Aires Herald. Su influencia en el periódico fue tal que lo llevó a modificar completamente su dinámica y diseño, transformando un pequeño boletín dedicado principalmente a proveer información británica, en un diario respetado, del cual fue designado director en 1968.


Como cronista, el periodista británico iba personalmente a las rondas de las Madres de Plaza de Mayo y, también constató que los militares utilizaban los crematorios del cementerio de la Chacarita para incinerar los cuerpos de los desaparecidos. En los audios revelados este fin de semana, se percibe cómo Cox reclama por los desaparecidos al tiempo que denuncia que el trabajo de los jueces que avalan los hábeas corpus es inútil.



Harguindeguy respondió con fuerte tono desafiante: "En cuanto aparezca la lista (de desaparecidos) tienen dos horas para encontrarme 15 nada más. Nada más que 15 casos falsos. Yo voy a decir que en esos 5000, estos 15 están en esta situación, estos fueron liberados, o están aquí, o están allá, del resto ni me ocupo y lo tiro al canasto de los papeles. Porque si en dos horas comprobé 15, olvidate. Estoy esperando que salga la lista. En las dos primeras horas voy a demostrar 15 casos falsos".

Y admitió entrelíneas que los desaparecidos estaban muertos al ufanarse que "no era Jesúcristo" y "no podía decir "Lázaro, levántate y anda".


El viernes 25 pasado, Cox invitó a su departamento a distintas personas relacionadas con la resistencia a la dictadura. Se trató de un cocktail reservado entre quienes asistieron el CEO de Perfil Jorge Fontevecchia y Tex Harris, también mencionado por Obama. Harris fue el enviado permanente en la Embajada de Estados Unidos en Buenos Aires de la Secretaria para Derechos Humanos y Asuntos Humanitarios del presidente James Carter entre 1977 y 1980.


La española María Consuelo Castaño Blanco también estuvo entre los invitados del ágape. Ella fue ilegalmente arrestada junto a sus tres pequeñas hijas en 1979 sólo por estar casada con un argentino buscado por la dictadura. Escribió un libro contando su historia, uno de cuyos ejemplares obsequió a Fontevecchia durante la velada.


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viernes, 25 de noviembre de 2011

Ni Dios los perdona... De Alguna Manera...


Tres ex generales y un obispo muerto... 

El juez procesó a los jefes militares como “autores mediatos” del asesinato.

Es la primera causa que involucra al entonces ministro del Interior, Albano Harguindeguy. El juez concluyó que el entonces obispo de La Rioja fue asesinado para acallar sus denuncias sobre violaciones a los derechos humanos.

© Publicado por el Diario Página/12 el viernes 25 de Noviembre de 2011.

El dictador Jorge Rafael Videla, su ex ministro Albano Harguindeguy y el ex comandante del Tercer Cuerpo de Ejército, Luciano Benjamín Menéndez, fueron procesados con prisión preventiva por el homicidio del ex obispo riojano Enrique Angelelli en 1976. El juez federal de La Rioja, Daniel Herrera Piedrabuena, consideró probado que el siniestro que le costó la vida a Angelelli fue un “accidente automovilístico provocado”, en respuesta a las denuncias por los asesinatos de religiosos en la localidad de Chamical. El religioso tenía en su poder al momento del asesinato documentación sobre crímenes de la dictadura que terminó en el despacho de Harguindeguy, entonces ministro del Interior, quien a diferencia de Videla y Menéndez todavía no fue condenado en ninguna causa.

La decisión del juez federal de La Rioja incluyó además al ex segundo jefe del escuadrón de tropas en Chamical, Luis Estrella, y al ex comisario y por entonces jefe del Servicio de Informaciones de la policía riojana, Juan Carlos “la Bruja” Romero. Por los cargos jerárquicos que ocupaban en la estructura represiva ilegal, los cinco procesados fueron considerados autores mediatos de homicidio calificado y asociación ilícita agravada.

El magistrado consideró probado que la dictadura hizo inteligencia sobre sacerdotes que trabajaban con sectores pobres y con campesinos que luchaban por sus tierras y que el crimen de Angelelli se enmarcó “en un intento por evitar que las denuncias por violaciones a los derechos humanos y asesinatos tomaran estado público, sobre todo en el exterior, ya que el religioso cordobés tenía llegada a altas jerarquías de la Iglesia en distintos lugares del mundo”.

“Previo a la muerte de monseñor Enrique Angelelli existía un cuadro de persecución a ciertos sectores de la Iglesia Católica, que se exteriorizaban desde años anteriores al golpe de Estado del 24 de marzo de 1976, lo que es corroborado por distintos testimonios y, como se señalara anteriormente, concluyeron en los homicidios de Longueville, Murias, Pedernera y de monseñor Angelelli”, advirtió el juez en una extensa resolución de 120 carillas, dictada a 35 años de los hechos. Los sacerdotes Gabriel Longueville y Carlos de Dios Murias habían sido asesinados en Chamical el 18 de julio de 1976 junto con el laico Wenceslao Pedernera. Angelelli intentaba desentrañar los crímenes y llevaba “una carpeta con información que había recopilado”, escribió el juez, y agregó que el obispo “temía por su vida” porque “era perseguido por la policía provincial”.

El accidente provocado en el que murió Angelelli ocurrió el 4 de agosto de 1976. El vehículo, una camioneta Fiat 125 que manejaba el propio obispo, fue siniestrado cerca de la localidad de Punta de los Llanos. Su acompañante, el ex sacerdote Arturo Pinto, resultó herido, pero sobrevivió. En el mismo año, el primero de la dictadura, la Justicia local cerró el caso en la interpretación de que se trató de un accidente. El expediente se reabrió tras el retorno de la democracia en 1984, cuando comenzó a investigarse el homicidio, pero volvió a ser archivado a raíz de la sanción de las leyes de punto final y obediencia debida.

Herrera Piedrabuena consideró probado, en base al testimonio de Pinto, entre otros, que la camioneta Fiat 125 fue arrinconada por otro vehículo. Testigos que acudieron al lugar confirmaron la presencia de policías y personal civil de inteligencia del Ejército, que estaba bajo la órbita del procesado Menéndez, que “apuntaban con Itakas” para que los pobladores se alejaran. El magistrado relató también que, antes de partir desde Chamical rumbo a La Rioja, el sacerdote Pinto había hecho revisar el vehículo en una estación de servicio, por lo cual “la camioneta estaba en perfectas condiciones para viajar”. Partieron a las 14.30 por la Ruta Nacional 38 y tomaron por un “camino viejo de la ruta” para evitar ser “hostigados”. Según el relato de Pinto, un vehículo blanco se acercó en la misma dirección que el que conducía Angelelli y realizó una maniobra “intencionalmente brusca por el lado izquierdo, provocando que volcara”.

El procesamiento de Videla, Menéndez y Harguindeguy incluye una resconstrucción de la obra pastoral de Angelelli, con citas de sus sermones y testimonios sobre el trabajo que realizaban los sacerdotes provinciales para evitar que los campesinos fueran expropiados de sus tierras por grandes empresas. Angelelli había viajado en abril de 1976 para entrevistarse con Harguindeguy en Buenos Aires y pedir la libertad del párroco de la localidad de Olta, Eduardo Ruiz, y mantenía reuniones con altas jerarquías de la Iglesia, ante quienes planteaba una y otra vez sus denuncias, tal como surge de la correspondencia con monseñor Vicente Zazpe. “Era clara la amenaza de que la represión que se estaba llevando a cabo en la Argentina alcanzara trascendencia internacional”, concluyó el juez para explicar el móvil del crimen.