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martes, 26 de febrero de 2013

Desacreditar al emisor para cautivar al receptor… De Alguna Manera...


Comunicación en la era K: desacreditar al emisor para cautivar al receptor…

 Clarín Miente--- ¿Y el Gobierno Nacional?...

Durante la era del kirchnerismo, y más aún cuando Kirchner se pelea con el Grupo Clarín y negocia con Diego Gvirtz la llegada a la TV Pública, la estrategia comunicacional del Gobierno fue la de estigmatizar a todos los medios de comunicación masivos que poseen una línea editorial contraria a la gestión y mantener una postura de victimización frente a ellos. A partir de esa táctica es que surge el mal llamado “periodismo militante”. La libertad de expresión, como excusa entre ambos bandos.

Está de más decir que lo que acontece en la función pública y lo que llega al ciudadano como información, tiene al medio de comunicación como el distribuidor de esos sucesos. El Gobierno kirchnerista implementó mediante emisoras del Estado o medios de empresas allegadas, la estrategia de restarle credibilidad a todos los mensajes críticos a la administración de Cristina Fernández. Los análisis que realizan los medios de comunicación oficialistas siempre parten de la firme hipótesis de una operación de prensa, poniendo la misma relevancia si la noticia se trata de la compra de una cartera Louis Vuitton de la Presidenta o del trágico accidente de Once que dejó 51 muertos y por el cual están procesados dos ex funcionarios.

No se sabe, a ciencia exacta, cuánto influyó esta estrategia de desacreditar al emisor de mensajes en el abultado 54 por ciento que logró la actual mandataria en octubre pasado, pero se podría afirmar que los medios allegados al oficialismo mermaron los efectos de los mensajes críticos, que tanto machacan a diario medios opositores. Los medios anti kirchneristas apostaron a una fuerte agenda negativa al Gobierno que no tuvo efecto empírico, al menos en la elección última, aunque sí parece haberlo tenido en este 2012 en algunas protestas, que con el correr del tiempo se convirtieron en masivas.

El Gobierno tomó a la productora Pensado Para Televisión como aliada para que, desde el  buen uso del archivo, llegue a un público generalmente informado e interesado por la política.  La idea fue y es desmentir constantemente las informaciones de medios opositores que afecten a la gestión peronista y a sus integrantes, dejando siempre al Gobierno nacional como víctima de contenidos periodísticos que puedan perjudicarlo en la opinión pública. Además de los programas de esta productora (678, TVR y Duro de Domar), se sumó la web Diario Registrado, con la misma función que los mencionados programas. También el diario Tiempo Argentino, perteneciente al grupo Veintitrés, nació para desmantelar supuestas operaciones de prensa contrarias al Gobierno.

Una muestra de cómo repercutió en el receptor esta estrategia de victimización y de desacreditar al emisor que realizó el gobierno nacional mediante sus medios se refleja en las redes sociales o foros de portales de noticias, donde los aficionados a la gestión K aducen como “una opereta de Clarín” los puntos flojos del Gobierno que salen a la luz. Como ejemplo se puede citar el desprecio que hace el gobernador Gildo Insfrán en Formosa a la comunidad QOM, la ley de ART que los legisladores del Frente Para la Victoria votaron junto al Pro en detrimento de los trabajadores, el impuesto al trabajo sostenido por esta administración y la ausencia de políticas federales de transporte, entre otras cosas. El Gobierno, mediante esta táctica comunicacional, logró reafirmar la postura de los que simpatizan con la gestión.

Aquel 8 de noviembre en el que la periodista Cynthia García entrevistaba a los que protestaban en el cacerolazo, la columnista de 678 sabía de ante mano que indagaba a consumidores de medios con una postura firme contraria al Gobierno. García, con más desprecio que respeto a los entrevistados, los enfrentó haciendo el mismo planteo que dicho programa realiza en cada una de las emisiones.

Periodismo ¿militante?

Desde medios opositores han tildado como periodistas “militantes” a aquellos comunicadores defensores de la gestión kirchnerista. ¿Pero un militante no es acaso una persona que realiza actividades en forma desinteresada en algún partido político, organización barrial u ONG? El periodista del medio oficialista, aunque realice un argumento que puede ser válido para defender a la administración K, lo hace cobrando un sueldo pagado por el Estado o por una empresa partidaria al Gobierno.

En todo caso, al periodismo militante se lo puede encajar dentro de aquellos blogs kirchneristas que defienden a la gestión por pura convicción y no por la incentivación de un salario.

La libertad de expresión como excusa

Desde el inicio del debate de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual hasta el famoso 7D, tanto el Gobierno como Clarín pusieron a la libertad de expresión como bandera a defender. La empresa de medios más importante del país buscó salvar así su gran hegemonía en el mercado mientras quedó en evidencia que el Gobierno trató de no perjudicar a empresas cercanas como Telefónica o Uno Medios en la aplicación de la norma.

En este escenario de disputa por el mercado de medios, vale la pena citar a Armand Mattelart, reconocido sociólogo experto en estudios sobre la comunicación que en la década del 70 planteaba:  “Ese principio burgués de la defensa de la libertad de prensa, no es en realidad sino la defensa de la propiedad de los medios de comunicación social, por grupos monopolistas que, mientras estigmatizan la inmoralidad de un grupo político, silencia la inmoralidad de la prensa amarilla, representada por la víctima de la agresión”.

Es innegable que medios como Clarín, TN o la Revista Noticias recurren a elementos ficticios para pretender desgastar la imagen de la Presidenta pero también es evidente la posición de víctima que ha tomado el Gobierno en cuanto a su posición comunicacional para enfrentar los mensajes críticos. Adquirir consenso en la opinión pública es ganar terreno en el poder político y económico y contar con apoyo popular. Esto es, precisamente, lo que buscan tanto el Gobierno como poderosas empresas periodísticas.

© Escrito por Cristian Guimera el lunes 17/12/2012 y publicado por plazademayo.com de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.




domingo, 24 de febrero de 2013

Carta Abierta y el acuerdo con Irán... De Alguna Manera...


Desde Carta Abierta respaldan el acuerdo…

Miradas. Ricardo Forster, Eduardo Jozami y María Pía López, algunos de los intelectuales K. 

Aseguran que lo peor sería que los acusados se negaran a declarar, piden que se revise la causa judicial, critican el rol de la oposición y acusan a los medios por explicarlo mal.

Los intelectuales de Carta Abierta, que en general respaldan las políticas del Gobierno, advirtieron que el acuerdo con Irán para juzgar a los acusados por el atentado a la AMIA es positivo, y cuestionaron a la oposición por difundir conceptos “falsos” sin ofrecer alternativas para descongelar la causa judicial.

“También estaría de acuerdo con una solución negociada en la cuestión Malvinas. Estoy de acuerdo con este memorándum, aunque sepa que Irán tiene intereses contrapuestos a los de la Argentina. Es una salida de política exterior necesaria”, expresó en diálogo con Perfil María Pía López.

Para López no existe ningún riesgo para la Argentina con este entendimiento: “Peor de lo que estamos, no podemos estar”, aseguró. “Lo peor que puede pasar es que los acusados se nieguen a declarar”, sostuvo.

López añadió que es necesario que el memorándum vaya acompañado de una revisión de la causa judicial, en especial del accionar de las fuerzas de seguridad argentinas en relación con el atentado a la mutual israelí.

Ricardo Forster, por su parte, dijo en el programa 6, 7, 8 –que se emite por la TV pública– que el acuerdo es una decisión soberana del Estado argentino para ver si es posible recuperar alguna posibilidad de que algún día se pueda echar un manto de verdad sobre el atentado: “Sin rescindir un principio soberano, sin ni siquiera aceptar el tipo de sociedad iraní. Se trata de hacer un acuerdo con un país que no sabemos si es culpable, porque la causa es muy turbia. El Gobierno está tratando de avanzar y el juez va a tener por primera vez la posibilidad de tomarles declaración a los acusados. Esto es un avance”, explicó.

Para Forster, la oposición formula juicios mezquinos sobre este acuerdo, sin argumentos. Además, consideró que hubo dirigentes cómplices del encubrimiento del atentado, muchos de los cuales –afirmó– forman hoy parte de la oposición. “Tampoco hay alguien que represente a la comunidad judía: hoy la AMIA está gobernada por una combinación de ortodoxos y macristas. Y la gobiernan a su antojo”, expresó.

Eduardo Jozami, en tanto, advirtió que en un principio tanto la AMIA como la DAIA habían aceptado el acuerdo. “El escándalo posterior no se explica sin las presiones de los Estados Unidos e Israel. El aislamiento iraní es prioridad para el Estado judío y el Pentágono no ha descartado bombardear ese país”, explicó el intelectual.

Agregó que el malestar que se generó alrededor del acuerdo es producto de la acción de los medios y de la oposición. “La lógica maniquea que guía a la oposición mediático-política hizo el resto, acumulando una tras otra inexactitudes y simplificaciones”, expresó y reconoció: “El memorándum con Irán no es la panacea para resolver la causa Amia y nadie puede asegurar los resultados, pero no es menos cierto que constituye el único intento para destrabar la causa”.

© Escrito por M. C. el domingo 24/02/13 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.





domingo, 17 de febrero de 2013

Cadena Nacional del Desánimo... De Alguna Manera...

Fijación de creencias…


¿Cómo puede ser que, a pesar de los múltiples errores del Gobierno, la oposición no pueda construir una alternativa superadora? ¿Cómo puede ser que la continua difusión de noticias negativas –por lo que la Presidenta denomina “cadena nacional del desánimo”– no alcance para desilusionar a quienes todavía apoyan al kirchnerismo?

En “Desacuerdo, dogmatismo y la polarización de la creencia”, escrito por Thomas Kelly en 2008, en The Journal of Philosophy, se explica un fenómeno llamado “polarización de la creencia”, por el cual, lejos de que la exposición a una misma evidencia acerque las opiniones de quienes opinan diferente, usualmente el desacuerdo entre ellos será más pronunciado. Ambos creerán lo que ya creían, con más confianza. La evidencia es la suma de datos e informaciones relevantes, desde noticias en los diarios, testimonios de conocidos, datos de la realidad observables, estudios estadísticos y teorías de algún prestigio.

Un buen ejemplo es que los controles de precios no sirven para contener la inflación. Ayer, en su habitualmente provocadora columna de los sábados en Perfil, el encuestador preferido del oficialismo, Artemio López (ver en: http://e.perfil.com/latrampa), dio evidencia de por qué los controles de precios han sido eficaces en el pasado, contradiciendo la experiencia que tenemos todos los que pensamos muy distinto.

El ejemplo que utiliza Thomas Kelly para explicar la “fijación de la creencia” es otro: la controversia sobre si la pena de muerte es disuasiva de delitos graves, tema por el cual en Estados Unidos quienes opinan diferente llevan adelante debates interminables frente a las mismas evidencias. Todo aquel que apoye la pena de muerte interpretará cualquier evidencia que sugiera que la pena capital no es disuasiva como una evidencia engañosa. “Engañosa –dice Kelly– puede no ser sólo por ser malintencionada (el ejemplo de los controles de precios de Artemio López), sino en el sentido de que parece apoyar algo, pero en realidad no lo hace porque hay alguna otra cosa que no sabemos que muestra que ese vínculo de apoyo en verdad no era tal.”

Los individuos que participaron de los experimentos que cita el texto de Kelly no le prestan menos atención a la evidencia opuesta a lo que creen, por el contrario, le prestan más atención. Pero algo obvio es que, en general, los individuos tienden a detectar más falacias en argumentos cuya conclusión es contraria a lo que creen. Algo similar podría pasar con otros casos, como detección de problemas metodológicos en estudios estadísticos que probarían lo contrario de lo que uno cree: “Los participantes consideraron que el estudio que ofrecía evidencia consistente con sus creencias previas era una investigación correctamente conducida que brindaba evidencia importante en relación con la efectividad de la pena capital.

En contraste, descubrieron numerosas fallas en la investigación que contradecía sus creencias iniciales”. Para ello no precisaron “tergiversar la evidencia contraria a su posición, interpretándola como más favorable de lo que de hecho era, vieron los hallazgos hostiles correctamente como hallazgos hostiles. Tampoco simplemente ignoraron o desestimaron tales resultados negativos. En lugar de eso, escrutaron cuidadosamente los estudios que producían tales resultados inesperados y construyeron críticas que eran ampliamente adecuadas”.

Es que sometemos la evidencia a distintos niveles de análisis, somos más exigentes con la que contradice nuestra creencia y mucho más permisivos con la que favorece nuestro punto de vista. La predisposición a buscar explicaciones alternativas de los datos no es nunca independiente de la actitud previa que tengamos hacia la hipótesis. Y, lógicamente, cuantos más recursos cognitivos uno ponga en la tarea de buscar explicaciones alternativas, más chances uno tiene de dar con tales explicaciones, si de hecho hay tales alternativas, como las hay en la gran mayoría de los temas de la vida, más en aquellos a los que se dedican las ciencias sociales.

Si la evidencia aparece como favorable, las personas están dispuestas rápidamente a concluir que la explicación es correcta y a aumentar su confianza en ella como resultado. En caso contrario, tenderán a buscar una explicación alternativa.

Volviendo al ejemplo de los diarios que integramos “la cadena nacional del desánimo” y tomando el caso emblemático de Clarín: tras cada nueva edición con informaciones negativas sobre el Gobierno, a la luz de sus creencias anteriores, los partidarios de Kirchner encontrarán cada vez más evidencia que eleve su confianza porque el solo hecho de que lo publique Clarín “demuestra” que el Gobierno está en el camino correcto. Del mismo modo, quienes discrepan del kirchnerismo, si estuvieran expuestos a los mensajes positivos de 6, 7, 8 o a la cadena de medios oficialistas, reforzarán su creencia confirmando que se trata de un gobierno totalitario. El efecto neto es que cada sector se ve cada vez más alejado en sus posiciones.

“El grado de confirmación que una hipótesis adquiere de un cuerpo de evidencia –explica Kelly– depende no sólo de características intrínsecas del cuerpo y de la hipótesis, y de la teoría implícita que tengamos acerca de cómo funciona el mundo, sino que depende también de la presencia o ausencia de competidores plausibles en el campo. Por eso, la mera articulación de hipótesis alternativas plausibles puede reducir dramáticamente el grado de confirmación que un cuerpo de evidencia brinda a una hipótesis.”

La explicación psicológica es que “cuando nos topamos con datos que parecen ir en contra de lo que creemos, estamos dispuestos a destinar recursos al proyecto de generar hipótesis rivales que expliquen dichos datos. Por otro lado, cuando nos encontramos con evidencia que puede plausiblemente ser explicada por las cosas que ya creemos, típicamente no destinamos recursos adicionales que promuevan generar alternativas”.

“En un primer momento, el tratamiento desigual de información nueva –sostiene Kelly– le resulta a la mayoría de la gente completamente injustificado y potencialmente pernicioso”, característico de “personas de mente cerrada e individuos y grupos que adhieren a dogmas obsoletos. En un examen más minucioso, sin embargo, la cuestión de cuán imparciales debemos ser al evaluar información que confirme o refute nuestras preconcepciones es mucho más sutil y complicada, también porque es inapropiado y erróneo ir por la vida sopesando todos los hechos de igual modo y reconsiderando las creencias propias desde cero cada vez que nos topamos con un hecho antagonista”.

En síntesis, se puede ser igualmente racional y honesto, y sacar conclusiones opuestas frente a la misma evidencia. Ahora, una vez que uno está al tanto del fenómeno de la polarización de la creencia, sabiendo nuestra inconsciente tendenciosidad, podemos corregirla bajando el nivel de confianza en las evidencias que benefician nuestra posición, ejerciendo una discriminación positiva sobre evidencias negativas. Eso ya entra en el terreno de la discusión ética.

© Escrito por Jorge Fontevecchia el sábado 16/02/13 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.


AMIA, revelaciones exclusivas... De Alguna Manera...

La peor amenaza…
Cimitarra. Dibujo Pablo Temes.

Los detalles del mail que recibió Alberto Nisman, fiscal de la causa, son escalofriantes y reveladores.

“Rusito descerebrado, te vamos a matar a vos y a tus hijas. Judío hijo de mil putas, ¿no te das cuenta que cambió la mano?” La brutal amenaza que recibió Alberto Nisman, el fiscal de la causa por el atentado a la AMIA, provocó escalofríos en los empleados del Juzgado Nº 9 que encabeza Luis Rodríguez, donde se radicó la denuncia. No sólo por el texto, sino por algunas fotografías adjuntas al estilo de los carteles narcos mexicanos que no vale la pena describir para no ser funcionales a los cobardes que sólo persiguen intimidar a los que buscan verdad, justicia y condena.  

Uno de los empleados más entrenados en causas complejas subrayó algunas cosas llamativas del correo electrónico que Nisman recibió en la dirección de Yahoo! que medio mundo conoce:

1) En el párrafo donde le ordenan que renuncie a la investigación, le sugieren que busque trabajo en el exterior ya que “tus amigos los gringos te van a ayudar”. El lenguaje antiimperialista ortodoxo de nuestro país identifica a los norteamericanos como “yankys”. El concepto de “gringos” se utiliza sobre todo en países de la región del Caribe, como Venezuela y Cuba.

2) El repugnante texto, plagado del repertorio antisemita, lo firman con vivas a Irán y a Hezbollah. El nombre del grupo terrorista está escrito con la fonética del idioma original y al castellanizarlo colocan una “a” en lugar de la letra “o” para designar lo que literalmente significa el partido de Alá o de Dios. Dice “Hizbalá” y no “Hezbollah”, como en la grafía del inglés.

3) Cuando la amenaza se dirige a las hijas del fiscal, señalan la casa, el club, y mencionan algo muy reservado, con lo que demuestran que tienen un nivel de información importante: hacen una referencia a la mudanza de domicilio que están por concretar en estos días. Vale aclarar que las hijas viven con su madre, la ex esposa del fiscal, la jueza Sandra Arroyo Salgado, en un country muy tradicional pero que, por razones de estudio, efectivamente, decidieron cambiar de domicilio. Tanto el fiscal como la jueza tienen custodia especial de la Policía Federal.

4) Casi como una anécdota de tipeo, Perfil pudo observar en un despacho de un dirigente comunitario que el mail finaliza proclamando la “muerte al sionismo ursupador (sic)” en lugar de usurpador.

La lógica 6, 7, 8 consiste en acusar y apuntar con el dedo, y con foto si es posible, a los periodistas o medios que dan a conocer alguna información no querida por funcionarios, amigos y favorecedores del Gobierno. Si esos muchachos luego sufren algún inconveniente, escraches, abucheos o citaciones de la Justicia, de inmediato responsabilizan a esa prensa de haber provocado la acción. Así, la culpa de la cobarde agresión que sufrió Kicillof fue de Noticias y la silbatina que se comió Boudou fue culpa de Clarín y La Nación.

Si se siguiera ese mecanismo perverso que fomenta la autocensura, se podría decir, entonces, que fue Horacio Verbitsky el que incitó a que se produjeran las amenazas al fiscal Nisman.

Por suerte para todos, eso no es cierto y no existe, desde el lado del periodismo profesional, nadie que tenga la cabeza tan fanatizada como para atribuir cada hecho a una conspiración del enemigo ideológico.

El domingo pasado, en su habitual columna de Página/12, que suele ser un anticipo del pensamiento del Gobierno, mixturado con textos que parecen salidos de partes de inteligencia, el periodista publicó: “Ni Israel, ni Estados Unidos, ni el fiscal Nisman fomentan el acuerdo, por más que en público el fiscal diga que acompañará la nueva etapa. Luego de varios viajes a Israel y a Estados Unidos y de varios años de trabajo conjunto con funcionarios de la Secretaría de Inteligencia interesados en la cooperación con aquellos países en cuestiones de inteligencia y seguridad, se ha vuelto muy sensible a la trama internacional”.

En otro fragmento de su escrito, Verbitsky dice que “el atentado fue parte de una guerra que Argentina no libra pero de la que fue víctima” y perpetra una versión sui géneris de la teoría de los dos demonios cuando coloca al mismo nivel ético a Israel e Irán, porque plantea que “quedar en medio de dos gobiernos fundamentalistas con fuerte impronta religiosa es una calamidad para cualquier Estado democrático”.

Un argumento tan forzado que se transforma en chicana. Irán es un Estado explícitamente teocrático dirigido por un líder religioso supremo que conduce un gobierno político pero sometido a los clérigos. Hace falta mucha intencionalidad para igualar ese sistema con el israelí.

En las elecciones generales de hace 15 días, los partidos religiosos judíos Shas y Judaísmo Unido de la Torá obtuvieron un total de 18 bancas y El Hogar Judío, un partido ultranacionalista y pro religioso, logró 11. Es decir que del total de escaños de la Knesset (Parlamento), esas ideas representan 25 de las 120 que existen, apenas una más del 20%.

El planteo es más grave que la militancia de un periodista porque se trata de la confirmación del viraje chavista del gobierno de Cristina. Y porque recuerda la hermandad estratégica que hubo con Montoneros en los 70. Fue en el sur del Líbano, hoy ocupado por Hezbollah, donde tuvo lugar la famosa foto de Yasser Arafat con Mario Firmenich y Fernando Vaca Narvaja, hoy ministro de Río Negro.

Varios pelotones, alguno encabezado por Rodolfo Galimberti, hicieron en ese lugar su entrenamiento foquista y la capacitación en la colocación de explosivos.

¿Hay una clara decisión de Cristina de integrar la Línea Fundadora del bloque bolivariano y, si el cáncer finalmente derrota a Hugo Chávez, ofrecerse ella misma para continuar el liderazgo? Rafael Correa y Evo Morales presiden dos países demasiado chicos para colocarse en el lugar de la locomotora. Fidel y Raúl están muy erosionados por su pensamiento jurásico y blindado.

Dilma Rousseff huye de esa posibilidad: es una estadista madura que quiere jugar en las ligas mayores del mundo para beneficiar con más justicia social a la mayoría de su pueblo.

Cristina, papisa frustrada, ocuparía con orgullo la comandancia del grupo de países que tienen una sólida alianza estratégica e ideológica con un jefe de Estado como Ahmadinejad, que niega el Holocausto y fomenta la desaparición del Estado de Israel.

Esta es la gran novedad desde el punto de vista político en la Argentina.

Los malabares y papelones que Héctor Timerman tiene que hacer para explicar lo inexplicable y para no soportar más los retos de Cristina son insólitos. Es que el Gobierno nunca pensó que, casi en su totalidad, las entidades más representativas de la comunidad judía, e incluso los no judíos, iban a rechazar en forma tan cerrada el Pacto de Etiopía.

Como dijo el senador tucumano José Cano, ni Luis D’Elía como canciller lo hubiera hecho mejor que Timerman. El piquetero, vocero de facto de Irán, siempre tiene una palabra de elogio para los acusados del peor atentado terrorista producido en la historia argentina.

Cuando se abrazó con Moshen Rabbani en Qom, la ciudad sagrada ubicada a 156 kilómetros de Teherán, y como el cristinismo todavía no había cambiado su opinión respecto del atentado, padeció el ninguneo de los medios K.

En aquel momento desató su ira contra Sergio Szpolski, al que acusó de ser “un sionista, coronel del Mossad” que recibe millones del Gobierno para hacer la comunicación kirchnerista”. Fue tristemente antológica aquella guerra santa por Twitter.

D’Elía dijo que iba a querellar al empresario, que lo acusó de “ser un ladrón” que recibía “cheques de Irán” para defender el régimen triplemente esdrújulo por “misógino, homofóbico y xenófobo”.

A propósito de Rabbani, hay que anticipar que el mayor impacto político lo va a producir el amenazado fiscal Alberto Nisman con un nuevo dictamen que dará a conocer dentro del próximo trimestre.

Se trata de un informe de más de 600 fojas, que después de dos años de trabajo encontró nuevas pruebas que fortalecen la acusación a Irán en general y al ex diplomático Moshen Rabbani en particular.

Incluso, uno de sus discípulos aparece vinculado al atentado en el aeropuerto John Fitzgerald Kennedy. Esto desmiente rotundamente a la Presidenta y al canciller, que dicen que la causa está estancada.

Y hace todavía más cruel el volantazo que se pegó.

La que está congelada es la investigación de la Corte Suprema de Justicia, que sólo junta polvo y vergüenza ajena en los cajones. Cuesta creer que el juez Eugenio Zaffaroni se permita opinar sobre este tema sin esbozar aunque sea una mínima autocrítica.

Si Cristina y Timerman salen del pantano en el que se metieron, la nueva presentación de Nisman va a terminar de desnudar su sinrazón y va a quebrar, tal vez para siempre, la relación entre el oficialismo y la mayoría de las entidades de la comunidad judía.

© Escrito por Alfredo Leuco el domingo 17/02/13 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.