domingo, 20 de marzo de 2016

La visita de Barack Obama y la Escuela de Mecánica de la Armada... @dealgunamanera...

Obama también tiene derecho a visitar la ex-ESMA…


El representante de HIJOS, Carlos Pisoni, y miembros de organismos de derechos humanos afirman que si Obama visita la ex ESMA será “una provocación”. 

© Escrito por Sergio Bufano, escritor y periodista, el jueves 10/03/2016 y publicado por el Diario Clarín de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

La pregunta que surge es: ¿por qué el presidente, miembro del Partido Demócrata de los Estados Unidos, no puede recorrer un centro clandestino de detención? La respuesta se deduce fácilmente: “porque ese país fue cómplice de la dictadura”. Hay un alto grado de ignorancia de la historia sobre lo ocurrido durante los setenta. Mejor dicho, por razones más dogmáticas que reales, sólo debe recordarse aquello que legitima una versión estática, congelada de esa historia. Doy por cierto que si fuera Fidel Castro quien llegara el país, Pisoni y todos los organismos estarían de acuerdo en que el líder cubano visitara ese sitio emblemático de tortura y desaparición.

¿Por qué uno sí y el otro no?

Veamos: entre 1977 y 1981 fue Estados Unidos el país que insistió en Naciones Unidas, una y otra vez, para que el organismo internacional enviara una comisión que investigara la existencia de campos de exterminio. El presidente en ese entonces era Jimmy Carter, perteneciente al mismo partido que Obama. No lo logró, porque Cuba y la Unión Soviética se opusieron tenazmente a que se investigara a la dictadura de Videla. Un dato más, en todos los discursos que pronunció Fidel durante esos años, jamás hizo alusión a los crímenes que se estaban cometiendo en Argentina. 

Como no lo lograba en Naciones Unidas, EE.UU. recurrió a la OEA, organismo en el que Cuba no tenía representación. La moción se aprobó, una delegación visitó Argentina y recibió miles de denuncias de familiares de desaparecidos. Esas denuncias recorrieron los medios de todo el mundo, provocando la indignación de las naciones del planeta. Mientras Cuba permanecía en silencio.

En esos años David Viñas y Gustavo Roca viajaron a La Habana en representación de Argentina. Lo hicieron desde el exilio. Viñas denunció, de regreso a México, qué había pasado. Como en todas las reuniones internacionales, ya había sido elaborado un documento para que firmaran las delegaciones. Al leerlo, Viñas y Roca se sorprendieron porque se denunciaba a las dictaduras de Chile, Paraguay, Brasil, Bolivia, etc. Pero Argentina no figuraba. Creyeron que era un error, alguien había tipeado mal el texto. Y reclamaron. La respuesta de Armando Jara, Ministro de Cultura, fue que para Cuba el régimen de Rafael Videla no era una dictadura, sino un “gobierno autoritario”.

En la confitería La Paz, de Corrientes y Rodríguez Peña, donde David concurría diariamente a leer diarios y borronear un cuaderno, quien esto escribe escuchó por segunda vez su relato: “insistimos en que debía incluirse la dictadura de Videla y encontramos una férrea oposición. Entonces decidimos que la delegación argentina se retiraba. La advertencia surtió efecto, porque hubiera sido un escándalo internacional. Fue Gustavo Roca el que escribió el texto que finalmente se incorporó al documento oficial”. 

A pesar de lo ocurrido, Fidel Castro nunca pidió perdón y fue agasajado por dirigentes de organismos de derechos humanos. ¿Lo perdonamos? Está bien, lo perdonamos, pero no edifiquemos historias entumecidas que dibujan un pasado ficticio. Obama también tiene derecho a visitar la ex ESMA. 


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