sábado, 28 de marzo de 2015

Sitiando al Ctibank... De Alguna Manera...

Citibank Argentina fue suspendido para operar en el mercado de capitales… 


La Comisión Nacional de Valores (CNV) dispuso este viernes la suspensión preventiva de Citibank Argentina para operar en el mercado de capitales local por considerar que, a partir de la firma de un acuerdo con ​fondos de inversión demandantes en la causa NML contra la Argentina en trámite en el juzgado del juez Th. Griesa, no actuó de acuerdo con la legislación local vigente.

La medida adoptada por la CNV se encuadra en el artículo Nº 141 de la Ley de Mercado de Capitales, por considerarse que existe una situación de grave peligro e incertidumbre para los tenedores de bonos de deuda reestructurada, que deben recibir el pago de rentas correspondientes a los BONOS PAR regidos por Ley Argentina pagaderos en dólares cuyo próximo vencimiento opera el 31 de marzo.

Como es de público conocimiento, el acuerdo firmado por Citibank le permite a la filial Argentina del banco transferir los pagos de los vencimientos del 31 de marzo y 30 de junio, de 2015, pero tal acuerdo (convertido luego en orden por el Juez Griesa) aplica sólo a Citibank Argentina y nada más que a Citibank Argentina. Esto significa que el acuerdo firmado deja sin protección al resto de las instituciones que participan en el proceso del pago de los bonos, detalla el comunicado de la Comisión.

Asimismo, en dicho acuerdo se hace manifiesta la intención unilateral del Citibank, sin previa consulta a la autoridad regulatoria, de abandonar el negocio de custodio que la entidad posee en la actualidad, generando incertidumbre a los acreedores titulares de bonos.

La situación se agrava porque según el acuerdo firmado un futuro custodio se vería impedido de pagar, ya que sólo autoriza a procesar el pago a la filial argentina.

El acuerdo firmado atenta especialmente contra los intereses de los bonistas, en la medida que no asegura su cobro efectivo y excluye el legítimo derecho por parte del propio Citibank local para apelar eventuales decisiones judiciales que contraríen los intereses de los​ bonistas comprometiendo el cumplimiento de la ley Argentina.

Establecida la suspensión preventiva, la CNV designó a Caja de Valores S.A. para administrar las cuentas de depósito de Citibank Argentina y procesar los pagos correspondientes en cada caso.

Además, el Merval y Mercado Abierto Electrónico (MAE) deberán arbitrar los medios para atender los requerimientos de los clientes de Citibank Argentina y liquidar las operaciones que hubieran quedado pendientes.

Por último, es importante aclarar que esta suspensión no afectará la operatoria del Citibank en su carácter de entidad bancaria.

El acuerdo, como disparador para esta decisión

El sábado pasado, el juez federal de Nueva York Thomas Griesa autorizó al Citibank a pagar a fin de mes el vencimiento de los bonos de los tenedores de deuda reestructura bajo jurisdicción nacional.

Dos días después se supo que esa autorización respondió a un pacto. El fondo NML Capital, del magnate Paul Singer, salió a afirmar que el cambio de postura del magistrado (que antes había denegado el pedido al Citi) obedeció a un acuerdo que sellaron con el banco estadounidense y que tuvo el aval de Griesa.

En el marco de ese acuerdo, el banco estadounidense decidió retirar la apelación contra el fallo de Griesa, a cambio de que el juez los habilite por cuarta vez al pago de los títulos y, tras ello, poder salir del negocio de custodia de los bonos con ley nacional sin sufrir "las amenazas del gobierno argentino".

Esta maniobra puede perjudicar en el futuro la estrategia de negociación de la Argentina en el litigio.

El miércoles, el ministro de Economía, Axel Kicillof, consideró "violatorio de las leyes argentinas" el acuerdo que firmó el Citibank con los fondos buitre.
Aseguró que "el Citibank, en letra chica del acuerdo, parece estar queriendo eludir las leyes argentinas y, al mismo tiempo, quedar bien con los buitres, favoreciéndolos".

Casi en simultáneo, Griesa emitió una orden donde prohíbe que el dinero llegue a los bonistas porque bloqueo esa posibilidad en otro punto de la cadena de pagos, el Euroclear.

Kicillof había anticipado en su conferencia de prensa que cursaría comunicaciones a todos los organismos de regulación como laComisión Nacional de Valores, la Inspección General de Justicia y el Banco Central de la República Argentina, sobre el reciente acuerdo que suscribió el Citibank y los fondos buitre para que evalúen las implicancias de su proceder. Este viernes, el CNV tomó cartas en el asunto.


© Publicado el viernes 27/03/2015 por http://www.minutouno.com de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

La Negra Vernaci vuelve a la radio... De Alguna Manera...

Elizabeth Vernaci: “Me encantaría que tengamos un gobierno pacífico”... 

Diferente. La Negra Vernaci fue despedida inesperadamente de la Rock & Pop. Reconoce que tiene dos juicios paralelos en marcha contra Matías Garfunkel, aunque asegura que en su vida prefiere barajar y dar de nuevo de cara al futuro. Foto: Sergio Piemonte

Regresó a la radio luego de un año alejada del medio. Asegura que no le guarda rencor a Pergolini, aunque aclara que nunca volvería a la Rock & Pop.

Más de un año pasó desde la última vez que Elizabeth Vernaci estuvo al aire.  Su despido de la Rock & Pop tomó por sorpresa al mundo radial y la obligó a un año sabático que no estaba en sus planes. Ahora que le llegó el tiempo de volver, lo que tampoco estaba en el cálculo de la mayoría era que lo hiciera en una radio debutante, que a poco más de una semana de arrancar con su programación (el encargado de abrirla el 9 de marzo fue Ernesto Tenembaum, de 7 a 10) aún no tiene definido su perfil musical ni un logo que la represente. Radio con Vos, RCV 89,9, es el desafío de Endemol al que se subió la Negra casi con el mismo equipo que el deNegrópolis (siguen Humberto Tortonese y Alejandro Bercovich con política y economía, y se sumaron Diego Della Salla, María Carámbula y Miguel Granados, entre otros) que irán al mismo ritmo de siempre de 10 a 14.

—¿Qué condición sine qua non tenía que tener esta radio para que dijeras que sí?
—Necesitaba que no fuera una radio de dueños con intereses políticos. En un año electoral, necesitaba que no me condicionaran a hablar con quien no quiero. Que no me dijeran: “Como tengo toda la pauta del Gobierno necesito que hables con equis”.

—Zafaste…
—Re zafé. Me hicieron el gran favor de mi vida. Ojo, tampoco quiero estar en una radio que odie todo lo que pasa en el país. No me interesa mandar un mensaje constante de “que se termine esta mierda que nos vamos a morir”. El Apocalipsis no. Tranquilos, chicos. Ya viene, van a votar.

—¿No te condiciona en nada trabajar en un año electoral?
—Me condiciona, pero esta radio, al tener dueños que, hasta donde sé, no reciben plata de ninguna de las partes, me da la libertad de no hacer la nota que no quiero o de preguntar lo que se me antoja.

—¿Dónde creés que van a estar después de octubre los dueños de medios que simpatizan con el Gobierno?
—La gente va a ir donde le convenga. Debe haber algunos que lo hacen por convicción, que lo hacen visceralmente, que creen en los proyectos. Pero eso lo veremos después de octubre. Vamos a ver quiénes siguen estando. Igual, vendrán otros que pongan la pauta. Un cambio de figuritas, nada más. Por eso no me interesa la política.

—¿Seguís lo que dicen las encuestas?
—Me chupan un huevo. Lo que me encantaría es que tengamos un gobierno en el que todo sea pacífico y verdadero. No me gustan las camas, la poca justicia, las cosas turbias ni embarrar la cancha de nadie. Sé que la política es eso, por eso no me interesa. Me gustaría elegir al candidato que sea, poder decirlo y que en Twitter no me maten. Respetar la opinión del otro nos hace falta.

—¿Te guardaste muchas cosas este año en el que no saliste aire?
—Hay momentos para hablar y otros para callarme. El año pasado sentí que era el momento de callarme la boca. No tuve la necesidad de salir a hablar en ningún lado. No es que tengo todas las palabras juntas y estoy por estallar, para nada. Yo callada pienso. No tengo odios ni rencores absolutos, no voy a arrancar el programa haciendo una arenga.

—¿No te sentiste rara estando afuera?
—Muchas veces estuve afuera. Trabajo desde los 20, ya hace 33 y me tomé varios años sabáticos, pero por voluntad propia. Esta vez fue ajena la decisión. Un cimbronazo, más que nada económico, porque la radio me retuvo la guita. Era muy difícil, me dejaron sin laburo y sin guita. ¿Qué?, ¿querés cogerme, también? Más allá de eso, trabajé mucho conmigo hasta que apareció esta oportunidad. Antes me llamaron muchos, pero no tenía ganas de ir a otra radio. Necesitaba hacer mi duelo. No de haber sido echada, porque habla bien de mí que esa gente no me quiera, sino de dejar de trabajar con mis amigos.

—Impusiste un estilo de conducción femenina que rompió estereotipos. ¿Sentís que esas formas funcionan en otras locutoras?
—Laburé con tipos todo el tiempo, y si no hacía eso me pasaban por arriba. Hubiera sido la minita para decir la temperatura y la hora. ¡Esta iba a ser eso! Pero no escucho a otras minas y hace un año que directamente no escucho radio. Nada. No lo hago porque me aburren los discursos, la gente que no para de escucharse y habla sin parar. Quieren convencerse de una idea y lo hacen desde el discurso más abrumador. Me cansan. Hay que dejar de escucharse a uno y empezar a escuchar a otro.

—En la entrega de los Oscar, Patricia Arquette habló de las diferencias que Hollywood hacía entre hombres y mujeres. ¿Te tocó ganar menos dinero que un hombre cuando comenzaste en Rock & Pop?
—Seguramente cobraba menos que un tipo, pero nunca haría de eso un discurso para que me pagaran más. Siempre creí que debía hacerme indispensable, como para que me necesitaran y me pagaran más. Nunca me importó lo que ganaran los demás, me manejo con lo que necesito. No la quiero toda, sino la que necesito. Seguramente en algunos trabajos las minas necesitan más seguridad. No es mi caso. Siempre me dieron mi lugar. Para mí trabajar con los mejores es aprender de ellos. No voy a desaprovechar esas oportunidades para quedarme en el discursito del tipo “el otro habló más que yo”.

—¿Volviste a hablar con Mario Pergolini?
—No, pero si tuviéramos que hacerlo sucedería perfectamente. No hay ninguna animosidad de ninguno de los dos, más que un momento que nos tocó vivir en medio de una situación de mierda. Yo a Mario lo quiero, y lo voy a seguir queriendo y respetando.

—¿Podrías trabajar con él?
—Nunca volvería a trabajar a la Rock & Pop, pero trabajaría con él. Aunque Mario tiene una apuesta de radio que se ve, que a mí no me interesa. El es el señor rock, yo la señora pop. No me gusta, quizá a los pendejos sí. A él le divierte, a mí no me provoca nada. Estar frente a un micrófono me llena el cuerpo, pero que haya una cámara me la baja mal.

—¿Cómo sigue tu juicio a Matías Garfunkel?
—Es algo que avanza, son dos juicios paralelos que ni me interesa cuándo se van a resolver. Cuando pase, pasará. Pero no quiero ni hablar de ellos. Es como volver atrás. Para mí la mejor apuesta es barajar y dar de nuevo, y ponerme a laburar con mis amigos.

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© Escrito por Alfredo Mera el sábado 28/03/2015 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.




martes, 24 de marzo de 2015

Inflación real: Cómo es el Índice Crítica... De Alguna Manera...

Inflación real: Cómo es el Índice Crítica...




Cada semana, se publicará un índice de costo de vida que reflejará la inflación real - no la que surge de las cifras oficiales-. El relevamiento estará a cargo de la consultora Equis, del sociólogo Artemio López, y tomará en cuenta el consumo del lector promedio de este diario.

Según el ÍNDICE CRÍTICA, la inflación real correspondiente al mes de enero y para el consumo del lector medio trepó al 1,98 por ciento. (Enero 2008)

La inflación de enero fue, según el Índice Crítica, del 1,98 por ciento. La canasta de consumo del lector promedio, jefe de familia de un hogar tipo de cuatro miembros, saltó de $ 3.630,4 en diciembre a $ 3.702, 13 a fines del primer mes del año.

El índice, que elabora la consultora Equis (ver gráficos e informe completo en: http://www.criticadigital.com.ar/descargas/canasta0108.pdf) incluye los costos alimentarios y no alimentarios de una familia tipo con ingresos totales entre $ 4.500 y 7.500 pesos.

El estudio que realizará semanalmente la consultora que dirige Artemio López toma en cuenta la composición de gastos de un hogar medio (estratos C2-C3), que según la Encuesta Nacional de Gastos de los Hogares dedica el 33,3% a consumo de alimentos y bebidas, 16,1% a transporte y comunicaciones; 10,2% a vivienda; 8,3% a indumentaria y calzado; 8,2% a esparcimiento y cultura; mientras que el resto corresponde a equipamiento del hogar (7,2%); salud (7%); bienes y servicios varios (6,2%), y educación, (3,5%).

De acuerdo con la medición, un hogar de ingresos medios necesitó en enero $ 1.229,11 para comprar alimentos y bebidas, $ 307,28 para calzado y ropa, $ 340,6 para alquiler y servicios públicos, $ 281,36 para equipamiento y funcionamiento del hogar, $ 236,94 para atención médica y medicamentos, $599,75 para transporte y teléfono, $ 322,09 para esparcimiento, $ 155,49 educación y $ 229,59 para bienes y servicios diversos.

La medición releva los precios de una canasta básica alimentaria de 2.700 k/calorías para un adulto equivalente, lo multiplica por el número de integrantes del hogar y le agrega los rubros de los gastos no alimentarios.

La canasta básica alimentaria para un adulto de entre 30 y 59 años costó en enero $ 342,79, según el relevamiento de precios realizado para el Índice Crítica.

Los hogares que integran los estratos C2 y C3 representan el 40% de la población.

© Publicado el lunes 04/02/2008 por el Diario Crítica de la Argentina de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Los otros vuelos de la muerte... De Alguna Manera...

Escenas del final…


Personas subiendo por la escalerilla de los aviones, incluso niños. Bolsas que aparentaban tener cuerpos adentro que pasaban de camiones a aviones. Los datos surgen de numerosos testimonios de personas que hicieron el servicio militar durante la última dictadura, en Campo de Mayo.
Una chica muy joven, adolescente, subía muy lentamente por la escalerilla del avión, un Twin Otter canadiense con las insignias del Ejército Argentino. La chica tenía el pelo muy corto, más bien oscuro y a diferencia de otros detenidos, no estaba vendada. Mientras subía, una niña de unos cinco o seis años, de pelo más bien claro, comenzó a ascender rápido por la escalerilla del avión, pasó al lado de la adolescente y llegó hasta el último escalón. Sonriente, saltaba y abría los brazos como si estuviera volando. Se veía que estaba excitada por la situación del vuelo -contó el testigo que presenció la escena- inconsciente de lo que realmente estaba pasando. La niña volvió a bajar por la escalerilla del avión hasta llegar a la pista. La adolescente, entonces, la llamó y la nena subió. La adolescente la agarró de la mano y subieron juntas. Poco después, el avión carreteó para despegar en dirección al este, desde la pista principal del aeródromo de Campo de Mayo.
Miguel Angel Hait hizo el servicio militar obligatorio en la Compañía Helicópteros de Asalto del Batallón de Aviación de Ejército 601, de la guarnición de Campo de Mayo, entre febrero y julio de 1976. Estuvo seis meses, tres semanas y unos pocos días. En 2008 brindó su testimonio a la Justicia sobre las imágenes de ese vuelo, el único que vio, al que ubicó temporalmente entre fines de abril y comienzos de mayo de 1976, a las 8.20 de la mañana, un horario no habitual para esos despegues, que usualmente se hacían en la noche cerrada. Los prisioneros subieron al Twin Otter, una aeronave que según los testimonios de los colimbas volaba con una puerta abierta tapada por una lona y a la que ellos recuerdan que se la llamaba El Verdugo. Hait es sólo uno de los cientos de soldados que declararon en los últimos años, una vez reabierto el proceso de justicia. Su declaración es parte de un relevamiento de testimonios del Programa Verdad y Justicia del Ministerio de Justicia, que estuvo primero a cargo de Luciano Hazan y ahora de Elizabeth Gómez Alcorta, y de la Dirección de Derechos Humanos del Ministerio de Defensa, a cargo de Stella Segado.
“Que allí, después de ocurrido el golpe militar del 24 de marzo de 1976, en el mes de abril de ese año, siendo aproximadamente las 08:20, el dicente había ido a retirar las fichas de vuelo desde la Torre de Control de Vuelos que se encontraba junto al Aeródromo de Campo de Mayo y regresaba hacia la compañía de helicópteros”, dijo. Observó a la derecha dos camiones Unimog camuflados con pintura del Ejército, estacionados ante un avión marca The Havilan modelo Twin Otter, tipo Stol, de despegue y aterrizaje corto.
Un grupo de personas estaba junto a la escalerilla del avión y otras iban ascendiendo. Entre ellos, había un integrante del Ejército con campera de vuelo. Detrás subía un hombre. Chocó la cabeza contra el marco superior de la puerta, giró y, entonces, el soldado vio que tenía los ojos vendados. Se dio cuenta, sin embargo, de que era Roberto Quieto, el segundo o tercer jefe de Montoneros, explicó en su declaración. Lo conocía porque su imagen era pública aunque lo notó delgado, menos morocho, muy pálido, como quien no ve la luz del sol durante mucho tiempo. Se sorprendió de que Quieto continuara con vida. Lo habían secuestrado el 28 de diciembre de 1975. Creía que estaba muerto, supo del secuestro, pero se había comentado que lo habían interrogado y lo habían matado. Hait observaba a 35 o 40 metros de distancia. Quieto estaba bien vestido, con traje. Sus movimientos eran muy lentos. Al darse vuelta, luego del golpe con el marco de la puerta, se detuvo y una mujer, vestida de civil, posiblemente integrante del Ejército porque no tenía vendas en los ojos, lo tomó del brazo y lo ingresó con ella a la aeronave.
Luego subió otra mujer con los ojos vendados, de apariencia relativamente joven. También tenía movimientos muy lentos y fue llevada del brazo por otra mujer, tal vez otra represora, que no tenía los ojos vendados. Subieron la adolescente y la niña que se puso a jugar con las manos sobre la escalera. Y luego otra adolescente. Tenía el pelo largo, castaño y con ondas. No tenía vendas, pero también caminaba lento. El soldado entró finalmente en su oficina en el hangar de la Compañía de Helicópteros. Ya no tenía la escena a la vista, pero al bajar más tarde vio el despegue. Mientras subían los detenidos había visto que los camiones Unimog se iban retirando del lugar.
El abogado Pablo Llonto, querellante de parte de las causas de Campo de Mayo, señaló a Página/12 que todavía no se sabe quiénes son esas niñas.
“Razonablemente, Hait no debía haber visto este vuelo”, se afirma en la sentencia de diciembre de 2013, en la que se condenó al represor Santiago Omar Riveros, jefe del Comando de Institutos Militares de Campo de Mayo por crímenes de lesa humanidad. Porque ese tipo de vuelos se hacía entre las cinco y las siete de la mañana, cuando todavía no había luz y con el aeródromo apagado. En ocasiones, por razones meteorológicas, los vuelos salían un poco más tarde.
El relevamiento
El Programa Verdad y Justicia y Defensa trabajan desde hace años en la reconstrucción del Comando de Institutos Militares de Campo de Mayo, el corazón represivo de la zona operacional IV. Cuenta con análisis de los testimonios de las víctimas y, en los últimos años, fundamentalmente, de quienes integraron el servicio militar obligatorio y declararon en diversas causas. Los relatos tienen múltiples dimensiones. (Las identidades de algunos imputados son preservadas para no interferir en la labor de la Justicia.) Entre otras cosas permiten reconstruir las prácticas y metodologías aberrantes del exterminio. Los vuelos, los horarios, el tránsito de camiones. Se habla del Ketalar, esa droga con la que los adormecían, los “vuelos fantasma”, los cajones de madera, los bultos con formas humana, las persecuciones desde el aire a quienes intentan escapar.
El aeródromo de Campo de Mayo estaba ubicado entre El Campito y el polígono de tiro. Uno de los lados daba hacia la ruta nacional 202, de la que van a hablar los testimonios. La jurisdicción operativa de Campo de Mayo se extendía sobre un amplio territorio, de San Miguel a Zárate, Campana y San Isidro. El predio, de unas cinco mil hectáreas, tuvo distintos lugares de reclusión ilegal, como El Campito o Los Tordos, Las Casitas o La Casita; el Hospital Militar con la maternidad clandestina y la prisión de Encausados. Se calcula que por Campo de Mayo pasaron entre 3500 y 5000 detenidos desaparecidos, la mayor parte de los cuales no sobrevivió. Hubo prisioneros del PRT-ERP, embarazadas, integrantes de otras organizaciones políticas, y también niños. Se cree que el lugar alojó transitoriamente a prisioneros de otros lugares para incluirlos en los vuelos de la muerte. El general Santiago Omar Riveros estuvo a cargo de la zona de septiembre de 1975 a los primeros meses de 1979. Por debajo, estuvo Reynaldo Benito Bignone.
De la mano
En dos ocasiones, un sargento le ordenó a Hait limpiar un helicóptero, pero él se negó. “Suponía que debía limpiar sangre, vísceras y vómito”, explicó. Los días antes, alrededor de las 8.30, en momentos en que hacía a pie el trayecto diario hacia la Torre de Vuelo, por delante suyo, conversaban dos sargentos. Uno le decía al otro que resbaló en un helicóptero. Hablaban de una persona a la que llevaban en el aire. Un sargento hizo un gesto “como los movimientos que las personas efectuaban dentro de un helicóptero”. Había una tercera persona, que se descompuso, se mezcló todo con “la sangre y las vísceras”, y el que estaba hablando estuvo a punto de caer al agua. Otro militar lo evitó.
En mayo de 1976, mientras dormía en la cuadra, un teniente entró a los gritos. Hait podía volver a su casa, pero esa noche se quedó porque había problemas con los trenes y temía llegar tarde. El teniente pedía dos soldados artilleros. Había dos. Hait era uno. Los mandaron a la “calle de acceso” para ayudar a un sargento a instalar dos ametralladoras en un helicóptero. Cuando llegaron, el helicóptero estaba listo para despegar. Una vez instaladas las ametralladoras, tomaron su puesto de artilleros. Volaba un piloto, un copiloto y ellos a cargo de las ametralladoras, a uno y otro lado de la aeronave. El helicóptero despegó. Voló en círculos. Recorrió el predio militar e iluminaban distintos sitios con un reflector: “Iluminaron a una pareja joven –explicó Hait–. Tomados de la mano, corrían, huían velozmente. El hombre era más alto que la mujer, ambos eran de piel blanca y estaban completamente desnudos y descalzos. La pareja fue iluminada durante un breve lapso, uno o dos segundos y entonces inmediatamente el helicóptero apagó el reflector.” Al instante, desde abajo, se escuchó y se vio un disparo al aire. Hait entendió que era un aviso de los militares que estaban abajo. Habían visto a la pareja gracias al reflector. La aeronave viró. Aterrizó donde había partido. Cuando bajaron, un teniente le dijo: “¿Usted vio algo, soldado?”. Hait entendió la amenaza: dijo que no había visto absolutamente nada.
“Milicos hijos de puta”
Eduardo Bravo hizo el servicio militar entre enero de 1977 y mayo de 1978. Luego del período de instrucción, fue destinado a la Compañía de Servicios. Realizaba guardias de una semana por mes en la torre de control, llevando a cabo la función de señalero. “Durante las guardias entraban, dos o tres veces por semana, unas camionetas azules, probablemente celulares de la Policía, que sin identificarse tenían libre acceso al predio.” Un día, un sargento ayudante llevó un grupo de conscriptos, entre ellos a Bravo, a un campo en las inmediaciones de la pista auxiliar. Los dejó y se fue. Pasado un rato, salió un avión y se posicionó en la pista adonde lo alcanzó uno de los celulares azules. Desde las camionetas, tre, s personas empezaron a sacar bolsas que contenían cuerpos y a cargarlos en el avión. Eduardo Bravo y sus compañeros asistieron a toda la carga, que fue finalmente de aproximadamente diez cuerpos. Por esta declaración, Bravo volvió a ser llamado. En su ampliación, contó que pudo reconocer que había cuerpos por la forma de las bolsas, como así también por el modo en que las agarraban. “Quienes subían las bolsas eran oficiales o suboficiales.” No eran de ahí. Llegaban en los Unimog. Los Unimog podían cargar cerca de diez personas. Cuando vio esto, el avión no estaba en la pista central, sino en la auxiliar, que tenía árboles a uno de sus lados. “Desea agregar, dice su testimonio, que los camiones que transportaban a los cuerpos, cada vez que llegaban al lugar, lo hacían muy rápido, a una velocidad altísima.”
Roberto Loeiro también habló de estas bolsas. Estuvo entre marzo y noviembre de 1977. Luego de la instrucción, lo designaron dragoneante o cabo de reserva, por eso relevaba a los soldados de guardias. “Por el mes de septiembre del año 1977, recibió un llamado de un capitán que le dijo que a las dos de la madrugada llegaría por el puesto de ingreso a la pista número uno, que era una barrera, un furgón de color azul marca Dodge, con la caja trasera metálica, pero de tipo funerario. El capitán le dijo que lo dejara pasar a la pista. Cuando llegó el momento, el furgón se acercó a la pista a encontrarse con el avión Fiat, de origen italiano, que estaba evidentemente a la espera del furgón debido a que tenía el portón de la bodega abierto esperando la carga. A una distancia de unos 200 metros pudo observar que del furgón sacaban bolsas como las de las morgues. No recuerda la cantidad exacta, pero era más de una. Las cargaban en el avión. Como la iluminación de los hangares estaba encendida normalmente, pudo observar todo con bastante nitidez. Estos episodios ocurrieron entre julio, septiembre y octubre. En otra llegada del furgón, en similares circunstancias, observó todo igual a lo narrado pero sin ver a persona alguna escuchó una voz masculina que gritaba: `Milicos hijos de puta`”.
Los vuelos
Los datos del Programa Verdad y Justicia confirman la existencia de los vuelos a partir del golpe de marzo de 1976, e incluso antes. El relevamiento señala que hubo diferencias entre 1976 y 1977. Que en 1976, “la ejecución de los vuelos se realizó con helicópteros (Bell UH-1H) y aviones (Twin Otter) del Ejército y (Fokker F 27) de la Fuerza Aérea. Y en 1977 en adelante se utilizaron los aviones Fiat G 222, traídos de Italia en ese año e incorporados a la flota de aeronaves del Ejército, conocido como Hércules chiquito o Herculito”.
Entre otras cosas, indican que en 1976 ya se usaba el Ketalar en las cercanías de la pista de despegue de aeronaves. Que había transportes de “carga” para llevar a los cautivos a los aviones. Entre los diferentes vehículos que trasladaban prisioneros mencionan: camiones Unimog y Mercedes 1114 del Ejército; autos Falcon; camiones frigoríficos civiles; camiones de Gendarmería Nacional, camiones celulares de la Policía Federal con personas detenidas en su interior.
Los vuelos de la muerte fueron realizados por la Armada, el Ejército y la Fuerza Aérea y las fuerzas de seguridad. Las denuncias existen desde temprano. Ancla (la agencia de noticias clandestinas) distribuyó un informe sobre la ESMA a fines de 1976 con datos de cuerpos aparecidos en las costas del Uruguay. El informe lo escribió Horacio Verbitsky. En el juicio ESMA declaró que para entonces creían aún que los “traslados” se harían con barcos. En marzo de 1977, la Carta a las Juntas de Rodolfo Walsh ya describe los vuelos, la sistemática y su dimensión. Luego hablaron los sobrevivientes. En 1995, el ex marino Adolfo Scilingo confesó ante Verbitsky su participación en ellos. Las Fuerzas Armadas nunca lo reconocieron. Los testimonios de los colimbas dan acceso a lo que no había hasta ahora: las escenas oscuras de la masacre.
El verdugo
Daniel Humberto Tejeda hizo el servicio militar entre 1976 y 1977 como artillero de puerta de helicóptero. Trabajó en mantenimiento, con mecánicos. Hizo guardias en el aeródromo y hangares. Habló de los aviones. El Twin Otter y un Fokker de la Fuerza Aérea. Dijo que los dos usaban la pista. Y mencionó un helicóptero: Bell UH-1H monoturbina al que le sacaban los asientos y quedaba de “carga”. Explicó que situaban al helicóptero cerca de un lugar boscoso, en los límites del batallón, cerca de la ruta 202, en referencia al centro de exterminio El Campito. Desde allí, según la reconstrucción, salía un vehículo carrier del Ejército que se acercaba hasta la pista, al encuentro de los dos aviones, y cargaban cuerpos de personas en esas aeronaves.
Raúl Escobar Fernández hizo el servicio militar entre enero de 1976 y julio 1977, también en Campo de Mayo. Era parte del grupo Apoyo de Vuelo. Cuando no cumplía guardias, hacía mantenimiento de pista, balizamiento de campaña y corte del césped. En el césped, “había montañitas de unas ampollas que eran unos frasquitos con la tapa de goma para introducir una jeringa dentro del frasco, con una leyenda que decía `Ketalar`”, indicó. “Refiere que era mucha la cantidad de estos frascos que estaban tirados, vacíos en la punta de la pista.” Supuestamente, ésa era la zona, dijo, donde se acercaba el carrier a cargar a la gente en los aviones.
Pedro Rogelio Leguizamón estuvo entre enero de 1976 y marzo de 1977. Fue encargado de conducir el camión cisterna de combustible JP1 que se utilizaba para los aviones de gran porte y helicópteros. Debía abastecer las aeronaves. Tenía guardias de 24 horas. “En muchas ocasiones –dijo–, el avión Twin Otter correteaba hasta la punta de la pista que se encontraba más cerca del penal militar de Campo de Mayo al encuentro de camiones del Ejército en los cuales había presos civiles.”
El avión llevaba una puerta de lona, y cuando preguntaban por qué era así, le decían que era para “tirar paracaidistas”. Los vuelos eran siempre de noche. Y al Twin Otter se lo conocía como El Verdugo”. En varias ocasiones, Leguizamón vio descender de los camiones personas “medio moribundas”. Los camiones venían del camino de tierra que estaba, sin dudas, hacia el penal militar. “En una oportunidad –dijo– observó que el avión Twin Otter, en uno de sus regresos, tenía en el piso coágulos de sangre.” Los camiones que llevaban a los detenidos para introducirlos en el avión eran los comunes del Ejército, los Mercedes 1114 con techo de lona.
Las jaulas
Rubén Danilo Núñez hizo el servicio militar entre febrero de 1976 y mayo de 1977, como ayudante de mecánicos del avión jet Sabreliner, para uso y traslado del teniente general Rafael Jorge Videla. Como mecánico “seguía” al avión donde quedara estacionado, es decir que debía permanecer en el aeródromo en que estuviese dicho avión (Ezeiza, Aeroparque, entre otros).
“Había en el interior del cuartel de los bomberos pertenecientes a la Policía Federal, una especie de kiosco donde podíamos adquirir alguna comida rápida o alguna bebida.” En una oportunidad, concurrió a fin de comprar bebida. Hacía frío y era antes de las doce de la noche. En ese momento, “pudo ver en primera persona lo que va a relatar: encontrándose en el interior del hangar de los bomberos, en forma repentina se apagaron las luces del playón donde se estacionaban normalmente los helicópteros, pudiendo observar que aterrizaban dos aviones Fokker de motores a hélices, pero pertenecientes a la Fuerza Aérea. (...) Uno de los bomberos le dijo: ‘Andate, porque algo va a pasar’. En forma inmediata se retiró del lugar velozmente, aprovechando la oscuridad provocada por el corte, cuando observó que por lo menos uno de los aviones, o sea el primero que descendió, comenzó a abrir el portón de la parte trasera de la nave, como para ser cargado algo en la bodega, pudiendo observar cómo camiones del Ejército se acercaban al encuentro del avión para cargar unas cajas tipo jaulas de madera. Que esa tarea de descarga la llevaban a cabo personal del Ejército vestidos con uniformes verdes, pero es opinión de quien declara que no eran soldados conscriptos, sino suboficiales. Interrogado para que diga qué había dentro de las jaulas de madera que menciona, contestó que había unos bultos que al parecer tenían cuerpos humanos en su interior. Los cajones se balanceaban, pero no se escuchaban voz, ni gritos, ni queja alguna en su interior, por lo que no está en condiciones de manifestar si lo que estaba siendo cargado en el avión eran personas que estaban con vida o no. En realidad, tampoco puede afirmar con certeza absoluta que el contenido de las jaulas fueran personas. Solamente observó un cajón, pero infiere que habría más debido a que eran dos aviones y por lo menos dos camiones del Ejército. Al día siguiente los formaron a todos los soldados y se presentó un capitán. Era muy raro que un capitán se presentara directamente a la tropa. Los interrogó, cargándolos, sobre si alguien había escuchado algo o visto a algún monstruo. Ningún soldado emitió palabra alguna.”
Vuelos fantasma
Juan Domingo Giménez estuvo entre febrero de 1976 y agosto de 1977, como artillero de helicóptero, en la guardia, enfermería del batallón y finalmente pasó a la torre de control de los hangares donde recibía los partes meteorológicos. Su testimonio comienza a marcar diferencias entre 1976 y 1977.
“Recuerda que había un avión al que se lo llamaba Herculito debido a su semejanza con el original, que es más grande.” Giménez cumplía servicios semanales. Solía hacer guardias, pero cuando despegaba ese avión, lo hacían bajar de la torre de control “para que no viera nada”. De lo contrario, sabía, podían mandarlo al penal militar. Estos vuelos, explicó, podían ser de mañana temprano o de noche, indistintamente. El despegue se hacía sin aviso previo y el personal que cumplía funciones allí estaba muy controlado. A esos vuelos se los denominó “vuelos fantasmas”. En la torre de control tenían una planilla de vuelos en la que figuraban los planes de vuelo, pero nunca se sabía los destinos de esos vuelos. En los registros de los oficiales tampoco aparecían los destinos. Una situación que también ocurría con el avión Twin Otter, explicó. Parte de esos despegues eran controlados por personal de Gendarmería Nacional. “A la cabecera de la pista llegaban camiones Unimog u otros, pero no ingresaban por la puerta de los proveedores, sino por otra ubicada detrás del monte con una arboleda muy espesa y se dirigían directamente a las puntas de las cabeceras de la pista, donde se hacían las cargas.”
© Escrito por Alejandra Dandan el lunes 24/03/2015 y publicado por el Diario Pägina/12 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.


Los Golpes de Estado políticos y empresariales... De Alguna Manera...

Videla: "Los políticos incitaban al golpe, los empresarios también"…

Análisis sobre la relación del empresariado y la dictadura durante el último golpe de Estado. El último golpe de Estado fue el más organizado de todos los que ocurrieron en nuestro país. Las primeras conversaciones ocurrieron, de manera informal, nueve meses antes, cuando el general Jorge Rafael Videla fue nombrado jefe del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas, durante el gobierno constitucional de la presidenta Isabel Perón.

En una de las entrevistas para mi libro Disposición Final, Videla sostuvo que “la planificación del golpe en forma orgánica comienza luego, cuando me convierto en comandante en jefe del Ejército”, el 28 de agosto de 1975, cuando, durante una crisis militar y política, el Ejército impuso a la Presidenta la designación de Videla.

“En ese momento, empiezo a recibir visitas de gente interesada en verme”, agregó.

 A esa altura, el gobierno peronista estaba muy debilitado: un drástico programa de ajuste económico, bautizado el “Rodrigazo” por el apellido del ministro de Economía, Celestino Rodrigo, había derivado en la primera huelga general contra un gobierno peronista y en la salida del hombre fuerte del gobierno, José López Rega.

Todo eso en medio de una densa violencia política, con distintos grupos armados, de izquierda y de derecha, que en 1975 cometieron 1.065 asesinatos por razones políticas. En las vísperas del golpe, cada cinco horas ocurría un atentado y cada tres estallaba una bomba, según el diario La Opinión, de Jacobo Timerman.

Fue el golpe más preparado y comentado de la historia nacional; tanto fue así que los últimos tres meses y medio del gobierno peronista fueron utilizados por los militares para elaborar las listas de personas que serían detenidas luego del 24 de marzo de 1976 a lo largo y ancho del país.“No era una situación que nosotros pudiéramos aguantar mucho: los políticos incitaban, los empresarios también; los diarios predecían el golpe. La Presidente no estaba en condiciones de gobernar. El gobierno estaba muerto”, dijo Videla.


Los principales actores políticos y económicos jugaban al golpe, incluidos los grupos guerrilleros, que pensaban que el retorno de los militares al poder los favorecería porque, de esa manera, la mayoría de los argentinos comprenderían quiénes defendían, de verdad, sus genuinos intereses.

Basta recordar el comunicado del Ejército Revolucionario del Pueblo, uno de los principales grupos armados, hace hoy 39 años: “Es el comienzo de un proceso de guerra civil abierta que significa un salto cualitativo en el desarrollo de nuestra lucha revolucionaria”.


Esas listas de detenidos derivaron en miles de asesinados y desaparecidos.

Según Videla, los militares protagonizaron el golpe de 1976 con un consenso básico: “Había que eliminar a un conjunto grande de personas que no podían ser llevadas a la justicia ni tampoco fusiladas. El dilema era cómo hacerlo para que la sociedad le pasara desapercibido. Por eso, para no provocar protestas dentro y fuera del país, se llegó a la decisión de que esa gente desapareciera”.

Antes de morir, en 2013, Videla asumió en Disposición Final la responsabilidad de esa “decisión”, y sostuvo que, si bien tenía “un peso en el alma, no estoy arrepentido de nada ni ese peso me saca el sueño. Duermo muy tranquilo todas las noches”.

© Escrito por Ceferino Reato, editor ejecutivo de la revista Fortuna, el martes 24/03/2014 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.