sábado, 2 de marzo de 2013

Deportivo Merlo 1 vs. Huracán 2... De Alguna Manera...


El Huracán Barrales lo dejó a Merlo sin técnico…


Con goles de Barrales y Danelón esta tarde Huracán derrotó por 2 a 1 a Dep. Merlo en el estadio de El Porvenir. El empate transitorio para el conjunto “charro” fue anotado por Romero.

Al terminar el encuentro Néstor Ferraresi presentó su renuncia indeclinable al cargo de técnico. A las afueras del estadio fueron detenidos alrededor de 90 hinchas quemeros querían presenciar el encuentro.

En un partido vital por la permanencia en la categoría el globo gracias a la gran actuación de Jerónimo Barrales logró obtener un triunfo importante luego de una semana bastante agitada dentro del plantel. La apertura del marcador llegó a los 12 minutos del inicio por medio del delantero anticipando a Giordano. El empate para los locales fue cuando finalizaba la primera etapa luego que Pajón habilitara a Romero y este convirtiera sin problemas ante la salida de Islas.

Siendo injusto el resultado ya que la visita merecía mucho más, con Barrales como caudillo del equipo Huracán saldría nuevamente en el segundo tiempo a buscar el partido. Tal es así que a los 20 minutos de la etapa final el ex Unión guapeó la pelota por el sector izquierdo del ataque, enviando la misma al corazón del área chica, siendo Alexis Danelón quien ante toda la defensa local marcara el gol del triunfo.

De ahí en más Merlo fue todo nervios e imprecisión sin ocasionarle trabajo a la defensa quemera hasta el final del cotejo.

Huracán ganó y por una fecha se olvida del fantasma del promedio; Dep. Merlo ya sin su entrenador tendrá que ver en estos días como logra enderezar este barco que sigue a la deriva.

Síntesis

Deportivo Merlo 1

Matías Giordano; Juan Bravo, Sebastián Díaz, Cristian Cepeda y Juan Galeano; Mauro Pajón, Matías Díaz, Fernando Lorefice y Adrián Torres; Leonardo Piris y Leonardo Romero.

DT: Néstor Ferraresi.

Huracán 2

Daniel Islas; Federico Mancinelli, Rodrigo Erramuspe, Alexis Ferrero y Guillermo Sotelo; Hugo Barrientos, Walter Busse, Matías Giménez y Alexis Danelón; Mauro Milano; Jerónimo Barrales.

DT: Juan Manuel Llop.

Goles: 12´PT Jerónimo Barrales (H); 43´ PT Leonardo Romero (DM); 22´ ST Alexis Danelón (H).

Cambios: Víctor Gómez por Piris; Oswaldo Blanco por Leonardo Romero y Alejandro Orsi por Lorefice en Dep. Merlo. Gonzalo Martínez por M. Giménez; Sergio Casais por Danelón y Daniel Vega por Milano en Huracán.

Amonestados: Lorenfice, Díaz, Cepeda y Bravo en Dep. Merlo; Barrientos en Huracán

Arbitro: Mariano González

Líneas: Gustavo Lechhner y Pablo González

4to árbitro: Leandro Nuñez

Estadio: El Porvenir (local Merlo), a puertas cerradas

© Escrito por Marcelo Salvio el sábado 02/03/2013 y publicado por Mundo Ascenso de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

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jueves, 28 de febrero de 2013

Miente, miente que algo quedará… De alguna Manera...


Miente, miente que algo quedará…





En ese aprovechamiento de una frontera difusa entre la verdad y la mentira, todos los gobiernos de ayer, hoy y siempre, intentaron imponer su discurso sin atender a las profundas tramas culturales que circulan de manera subterránea, en nuestro caso atadas a una voraz tradición de saqueo y conquista, profundizada por las férreas dictaduras que azotaron América Latina en los años setenta.

La astucia de la historia encuentra en la comprensión de los hechos fácticos y comprobables que el arte de la retórica no siempre transforma la ficción en realidad.

Hoy Argentina transita por un terreno delicado de olvidos, omisiones y agendas políticas entrecruzadas con intereses mediáticos a favor o en contra del gobierno, mientras el periodismo profesional no encuentra santuario ni puntos de equilibrio para recuperar aquel camino de credibilidad que en algún momento supo establecer con su público.

Si bien esa relación siempre tuvo pactos fáusticos velados, que pueden serializarse en el apoyo de no pocos medios a los gobiernos de facto -cuando distrajeron su atención de la desaparición y asesinato de una generación de intelectuales, principalmente, del campo popular-,  la polarización actual invita a reflexionar no sólo sobre qué escribe la prensa, sino sobre quiénes condicionan el oficio.

Salvo contadas excepciones, los actuales barones del periodismo vernáculo lejos están (estamos) de la pluma y capacidad de investigar, sin miserabilísmos, y narrar los hechos como aquellas piezas únicas que mostrara desde su genio Rodolfo J. Walsh.

Aunque resulte paradójico, de la brutal pelea mediática entre el gobierno y la prensa concentrada existen resultados positivos. Ya no hay verdades reveladas y la perversa mixtura de relaciones de poder pone en evidencia lo más feo, lo más sucio y lo más malo de aquellos empresarios de medios desinteresados por aquel maravilloso oficio de escribir por el que murió Walsh, sin perder nunca su compromiso político.

Pero lo cierto es que ya no estamos en tiempos de insurgencia armada y que términos como “cipayo”, entre otros, atrasan en una construcción mediática mezquina en la que las tensiones políticas mediatizadas sorprenden a propios y ajenos.

Por primera vez desde el quiebre de la relación medios / gobierno -recién desde 2008- algunos periodistas sacaron de sus cajones aquellos contubernios que tenían guardados bajo siete llaves.

La historia sangrienta de Papel Prensa, el pasado de Héctor Timerman como director de un diario procesista o el coro que hiciera Enrique Vázquez a la dictadura desde la revista SOMOS es sólo una muestra de las disputas.

Sin embargo, algunos políticos están convencidos de que si no son acompañados por los medios, no existen. Y así se transforman en rehenes de peleas corporativas.

Antonio Gramsci (*) supo diferenciar el “sentido común”, ese que nos quieren imponer, del “buen sentido”: aquel por el cual debemos unificar criterios y elaborar proyectos colectivos.

A diez años de un proceso de transformación profunda, por momentos eficiente y exitoso al corto plazo, resulta aún difícil encontrar marcas de transparencia y continuidad en la buena administración de la cosa pública.

Menos aún imaginar que el maravilloso mundo paralelo a lo “Truman Show” instalado en Puerto Madero producirá un efecto derrame, cuando del otro lado está la villa “Rodrigo Bueno”, y que el titular de la SIGEN Daniel Reposo -apellido ideal para su función en el organismo de control interno- encontrará a todos los Ricardo Jaime que aún no conocemos.

Recordar el espíritu converso de los menemistas transmutados vestidos de ocasión, sirve para revisar el fracaso actual de una estrategia de desperonización que con La Cámpora, Kolina y, en menor medida, Unidos y Organizados, sólo repite la historia de la tristemente célebre Coordinadora radical.

Salvando la distancia ideológica, en especial por la prolija labor en materia de Derechos Humanos del recientemente fallecido Eduardo Luis Duhalde, que aleja en términos absolutos de cualquier analogía al pragmatismo kirchnerista, tanto del nazismo como de un genuino proceso revolucionario, el poder comunicacional parece ser el motivo que desvela a quienes ejercen cargos estratégicos.

Si hay algo que los políticos deben aprender del pensamiento totalitario es que la mentira conduce al odio y a la ruptura de un tejido social, aquel que debemos construir entre todos día tras día.

También, que hay buenos entre los malos y que el único camino está en la construcción, no de peatonales ni de proyectos faraónicos audiovisuales, sino de debates abiertos a la participación ciudadana.

Lo cierto es que quienes se beneficiaron económicamente con  la desaparición forzada de personas no pueden ni deben conducir los destinos de la patria. Porque patria y democracia son parte de un mismo destino

En octubre, como suele ocurrir en elecciones de término medio, se avecina un voto castigo. Esta vez será contra un discurso único y homogeneizante que nos aleja de la realidad y convierte de manera absurda a los amigos en enemigos, muchos de los cuales están confinados a un destierro preventivo desde un cenáculo cerrado.

Pero la mesa chica tiene apóstoles traicioneros encarnados en algún Judas al acecho.

El peligro de la ausencia de diálogo es que produce golpes institucionales internos y divisiones peligrosas para la gobernabilidad, como ocurre con un movimiento obrero partido en múltiples facciones.

Por cierto, según la tradición cristiana, Judas se quedaba con la plata de los pobres. Si ese es el rumbo, con mística, culto y adoración al mesías… ya no se morfa.

Tal vez algún sapo.

© Escrito por Por Osiris Troiani el jueves 27/02/2013 y publicado por plazademayo.com de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.




(*) Antonio Gramsci (1891-1937) http://www.infoamerica.org