jueves, 31 de octubre de 2013

Lomas de Zamora, justicia para algunos… De Alguna Manera...


Lomas, justicia para algunos…

Colegio Balmoral de Lozas de Zamora...

La justicia sigue el camino de los abusadores e intenta minimizar los abusos cometidos por los hijos del poder.

“Hasta que no acabes no te soltamos” escuchó Juana en boca de una patota de jóvenes acomodados y poderosos. Juana tiene 15 años; estaba a oscuras mientras era sostenida firmemente contra la cama, al mismo tiempo, uno de ellos la penetraba con los dedos dejándola inmóvil.

Ya habían pasado más de diez minutos cuando pudo escapar y volvió a ser sometida hasta que un compañero de colegio de los atacantes abrió la puerta y se encontró con la escena.

Un fuerte portazo en la nariz lo hizo desistir de su intención de socorrer a su amiga, sin embargo, su presencia interrumpió de manera definitiva la tropelía.

Minutos después uno de ellos salió nuevamente de cacería, fue hasta el patio y vió a Luisa quien se hallaba sentada mientras hablaba por celular. De un manotazo se lo arrebató y salió corriendo nuevamente hacia la habitación. Luisa lo persiguió para recuperarlo, entró en la pieza y vio que varios muchachones y chicas estaban allí. Fue tapada desde atrás con una sábana y arrojada sobre la cama mientras la manoseaban con la intención de desnudarla. 

Otra mano se introducía dentro del jean  tratando de llegar al objetivo.

Luisa se defendió con fuerza hasta que pudo escabullirse y salió corriendo al patio donde había más gente y allí se quedó, llorando y atemorizada.

Los jóvenes se dieron a la fuga en el auto de uno de ellos, mientras Luisa llamaba vanamente al 911. Reiteró el llamado y nada pasó. Se fue a su casa.

Antes de irse se encontró con Juana quien le contó lo que le había sucedido, también apareció otro muchacho quien les relató que su hermana , semanas atrás había sufrido  un ataque similar por la misma barrita: “La Gloriosa”.

En esta escena solo cambiamos los nombres y precisamos a través de la narración los hechos de dos jóvenes recientemente abusadas en una fiesta, sin embargo no es inusual en Lomas de Zamora.

La Gloriosa es un equipo de fútbol del colegio Balmoral, una institución de elite donde concurren los hijos de las familias más ricas y poderosas de Lomas de Zamora.

Al día siguiente Luisa contó a su madre lo sucedido y la madre decidió ir a la comisaría de la mujer de Temperley para denunciar el hecho. Fue recibida por una policía quien le dijo que si no tenía los nombres de los atacantes no le iba a tomar la denuncia. Como si un asesinato no se pudiera denunciar si no se sabe el nombre del asesino. El poder ya había empezado a tejer sus redes de protección a estos jóvenes.

Al otro día por las redes sociales decenas de adolescentes rompieron el silencio y comenzaron a contar lo sucedido y las prácticas de este grupo.

La indignación fue tal que algunos de los colegios de la zona se organizaron para ir a la salida del Balmoral y ajustar cuentas. (Varias jóvenes de estos colegios habían sido atacadas previamente).

La movida llegó a los oídos del intendente Martín Insaurralde quien ordenó a la policía enviar patrulleros para impedir el enfrentamiento.

En ese mismo momento la madre de Luisa estaba en la comisaría 2 de Banfield haciendo nuevamente la denuncia.

Mientras tanto los jóvenes justicieros vieron patrulleros en la puerta y teclearon desde sus celulares en twitter “Insaurralde defiende al Balmoral”. Estaban indignados sabiendo que uno de sus hijos es alumno del colegio, es amigo de los muchachones de La Gloriosa y estaba en la fiesta en cuestión, aunque no surge de los testimonios que haya participado en los ataques.

Uno de los abusadores identificado es hijo del Director de un importante hospital nacional. El joven tiene antecedentes de abuso y fue expulsado del Club Gascón por un hecho similar.

Días después Luisa y su madre fueron citadas la fiscalía 3 para declarar (el día anterior lo habían hecho Juana y su madre).

Después de esperar un rato, la secretaria de la fiscalía les dijo que debían dirigirse a otra oficina a 4 cuadras de allí para ser atendidas por la psicóloga, Patricia Stabile y una asistente social.

Cuando llegaron, contra todas las reglas, separaron a la hija de sus padres, no registraron con video ni permitieron a sus padres observar detrás de un vidrio (cámara Gessell).

En ese momento, a solas con la menor, la interpelaron con las siguientes frases:

¿Y vos cómo sabés que te bajo la presión?

¿Acaso te tomaste la presión en la fiesta?

Bueno ¿pero eso no te paso antes?

Eso es como lo que pasa en los boliches.

Tocarte arriba de la ropa no es abuso.

Le preguntaron sobre su vida, sobre la separación de sus padres.

Luego trataron de inducilrla a cambiar su testimonio, sugiriéndole que ella no conocía a esos chicos, que no sabía cómo eran, etc.

Luisa salió del lugar enojada y se interrumpió el procedimiento por el maltrato recibido. Volvió con sus padres a la fiscalía donde entró en un verdadero ataque de nervios y quiso irse.

La madre compelida por la fiscal  a cargo, Verónica Fernández Zagari a que se haga la declaración, trataba de convencer a Luisa, quien había roto en llanto y no paraba de gritar.

Postergar la declaración un par de días, buscar las condiciones adecuadas y legales para hacerlo hubiese sido un gesto de simple humanidad.

La declaración se realizó de todos modos y Luisa, quien fue abusada durante unos interminables minutos, tuvo que soportar más de 7 horas de maltrato en el lugar donde buscó la protección de la justicia.

Mientras tanto, los jóvenes abusadores comenzaron a amenazar testigos, entre ellos a uno de sus compañeros, (al mismo que le golpearon la nariz por interrumpirlos).

Los acusados, quienes fueron vistos actuando como patota por muchos chicos y fueron identificados a través de las redes sociales, siguen atemorizando a todos, víctimas y testigos, ya que sus padres, las autoridades del colegio y la justicia no han hecho nada aún para impedirlo.

© Escrito por Gabriel Levinas el viernes 25/10/2013 y publicado en plazademayo.com de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.


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