lunes, 2 de julio de 2012

Videla acusa a Verbitsky... De Alguna Manera...

Videla acusa a Verbitsky...


El bombazo de Montoneros que hizo renunciar al último general legalista.

La historia es siempre más compleja que el relato y hay veces en que la izquierda juega para la derecha. Ocurrió hace exactamente treinta y seis años, en plena dictadura, cuando Montoneros colocó una bomba en un comedor de la Policía Federal, donde murieron veinticuatro personas y hubo más de sesenta heridos. La primera consecuencia fue el desplazamiento del flamante jefe de la Policía Federal, Arturo Amador Corbetta, un general que todavía defendía que la represión a las guerrillas fuera realizada con la ley en la mano; fue reemplazado por un “duro”, el general Edmundo René Ojeda.

El General Arturi Amador Corbetta. (Izquierda)

Fue el 2 de julio de 1976, a las 13,20, en el comedor de la Superintendencia de Seguridad Federal, en Moreno 1431, en plena Capital. La bomba vietnamita (con trozos de metal que, con la explosión, se transforman en proyectiles que aumentan el número de heridos) provocó una rebelión de la plana mayor de la Policía Federal contra el liderazgo del general Corbetta.

—Corbetta quería obligar a la Policía Federal a que combatiera con los códigos de un abogado, pero eso no era de aplicación. La Policía lo dejó solo en el Patio de las Palmeras durante el velatorio de los muertos —me dijo Videla en el libro Disposición Final.

Corbetta era también abogado y admiraba a Kant. El 7 de julio de 1976, al informar a su gobierno de manera reservada, el embajador estadounidense, Robert Hill, recordó que, cuando asumió, este general había advertido a sus subordinados que “no toleraría ningún arresto ilegal, tortura o asesinato. La reacción de la Policía Federal contra su nuevo jefe fue inmediata e intensa. Muchos oficiales de alto rango comenzaron a quejarse a sus contactos castrenses de que Corbetta estaba dañando ´la campaña antisubversiva´ y de que era ´no confiable´ y/o ´un izquierdista´”.

A los pocos días de perder su cargo, Corbetta utilizó las influencias que le quedaban para liberar a los actores Luis Brandoni y Martha Bianchi. “A este hombre yo lo había visto dos veces en mi vida, en reuniones sociales. Me dijeron que se murió de tristeza (14 de agosto de 1983) y yo me quedé con un sabor amargo, con una lágrima en el corazón, porque nunca le pude agradecer que me salvó la vida”, dijo Brandoni a Clarín el 8 de agosto de 2010.

Es decir que la bomba de Montoneros, justificada con el argumento de que ese lugar era un centro clandestino de detención y tortura aunque hay otras hipótesis sobre las posibles razones del atentado, terminó beneficiando en la interna militar a los partidarios de la represión ilegal.

De acuerdo con Videla, “las manos de ese atentado se conocen muy bien: (Rodolfo) Walsh y (Horacio) Verbitsky, que estaban en el aparato de Inteligencia de Montoneros”. Verbitsky rechazó esa afirmación: “Es otra falsedad de Videla. Once meses después de la explosión, la Marina y la Policía Federal ya habían secuestrado y asesinado a todos los que participaron”.
Corbetta fue trasladado a Tandil, como jefe de la Primera Brigada de Caballería Blindada.

Allí salvó la vida del actual legislador porteño Juan Carlos Dante Gullo, que había sido detenido a principios de 1975. Gullo estaba detenido en el penal de Sierra Chica, y Corbetta impidió que lo mataran simulando un intento de fuga de presos.

Antes, en la Policía Federal, Corbetta había reemplazado al general Cesáreo Cardozo, que fue el primer jefe de la Policía Federal de la dictadura y fue asesinado el 18 de junio de 1976 en su dormitorio, mientras dormía junto a su esposa, en otro atentado montonero. Una joven de 18 años, Ana María González, amiga y compañera de estudios de una de las hijas de Cardozo, había colocado una bomba debajo de la cama del general.

© Escrito por  Ceferino Reato y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el lunes 2 de Julio de 2012.


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