sábado, 24 de diciembre de 2011

CFK y Magnetto... De Alguna Manera...


A Cristina le llevará al menos dos años más desmembrar el corazón de Clarín...

 
 CFK y Magnetto, Ceo de Clarín.

En el Gobierno admiten que las apelaciones frenarán la intervención judicial a la empresa. El Diario Perfil muestra las claves del conflicto en base a consultas a expertos y actores en pugna.

¿Van a desmembrar Cablevisión?
La resolución del juez federal de Mendoza, Walter Bento, que hace lugar a una medida cautelar solicitada por Supercanal, de Daniel Vila y José Luis Manzano, ordena a Cablevisión dividir sus redes y separar, “sin afectación de los consumidores” sus bases de abonados en un plazo de sesenta días. El objetivo es dejar sin efecto la fusión aprobada en 2007 con Multicanal. Desde la compañía, denunciaron a Bento ante el Consejo de la Magistratura y anunciaron que apelarán la medida ante la Cámara Federal. Y también denunciaron penalmente a Enrique Anzoise, el interventor designado para llevar a cabo el proceso. Los especialistas en defensa a la competencia consultados coincidieron en que la división no se llevará a cabo, ya que el fallo será revertido por la Justicia. En el Gobierno, aceptan que un juez de primera instancia no tiene autoridad para hacerlo.

¿Por qué denunciaron a Cablevisión?
Los dueños de Supercanal intentan detener las “conductas anticompetitivas” en las que estaría incurriendo Cablevisión desde la unión con Multicanal. Denuncian distorsión en los precios de las señales de Artear (también del Grupo Clarín), manipulación de la grilla y exclusión de señales, entre otras. Carlos Moltini, gerente general de Cablevisión, negó todas esas acusaciones y aseguró que desde 2006 (cuando se concretó la fusión), la firma perdió cuatro puntos de participación en el mercado de TV paga “Están tratando de apoderarse de parte del botín”, disparó Moltini sobre Vila-Manzano.

¿Puede un juez de primera instancia dividir una empresa?
No. Las conductas anticompetitivas, las decisiones de desmembramiento y las aprobaciones de fusiones de empresas son reguladas por la Ley de Defensa de la Competencia que determina que la Comisión Nacional de Defensa de la Competencia (CNDC) es la autoridad en la materia. Sus decisiones pueden ser apeladas a la Cámara Federal Civil y Comercial. La Corte respaldó la autoridad de la CNDC en marzo pasado. Para el caso de la TV por cable, su actividad es regulada por otros dos organismos: la Comisión Nacional de Comunicaciones y la Autoridad Federal de Servicios de Comunicación Audiovisual (Afsca). En este caso, Vila y Manzano deberían haber presentado sus denuncias ante la CNDC. Es por ello que hasta en el Gobierno se acepta que el fallo de Bento será revertido fácilmente.

¿Es técnicamente posible dividir a Cablevisión?
En un plazo de sesenta días, como solicita el juez Bento, es imposible. Luego las opiniones se dividen. Desde la compañía señalan que es inviable porque actualmente existe una sola red mientras que en 2006 eran dos. Sin embargo, hace dos años el ex Comfer, actual Afsca, le ordenó a Cablevisión desprenderse de parte de sus redes y operaciones en 44 localidades del país, entre ellas, la Ciudad de Buenos Aires, Córdoba y Mar del Plata. Le pidió a la empresa un plan para hacerlo. En ese organismo, aseguran algunas fuentes, existe un plan técnico para hacerlo.

¿Cablevisión es un monopolio?
No. La compañía enfrenta competencia en todas las localidades en las que opera tanto para su servicio de televisión por cable como de Internet. En alguna de ellas sólo con DirectTV. Sí registra posiciones dominantes en diversas plazas. Por ejemplo, la empresa admite que cuenta con 59% del mercado de Capital y Gran Buenos Aires. La teoría de defensa de la competencia indica que con esas porciones de mercado las empresas pueden tomar actitudes anticompetitivas. Las mismas también pueden originarse por la “integración vertical”, en este caso la relación que tiene Cablevisión con otras empresas de Clarín, como Artear que es la que vende señales a otras empresas del mismo tipo.

¿Cablevisión es aticompetitiva?
La denuncia del grupo Vila- Manzano señala que las prácticas realizadas por Cablevisión, como supuestos “precios predatorios” de sus abonos, “distorsionan gravemente la competencia en el mercado de la televisión por cable”. Moltini responde que en muchos casos los precios de Supercanal son más bajos que los de Cablevisión. “Nosotros deberíamos denunciarlos por dumping”, disparó.

¿Por qué se aprobó y luego se rechazó la fusión Cablevisión-Multicanal?
En 2007, se aprobó con el visto bueno de Néstor Kirchner debido a la relación estratégica que mantenía con Grupo Clarín. Sin embargo, la operación fue objetada por el entonces titular de la CNDC, José Sbatella (atual director de la UIF). Luego de la ruptura de la relación Gobierno-Clarín, la CNDC revisó las condiciones que debía cumplir Cablevisión a las que se comprometió para obtener la autorización.

¿Bajará el precio del abono, como pide el Gobierno?
El fallo de Bentos no dispone ningún cambio sobre el precio. Existe una resolución de la Secretaría de Comercio Interior que busca que la firma congele su abono en $ 116, pero no tiene relación con lo dispuesto por el magistrado.

© Escrito por Rodolfo Barros / Matias Fuentes y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el sábado 24 de Diciembre de 2011.

  CFK y Magnetto, Ceo de Clarín.

 Septiembre de 2006. Multicanal se fusiona con Cablevisión y crean la red de cable con más abonados de América latina.

Diciembre de 2007. Néstor Kirchner ordena a la Comisión Nacional de Defensa de la Competencia aprobar la fusión Cablevisión-Multicanal, decisión que fue cuestionada por su entonces presidente, José Sbatella, hoy al frente de la UIF.

 Abril de 2009. El Gobierno toma la decisión política de desmembrar Cablevisión, la empresa que provee la mitad de los ingresos del Grupo Clarín. Guillermo Moreno, del que depende la CNDC, y el entonces interventor del Comfer, Gabriel Mariotto, presentan estrategias a seguir.

 
 Septiembre de 2009. El Comfer le ordena a Cablevisión desprenderse de redes y clientes en Buenos Aires, La Plata, Mar del Plata, Córdoba y otras 44 localidades. La resolución fue apelada por Clarín y se discute aún su ejecución en sede judicial.
 
 Septiembre de 2009. La CNDC envió inspectores a Cablevisión para determinar si la empresa cumplió con las metas comprometidas en un acuerdo voluntario según Clarín o de cumplimiento estricto para el Gobierno, con el que se aprobó la fusión.
 
 Diciembre de 2009. La CNDC, dirigida por Humberto Guardia, dio por incumplido el acuerdo y ordenó separar las compañías. La resolución se discute aún en sede judicial y no se ejecutó.

 Marzo de 2011. La Corte reafirmó las competencias de la CNDC y de la Afsca (ex Comfer) cuestionadas por Clarín. Ordenó a los jueces resolver las medidas cautelares en tiempos razonables. Las cuestiones de fondo aún no fueron resueltas.

 Diciembre de 2011. Un juez federal de primera instancia determina la intervención de la empresa y su separación en 60 días por conductas anticompetitivas. La medida es apelada.

Canción de Navidad... Joan Manuel Serrat y Joaquín Sabina...

 Canción de Navidad... 
Joan Manuel Serrat y Joaquín Sabina...



No es verdad que me dé náuseas la navidad
me conmueve la madre
el niño, la mula y el buey
lo que pasa es que estalla
una bomba en noche en la noche de paz
lo que pasa es que apesta
a zambomba el mensaje del Rey.

El portal de Belén
es un zulo virtual
pero en vez de turrón
este invierno me como un marrón
unos hígados chumbos envueltos en Papel Albal
y Gaspar en lugar de una bici me pone carbón.

Ojalá no abrasara el calor del hogar
cómo hacer cuando toca reír
si me da por llorar
corazón, no me quieras matar
corazón, sé de sobra quién paga y quién cobra
quien hace vudú
quien satura el cubo de basura de tu cotillón
San José se enfadó con el padre del Niño Jesús.

Para ti escribí este sol fa do re mi
te lo vas a encontrar en el árbol de Papa Noel
cómo voy a decirte que no cuando sabes que sí
que el cus cus sabe a grano de pus tatuado en la piel.

Satanás es un capo llevando el compás
infiltrado en el supermercado de la navidad


No es verdad...
No es verdad...
No es verdad...




Entrevista a Horacio Verbitsky... De Alguna Manera...


Papel Prensa: "Videla tampoco estuvo en la sala de tortura y tiene perpetua"...

Libertad de expresion. "Si queremos terminar realmente con la dictadura, hay que terminar con todo tipo de coerción que inhiba la libre expresión de las ideas."

Entrevista a Horacio Verbitsky. No se encontrarán aquí las repreguntas habituales sino un clima de agradecimiento por la defensa que el CELS hizo de Editorial Perfil ante la Corte Interamericana; ya antes de comenzar, Fontevecchia le anunció que dona al CELS lo ganado en ese juicio. Igual se habló de todo: Papel Prensa, Cablevisión, Clarín vs. el Gobierno y Vila-Manzano, Scioli y Moyano.

—¿A qué atribuís que el Gobierno argentino no aceptara el dictamen previo de la Comisión Interamericana de dejar sin efecto el vergonzoso fallo de la Corte menemista contra Editorial Perfil y avanzara hasta el actual fallo adverso en la Corte Interamericana?
—No tengo ninguna hipótesis, pero me parece que las decisiones políticas no siempre van acompañadas por un buen soporte técnico. Sobre todo en el área de derechos humanos y de justicia.

—En la sentencia hay una directiva de la Corte Interamericana a los jueces argentinos, extensiva a todos los jueces de la región donde se suscribió el Pacto de San José de Costa Rica, es decir la gran mayoría de los países latinoamericanos, para que en el futuro ninguna indemnización económica aplicada a un periodista o medio implique una inhibición de la libertad de prensa o autocensura.
—Es un precedente muy importante porque cuando nosotros planteamos en el caso Kimel la despenalización de calumnias e injurias, también planteábamos el tema civil (N. de R.: pago de indemnizaciones). Sin embargo, en la ley que se sancionó ajustándose a la resolución de la Corte Interamericana en el caso Kimel se tomó la parte penal y no la parte civil. El proyecto en el cual yo vengo trabajando desde el tiempo de la Asociación Periodistas era tanto penal como civil, porque es posible intimidar no sólo privando de la libertad, sino también con sanciones económicas que puedan ser tan gravosas que intimiden e impidan el ejercicio de la libertad de expresión. Esta decisión de la Corte Interamericana es un mensaje muy claro para todos los jueces en todos los casos que puedan producirse de ahora en adelante, y coloca a la Argentina en un nivel mundial muy importante de protección a la libertad de expresión, que era nuestro objetivo.

—Editorial Perfil llegó a tener treinta demandas y no sólo las perdidas creaban daño económico: por el solo hecho de que fueran iniciadas había que hacer una previsión de posible pérdida en los balances de la empresa, como un pasivo eventual, lo que, por acumulación, dejaba el patrimonio neto negativo y a la empresa en estado de disolución. Eso en el caso de una empresa, pero en el de un periodista, individualmente, le afectaba hasta el cobro del sueldo. Eso generaba autocensuras a veces superiores a la posibilidad de pena de prisión, porque condenas a cumplir en la cárcel hubo sólo dos casos.
—En el caso de Eduardo Kimel, por ejemplo, la condena incluía el pago de indemnización, que implicaba el remate de su casa. Un periodista que nunca tuvo gran patrimonio, que siempre vivió de su sueldo, honestamente. Ese tema se planteó en la causa que nosotros presentamos.

—En veinte años, el CELS cambió toda la legislación contra los periodistas: primero la abolición del desacato, después el fin de las condenas con prisión para los juicios de calumnias e injurias, y ahora que no se puedan imponer indemnizaciones gravosas en los juzgados civiles.
—Ese era el objetivo que nos propusimos cuando empezamos con esto. Entendíamos que la libertad de expresión es un valor fundamental para la democracia. Y que si nosotros queremos terminar realmente con la dictadura, hay que terminar con todo tipo de coerción que inhiba la libre expresión de las ideas, la competencia de ideas, de valores y de propuestas. Por eso tenemos incorporado a nuestra Comisión Directiva a uno de los mayores especialistas que existe en toda Latinoamérica en el tema de la libertad de expresión, el doctor Damián Loreti.

—Y uno de los abogados del CELS que representó a Perfil en esta causa fue relator en la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.
—Eduardo Bertoni, que hizo un trabajo excelente en esa materia.

—¿Se aplica nuestro fallo como jurisprudencia para el caso del diario “El Universal” de Ecuador, al que el presidente Correa le ganó una desmesurada demanda civil de 40 millones de dólares?
—Eso prefiero que lo conteste la doctora Gabriela Kletzel (N. de R.: acompañó a Verbitsky al reportaje y fue una de las abogadas del CELS en defensa de Editorial Perfil).
Gabriela Kletzel: La Convención Interamericana sobre Derechos Humanos implica obligaciones para todos los poderes de cada uno de los Estados que son parte del sistema, y todos deben tenerlo en cuenta. Más allá de la letra de la Convención, la interpretación que hace la Corte del artículo 3 es sumamente importante para el trabajo de los jueces en el día a día, así que debería ser tenido en cuenta.

—El Gobierno argentino actualmente incumple el fallo de la Corte Suprema de dejar de discriminar a Editorial Perfil con la publicidad oficial. ¿Podría pasar lo mismo con este fallo?
—En este caso me parece que es una acción distinta.

—¿La huella que durante veinte años vos abriste ante la Corte Interamericana para dotar de mayor libertad a periodistas y medios puede ser aplicable en los casos de Papel Prensa o de Cablevisión?
—No. Son cosas totalmente distintas. No veo ninguna forma de aplicar estas resoluciones de la Convención Interamericana y de las leyes dictadas por el Gobierno argentino en cumplimiento de otros fallos que sean aplicables a Cablevisión y Papel Prensa, donde no está en juego ninguna sanción a la libertad de expresión.

—Clarín viene sosteniendo que está dispuesto a llegar hasta el Tribunal de San José de Costa Rica
—Por supuesto. Pero ninguno de los dos casos que mencionás tiene posibilidad de éxito.

—Supongamos que en el caso de Papel Prensa y Cablevisión, Clarín considere que el no pago del Estado de una indemnización acorde con el perjuicio ocasionado lo justificara.
—No quiero anticiparme a la evolución de los acontecimientos. Hasta este momento, lo que hay en el tema de Papel Prensa es una ley que cumple con uno de los requisitos que fija la Convención Americana de Derechos Humanos, cuando dice que no son admisibles las restricciones de la libertad de expresión, en forma directa, ni indirecta, por medio de la manipulación en la provisión de papel por parte de los Estados o de los particulares. En este momento, lo que hay es un uso de la provisión de papel por parte de los particulares, que son los que tienen la mayoría de esa empresa, que han utilizado ese monopolio para sofocar a la competencia, como vos bien sabés, haciéndolos incurrir en mayores costos, para ahogarlos, para quitarles la posibilidad de crecer. Ahora, si mediante la aplicación de esta ley, el Estado fuera a intentar en el futuro…

—Le cabría lo mismo…
—Le cabría el mismo artículo de la Convención (N.d.R.: Artículo 13, sobre Libertad de Pensamiento y Expresión, punto 3, que dice: “No se puede restringir el derecho de expresión por vías o medios indirectos, tales como el abuso de controles oficiales o particulares de papel para periódicos, de frecuencias radioeléctricas o de enseres y aparatos usados en la difusión de información o por cualesquiera otros medios encaminados a impedir la comunicación y la circulación de ideas y opiniones”) que no distingue entre el Estado y los privados. Dice “estatal o privado”. Los privados lo han hecho en forma abusiva durante tres décadas. Si el Estado lo hace en el futuro, le cabría la misma recriminación. Y quienes se quejaran tendrían la protección que no han tenido quienes han sido corridos del mercado por el manejo que ha hecho esta empresa con el papel. El miércoles se publicó un documento desclasificado del Departamento de Estado de los Estados Unidos, que fue aportado por la Secretaría de Derechos Humanos al juez Ercolini, donde se señala el malestar de los diarios privados menos poderosos por el manejo de la cuota y el precio del papel que están haciendo Clarín y La Nación desde Papel Prensa para sofocar la competencia.

—¿De qué año es eso?
—De 1980. Es una más de las pruebas que hay. Basta recordar las cosas que vos has escrito sobre ese tema, las que escribió Héctor Ricardo García, las que escribió Julio Ramos.

—De comprobarse delito en la adquisición de Papel Prensa, ¿cabría la no prescripción por considerarlo un delito de lesa humanidad?
—Cuando leí el trabajo de la Secretaría de Comercio, escribí un artículo en el que decía que era contundente en la descripción, en la complicidad que esos diarios habían tenido con la dictadura, pero que me parecía que para llegar a probar participación en un delito de lesa humanidad iba a ser necesario un esfuerzo probatorio superior al que había en ese trabajo. Me parece que luego de esa presentación ha habido nuevos elementos que achican la brecha.

—¿Eso quiere decir que todavía existe la brecha?
—Eso lo va a decidir la Justicia. Yo opino lo que veo. A mí me parece que, por ejemplo, las grabaciones de las entrevistas que Graciela Mochkofsky le hizo al general Villareal, secretario general de la presidencia de Videla, donde dice que él directamente participó en la negociación de Clarín, de La Nación y de La Razón, me parece que muestra un grado de participación en lo que ocurrió superior a lo que ellos admiten y a lo que se conocía hasta ese momento. De que se beneficiaron, nunca hubo duda. Que usaron eso en forma totalmente contraria al interés social, mirando únicamente a su interés particular, y que eso implicó una línea de encubrimiento de los crímenes de la dictadura, de dar por buenos los comunicados oficiales que daban por enfrentamientos las masacres que se estaban produciendo; eso estuvo claro desde el primer momento. Ahora, se están acumulando elementos que indican un grado de participación superior al que se desprende de la mera lectura de las páginas de esos medios. Y en ese caso, me parece legítimo que la Justicia investigue. Me resulta una garantía el juez, que fue elegido por sorteo, y Ercolini fue nombrado por concurso; no ha sido objetado por nadie, tiene un alto grado de reconocimiento por su calidad técnica, por su falta de compromiso político. Y además, está funcionando un sistema de derechos y garantías que protege de cualquier arbitrariedad, porque por encima de Ercolini está la Cámara Federal de la Capital, que ha dado muestras sobradas de independencia, y por encima de esa Cámara, la Cámara de Casación Penal y la Corte Suprema de Justicia, que no cesa de dar muestras de su compromiso con la libertad de expresión, con el Estado de Derecho. De modo que me parece que estamos en una situación que no tiene precedentes en la Argentina. Por un lado, rige la más amplia garantía para el ejercicio de la libertad de expresión por parte de todos los ciudadanos, y se están limitando las capacidades punitivas del Estado para impedir el ejercicio de ese derecho fundamental. Y por otro lado, en el caso específico de Papel Prensa, existe todo un sistema de derechos y garantías que va a impedir cualquier arbitrariedad.

—La brecha a la que te referías ¿no tiene que ver sólo con lo económico sino también con lo penal?
—Me parece que nunca señalaron que los directivos de los diarios habían participado en la tortura, pero no es necesario que ellos estén en la sala de tortura. Lo que sí se recrimina es la participación en el delito como coautores. Videla tampoco ha estado en la sala de tortura, y está condenado a prisión perpetua.

—Pero hubo órdenes que emanaron de Videla.
—Videla era la cabeza de un aparato organizado de poder vertical. Los accionistas privados de unas empresas no eran parte de ese aparato. Pudieron haber sido cómplices en un caso determinado que los beneficiaba. Eso es lo que tiene que investigar el juez Ercolini.

—En caso de la publicidad oficial, te sumaste a la denuncia allá por el año 2005, cuando este fallo de la Corte Suprema de Justicia parecía una quimera. Nosotros, incluso, cuando comenzamos, no imaginábamos que íbamos a tener un fallo en la Argentina y nuestro horizonte era el Tribunal de San José de Costa Rica. Vos que, independientemente de tu apoyo al Gobierno, marcaste que estabas en desacuerdo, al ver que pasados seis años no sólo no cesa, sino que aumenta el uso discrecional de la publicidad oficial, ¿qué sentís?
—Lo que planteamos es que tiene que haber una fórmula objetiva, lo mismo que la Corte Suprema de Justicia. Y es lo que la Corte Suprema de Justicia le pide al Gobierno de la provincia de Neuquén en el caso del diario Río Negro, en el cual nosotros nos hemos presentado y planteamos también la necesidad de una fórmula objetiva y razonable para la atribución de la publicidad oficial. No nos hemos apartado ni un milímetro de esa posición.

—Y en el caso, no ya de Papel Prensa, sino de Cablevisión, ¿imaginás a Clarín recorriendo el camino que vos abriste y litigando ante el Tribunal de San José de Costa Rica?
—El dictamen del procurador, cuestionando la medida cautelar del juez, dice que no se justifica porque en caso de haber perjuicio económico está abierta la vía del resarcimiento del reclamo judicial por la compensación por ese perjuicio, en caso de que se produjera. En este tipo de juicios ésa es la práctica pacífica.

—¿Y qué pasará con el artículo 161 de la Ley de Medios sobre desinversión?
—Está claro que el Estado intenta que se cumpla con la ley, y que el Grupo Clarín está ejerciendo toda su influencia sobre la Justicia para impedirlo. Hasta ahora, con éxito. No me parece que pueda ser un éxito indefinido en el tiempo. Se está aplicando ya buena parte de la ley, no se está aplicando ese artículo; y yo no veo que haya buenas razones para que no se aplique. Si en algún momento ellos plantearon que el plazo era muy breve, ya han pasado largamente dos años, con lo cual ese argumento no se aplica. Y hay normativas nacionales que cumplir, pero que además están avaladas por normativas internacionales. Está el trabajo de la Unesco del año 2008, donde se plantea que a los efectos de asegurar la pluralidad y la competencia, los Estados tienen, no dice el derecho, sino la obligación, de adoptar medidas, incluyendo la desinversión en caso de que haya posiciones dominantes que impidan ese pluralismo.

—Durante los alegatos previos a este fallo favorable de Editorial Perfil, la relatora de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos citó a su equivalente de Europa diciendo que no sólo la concentración de medios estatal, sino también la privada inhibe la pluralidad.
—Está dicho por el propio sistema norteamericano que las resoluciones del tribunal europeo tienen que incorporarse como propias y constituyen un piso a partir del cual lo que se puede es ampliar aún más la protección, pero no disminuirla. Esto se aplica claramente en este caso. Aquí estamos hablando de intereses particulares a expensas del pluralismo, de la expresión del pensamiento, las opiniones y las informaciones buscadas y distribuidas por distintos sectores de la sociedad que hoy tienen una expresión restringida por el alto grado de concentración que se da tanto en el caso del insumo primordial de la prensa escrita como en el caso del sistema de comunicación audiovisual.

—Clarín sostiene que con la fusión de Cablevisión y Multicanal no controlan más del 50% del total de hogares del país...
—El tope para el cable es 35% de habitantes o abonados.

—Pero dado que más de dos tercios del la publicidad audiovisual se concentra en Capital Federal y Gran Buenos Aires, y que la penetración de Cablevisión más Multicanal en Capital Federal y Gran Buenos Aires es mucho mayor que su promedio nacional y que es la publicidad la que financia la producción de contenidos audiovisuales, esa fusión les dio ventajas como el manejo de la grilla, que trasciende lo económico.
—Sin duda.

—¿Y por qué, entonces, Néstor Kirchner firma la aprobación de la fusión?
—No sé. Yo me opuse cuando lo hizo. Lo escribí, lo dije, lo discutí con él. Nunca estuve de acuerdo. ¿Por qué lo hizo? La verdad, no lo sé. Es un secreto que se llevó él.

—Perón decía que el aliado táctico era un adversario del futuro, solamente los aliados estratégicos no lo eran. Los aliados tácticos estaban destinados a ser adversarios del futuro: Duhalde, Clarín, Moyano. En el terreno de las conjeturas, dado que no podemos preguntarle a Néstor Kirchner, se podría suponer que él le daba algo porque total después se lo podría quitar, como está haciendo su esposa ahora.
—Son hipótesis, Jorge. Me rehúso a hacer hipótesis sobre lo que no entiendo.

—¿Cómo interpretás el actual sistema de alianzas mediáticas del Gobierno, tan distinto al de la presidencia de Néstor Kirchner, que contaba a Clarín como su principal aliado?
—Cuando el gobierno de Kirchner firmó la prórroga de diez años de todas las licencias de radiodifusión, tanto radio como televisión, también lo cuestioné. Me pareció incorrecto porque tendía a cristalizar un panorama preexistente que no era el mejor. Cuando le concedió la licencia de C5N a Daniel Hadad, le dije a Kirchner que me parecía que era peor que Clarín. Y él me dijo: “Pero no tiene fuerza. Y yo necesito tener una vía alternativa para difundir las cosas que nosotros hacemos, porque si no, nos hacen un bloqueo informativo y hagamos lo que hagamos no se entera nadie”. Es una explicación. Todavía es verdadero que el conjunto mediático Clarín/La Nación funciona en tándem y es el demonio, y que el Gobierno no tiene un aparato de difusión equivalente. Si bien esa diferencia se ha achicado, primero porque Clarín y La Nación han perdido alcance y repercusión debido a su política de politización de la información. Yo podría decir hoy respecto de Manzano lo mismo que dije entonces respecto de Hadad. Si en algún momento a Cristina Fernández le interesara conocer mi opinión sobre el tema, yo le diría: “Manzano es peor que Clarín”. Y ella podría contestarme igual que Kirchner: “Pero es más débil”. Y yo no sé si tendría argumentos para refutar eso. Porque es real que Manzano es peor, pero es verdad que Manzano es más débil. Y que la posibilidad de tener una vía alternativa de difusión frente a un complejo mediático que censura, tergiversa, distorsiona, bloquea... Ningún gobierno puede despreciar eso. Estamos en la Argentina. No estamos en Escandinavia.

—Es cierto que en ventas de diarios la suma de “Clarín” y “La Nación” representa el 80% y que los nuevos diarios oficialistas que han aparecido no han alcanzado una difusión significativa. Esto vale para el papel pero es distinto cuando vas a lo audiovisual, donde Telefe es un canal mínimamente afín al Gobierno.
—Por lo menos, neutral.

—América ahora también afín, Canal 9 y Canal 7, oficialistas. Y en el caso de las radios, salvo Mitre y alguna otra excepción son neutras u oficialistas.
—Clarín y La Nación tienen además la fábrica de papel, la agencia de noticias, el canal de televisión, el canal de cable y la señal propia. Y además tienen los cables del interior que han ido comprando y ejerciendo la posición dominante mediante el uso del fútbol. Así como han exterminado competencia gráfica con el manejo del papel, han exterminado competencia audiovisual con el manejo del fútbol. Entonces, éstas son situaciones que hay que ver a lo largo de un prolongado desarrollo histórico.

—Hoy, en términos de producción de contenidos audiovisuales, los afines al Gobierno tienen más audiencia o por lo menos están equilibrados.
—No sé si es así. Pero si fuera, celebrémoslo porque se han equilibrado las cosas.

—Se acusa al oficialismo de que causas nobles terminan siendo utilizadas para fines innobles. ¿No temés que con aquello que se pretende mejorar termine siendo al revés? En el caso de Papel Prensa: si el objetivo del Gobierno es aumentar la producción para satisfacer todo el mercado interno (225 mil toneladas contra 175 mil que fabrica hoy Papel Prensa), tendría que incumplir el citado artículo 13 de la Convención Americana de Derechos Humanos, porque tendría que prohibir la importación de papel ya que no sería lógico fabricar todo el papel que se consume y dejar que se importe.
—¿Por qué no tendría lógica? Hay un diferencial de precios muy importante para el abastecimiento de los consumidores medios o pequeños. Para uno que tiene la logística y la capacidad de almacenamiento y la capacidad financiera, no. Pero para Página/12, sí. Nosotros no tenemos la capacidad de estoqueo, de financiamiento y de flete que tienen ustedes. El precio final que terminamos pagando por el papel que se necesita para hacer la edición de hoy del diario no es más barato, de modo que se podría tener la importación abierta y, al mismo tiempo, tener mayor producción.

—Si Clarín y La Nación decidiesen no comprar más papel nacional sino importarlo, Papel Prensa estaría en problemas aun sin aumentar su producción porque tendría más papel que compradores.
—La ley no dice que se esté obligado a comprar ese papel. Si ellos quieren importar, que importen todo lo que quieran.

—Ahí se plantearía un sinsentido.
—No, porque en vez de aumentar la producción, bajaría para abastecer al resto del mercado que no quiere papel de importación.

—Clarín y La Nación consumen más que todos los que hoy no compran Papel Prensa. Papel Prensa tendría que bajar la producción mucho.
—¿Les convendría a Clarín y La Nación eso? ¿O empezarían a tener quebranto en Papel Prensa?

—Hoy Papel Prensa no gana dinero.
—No gana dinero porque traslada la utilidad a los accionistas.

—Hoy, para ellos, que Papel Prensa fabrique 255 mil toneladas o 100 mil, no le cambiaría nada. La rentabilidad está si tienen acceso a un precio menor que el del papel internacional, cosa que fue así en el pasado. Hoy ya no lo es.
—Podría volver a serlo en el futuro. Los mercados son muy cambiantes. Tomo el ejemplo de la famosa Resolución 125 que establecía una escala móvil para las retenciones a las exportaciones de cereales. Si el precio aumentaba, aumentaba la alícuota, el porcentual, y si el precio bajaba, disminuía. Esa era una ley hecha previendo que los mercados son cambiantes. La oposición salvaje que hizo la oligarquía diversificada, con la participación entusiasta del Grupo Clarín, en contra de esa medida terminó perjudicando sus intereses. Si rigiera hoy la 125, las exportaciones de cereales pagarían menos retenciones que lo que pagan hoy. Te da un ejemplo de que pretender con una ley congelar mecanismos de mercado no tiene sentido. No podemos dar por sentado que la situación de hoy va a ser la de dentro de dos años, así como la de hoy no es la de hace cinco.

—En el caso del papel, que es la única commodity que tiene tendencia a la baja constante del precio porque Internet lo sustituye cada vez más, es muy difícil que se dé lo de la soja con la 125. Es cierto que mañana podría haber una hiperdevaluación en la Argentina como la de 2002, y en ese caso el papel nacional otra vez costaría la mitad del importado pero por poco tiempo. ¿Cómo calificarías hoy la relación de “Página/12” con el Gobierno?
—Página/12, tanto entonces como ahora, tiene un amplio campo de coincidencias en general con las políticas del Gobierno. Y tiene diferencias en una serie de temas, que las plantea.

—Recientemente criticaste la ley antiterrorista…
—Sobre la ley antiterrorista nadie lo ha dicho con más énfasis que yo en Página/12. No lo ha hecho Clarín, no lo ha hecho La Nación. Porque nosotros nos manejamos en base a nuestras convicciones y principios. Si las políticas del Gobierno coinciden con eso, me alegro. Ahora, si no coinciden, no me voy a callar, lo voy a decir con la mayor claridad. Tengo una valoración positiva del gobierno de Cristina, pero no he dejado de ejercer el periodismo, ni he dejado de tener mis convicciones. Y cuando entran en conflicto, voy a sostener lo que yo piense.

—¿Qué lleva a Cristina a aprobar una ley cuestionada por los organismos de derechos humanos?
—Yo lo he dicho: es una presión de Estados Unidos, del G1. El chantaje. De otro modo, la Argentina sería excluida del G20. Lo dijo José Sbatella en Carta Abierta hace dos sábados. Así la España de Felipe González ingresó a la OTAN, como forma de controlar el golpismo militar, cuando para llegar al gobierno había hecho campaña en contra de la participación. Son las cuestiones que todos los políticos practican, y con las cuales en este caso no estoy de acuerdo. Lo digo con todo el respeto y aprecio que tengo por Cristina y su gobierno, pero no me lo voy a callar. Son cosas fundamentales, son cosas identitarias, no para mí, para el CELS.

—También criticás mucho la política de seguridad de Scioli y de la Policía Bonaerense. Sintetizales el núcleo de tu disenso a los lectores de PERFIL que no te leen en “Página/12”.
—Los lectores de PERFIL se enteran porque permanentemente están levantando mis notas. Puedo hacer una síntesis. Lo que cuestiono es la delegación de responsabilidad del Gobierno en la seguridad en manos de la propia agencia policial. Es lo que hace el gobierno de Scioli en la provincia de Buenos Aires con la designación de Ricardo Casal como ministro de Justicia y Seguridad. Es la primera vez, desde el regreso a la democracia, que un Ministerio de Justicia y Seguridad está en manos de un agente penitenciario formado en los primeros años de la dictadura. El alcaide mayor Ricardo Casal se formó en el Servicio Penitenciario de la dictadura en los peores años, trabajando junto con oficiales que han sido denunciados e incluso condenados por violaciones a los derechos humanos. Y la política de delegación que hace me parece que no garantiza la seguridad, lo que garantiza es la impunidad, garantiza los negocios, la promiscuidad entre lo que es el problema y lo que debería ser la solución. Y si no tenés un instrumento, una fuerza de seguridad confiable, limpia, y que no tenga capacidad de extorsión sobre el poder político, no podés verdaderamente enfrentar el problema de seguridad que hay en la Argentina. Los golpes que la policía pegó en la Legislatura el día de la reasunción de Scioli fueron por una orden impartida por el Gobierno de la provincia a través del ministro Casal para que no se permitiera el acceso a los palcos a nadie que no tuviera la camiseta naranja que identifica a Scioli. Y el serio problema en el que está el Gobierno en este momento es que, una vez que se produjo la represión, y que estaban los militantes...

—En la escalera, tratando de entrar...
—... con la cabeza partida y sangrando, cuando el vicegobernador, Gabriel Mariotto, le informa al gobernador lo ocurrido y le dice que hay que separar de sus funciones a los policías que han hecho eso, Scioli dice: “Sí, por supuesto”. Y cuando llega el momento de concretarlo, los policías dicen: “Pero si ellos nos dieron la orden”. Lo dice el jefe de la rebelión: “Nos castigan por trabajar de acuerdo a las órdenes que recibimos”. Y este es el nudo del cual no saben cómo salir, porque esto pone en evidencia los pactos que nosotros venimos denunciando hace mucho tiempo. Esa delegación de atribuciones a la policía es un pacto de contraprestaciones recíprocas.

—Casal es colocado por Scioli. ¿Cómo justificás la alianza del kirchnerismo con Scioli?
—Scioli fue un candidato al que recurrió Kirchner para impedir el desembarco de Macri en la provincia de Buenos Aires, y tiene sus ventajas y desventajas. Ahora, aparte de Scioli hay todo un gobierno, hay vicegobernador, Cámara de Diputados, de Senadores, hay toda una institucionalidad funcionando a la que estos episodios han puesto en tensión.

—Le dijiste a Kirchner que Hadad era peor que Clarín. Y le dirías a Cristina que Manzano también es peor. Y la respuesta era: “Pero es más débil”. ¿También Scioli es más débil?
—Hoy es un gobernador que aspiraba a ser reelecto y no había un motivo… ¿Qué iba a decirle Cristina?: “Tengo otro candidato”. Scioli desafió a Kirchner y aspiraba a ser candidato a presidente. Y Kirchner le dijo: “Presentate a la interna; si me ganás yo te apoyo”. Scioli dijo que no: “Me quedo en la provincia de Buenos Aires”. Obtuvo bastante menos votos que Cristina, pero una gran diferencia respecto del resto, y por eso es gobernador.

—¿Ves en Scioli un adversario futuro para el kirchnerismo?
—No me parece que tenga la envergadura para eso. No es lo mismo gobernar la provincia de Buenos Aires dentro de un esquema en el cual hay una conducción nacional como la de Kirchner, como la de Cristina, que ser cabeza de un proyecto nacional. Ese era el plan que Casal había elaborado para Scioli, pero se filtró.

—¿En 2015 Scioli termina su carrera política ascendente?
—Tampoco me gustaría descartar todas las posibilidades. Predecir los mercados políticos es tan difícil como predecir los financieros, pero se me ocurre que el kirchnerismo va a tratar de desarrollar en la provincia de Buenos Aires fuerzas que expresen con más exactitud que Scioli el proyecto nacional que encabeza Cristina.

—¿Y no ves a Scioli como un contrincante?
—No. Pero Scioli ha llegado más lejos de lo que cualquiera podría haber esperado. Es un país donde llegar a presidente… Llegó Menem. Llegó De la Rúa. Es un país raro.

—¿Moyano es un problema de otra envergadura?
—Es difícil saberlo. Me parece que Moyano confunde la representatividad social y sindical que tiene con capacidad de acción política. Eso es un error. La idea de renunciar al Partido Justicialista es la idea de un proyecto político distinto, y no me parece que tenga mucha posibilidad de crear una alternativa política. Y si realmente lo intentara, no tendría apoyo en sus propias fuerzas. Dentro del núcleo más próximo a Moyano hay mucho desacuerdo, discusiones, de ninguna manera hay unanimidad absoluta en cuanto al camino a seguir, y hay muchos dirigentes que si él decidiera convertirse en un líder de la oposición o crear un partido, no lo seguirían porque valoran lo que se ha hecho en estos años. Y porque tienen una idea del rol sindical distinta de la que Moyano parece estar expresando en este momento. De modo que no le veo mucha potencialidad de desarrollo político. Sí le veo una capacidad de contestación social, de acción gremial. Muchos de sus reclamos los comparto. Otros, no. Pero me parece que en estos años ha jugado un rol positivo y lo puede seguir jugando. No creo que haya que descartarlo. Ahora, si él piensa que por razones políticas puede poner los camiones en la Plaza de Mayo, le llevará unos días darse cuenta de que no puede. Me parece que está absolutamente fuera de la lógica de las cosas.

—Ubaldini, que tenía una enorme representatividad y prestigio sindical, como candidato político sacó…
—Uno por ciento.

—¿No creés que Moyano se da cuenta y está planteando una escalada para negociar?
—Es difícil que no se dé cuenta.

—¿Carta Abierta, que durante el primer mandato de Cristina tuvo un alto perfil, continuará igual o lo imaginás con uno más bajo?
—No lo sé. Hace mucho que no participo de Carta Abierta. Participé en un momento en que había lo que Carta Abierta llamó una ofensiva destituyente, y me pareció imprescindible nuclear todas las fuerzas necesarias. Mi lugar de expresión y militancia no es Carta Abierta. Tengo muchos amigos y mucha simpatía, pero me expreso a través de mi trabajo como periodista, en mis libros y en mi trabajo en el CELS.

—¿Creés que fueron ingenuos, que el modelo de foro abierto termina siendo un problema para el Gobierno más que una solución?
—No veo que sea un problema para el Gobierno.

—¿Y ves cierta ingenuidad en el análisis político de Carta Abierta?
—Mi alejamiento incluye no estar demasiado al tanto de todas las cosas que están haciendo o planteando.

—Eliseo Verón escribió hace pocas semanas que Perón trataba de no definirse para que todos quedaran adentro. Cristina Kirchner, ideológicamente más principista, ¿puede llegar a generar contradicciones y quiebres dentro del peronismo?
—No estoy de acuerdo con Eliseo Verón en este análisis.

—Respecto de una Cristina más dogmática que Perón.
—Perón no era así. Perón en algún momento habrá hecho eso. Y Cristina también en algún momento. Si vos comparás al Perón del ’74 con la Cristina de 2010 es exactamente al revés de lo que dice Verón. El Perón del ’74 es expulsivo, intolerante, exasperado. Y la Cristina de 2010 es inclusiva. Depende de momentos. Hay un tiempo para cada cosa.

—¿Es posible que lo que pasó con Scioli, Casal y La Cámpora y lo que pasa con Moyano generen una tensión cismática dentro del peronismo con algún grado de comparación con los setenta?
—No. Son épocas distintas, situaciones, personas, personalidades, períodos históricos, intereses, prácticas políticas incomparables.

—¿Cristina Kirchner puede mantener la alianza, con una tensión razonable, sin que se cree una división dentro del peronismo que hoy la acompaña?
—Lo viene haciendo desde hace cuatro años. No veo ningún motivo para pensar que no pueda hacerlo ahora.
—¿Qué similitud encontrás entre La Cámpora de hoy y aquella Juventud Peronista de los setenta?
—El entusiasmo juvenil. Nada más.

—¿Y qué te vino a la cabeza cuando te enteraste de la muerte de Iván Heyn?
—Veo a todos los chicos muy golpeados, muy angustiados. Ha sido un impacto muy fuerte.

—¿Cómo ves las amenazas y los problemas que enfrenta en su segundo gobierno Cristina Kirchner?
—Era peor lo que enfrentó en su primera presidencia. Tiene una situación internacional más grave que la que tenía entonces, pero me parece…

—Ella asume cuando está explotando el mundo.
—Asume en 2007 y la crisis acá llega en 2008.

—Pero comenzó en septiembre de 2007, nada más que la onda expansiva llegó un año y medio después.
—Lo que viene ahora es, probablemente, más grave que lo que pasó entonces.

—Sos pesimista sobre la recuperación de la economía mundial.
—Lo veo complejo. Ahora, veo mucho más consolidada la situación interna. La batalla de la 125 ha sido una bisagra muy importante, los intentos de destitución, la posición del Grupo Clarín, del holding Techint tratando de imponer sus condiciones o quitar del medio a Cristina. El fracaso de ese intento ha creado una nueva situación. La capitulación de Paolo Rocca yendo a Olivos a confirmar que van a realizar finalmente la instalación demorada para el alto horno de Ramallo, de Siderar, me parece un dato muy importante.

—Los adversarios tienen menos peso, pero la inflación es peor que la de 2008.
—La inflación me parece un grado menor y, además, está en descenso. Y va a seguir en descenso. Porque al desacelerarse el crecimiento, se desacelera también. Es una molestia, es como un ruidito.

—¿El desafío económico se reduce a una balanza comercial que no genere la suficiente cantidad de dólares?
—Este es un gobierno que ha mostrado capacidad creativa frente a la crisis. Si se reducen los ingresos por cantidad o por precio de las exportaciones, habrá una diversificación. Por un lado, un refuerzo del mercado interno, que es muy importante y que ha sido revalorizado en estos años. Y por otro lado, diversificación de producciones exportables. Es un desafío interesante reducir los niveles de especialización y promover una diversificación que forma parte del desarrollo, con una inversión en ciencia y tecnología, con un refuerzo de la educación como nunca ha habido. Creo que hay elementos para ser moderadamente optimista sobre el futuro. Va a ser importante, por cierto, que los problemas no surjan dentro de las propias filas. Digamos, que Moyano entienda esto que estamos diciendo. Y que si el crecimiento se desacelera, no es por una decisión política en contra de esos intereses, sino porque la situación de la crisis internacional impone restricciones que afectan a todos los sectores. Eso no va a ocurrir; el Gobierno va a mantener claramente las alianzas centrales que ha tenido durante todos estos años. Ocho años es tiempo suficiente para poder prever cuáles van a ser las líneas centrales y las alianzas principales que van a seguir.

—¿Hay algo que no te haya preguntado y que les quieras decir a los lectores de PERFIL?
—Nada más.

© Escrito por Jorge Fontevecchia y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el sábado 24 de Diciembre de 2011.

Esa noche... Cuento de Marcelo Birmajer... De Alguna Manera...


Esa noche...
 

Ya pasaron veinte años. Todavía no se había inaugurado el Shopping Abasto. Se decía que el gigantesco mercado en desuso era el palacio de las ratas, y que bastaba con intentar cualquier obra para que Buenos Aires se convirtiera en Hamelin. 

Alrededor de aquel coloso dormido se arracimaban edificios derruidos habitados por okupas. Años más tarde, un incendio destruiría varias de esas viviendas sobre la avenida Corrientes. Lavalle o Agüero nocturnas, a esa altura, no eran aconsejables. Aquel 24 de diciembre se había cortado la luz alrededor de las ocho de la noche y yo estaba solo como un velador, extendido sobre mi sofá cama. Hasta hacía unos minutos había estado observando las luces de mis vecinos: los arbolitos de Navidad, las guirnaldas, las estrellitas artificiales. 

La electricidad había cesado súbitamente, pero una guirnalda permaneció encendida durante unos treinta segundos, por algún prodigio que se me escapaba, para finalmente dejarse llevar a la oscuridad como todos los demás artefactos. Y como mi propia persona. Por una parte, yo no festejaba. Por otra, había decidido apartarme de la raza humana. Ya estábamos bien: cada cual por su lado. No me había sido fácil. 

En los primeros años en aquel departamento, lo suficientemente alto como para poder sentirme en una torre, a una cuadra de la avenida Corrientes pero lejos de todo bullicio, habían llamado insistentemente preguntando por un tal señor Paravini. ¿El señor Paravini? ¿Se encuentra el señor Paravini? Evidentemente, era el anterior habitante de mi modesta covacha. Sobre Navidad y Año Nuevo los llamados multiplicaban; pero fui tan terminante, por momentos reconozco que incluso brusco, en mi negativa a ser el señor Paravini, que hacía ya un año que nadie lo llamaba. 

Sudé como un cochino en el sofá. El sudor es una de esas secreciones que no aprendemos a dominar en ningún período de nuestro ciclo vital. Me levanté para bañarme... ¿con qué objetivo? No tenía que ir a ningún lado, nadie vendría a visitarme. Ni siquiera podrían tocar el portero eléctrico sorpresivamente, ni para un ring raje. Pero intuí menos despiadada la soledad si me refrescaba.

En la penumbra del baño me sorprendió una lucecita roja, titilante; me asustó como si se tratara de un insecto extraterrestre. Pero simplemente había olvidado allí el teléfono, el primero eléctrico que usaba. La batería estaba dando su último suspiro. Cerré de un portazo, como si quisiera proteger mi intimidad de algún ser de las tinieblas. Escuché como caía el picaporte del otro lado. Eso me recordó que ya lo había notado flojo, pero me había limitado a no cerrar de un portazo. Probé de abrir y no podía. Me bañé diciéndome que, refrescado, seguro encontraría el yeite. Pero lo volví a intentar y no cedía. No podía patear la puerta porque estaba descalzo, y tampoco darle con el hombro, porque se me podía salir.

Tomé el teléfono: la batería hacía el pip pip de su cercana muerte, pero aún se escuchaba detrás el sonido del tono. Marqué el teléfono de uno de mis pocos amigos, que me había anunciado su partida a Miramar para esa misma fecha, con la esperanza de que algo lo hubiera retrasado. Nadie me atendió. El edificio estaba vacío: los que no habían marchado a casas de parientes, huyeron del corte de luz. 

¿Pasaría la noche en el baño? Y al día siguiente, ¿quién me rescataría? La gente regresaba entrada la madrugada del 25, y despertaba después del mediodía. Incluso despiertos, desde donde estaba, alejado de todos, no era fácil que escucharan mis gritos. Me consoló contar con el agua del grifo: hacía varios años que aceptaba la mortalidad, pero no de sed. Me recosté en la bañera y repasé mis logros hasta aquel momento: le había sacado dos juegos gratis al flipper de Terminator. 

Pasaron las horas. Pensé en Robinson Crusoe. Pero un baño no es una isla. Me adormecí. No calculé al tiempo hasta que una cañita voladora surcó la noche, como despidiéndose de mí. Varios petardos y una ametralladora la siguieron. De pronto, el teléfono dio su canto de cisne: un timbre apenas audible entre los estallidos de las doce. Atendí como un náufrago.

–¿Señor Paravini? –dijeron.

–¡Sí! –grité, sintiendo la garganta seca y caliente–. ¡Soy el señor Paravini y estoy encerrado en el baño... mis coordenadas son...

Pero apenas había dicho la calle y el comienzo de la numeración cuando se acabó la batería. Ahora ya no tenía ni la lucecita roja; y si volvía la electricidad, de nada me serviría sin poder colocar el teléfono en la base. 

Serían las dos de la mañana cuando me despertaron los ruidos de la puerta de entrada. Me di la cabeza contra el borde de la bañera al incorporarme repentinamente, pero estaba lúcido como para escuchar los pasos de dos adultos. 

Dos ladrones. ¿Qué hacer? ¿Advertirles de mi presencia y morir afuera? ¿O callar y morir encerrado? Pero no me dieron opción. Uno preguntó: –¿Señor Paravini? Me escuché decir: –Acá estoy.

De inmediato comenzaron a caer los tornillos del picaporte. Cuando se abrió la puerta, me encontré con un espectáculo inesperado: Papá Noel junto a un sujeto desconocido. El llamado había sido de una obra social que enviaba regalos para los socios y sus familias en la Noche Buena. A mí me mandaron el cerrajero de urgencia.

© Escrito por Marcelo Birmajer y publicado por el Diario Clarín de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el sábado 24 de Noviembre de 2011.

La Navidad solidaria...

La Navidad solidaria crece cada año...
 
 
La Comunidad de San Egidio también prepara la mesa de Navidad, ellos para invitar a los más pobres, a la gente que vive en la calle, a los abuelos, a los que menos tienen. Foto: Cedoc


La costumbre se propaga en todo el mundo. Cómo se organiza la comunidad de San Egidio en Buenos Aires.

A días de celebrarse una de las fiestas más importantes de la cristiandad que es la Navidad, muchas familias visitan Shopping y Supermercados para así proveerse de alimentos para el encuentro y regalos para los seres queridos.

La Comunidad de San Egidio también prepara la mesa de Navidad, ellos para invitar a los más pobres, a la gente que vive en la calle, a los abuelos, a los que menos tienen. En el año 1996 empezaron en Buenos Aires los almuerzos navideños, con el ritual de transformar los templos religiosos en grandes salones comedores donde personas con grandes necesidades sienten ese día que vuelven a tener dignidad. Pero esto empezó en la Basílica de Santa María en la ciudad de Trastevere en Italia, en el año 1982 cuando la gente de la Iglesia invitó a las personas que vivían en la calle a compartir con ellos el almuerzo navideño, esa vez eran sólo 47.

Pero se fue propagando a lo largo de todo el mundo, y luego de 25 años ya fueron 401 ciudades de los cinco continentes, participando más de 100.000 personas, se calcula que este año el número va a ser mucho mayor.

Los organizadores tienen muchas premisas, “Para nosotros los pobres son amigos, nosotros encontramos este sentido. Todos son conocidos por su nombre. Quien vive en la calle, y también los abuelos que están en una residencia, a menudo son como personas que no existen. Nadie las llama por su nombre. Pedir el nombre de un pobre, recordarlo, es el primer modo de decir: Para mí sos importante; no sos sólo tu necesidad. Sos mi hermano y yo me acuerdo de vos".

 
La Comunidad de San Egidio también prepara la mesa de Navidad, ellos para invitar a los más pobres, a la gente que vive en la calle, a los abuelos, a los que menos tienen. Foto: Cedoc

Tal es así que cada uno de ellos es invitado con nombre y apellido, esto viene siendo un trabajo de todo el año, de conocerlos en la calle a través del Programa Amigos en la Calle. Aunque si hay alguna persona que está sola y es presentada por alguien también tiene su lugar. Lo importante es saber la cantidad de comensales para recibirlos.

Así es el clima que se va a vivir el 25 de diciembre al mediodía en la Basílica de La Merced, en la Iglesia San Pedro Telmo, en San Pedro de La Boca, en Ntra. Sra. Del Carmen Centro, en Ntra. Sra. De Lujan de Laferrere, en Coronel Pringles y la novedad este año es que también se hará en la Unidad 47 del Servicio Penitenciario Bonaerense del Partido de San Martín donde están detenidos jóvenes adultos. A las Iglesias mencionadas también van a concurrir abuelos de los Hogares Rawson y Don Guanella de Tapiales.

Otro de los temas es el menú, que se unifica para una mejor organización, en todos los almuerzos en Buenos Aires, para esto piden colaboraciones de: pollos cocidos, fruta en lata, empanadas, personas que quieran colaborar para servir, y otro tipo de donaciones que se pueden hacer a través del teléfono 4362-4014 o el mail sanegidiobue@hotmail.com

Es una experiencia maravillosa, tanto para el invitado como para los que organizan, tal es la expresión en los rostros de la gente que muestran las fotos. Dicen los de San Egidio: "Siempre recibimos el cariño y el agradecimiento por compartir una fiesta tan importante juntos. A veces son pocas las palabras, pero muchos los gestos y las expresiones de los rostros que hablan de la alegría y el valor de estos almuerzos de Navidad. Muchos expresan que el almuerzo es como una primicia del Paraíso".


© Escrito por Inés María Correo y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el sábado 24 de Diciembre de 2001.

Malvinas Argentinas... Londres duerme… De Alguna Manera...


Londres duerme…


Uno de los más prestigiosos columnistas del Reino Unido, Richard Gott, escribe en el diario The Guardian que su país está “dormido” en cuestiones que tienen que ver “con la Argentina y las Falklands”, es decir las islas Malvinas. Su conclusión es que “Sudamérica está cada vez más fuerte y crecientemente unida”, y que por eso Gran Bretaña “debe despertar ante esta nueva realidad”.

Gott toma como dato clave la última decisión del Mercosur de que ninguno de los cuatro miembros –naturalmente la Argentina, pero tampoco Uruguay, Brasil y Paraguay– permitirá que recale en sus puertos un buque con bandera de las islas. La resolución no es abstracta. Durante muchos años después de la guerra de 1982, cuando los militares argentinos hicieron retroceder la posición negociadora argentina con el desembarco y la derrota, Montevideo permitió el uso de su puerto y de su aeropuerto.

Refleja Gott que “tradicionalmente el Foreign Office dice a los periodistas sotto voce que los gobiernos de América latina (y, muy importante, estas alianzas ahora incluyen Estados del Caribe con lazos históricos con Gran Bretaña) hablan con lenguaje fuerte, pero de verdad no apoyan el reclamo argentino sobre las Falklands”.

Para el columnista, la verdad más fresca es que “la música de fondo cambió”. Y lo explica así: “Las naciones de América latina no miran más hacia Europa y hacia los Estados Unidos en busca de apoyo y consejo”. Esas naciones hacen otra cosa: “Crecieron al punto de que quieren hacer lo suyo. Esta semana, el reclamo argentino sobre las Malvinas resultó poderosamente reforzado”.

El texto de Gott evidencia un nuevo nivel de reflexión. El pedido argentino de negociar la soberanía de las Malvinas con el Reino Unido aparece, en el análisis del columnista, como parte de la nueva realidad del continente. La Argentina consiguió uno de los respaldos más fuertes sobre las islas en la primera reunión de la nueva Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe. El apoyo caribeño revista la novedad que Gott le atribuye. En buena medida, quizá, por la progresiva lejanía respecto de una Europa en crisis que no puede dar ni reclamar. Y en buena medida, también, por la decadencia mexicana y la creciente influencia venezolana sobre el Caribe, petróleo y diplomacia mediante.

De paso, un apunte histórico. Venezuela sintoniza con la Argentina y al mismo tiempo mantiene intacto su vínculo histórico con el Reino Unido. Todos los años, cuando se celebra el aniversario de las batallas de Carabobo y Boyacá, el gobierno de Caracas rinde homenaje a las Legiones Británicas, el grupo de entre cinco y seis mil voluntarios que pelearon en la independencia americana bajo el mando de Simón Bolívar. Puede atestiguarlo John Hugues, un galés ya retirado del Foreign O-ffice que hoy vive en Londres y fue embajador en Venezuela y en la Argentina.

En un artículo escrito en 2010 y reflejado en este diario, Hugues repitió la política oficial de que “existe un compromiso bipartidario” (en ese momento laborista y conservador) con las islas, se lamentó de que no pudiera construirse con la Argentina una estrategia común frente a la explotación de petróleo, anticipó que habría mayores dificultades en este último terreno y dejó dos pronósticos importantes: uno, que el gobierno que asumiría en la Argentina en 2011 no cambiaría la consigna de “las Malvinas son argentinas”, frase que Hugues puso así en el artículo original; otro, que “no habrá una guerra”.

Gott, que no es diplomático, fue más allá y acaba de escribir que “dado que la Argentina y Gran Bretaña tienen, ambos, un reclamo por las islas, el sentido común debería sugerir que los dos países deberían reunirse para negociar una solución, y eso es exactamente lo que la presidenta argentina Cristina Fernández de Kirchner sugirió con frecuencia”. Dice Gott, en ese punto del mismo modo que antes Hugues, que la Presidenta no preparó a las Fuerzas Armadas argentinas para un ataque. Recuerda que los militares quedaron tan desacreditados por la represión como por “el asalto sin resultado a las islas en 1982”, y por eso están confinados a los cuarteles y no tienen ni las armas ni los fondos ni la determinación de atacar las islas. La Presidenta, para Gott, simplemente reitera una política que forma parte del núcleo de la Argentina.

© Escrito por Martín Granovsky y publicado por el Diario Página/12 el sábado 24 de Diciembre de 2011

El silencio como fortaleza o debilidad… De Alguna Manera...


El silencio como fortaleza o debilidad…


Esta vocación por el silencio ¿será entonces fortaleza o debilidad?

Ajuste y ofensiva antiprensa. La autoproclamada “sintonía fina”, el doble discurso oficial y la búsqueda de unificar el relato a la fuerza.

¿Fortaleza o debilidad? El kirchnerismo enfrenta, por primera vez en su historia, la realización de un autoajuste: les toca ahora, en su tercer gobierno consecutivo, hacerse cargo del gasto discrecional. Lo hacen a regañadientes, vistiendo de actos patrióticos la renuncia a subsidios que ellos mismos dieron.

El Gobierno sabe, sin embargo, que aun así no alcanza: el “reacomodamiento” de Boudou es sólo el 6% del total que deberá seguir desgranándose con el correr del año. Ese desfase –que se inauguró con el eufemismo presidencial de “sintonía fina”– dejará en evidencia, cada vez más, el doble discurso kirchnerista: Moyano lo advirtió como el comienzo del final de su poder: una cosa son las góndolas y otra el Indec.

En este marco, la insólita escalada oficial contra la prensa de esta semana no hace más que marcar la necesidad oficial de silencio frente al conflicto.

El Gobierno necesita unificar el relato a la fuerza: por eso intenta controlar la provisión de papel, combina con Daniel Vila y José Luis Manzano el desembarco de la Gendarmería en Cablevisión, trata de acelerar los tiempos del desguace de los monopolios ajenos (mientras reafirma los propios) y fuerza la interpretación judicial de Papel Prensa como delito de lesa humanidad.

A la hora de interpretar los alcances de la flamante ley antiterrorista, el titular de la Unidad de Investigaciones Financieras, José Sbatella, confirmó que no sólo incluye ciertos delitos económicos sino que puede alcanzar incluso a medios de comunicación. “Podrá aplicarse a una especulación que golpee al Gobierno, que aterrorice a la población”, dijo.

La ambigüedad de la norma recuerda a las disposiciones chavistas sobre la prensa, autorizando la detención de quienes “causen zozobra en el público”. ¿Advertir al público de la quiebra de un banco es causar zozobra? ¿Denunciar una bolsa de dinero en el baño de la  ministra de Economía lo es? ¿Cuáles son los límites del terrorismo y quién los marca? ¿A qué distancia se ubica la “zozobra” de la “campaña antiargentina”? ¿En qué momento la crítica libre se convierte en traición a la patria?

Esta vocación por el silencio ¿será entonces fortaleza o debilidad?

© Escrito por Jorge Lanata y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el viernes 23 de Diciembre de 2011.

Traidores... De Alguna Manera...


Traidores...

Quién en el mundo no recuerda la historia del que fuera el amigo predilecto de Jesús, uno de los doce apóstoles, aquel que tuvo la osadía de venderlo por 30 monedas de plata, identificándolo con un beso. Pero después, enloquecido por el remordimiento, se ahorcó…

Pese a los suicidios misteriosos y a las estatizaciones tenebrosas, no debe haber tema más “navideño” que la preocupación por la esperanza. Existen pocas demandas más palpitantes y duraderas que la fantasía y el ansia de una vida menos filosa, no tan hostil. Sin embargo, estas simples y potentes ensoñaciones también se han ido descascarando en la Argentina, desvencijadas por la vociferación reinante. Hasta un árbol de Navidad ha sido incendiado en la calle por patéticos melanco-guerilleros de cartón. Una peculiar y persistente onda de intensa emotividad parece desmentir a quienes esperamos que las sociedades, como las personas, encuentren de vez en cuando denominadores comunes en lugar de seguir cavando trincheras.

Con el expediente de consideraciones ideológicas y hasta generacionales, quienes piensan el país como una batalla sin cuartel han tenido éxito en la puesta en valor de la guerra como escenario principal. La paz, el encuentro, la aceptación de las discrepancias son, en esta Argentina de cara a 2012, expresiones vituperadas, calificadas como melancólicas manifestaciones de ingenuidad o vejez. Amigos distanciados, familias que no pueden hablar de política (porque si lo hacen se insultan y lastiman), parejas enfrentadas, padres e hijos desencajados. Un viscoso y venenoso elixir de odio e intolerancia destruye pasados comunes y el remanente emocional de las experiencias grupales de la juventud.

Los esperanzados o fanáticos del nuevo orden reinante hoy en la Argentina se escandalizan de quienes piensan un poco diferente o todo lo contrario de ellos. Los que hemos sido inscriptos en el batallón de la herejía, o a quienes se nos describe como personas que habrían “traicionado” sus principios de otrora, formamos batallones con los que no hay reconciliación. No lo viví porque era un niño de pantalones cortos, pero me dicen que algo muy parecido sucedió en la Argentina de comienzos de los años cincuenta del siglo pasado. Claro que entonces el poder de Perón al menos no se embriagaba de relatos impregnados de mentiras ideológicas. El peronismo era reciamente anticomunista y no perdía oportunidad de expresar su desagrado y oposición al marxismo apátrida; no había márgenes para despotricar contra los opositores desde composturas “progresistas”. Lo nuevo de estos tiempos es que similar acrimonia se enarbola hoy, pero desde unos supuestos baluartes de superioridad moral y certeza doctrinaria. Es verdaderamente fantástico lo que ha sucedido.

No pretenden reciprocidad quienes carecen de dudas. La vida los ha puesto en un lugar soñado, ese poder en el que, finalmente, los ideales de la juventud se estarían haciendo realidad. Por consiguiente, quienes no lo vemos así o tenemos severas sospechas de que todos aquellos valores fuesen –mirados desde hoy– tan virtuosos como pensábamos entonces somos mecánicamente condenados a un desprecio monumental. Mientras que los herejes, una y otra vez repudiados por haberse “dado vuelta”, en casi todos los casos abren espacios y crean oportunidades para que digan lo suyo los que se alegran de ocupar el poder o adhieren a quienes lo conducen; nada similar sucede en las trincheras oficiales. La reciprocidad no existe; no hay espacio oficial para disentir, aunque los vigilantes del oficialismo se quejen de la supuesta “falta de pluralidad” de los medios que ellos llaman hegemónicos.

La ocasión navideña, por otro lado, nos suele predisponer para miradas menos torvas, actitudes menos belicosas. ¿Por qué se ha producido un tajo tan profundo y tan reacio a cicatrizar? Supongamos que, como dicen los entusiastas de este momento, sencillamente no sienten empatía alguna con quienes, habiendo sido compinches hasta hace seis o siete años, ahora son estigmatizados por pensar diferente. No terroristas o golpistas, sencillamente discrepantes. Así las cosas, ¿serían esas razones lo suficientemente concluyentes como para que reine este estado de sitio existencial? ¿Es tan determinante en las relaciones entre seres humanos lo que cada uno opina sobre las políticas de un gobierno y las alianzas coyunturales que el poder arma para cumplimentar su agenda? ¿Por qué son bienvenidos sin objeciones a este poder camaleones que devinieron justicialistas o progresistas luego de añares revolcándose en la vereda de enfrente, mientras que sólo merecen escarnio quienes, no habiendo sido jamás “de derecha”, se permiten –en cambio– cuestionar ahora parte o mucho de lo que se dice y hace en nombre del “modelo” vigente?

Habrá que inventar palabras o conceptos que describan elocuentemente el punto de inadmisibilidad (¿qué es lo que no perdonan o no aceptan?), que está en la base de esa belicosidad punzante que liquida afectos, destruye historias y corporiza enemistades. Dicen que finalmente ha llegado en la Argentina la hora de manifestar de manera frontal las contradicciones soterradas. Teorizan que nada hay más humano que el conflicto y que es bienvenida la explicitación de las diferencias. Hablan del fin de las hipocresías. No sé, tengo mis severas dudas. Hemos tenido numerosas y fuertes discrepancias en épocas recientes de las que he sido contemporáneo. Nunca antes se había experimentado, sin embargo, una animadversión tan belicosa como la que oscurece hoy el clima de las relaciones y de la mera cotidianidad.

Navidad no es mal momento para tratar de comprender este truculento perfume de discordia que emana hoy del poder y del que se contagian quienes derraman felicidad retórica por el statu quo implantado en 2003. Quisiera equivocarme fieramente y convencerme de que no es para tanto. Pero impresiona la jactancia triunfalista de la pedantería oficial. Uno diría que respiran a la vida en clave de guerra y, por eso, quienes se embanderan en ese alineamiento parecen estar dispuestos a las más temibles maldades. O, al menos, a los más rotundos desdenes. Son como la noche-mala de la noche-buena.

© Escrito por Pepe Eliaschev y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el viernes 23 de Diciembre de 2011.