jueves, 21 de octubre de 2010

José Carabajal... El Sabalero... Hasta Pronto... De Alguna Manera...

José Carabajal... El Sabalero... Hasta Pronto...

"El Sabalero", murió hoy a los 66 años en una vivienda del balneario Villa Argentina, en la costa atlántica uruguaya.

El cantautor uruguayo José Carbajal "El Sabalero", murió hoy a los 66 años en una vivienda del balneario Villa Argentina, en la costa atlántica uruguaya.
Carbajal fue encontrado por allegados y su deceso aparentemente se debió a un paro cardíaco, según informa la agencia DPA basada en medios locales.

Carbajal era una de las figuras emblemáticas de la música popular uruguaya, integrante de una generación destacada junto con Alfredo Zitarrosa, Daniel Viglietti, Los Olimareños, Héctor Numa Moraes y otros. Por estos días, el popular artista se encontraba realizando un ciclo de conciertos en un bar de Montevideo y estaba embarcado en un proyecto artístico para desarrollar en escuelas primarias de todo el país.

Desde que se exilió, en la década de 1970, como consecuencia de la dictadura que se instaló en su país en 1973, "El Sabalero" vivió alternadamente entre Uruguay y Holanda.
Había nacido el 8 de diciembre de 1943 en Juan Lacaze, un pequeño pueblo obrero del departamento de Colonia, a unos 160 kilómetros al oeste de Montevideo y estaba casado con una holandesa con quien tuvo un hijo que también se ha dedicado a la música.

Entre sus composiciones más conocidas se encuentran "Chiquillada", grabada por varios artistas sudamericanos, "A mi gente" y "La sencillita". Grabó 21 discos con varias reediciones y recopilaciones como solista o en conjunto con otros artistas.


Hasta pronto Sabalero... Te lloraré hasta reencontrate... De Alguna Manera...



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La Muerte
. José Carbajal

Me enrosco en tus ancas fuertes
y en tus ternuras, mi negra
me gusta vivir la vida
entregándome a la suerte
pa' no tener tanto miedo
cuando me abrace la muerte

Será porque tengo el cuerpo
llenito de madrugadas
que busco una muerte viva
jamás una muerte mansa
o será que no se eligen
estos barullos del alma

Atrás de la enamorada
anda el que esta enamorando
detrás de mi vida, negra, corren
los que van matando

Con chorros de mariposas
enamoramos la vida
entre sábanas calientes
promesas y despedidas
y bajo cada aletazo
anda la muerte escondida

Angelito de Bosteco
ventanita de un verano
me enseñaste la tristeza
cuando soltaste mi mano

Quedarás con los mariachis
cantarás en las trompetas
y yo me marcho solito
llorando por que me cuesta

La muerte no tiene manos
la vida se las quitó
pero le dejó la boca
y le dice: Ven, mi amor

Muerte que anda de amargura
como si se lo pidiera
déjeme un ratito solo
pa' arreglarme con mis penas

Le juro que si se ensaña, muerte
con mi corazón
el día que me caliente
entro a perseguirla yo

¿Con quién se moja la muerte
que nunca chupa conmigo?
y amigo de buena vida
no le importa ni un comino

¿A dónde se irá la muerte
que salió en punta de pie?
- !No me interesa compadre!,
ya lo sabremos después

La muerte andaba rondando
quien sabe dónde andará
no me dejes alegría
no te vayas vida mía
que esta puta, vieja y fría
nos tumba sin avisar



Lalo Mir... 200 Años... De Alguna Manera...

Lalo Mir... 200 Años...



Una excelente síntesis de Lalo Mir sobre los 200 años de la República Argentina...

© Todo Noticias

miércoles, 20 de octubre de 2010

Maradona... Un pibe que debutó con un caño... De Alguna Manera...

Maradona... Un pibe que debutó con un caño...

Diego Maradona y su clásico gesto con la lengua afuera. Foto: CEDOC

Hace 34 años, un 20 de octubre de 1976, un Maradona quinceañero hacía su debut oficial en Primera División con Argentinos Juniors.

Un 20 de octubre de 1976, un jovencito de 15 años y pelo enrulado debutaba en Primera División con la camiseta de Argentinos Juniors. En la primera pelota que tocó, aquel muchachito irreverente le tiró un caño a Juan Domingo Patricio Cabrera, volante de Talleres de Córdoba, rival del Bicho en aquella ocasión. El nombre y apellido de aquel primerizo que hacía sus primeras armas en Juan Agustín García y Boyacá es el mismo que lleva el estadio allí enclavado: Diego Armando Maradona.

Desde 1969 y con sólo 10 años, Maradona la rompía ya con Los Cebollitas, las divisiones inferiores de Argentinos. Pero tuvo que “esperar” hasta los 15 para debutar en Primera. “Vaya, Diego, juegue como usted sabe”, le había pedido el técnico del Bicho, Juan Carlos Montes.

Y Diego cumplió. Cuando entró por Giacobetti en el arranque del segundo tiempo, agarró la pelota y la hizo pasar entre las piernas de Cabrera: el primer lujo de miles y miles que llegarían después a lo largo de su carrera.

Talleres ganó 1-0 aquel día, pero el resultado es tan sólo una anécdota. Porque aquel 20 de octubre quedaría marcada como una de las fechas más importantes de la historia del fútbol argentino y también mundial. La máxima festividad de los “maradonianos”. El día en que Diego comenzó a hacerse grande.

El 30 de octubre, Maradona cumplirá 50 años.

Publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el miércoles 20 de Octubre de 2010.


domingo, 17 de octubre de 2010

Huracán 0 vs. Boca Juniors 2... De Alguna Manera...

Mamá yo quiero...

Boca volvió a ganar en la Bombonera. Palermo la quiso parar, le rebotó en la mano, dio media vuelta y la clavó al ángulo desde afuera del área. En el segundo, Chávez entró al área y Viatri definió para el 2-0 defintivo. Lucchetti logró terminar con su arco en cero tras 172 días.

Borghi, con tanto amague de salida, de a poco logra consolidarse en un banco que quema y en el que hay que tener la cabeza fría a la hora de tomar decisiones. Desde que llegó lo único que no negoció fue el sistema y de a poco va encontrando los resultados. Hoy le ganó con autoridad a Huracán, que pocas veces inquietó a Lucchetti, por primera vez con el arco invicto desde que empezó el torneo. Fueron 13 partidos, 172 días, una eternidad... También dejó a Palermo y a Viatri firmes en su puesto, con un gol cada uno, en otra muestra más de que el Bichi cree en el doble 9 y no va a claudicar hasta que la realidad le demuestre lo contrario.

Con una tranquilidad y un andar cansino, Boca jugó al ritmo que siempre quiso imponer. Sin presiones ni apresuramientos estériles, apostó a que la pelota pasara por Escudero y el Pochi Chávez que en varias oportunidades dejaron mano a mano a Palermo, aunque en tres de las cuatro que quedaba cara a cara con Monzón el juez de línea, Alejo Castani, levantara la bandera aunque el Loco arrancaba en zona lícita.

Como venía pasando desde el inicio del torneo, Boca sufrió más de la cuenta con los centros cruzados de Huracán, porque Lucchetti no termina de dar la sensación de confianza que una defensa con tres necesita, pero tampoco hubo jugadas del Globo que realmente pusieran en riesgo su inédito invicto.

Y llegó la jugada polémica, la que casi le puso fin a un partido en el que Huracán dejó de buscar por miedo a generar espacios para que Boca lo liquidara de contra. Palermo recibió cerca de la media luna y en la media vuelta la pelota rebotó en su mano izquierda. Cuando volvió a elevarse, sacó un zurdazo cruzado que se metió en el ángulo. Hubo protestas de todo Huracán, pero dio la sensación de que no había intención de sacar ventaja cuando la pelota le dio en la mano. Bien el árbitro que dejó seguir y el línea, que tampoco levantó la bandera.

Y Boca va acomodándose para darle la bienvenida a Riquelme, que de a poco se pone a punto para sumarle fútbol a un equipo que al menos hoy demostró orden y personalidad. Y llegó el gol de Viatri, después de una dormilona de toda la defensa de Huracán que tuvo muchos méritos para que la pelota le quedara servida a Viatri.

El torneo está lejos y el superclásico está cerca. Aunque para Borghi no sirva para salvar el año, deberá entender que para el hincha sí. Que no va a alargar ni un poco su permanencia en ese banco, pero que sería un regalo preciado para un hincha que estaba acostumbrado a ganar todo y hace tiempo no puede ganar nada. El Boca de Borghi parace estar asomando de una buena vez por todas.

© Escrito por Rodrigo Calegari y publicado por el Diario Deportivo Olé el domingo 17 de Octubre de 2010.


Las Fotos...


“Roly me pidió morir en la cancha y se lo respeté”...

La cara de Brindisi lo dice todo.

Brindisi explicó por qué no sacó a Zárate en el último cambio y fue autocrítico con el rendimiento de su Huracán: "De una situación así, se sale trabajando. No hay otra".

A Huracán le quedaba un último cambio. Miguel Angel Brindisi le preguntó a un exhausto Rolando Zárate cómo se sentía. El Roly dijo que quería seguir y, por eso, fue que el que salió para el ingreso de Mariano Martínez fue Diego Rodríguez.

"Roly dijo que quería morir en la cancha y se lo respeté", dijo, ya con la derrota consumada, Brindisi. El delantero venía de salir por lesión en el partido con All Boys, pero éste, en la Bombonera, no quiso perdérselo.

Por otra parte, el técnico aseguró que hay que hacer una autocrítica. "La realidad es así. La única expresión que tiene un equipo de fútbol es la que refleja en el campo de juego. Y la nuestra marca que estamos en una situación compleja", tiró.

En cuanto al análisis del partido, Miguelito fue claro: "Estábamos jugando con orden. No fue un partido bueno, hubo un primer tiempo regular y cuando nos estábamos acomodando, llegó el segundo gol. Ahí, no pudimos reaccionar".

© Publicado por el Diario Deportivo Olé el domingo 17 de Octubre de 2010.

Los Goles...




El Partido...



La Tabla...



17 de Octubre... A 65 años... De Alguna Manera...

El 17 de octubre de 1945 - Testimonio de un obrero...


A principios de octubre, durante el gobierno de Edelmiro J. Farrell, Perón fue obligado a renunciar a todos los cargos públicos que ocupaba con el objetivo de desarticular su programa político. Fue detenido y trasladado a la isla Martín García. El Comité Central Confederal de la CGT declaró una huelga general a partir de la hora cero del 18 de octubre “como medida defensiva de las conquistas sociales amenazadas por la reacción de la oligarquía y el capitalismo”. La iniciativa sindical fue, sin embargo, desbordada por las bases, y desde la tarde del 16 de octubre los obreros empezaron a dejar sus lugares de trabajo. El 17 de octubre de 1945, miles de trabajadores provenientes principalmente del cordón industrial del Gran Buenos Aires se acercaron a Plaza de Mayo reclamando la presencia de Perón. El gobierno debió finalmente ceder a la presión popular y el general fue trasladado a la capital. Por la noche, Perón pudo estrenar su saludo con los brazos en alto.


La gente venía del sur


Relato testimonial de Sebastián Borro, un obrero que participó de la jornada aquel 17 de octubre, aparecido en La Opinión Cultural el 15 de octubre de 1972.

El 17 de octubre de 1945 me encuentra cumpliendo tareas en un establecimiento metalúrgico ubicado en Constitución, sobre las calles Luis Sáenz Peña y Pedro Echagüe. Yo tenía entonces 24 años de edad. Mi oficio era oficial tornero mecánico… En la mañana del 17 de octubre, aproximadamente a las 9, grupos de personas venían desde Avellaneda y Lanús avanzando hacia el centro de la ciudad. Pasaron por la calle Sáenz Peña, observaron que había un taller mecánico (donde trabajaban 130 personas) se acercaron a nosotros y nos dijeron: “Muchachos hay que parar el taller, hay que salir a la calle a rescatar a Perón”.

Las noticias que teníamos en ese momento eran que Perón estaba detenido y que todo lo que se hacía era para rescatarlo. Efectivamente, el taller paró y la gente salió a la calle. Algunos fueron a sus casas. Pero la gran mayoría siguió con los compañeros que venían del sur. Fuimos caminando hacia Plaza de Mayo y habremos llegado aproximadamente a las once y media, porque en el camino íbamos parando los diversos establecimientos de la industria metalúrgica y maderera que había por Constitución.

A esa hora no había tanta gente como la que hubo por la tarde, que cubrió toda la Plaza. En la marcha hacia allí se pintaban sobre los coches, con cal, leyendas como “Queremos a Perón”. También sobre los tranvías. La gente se paraba y reaccionaba a favor de la manifestación que iba a Plaza de Mayo para tratar de cumplir con la idea que tenían los que habían organizado eso. Perón había aplicado leyes nuevas y otras las había ampliado: pago doble por indemnización, preaviso, pago de las ausencias por enfermedad. Eran cosas que antes no se cumplían; hasta ese momento, donde yo trabajaba, no se cumplía ninguna de esas leyes. Le voy a decir más: creo que pocos días antes de su detención, Perón había conseguido un decreto por el que se debían pagar al trabajador los días festivos: 1º de mayo, 12 de octubre, 9 de julio, etcétera. Recuerdo que uno de los patrones nos dijo entonces: vayan a cobrarle a Perón el 12 de octubre (ya estaba detenido). Después del 17 de octubre cobramos ése y muchos días más.

Eran tan reaccionarios los patrones (me aparto un poco del 17 de octubre) que en enero de 1946, estando el capitán Russo en la Secretaría de Trabajo, la empresa en la que yo trabajaba fue citada tres veces. No se había presentado. Tuvo que ser intimado por la fuerza pública a concurrir a la Secretaría de Trabajo, donde algunos de nosotros éramos representantes del personal; no elegidos, porque no había organización gremial, sino porque éramos los más decididos. Uno de los patrones dijo que no tenía tiempo para pagar aguinaldo, vacaciones, a última hora. Le contestaron que la ley 11.729 fue aprobada en 1932. Y que todas las cuentas que no se habían hecho desde entonces habría que hacerlas ahora. Efectivamente, el 1º de febrero de ese año cobramos aguinaldo, pagos por enfermedad y tuvieron vacaciones los que quisieron tomárselas.

Siguiendo con el 17, llegamos a la Plaza; cada vez se hacía más entusiasta; había alegría, fervor. Frente a la Casa Rosada empezaron a armar los altavoces. Hablaron distintas personas, el coronel Mercante, Colom, que fue uno de los últimos oradores. Trataban de ir calmando a la gente: por cada intervención de los oradores, la reacción era más fervorosa a favor de Perón. Se decía que venían trabajadores del interior del país. No lo puedo probar. Recuerdo, sí, que era una tarde muy calurosa y la gente se descalzaba y ponía los pies en las fuentes, muchos por haber caminado tanto. Concretamente lo que yo presencié era la gente que venía del sur. Berisso, Avellaneda, Lanús, Lomas de Zamora. A medida que crecía la cantidad, en la Plaza de Mayo aparecían los carteles. Por primera vez yo observaba algo igual: nunca había visto una asamblea tan extraordinaria. Cuando el coronel Perón apareció en los balcones sentí temblar a la Plaza. Fue un griterío extraordinario que nos emocionó de tal manera. Todo parecía venirse abajo.

Unos días antes se decía que Perón estaba gravemente enfermo. Por los parlantes se había anunciado que el coronel Perón se encontraba bien de salud y que estaba en el Hospital Militar. En un momento, Colom dijo, más o menos: “Quédense que vamos a traer a Perón”. Mucha gente gritaba por Perón –quizá por primera vez- sin tener todavía conciencia clara de su actividad. Porque, además, la gran prensa trataba de desvirtuar la figura de Perón. La gente se enteraba a través de los delegados o los activistas pero no por la prensa, que casi en su totalidad estaba en contra. Aunque él había hablado en distintas oportunidades desde la Secretaría de Trabajo. Y se había hecho carne que era un auténtico defensor de los derechos del trabajador.

Nos causó mucho dolor saber que lo habían detenido pero –en lo que respecta a mí y un grupo de compañeros- sinceramente nos considerábamos impotentes, porque recién estábamos despertando, después de muchos años, en el país. Para otros –quizá- con anterioridad, pero a partir de ese 17 de octubre despierta la conciencia para nosotros. Se hace carne que al pueblo tiene que respetársele como tal, cosa que Perón proclamaba diariamente. De ahí que, si bien nos sentíamos impotentes, podíamos hacer algo: sacar a Perón de las garras de la oligarquía y colocarlo en el lugar que correspondía para que sea permanente una auténtica justicia. Es decir, ese idealismo que teníamos nunca lo habíamos vivido en el país. No creí que iba a haber tanta gente en la Plaza; lo que sí pensaba era que el agradecimiento del pueblo a Perón tenía que ser auténtico. Pero yo no conocía la reacción de la gente, hasta que la viví.


© La Opinión Cultural, 15 de octubre de 1972. http://www.elhistoriador.com.ar