lunes, 3 de agosto de 2009

Alguien que defiende al kirchnerismo a capa y espada, y que supo aparecer en cuanto medio y lugar fue requerido a fin de ponerle el cuerpo al duro conflicto entre el Gobierno y el campo, se sinceraba, hacia el fin de la semana que pasó, con aire de desconcierto.

Alguien que defiende al kirchnerismo a capa y espada, y que supo aparecer en cuanto medio y lugar fue requerido a fin de ponerle el cuerpo al duro conflicto entre el Gobierno y el campo, se sinceraba, hacia el fin de la semana que pasó, con aire de desconcierto. Decía, entre otras cosas, que “es increíble lo que está pasando. No lo podemos entender. Los que nos identificamos con los postulados progresistas del kirchnerismo estamos haciendo una evaluación autocrítica de todo este proceso y vemos cómo todas las acciones que llevó adelante el Gobierno han terminado por favorecer la concentración de los grandes pooles de siembra y de los feed lots en desmedro de los pequeños productores.


Escapa a nuestra comprensión las causas por las que ni Néstor ni Cristina se dan cuenta de esto”.

Hasta ayer mismo eran muchos los que no atinaban a poder explicar claramente en qué dirección concreta se mueve en este y otros rubros la administración compartida por la Dra. Fernández de Kirchner y su esposo. Y entre esos muchos que comparten esta incertidumbre, hay numerosos miembros del Gobierno.

El matrimonio presidencial sigue demostrando una capacidad infinita de perder oportunidades.

Esto también lo reconoce un número creciente de funcionarios del Gobierno en confesiones en las que aflora el desconsuelo.

Sólo un puñado de ellos parece ajeno a esa realidad. El problema es que estos son los que, paradójicamente, tienen una mayor cercanía y llegada segura a quien es la principal fuente de poder de esta administración: Néstor Kirchner.

Es impresionante comprobar cómo siguen vigentes tanto su injerencia como también su participación en el gobierno de su esposa.

Aníbal Fernández comprendió, desde el primer momento de su gestión al frente de la Jefatura de Gabinete, que el tema del campo era y es prioritario.

Esto no tiene que ver sólo con una realidad económica sino también con otra de dimensión política.

El Dr. Fernández recuerda lo que el matrimonio presidencial ha olvidado: la Dra. Fernández de Kirchner ganó la elección presidencial de octubre de 2007 con el aporte de una gran cantidad de votos provenientes del sector rural.

El jefe de Gabinete, a quien no le sorprendió la derrota de Néstor Kirchner en la provincia de Buenos Aires, sabe, a su vez, algo que tanto el ex presidente en funciones como su esposa parecen ignorar: no hay posibilidades ciertas de triunfo del justicialismo en las elecciones presidenciales de 2011 sin el apoyo de sectores vastos del ruralismo.

Esta circunstancia, de no corregirse, también tendrá efectos en el presente.

La diáspora que se está produciendo dentro del bloque de legisladores del Frente para la Victoria es un botón de muestra. Ha comenzado ya con tres diputados por la provincia de Entre Ríos. Promete seguir.

A la luz de esto, alguien le advirtió a la Presidenta que había que hacer algo para exhibir algún atisbo de iniciativa ante un panorama francamente adverso que se avecina en el Congreso y al que los legisladores más fieles no saben a ciencia cierta cómo enfrentar.

La respuesta a eso fue el anuncio del proyecto de ley por el que se recortan los así llamados “superpoderes”. Esto que antes del 28 de junio hubiera sido considerado como un gran gesto republicano, ahora fue tan sólo un acto de realismo político.

“No podemos engañarnos a nosotros mismos; era claro que si la Presidenta no hacía algo la oposición nos los derogaba de un plumazo”, reconoce un legislador K que sigue azorado al ver las cosas que pasan en el poder.

Pero volvamos a la novela Gobierno versus campo.

Estábamos en las intenciones de Aníbal Fernández. Aquí hay que señalar que el jefe de Gabinete es el único funcionario del Gobierno a quien el matrimonio presidencial le permite una cierta independencia de movimientos.

Se nota en él, además, un cambio en el tono y el vocabulario de su lenguaje.

Puesto a trabajar en el tema, el Dr. Fernández logró que hubiera movimientos de acercamiento entre las partes.

Consiguió así que hubiera enviados del Gobierno que se entrevistaron con los representantes de las cuatro entidades que conforman la Mesa de Enlace.

En una de ellas, que tuvo lugar en San Pedro, hubo un mensaje transmitido por el emisario en cuestión: que entre los pedidos a realizar por los dirigentes del campo hubiera uno referido a dotar a estas negociaciones de un marco institucional.

Esto fue acogido y aceptado por las entidades.

Prueba de ello es que en el documento que le presentaron al Dr. Fernández en la reunión del viernes pasado, encabezaba la lista de pedidos uno referido a la necesidad de rejerarquización de la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca, organismo cuya trascendencia política ha sido pulverizada por el Organismo Nacional de Control Comercial Agropecuario (ONCCA) y la Secretaría de Comercio Interior, en la que sigue reinando Guillermo Moreno.


“Les tiramos todos los centros que nos pidieron para la reunión del viernes y no llegamos a entender por qué el Gobierno no hizo ni siquiera un gol”, confesaba alguien que participó activamente en la preparación del documento de tres carillas que llevaron los ruralistas al encuentro en la Casa Rosada.

El Gobierno le dedicó también su tiempo al asunto.

En esa línea fue que pergeñó el anuncio para el sector lechero que la Presidenta hizo en la ciudad cordobesa de Villa María, el jueves por la tarde. En ese acto quedó exhibida, una vez más, la metodología del “divide y reinarás” que el Gobierno utilizó con relativo éxito en el pasado. Pero claro, el presente es otro.

Si bien algunos tamberos aprobaron el acuerdo, fueron muchos los que lo salieron a criticar.

El viernes hubo una reunión extensa e intensa en la Residencia de Olivos en la que la Presidenta escuchó las posturas existentes dentro de su gobierno.

Hubo halcones y palomas. Entre las palomas estuvieron Aníbal Fernández, el ministro de Infraestructura y Planificación, Julio De Vido, y el secretario de Agricultura, Carlos Cheppi. Entre los halcones, Guillermo Moreno, el titular de la AFIP, Ricardo Echegaray, el titular de la ONCCA, Emilio Eiras y la ministra de la Producción, Débora Giorgi. Triunfaron estos últimos. De hecho, la postura que llevó el Gobierno al encuentro con el campo fue la que propuso el señor Eiras.


La reunión en la Casa Rosada fue cordial.

Incluso hubo un pedido de disculpas por parte de la dirigencia agropecuaria por algunos dichos vertidos durante la semana en la Rural.

La alusión fue directa a expresiones francamente reprochables por su nivel de intolerancia hacia el Gobierno, volcadas por el presidente de la Sociedad Rural Argentina, Hugo Biolcati.

Biolcati y el resto de los dirigentes deben comprender que el protestar y reclamar son actos legítimos de los que se nutre toda democracia, pero que esto no da derecho a fomentar la intolerancia o cualquier idea o acción que siquiera sugiera la posibilidad de la remoción de un gobierno por una vía diferente de la del voto popular.

A este respecto es importante insistir –en momentos en que el tema de lo institucional afortunadamente parece ganar espacio en la consideración pública– que es necesario que el Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner complete hasta el último segundo del último minuto de su mandato.

El campo sabía que el tema de las retenciones a las exportaciones de la soja no iba a ser resuelto en esa reunión. Aspiraba a otras cosas concretas. Eran tres: leche, carne y maíz.

No hubo avances significativos en ninguna de ellas.

La postura del Gobierno, tal cual lo expresó la ministra de la Producción, fue la de “ya les hemos dado demasiado”. Así las cosas, el futuro depara sólo interrogantes. Nadie sabe cómo seguirá esta historia. Lo único seguro es la incertidumbre y su secuela de dudas que, en un marco de crisis económica, no hace más que agregar dificultades a las ya existentes, que son muchas.

La oposición debería hacer también su aprendizaje de todo esto. En su paisaje abunda la pobreza de propuestas. Una buena tarea sería la de proponer ideas alternativas, serias y factibles, a las que hasta aquí ha llevado adelante el Gobierno.

Este es un aporte que falta y que representa un desafío al que aún la oposición mayoritariamente no ha respondido. Además, algunos parecen haberse quedado todavía en el 28 de junio. Mientras tanto, en la intimidad de Olivos, Néstor Kirchner sigue con sus maquinaciones. Acumula bronca y más bronca contra los “traidores” del Conurbano bonaerense.

Promete venganzas.


Alguna vez, alguien que supo creer en él le escuchó decir a bordo del Tango 01 en vuelo hacia México que “ahora que asuma Cristina, habrá una renovación total del Gobierno y yo me voy a dedicar a viajar por el mundo respondiendo a las 46 invitaciones de distintas universidades que desean otorgarme el título de Doctor Honoris Causa”.

De aquella promesa, de aquel momento y de aquel apogeo de poder, hoy nada queda.

© Escrito por Nelson Castro en el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, el sábado 1º de agosto de 2009.

domingo, 2 de agosto de 2009

Pizza Argentina... Las 10 mejores pizzerías barriales de Buenos Aires...

Basta de rúcula y queso brie: acá te contamos dónde conseguir las mejores zapis de barrio.


Las pizzerías de Buenos Aires parecen ser como el hombre, que a su vez, como se sabe, es como el oso: cuanto mas feo, más hermoso. En materia de muzza, cuanto mas rústico y más grasoso... más rico. Será por eso que en los barrios la pizza de soja en colchón de hojas verdes no marcha. PLANETAJOY te tira la posta: este es el top 10 en materia de muzza arrabalera.

1. Pirilo. Para minimalistas. Ni platos tiene. Ni mesas, ni baños, ni nada que no sea muzzarella, fainá, fugazza, fugazza rellena y un público fiel que espera que abran cuando se les cante. Un local de ocho metros cuadrados que saca pizzas en moldes de 60 centímetros de diámetro y las despacha en caja o servilleta. Si te portás bien te venden un vaso de moscato. Lo único que sobra es la mística. Mentira: también chorrea el queso y desbordan los clientes. Funciona desde 1932; desde que Pirilo murió atienden sus hijas, bastante distintas a Narda Lepes. Suelen ser las únicas mujeres en ese antro con tacheros que no dicen "hasta mañana". La fainá estaba a cargo del hermano de Pirilo, y cuando éste murió, en los años ochenta, dejaron de ofrecerla. Fue más de una década de luto para los paladares de San Telmo. Por suerte, ya hace tiempo que el dúo sale completo. Un mediodía cualquiera se escuchó a alguien decir: "Sólo por esto valió la pena haber vuelto a Buenos Aires".

Defensa 821, San Telmo

2. San Antonio. Más de 70 años de buena pizza explican que un martes a las 11 de la noche haya gente esperando mesa. Como entrada sale la fugazzeta, alta y rellena. Después arrasa la San Antonio: media masa con muzzarella, jamón, morrones, tomate, longaniza, huevo y aceitunas (pero sobre todo longaniza). La decoración no pasa de los potus de plástico, y ni falta que hace. Hay empanadas y sándwiches... pero todo el mundo pide pizza. Eso sí, al final de la noche acecha la torta Lujuria, tan pecaminosa que mejor ni describirla. En el mostrador esperan los que eligieron ser su propio delivery boy: San Antonio no tiene servicio de envíos. Si la querés, andate hasta Boedo.

Av. Juan de Garay 3602, Boedo

3. Napoles. La definición de la media masa: ni una lámina imperceptible ni un bollo para atragantarse. Pero por un pesito de recargo, pueden sacarla a la piedra. Sale finita pero no maricona: jugosa, aceitosa, lo mejor de ambos mundos. El local, con plantitas vivas, tiene un auténtico mostrador de estaño donde todo cuesta un poco menos (y por cómo atienden los mozos, mejor el mostrador). Todavía se puede pedir con éxito un vasito de agua de la canilla y disfrutar un rato de Crónica TV. Se lucen las pizzas de tomate, jamón y espinaca (con salsa blanca, pero también un poquito de tomate). Gran gama de copas heladas para los estómagos de acero.

Av. Corrientes 5588, Villa Crespo

4. El Fortín. Desde 1962, el horno de El Fortín es el centro geográfico y sentimental de Monte Castro, entre Vélez, Villa Luro y Devoto. Funciona a leña, mide tres metros de diámetro y se aguanta hasta 25 moldes a la vez. La gente saca números frente a banderitas de All Boys y Vélez Sársfield, porque no, no hay delivery. Sale generosa la muzza con fainá, para comer de dorapa en el sector ad hoc. La masa es aireada, alta, liviana; las especias, precisas; la fainá mide 15 milímetros de alto. Una vez una limusina blanca paró enfrente y el chofer pidió tres grandes de jamón y morrones; cuando arrancaba, se vio saludar a Diego Maradona, feliz, con la boca llena de pizza. Pobre doctor Cahe, así no hay dieta que aguante.

Av. Alvarez Jonte 5299, Liniers

5. El Cedrón. Más de 50 metros de fondo, y tres cajas: una para los mozos, otra para llevar y otra para la rotisería. Pero a la zapi: la de salsa blanca con espinaca, perdón, espinaca con salsa blanca sale esponjosa, gratinada, milagrosa. Atenti a la de doble muzzarella y la fainá con cebolla. El sitio se fundó en 1908 como el almacén "La primera curva", en honor al recorrido del tranvía. Por eso, se atreve a tomar como propio el escudo del barrio y usarlo de logotipo. Decir Mataderos es decir El Cedrón. En verano todo pasa en la vereda (techada). Desde la puerta controla todo un busto en honor al boxeador Justo Suárez, el Torito de Mataderos. Parece decir: nadie se atreva a tocar a mi pizza.

Av. Alberdi 6101, Mataderos

6. Santa María. Qué difícil es elegir la mejor pizza de Chacarita. En 150 metros se apiñan Albamonte, Santa María, San Remo y el Imperio de la Pizza, todas instituciones. Esta carabela cósmica apabulla con su variedad. La Gran Santa María propone un atracón de muzza, jamón, morrones, huevo, tomate, palmitos y provenzal; la Especial Carabela innova con durazno y manzana; la Carioca, con naranja y whisky. Para almas un poco más conservadoras, salen la de pavita con champiñones, la de sardinas y la de humita. En el salón hay un área de pizza de parado, otra de empanadas, otra de pastelería y confitería (atenti a los bombones) y un mostrador de café con promos de desayuno. Santa María es un amigo de fierro: siempre está cuando lo necesitamos.

Av. Corrientes 6801, Villa Crespo

7. Burgio. Toda una rareza: excelente pizza al molde en gran ambiente pizzeril, ¡en Belgrano! Las señoras se cruzan de vereda para no sentir el olorcito a muzzarella, ese canto de sirenas que emite el horno a leña. No por nada la barra brava de River se camina todo para venir a calmar la lija. Es que no hay otro lugar así en kilómetros a la redonda. Adelante está el triple mostrador, atrás el salón con paredes de azulejitos de colores que en Palermo serían pop. La oferta es básica: muzza, anchoas, jamón y morrones, tomate, fugazzetta y algún postre. En las paredes se apilan latas de tomate que en Palermo serían Warhol. Y la muzza -media masa- chorrea. Con dos porciones estás bien. Con una grande alimentás a la barra brava.

Cabildo 2467, Belgrano

8. Angelito. Durante décadas El Imperio, de Scalabrini Ortiz y Corrientes, fue un templo del buen comer. Cuando transmutó en un pizza café igual a todos, más de uno quiso suicidarse tragándose el cosito ése de plástico que ponen en las cajas para que no se aplasten. Pero cuando hay muzza hay esperanza. Hace ya varios años, los maestros pizzeros de Imperio -y algunos de sus mozos- pusieron Angelito, un localcito a sólo cien metros del original. A puro banderín y hazaña deportiva, despachan parrilla, minutas, empanadas y pizzas buena onda. La masa ni tan alta ni tan baja, con el queso en su punto justo y sin amarretear nunca jamón, tomate y demás delicias. La fugazzetta, doradita. Lo que es mejor: sale de 6 am a 2 am, o a veces hasta más tarde, según lo exija la muchachada villacrespense que copa el local y la vereda. Y más: ¡No se les cae ningún anillo y hacen delivery! Una napolitana de ésas, acompañada por un postre Balcarce casero, es un plan perfecto -y de lo más barato- para un domingo a la noche. Y si querés ver el partido, seguro que lo pasan.

Camargo 490, Villa Crespo

9. La Mezzetta. Si sos de Villa Ortúzar, sos tachero o ibas a New York City, ya sabés de qué estamos hablando. Y si no, deberías ir sabiéndolo. Hablamos de una fugazzetta de casi cinco centímetros de alto y un kilo y medio de queso, que cortada en porciones calienta el plato de aluminio hasta quemar la mano. Por ella la gente hace cola y la come ahí mismo, en banquitos amurados a la pared. Los taxis en doble fila alteran el tránsito de Alvarez Thomas. La alta rotación da vértigo, sobre todo con la fugazzetta en la panza.No hay delivery y los domingos arreglate, porque ellos descansan. Empezaron en 1939. En los ‘50 decidieron ofrecer, si no mesas, al menos cubiertos. Es que esa muzza quema feo.

Av. Alvarez Thomas 1321, Villa Ortúzar

10. Kentucky. A pasitos de Puente Pacífico hay un cartel símil pizarra: "Maestros pizzeros: Día: Víctor Sánchez. Noche: Leopoldo Vázquez". Está en Kentucky, la única pizzería con olor a pizza de Palermo, que saca zapis sin cesar desde 1942. La oferta es amplia: hay toda una gama de especiales de provolone, otra de roquefort, y todas salen en porciones para comer al paso. La de espinaca con huevo y morrones es un escándalo. Al fondo, las heladeras de coca enfrían decenas de botellas de moscato. Tradicionalmente el espacio se dividía en las mesas altas para comer de dorapa y el salón, también cafetería. En los últimos años, pensando en su fiel clientela, hicieron un tremendo salón fumador. Un seleccionado de promos -con pizza grande, porciones o desayuno- logran que la vida te sonría.

Av. Santa Fe 4602, Pacífico





© Escrito por Marcela Basch. Fotos: Pablo Mehanna. Fuente: http://www.planetajoy.com

Miguel Pavlovsky... Desde chico, al galope...

Miguel Pavlovsky junto a Moro Tigre, el árabe con el que competirá en el próximo mundial. Foto: Leonardo García

El médico Miguel Pavlovsky dedica el tiempo libre a sus grandes pasiones: los caballos árabes y las competencias de endurance.

Miguel Pavlovsky tiene dos grandes pasiones: la profesional y la personal. La primera es aquella que siempre fue su vocación, la medicina, y dentro de ésta, la hematología; mientras, el resto del tiempo lo emplea en la cría de caballos árabes y anglo-árabes, y en competir en pruebas de endurance.

"Los caballos son mi pasión desde que era un chico", admite Pavlovsky, que se volcó hace años al endurance, una de las disciplinas hípicas más duras y exigentes cuyo lema es llegar es ganar . En estas pruebas probamos la velocidad y la resistencia de caballos y jinetes con recorridos de muchos kilómetros por terrenos poco convencionales", cuenta.

Y agrega: "Si bien esta práctica comenzó hace muchos años en Arabia, hoy está creciendo fuertemente en varias naciones, entre las cuales figura nuestro país, hasta el punto que la Federación Ecuestre Argentina realiza torneos federales y campeonatos nacionales e internacionales, y es el país con mayor crecimiento en el nivel mundial".

Una muestra de esta realidad es que en el último mundial realizado en Dubai, nuestro representativo consiguió el cuarto puesto sobre 37 naciones participantes. Y ahora van por más, ya que a Pavlovsky lo espera otro gran desafío: el Campeonato Mundial que se realizará desde el 21 de agosto próximo, en Aachen, Alemania. Allí participará como miembro del equipo argentino junto con Mercedes Tapia, Josefina Chas, Susana Lima, Carolina Greenwalt y Hugo Méndez; Eduardo Beccar Varela será el jefe de equipo.

Al respecto, detalla: "Todos las mañanas, a las 7, estoy montado en Moro Tigre, un pura sangre árabe de nueve años con el que nos entrenamos dos horas diarias como mínimo, porque las carreras de endurance son de 160 kilómetros y no sólo el caballo debe estar en buen estado atlético, sino también el jinete. A eso le sumo muchos ejercicios de columna, porque a mi edad tengo que pelearla para no perder el estado físico. Si bien lo principal para mí es ser médico, a mis demás actividades les pongo la misma pasión que a la medicina".

Fiel compañera de muchos años, Celina no sólo es su mujer, sino también su mano derecha y la persona que está en todos los detalles organizativos.

"Yo también me crié arriba de los caballos, porque vivía en el campo -cuenta Celina-, pero ahora me dedico más a acompañar a mi familia en esta pasión desde el suelo, porque es indispensable el trabajo en equipo. Mi misión es organizar los eventos de la Asociación Argentina de Criadores de Caballos Arabes y apoyar a mis cuatro hijos y catorce nietos en todo lo que necesiten para practicar esta actividad."

Respecto de las vivencias que le fue dejando esta actividad, Pavlovsky dice: "Si bien participé en muchísimas carreras, nunca me voy a olvidar de la primera vez que Moro Famoso corrió en el hipódromo de San Isidro, no sólo porque ganó, sino porque retuvo el título durante tres años seguidos. Después se lo entregamos al sultán Bin Khalifa al-Nayan, de Emiratos Arabes, que nos invitó a visitarlo y realmente nos impactó recorrer esos lugares", finaliza .

Miguel y Celina Pavlovsky reciben el trofeo de manos de Mario Conforti.

© Escrito por Clara Zapiola
en el Diario La Nación de la ciudad Autónoma de Buenos Aires, el sábado 24 de junio de 2006.

Nota del editor:

El Doctor Miguel Pavlovsky es mi médico personal, su especialidad es la Hematología y su principal caraterística personal a nivel paciente es su
-Inmensa Humanidad-

Como Médico Hematólogo, Miguel Pavlosky es indiscutido y gracias a su intervención allá por 1989, mi salud física pudo equilibrarse y mejorar notablemente en todos los aspectos. Por ello, siempre le estaré agradecido y esta publicación es un homenaje hacia Él.